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CAPÍTULO 1

¿Quién soy?

Nos reconocemos a través de las experiencias que vamos atravesando, indagamos y desdoblamos la realidad, nos lamemos las heridas, saboreamos nuestras experiencias, la acidez de la preocupación, el sinsabor de la apatía, el dulzor de la alegría, sentimos la quemazón de la ira, la humedad y el éxtasis del orgasmo, el ardor de lo que irrita, invade, abusa. El frío hielo del desinterés, la distancia, la soledad, la apatía y la tristeza.

¿Serán estas razones causa suficiente para que nos preguntemos quiénes somos?

¿Por qué nos preguntamos quiénes somos? ¿Alguna vez surgió esta pregunta en tu mente?

Esta pregunta sólo puede ser respondida, teniendo en cuenta un sentido de correspondencia.

En este universo, el sentido de correspondencia varía.

Responder a la pregunta “quién soy”, precisa de comparaciones. Tener objetos de referencia que contrasten.

En este mundo y en muchos otros, nos haremos la misma pregunta en algún momento de nuestra vida. Pero, de todos modos…

¿Por qué necesitamos saber quiénes somos?

¿Por qué necesitamos saber de dónde venimos?

Porque:

• Si me identifico, elijo.

• Si me identifico, me encuentro.

• Si me identifico, me ordeno.

• Priorizo.

• Soy una constante, elijo mi invariabilidad.

• Elijo una forma.

• Tomo esa posición.

• Me meto en un lugar.

• Tomo una familia.

• Me comparo.

• Aprendo a comunicarme

• Aprendo a mirar.

Mis ojos perciben realidades superpuestas, que provienen de las interpretaciones, lo que yo creo que es. A su vez, cuando percibo un estímulo y lo comparo o reconozco por impresiones pasadas, lo CREO.

Creo en lo que creo, cuando me da sentido su funcionar. Para qué sirve.

Creo mi propia consciencia y sentido de funcionalidad imitando, percibiendo a mi familia de crianza y entorno.

La realidad de mi familia de crianza, todo lo que observé de ellos. La realidad y necesidades de mi madre biológica me permiten entender a quién represento.

Esto quiere decir que quien soy en la tierra, en este mundo en el que estamos, solo puede ser RECONOCIDO A TRAVÉS de la observación y la imitación.

Observo a mi familia de crianza y veo lo que hacen. IMITO.

ME UBICO.

SIRVO.

“LA MADRE INSTALA UNA CONSTANTE”.

CONOCIÉNDOME

Conocí a Mercedes en 2019. No había tenido nunca una experiencia con una médium, no sabía muy bien de qué se trataba, pero me motivaba la propuesta de poder contactar con quienes ya no están más en este plano.

La primera sesión comenzó diciéndome algo muy personal mío, sobre una situación que viví en mi pasado que nadie más sabía. Quedé totalmente paralizada, con una mezcla de emociones que no podía explicar. Ese día se comunicó conmigo mi amigo de la infancia Leo, que había fallecido muy joven a raíz de un cáncer. Cuando él partió yo estaba embarazada de 8 meses de mi hijo Joaquín y él no llegó a conocerlo, y siempre fue muy triste pensar que se fue y no lo vio.

Pero sus palabras fueron que “siempre estuve ahí, en cada momento lindo de tu vida”.

Las lágrimas recorrieron todo mi rostro y la garganta se me secó, pero como era de esperarse, él vuelve a trasmitirle un mensaje a Mercedes y dice que “vaya a correr a una plaza que tengo cerca de mi casa” porque sabía que odia entrenar y solía hacer esos chistes en vida. Solo pude sonreír y agradecer ese momento.

Tuve varios encuentros con Mercedes donde pudo también comunicarse mi suegro Carlos, que tampoco pudo conocer a mi hijo ya que nació un año después, de un accidente fatal. Lo que más me impactó de ese encuentro fue que me dijo que cuida a mi hijo, que está presente.

Además, me describió tal cual la pieza donde Joaquín duerme. Me dijo que tenía varios juguetes bajo la cama, pero nombró uno en particular con ruedas y de colar amarillo, apenas terminó el encuentro corrí a verlo y era un camión que le compramos hace varios años.

Mercedes también me describió la ventana de la pieza que da al patio de mi casa. Y el desorden que suele tener y me pidió que estemos atentos y que Joco se tiene que esforzar por cada cosa que quiera conseguir y que entienda que no le podemos dar todo lo que pide.

Con Mercedes hicimos sesiones donde trabajamos con mi baja autoestima, ya que tuve situaciones en la vida que me hicieron verme como un trapo de piso, y no podía mirarme al espejo, me odiaba y lloraba en silencio para que nadie se entere de cómo estaba. Todos los días salía y sonreía y trataba de ser buena hija, hermana, amiga, prima, tía y mujer. Pero llegaba la noche y la tristeza volvía. Dormía, pero no descansaba, todo lo que quería hacer o lo que me proponía quedaba en la nada.

Luego de hacer varias tareas que me daba Mercedes, como por ejemplo un día me pidió que me vistiera con la ropa más colorida, que me maquille y que me ponga zapatos y salga a dar una vuelta manzana sin importar el qué dirán, solo disfrutando del momento. Y la pasé muy bien, me reí mucho.

Cada tarea que realizaba me ayudó a poder cambiar mi yo interior, ese que estaba roto y lastimado hace años.

Agradezco a mis ángeles que me guían y que me dieron la posibilidad de conocer a una persona tan maravillosa como Mercedes Landívar. ¡SIMPLEMENTE GRACIAS!

Romina Melgarejo.

Argentina

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