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ОглавлениеCapítulo 1. ¿Qué es el perdón?
Desde que somos pequeños la gente nos enseña a perdonar y pedir perdón. No creo que sea realmente claro para uno a esa edad por qué lo hacemos ni de lo que es el perdón en sí. Tampoco creo que sea obvio qué es el perdón cuando uno es de edad madura. Sin embargo, tenemos intuiciones y nociones vagas del poder que el perdón conlleva. Sabemos, de forma imprecisa, que el perdón es bueno para nosotros. Aun cuando no comprendemos bien su alcance, lo buscamos. Es algo natural del hombre. Lo usamos constantemente y lo exigimos, lo necesitamos, pero, ¿sabemos por qué? Entonces surgen las preguntas: ¿qué es el perdón? ¿Por qué perdonamos?
A grandes rasgos, el perdón es una acción en la cual buscamos remediar alguna agresión pasada. Alguien me provocó algún mal y me lastimó. Mi trato con esa persona es alterado, que me haya herido provoca que no confíe y me aleje de esta. Con el perdón se busca el regreso de la relación previo a la agresión; quiero que las cosas estén como estaban antes. Pido y busco el perdón con la ilusión de regresar.
No hay perdón si no hay agresión, y no se soluciona la agresión sin el perdón. Algo malo sucede entre dos personas y eso cambia la forma en la cual se relacionaban. Lo cambia necesariamente para mal, si no, no se buscaría solucionarlo. El perdón, bajo un concepto común, es buscar reparar un daño. Sin embargo, esta definición es insuficiente para en verdad perfeccionar nuestro modo de pedir perdón y perdonar. No nos dice más que lo ya conocido. Todavía no sabemos con más profundidad cómo es el perdón, para qué sirve, cómo puedo perdonar mejor, ni cómo puedo pedir perdón. Se requiere indagar más.
Los orígenes de las palabras siempre sirven para conocer el fundamento y la evolución del algo. Nos ilustra su surgimiento y uso, es un punto de partida que nos permite ahondar en la esencia de las palabras, aun cuando su uso actual sea diferente. El perdón no es una excepción. El perdón también tiene un origen que permite que lo entendamos mejor.
En estricto sentido, perdón proviene de la palabra latina perdonare. Perdonare es una palabra compuesta por per, que significa «total», y donare, que significa «regalar». Perdonar, etimológicamente, es regalar por completo. ¿Qué es lo que se regala por completo? Algo que se debe. El sentido original nos ilumina más respecto al significado del perdón. Su origen era económico. Perdonar, era dejar ir una deuda que se tenía de una persona con otra.
Podemos remitirnos a otro origen o influencia de la palabra perdón que nos ayude con esta búsqueda y esa es la palabra correspondiente en el griego antiguo: perdón en griego se traduce como aphiemi. A su vez, aphiemi es una palabra compuesta por el prefijo apo, separar¸ y hiemi, mandar. Aphiemi es mandar de forma separada, dejar ir, abandonar. Ciertamente no posee el mismo carácter monetario que el latino, pero en el sentido griego significaba de manera literal dejar ir, lo cual puede implicar el dejar ir algo que se tiene en la mano.
¿Cómo es que evolucionan estos sentidos antiguos al contemporáneo?
Ciertamente, los sentidos tuvieron que ir cambiando, evolucionando para adquirir el carácter contemporáneo. Si se realiza algo de trabajo, se puede observar la conexión. El punto de este trabajo es ahorrar el tiempo respecto a algunos temas. Por tanto, se explicará cómo, de manera plausible, fue cambiando cada uno.
Por una parte, perdonare posiblemente cambió al término contemporáneo de la siguiente manera: la deuda que se regala se transforma a una ofensa. Cuando yo debo algo, estoy ofendiendo porque altero la relación que tenía con esa persona. Soy la causa de la inestabilidad de algo que presuntamente era estable. Quedo en deuda de restablecer esa armonía. El perdón me permite reponer lo que debía.
El cambio de la palabra latina se da por medio de la metáfora. La deuda no solo es entendida en sentido monetario. Puedo deber un favor, una propiedad, un esclavo, un crimen, una agresión o una ofensa. Provoco un desbalance cuando debo y necesito reponerlo para saldar la deuda. El perdonar latino, por tanto, es dejar pasar ese desbalance, ya sea ignorarlo u olvidarlo.
Por su parte, aphiemi no se distingue tanto de perdonare en cuanto al cambio. Aphiemi, de igual forma, sufre un cambio metafórico. Mientras que puede argumentarse que el sentido latino en sí ya es metafórico, el griego, no. Aphiemi implica el dejar ir, literalmente; tener algo sujeto y soltarlo. Si yo tengo sujeto a alguien de la mano, ejerzo el perdón al dejarlo ir. Violentando la historia, puede argumentarse que el sentido griego vino primero, y la cultura latina lo heredó y adaptó.
Ahora se entiende más la evolución de la noción del perdón. Por lo cual, considero que ya se cuentan con los elementos necesarios para afinar la definición dada. Estos nuevos elementos complican nuestra definición, exigen que se extienda para poder esclarecerse. ¿Cuáles son los elementos del perdón?
Los elementos más obvios son los partícipes que se requieren para el perdón, a saber, dos. Por un lado, tenemos a la persona que causa desbalance en la relación (el deudor). Por otro, tenemos a la persona que sufre ese desbalance (el acreedor). Estos dos elementos son buen inicio para ir infiriendo los demás.
El deudor y el acreedor tienen una relación que es afectada por una deuda. Es una relación que cambia. Alguien me presta dinero porque lo requiero. Obtenemos elementos como la deuda y la relación afectada por la deuda. Yo debo lo que me prestaron y no estoy a la par con el otro porque le debo. Hasta que pague se saldará la deuda.
La deuda puede existir y no ser reconocida por alguna de las partes. Esto genera conflicto en ellas. ¿Cómo puedo cobrar si el otro no está consciente de que hay una deuda? ¿Cómo puedo pagar si el otro no está consciente de que le debo? El conocimiento de la deuda por las dos partes es esencial para que pueda ser saldada.
Una vez que se reconoce la deuda, se reconoce que se alteró la relación. Aparece un cambio en la forma en la cual las dos partes se tratan entre sí. No es igual hasta que sea repuesto aquello que es debido. Este cambio en la relación provoca que el deudor sienta la necesidad de saldar la deuda. Es consciente de aquello que lo llevó a quedar en deuda y entiende que tienen que componer la relación.
Por último, para que se restablezca la relación es necesario que se salde la deuda. Eso implica que se pague lo requerido. Este último paso trae algunas complicaciones porque la deuda no siempre se paga con lo que se debe originalmente. Hay veces en las cuales el pago requiere ser mayor. Otras en las cuales la deuda no se puede saldar. Depende en gran medida del acreedor. Pero, en teoría, con dar lo que se debe, debería bastar para saldar la deuda y que las dos partes regresen a la situación anterior.
Una vez desvelados los elementos, podemos exponerlos de la siguiente manera:
• Deudor
• Acreedor
• Deuda
• Conocimiento de la ofensa
• Actitud deudor-acreedor
• Conocimiento de la relación
• Búsqueda de reparar la deuda
• Pago para saldar la deuda
• La deuda saldada
Ahora, por propósito de hablar del perdón, es justo traducir los términos por aras de la discusión. Traduciendo al lenguaje del perdón, quedaría de la siguiente forma:
• Agresor
• Víctima
• Agresión
• Conocimiento de la agresión
• Actitud agresor-víctima
• Conocimiento de la relación
• Vergüenza, arrepentimiento
• Reconocimiento del error y búsqueda de redención
• El perdón
Con los nuevos elementos, podemos reformular la definición del perdón con el fin de ampliarlo y afinarlo mejor. La definición nueva sería la siguiente: El perdón es la acción mediante la cual una víctima deja ir emociones negativas producidas por una agresión que afectan la relación con el agresor, entendiendo que el agresor siente vergüenza por el daño causado. Por tanto, el agresor busca restablecer la relación previa al acto agresivo.
Es decir, si hay una agresión, para que se perdonara se necesitaría que la persona que fue agredida dejara ir el dolor que le provocó el agresor y las emociones como tristeza, enojo, decepción. Lo deja ir porque entiende que la persona que lo dañó se siente arrepentida por lo que hizo. El agresor comprende que lastimó y esa herida causa que la relación se afecte. El que hirió quiere que las cosas regresen a la normalidad.
Dada la definición anteriormente expuesta, se podría decir que el trabajo está concluido y no es necesario hablar más del perdón. ¡Si tan solo las cosas fueran tan fáciles!