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ОглавлениеEl milagro del sol3
Regresamos a El Cajas el 12 de agosto de 1989. Nos habían indicado que la aparición sería a las 9:00h puesto que la Santísima Virgen así lo había anunciado a la vidente y nos pidieron asistir a misa a las 7:00h. Así lo hicimos y, luego de un viaje complicado, subimos y llegamos a las 9:30h.
Los asistentes estaban en oración, y en el momento en que nosotros pusimos el pie en el jardín, como si nos hubiese estado esperando, la vidente entró en éxtasis y empezó a recibir el mensaje. Nos dijo: “Ustedes no han venido por casualidad, han venido porque yo los he llamado, porque serán mensajeros por el mundo, pero para eso tienen que convertirse, yo les ayudaré. En este día les daré la llama de amor de mi Inmaculado Corazón”. En ese instante vi una bola roja venir hacia mí, penetró en mi cara y experimenté un fuego inmenso que me abrasaba. Sentí que me sofocaba, obligándome a sacarme el saco porque no aguantaba el calor. Observé que los demás hacían lo mismo y miraban hacia el cielo.
Alcé mis ojos, y, ¡oh sorpresa!, vi algo que me impactó, el sol se movía de un lado para el otro, se desplazaba en el firmamento, se aquietaba, se acercaba hacia nosotros, se hacía grande y pequeño a la vez. Lo pudimos ver sin pestañar, pues no nos afectaba la vista. Cambiaba de colores.
La gente empezó a gritar y el sacerdote que estaba junto a la vidente, se puso de pie y pidió a todos recogimiento. En forma pausada expresó que no nos encontrábamos reunidos para observar fenómenos físicos sino para escuchar un mensaje. Pidió evitar la histeria colectiva, solicitando además no mirar al sol. Así lo hicimos y todos agachamos nuestras cabezas y continuamos escuchando el mensaje.
Me quedé atónita mirando fijamente a una amiga. Con voz quebrantada le pregunté si ella veía lo que yo veía. “Sí”, me respondió. “¡Es la Virgen!”, dije. Al concluir la frase, observé cómo la silueta con forma humana se separaba de todos y, magnificándose, se elevaba al cielo. Sin saber cómo reaccionar alcé mis manos y me despedí.
El 28 de agosto de 1989 un gran número de personas acudimos a la primera gran peregrinación y una vez más fuimos testigos del milagro del sol de una forma tan vívida que hasta el día de hoy me sobrecojo por la grandeza belleza de ese fenómeno.
En esta peregrinación, la Virgen habló a los niños y a los jóvenes y, cuando parecía que ya se despedía, continúo hablando como la Madre Dolorosa.
El mensaje en esencia fue como sigue: “Hijos míos, hoy se cumple un año de mi presencia en esta santa tierra, pero mi corazón está triste por la indiferencia con la que he sido recibida por este pueblo cuencano. Grandes desastres se aproximan en el mundo. Hago un llamado a esos jóvenes que han sido tocados por la mano de Satanás, y están inmersos en el mundo de la prostitución, alcohol, drogas, sexo, para que dejen que la mano de mi hijo Jesús toque sus corazones. Yo soy la Virgen María, su protectora. Sólo estaré seis meses más con ustedes. El próximo siete de septiembre deberán consagrarse al Sagrado Corazón de mi Hijo Jesús”.
3. Puede verse en: https://www.youtube.com/watch?v=GHb1Ce_mjzY.