Читать книгу Esta no es la vida que pedí - Michealene Cristini Risley - Страница 7
ОглавлениеPrólogo
En el mundo hay solo quince personas que han ganado un Emmy, un Grammy, un Oscar y un Tony. Rita Moreno es una de ellas. El expresi dente Barack Obama se refirió a Rita, la única latina que ha ganado estos premios, como una pionera con la valentía de romper barreras y forjar nuevos caminos. La jueza de la Suprema Corte estadouniden se, Sonia Sotomayor, dijo: “Cuando era joven, idolatraba a Rita Moreno. Todavía lo hago”.
Rita es un modelo a seguir para los millennials y un ícono de inspira ción para todas las generaciones. Hoy, a los ochenta y seis años, sin que la jubilación corra por su adn, Rita tiene un exitoso programa de tele visión, One Day at a Time, e incluso más premios y reconocimientos: un Kennedy Center Honor, un premio de la American Civil Liberties Union (aclu) y una medalla de honor Ellis Island por su trabajo en derechos ci viles, portadas en las revistas Time, Newsweek, Glamour y una cobertu ra completa en el programa Today Show. Sin embargo, su camino hacia la fama y el éxito no ha sido fácil. Rita ha vivido casi todas las leccio nes incluidas en este libro, y ha salido de ellas más fuerte, más sabia y más realizada. A continuación, un recuento de sus experiencias, en sus propias palabras.
Simplemente enfrenta las cosas
Cuando leí por primera vez Esta no es la vida que pedí, le dije al editor que era una lectura obligada para todas las mujeres y los hombres que las aman. En sus historias y lecciones vi muchos paralelismos con mi propia vida. Cuando Jan me pidió que escribiera el prólogo, de inmediato dije que sí. Estas cuatro mujeres son el perfecto ejemplo de cómo yo, y muchas otras, enfrentamos las situaciones: simplemente lo hacemos. En mi libro, Rita Moreno: Memorias, empiezo con ese consejo: solo enfrenta las cosas. Pasé buena parte de mi vida buscando una identidad que me mantuviera a salvo. No quería ser solo esa “chica latina” con “atractivo sexual”.
No tenía modelos a seguir, así que elegí uno: Elizabeth Taylor. En retrospectiva, todos sabemos que imitar a alguien sencillamente no es posible; no es factible; no funciona. El resultado es que vives una vida muy confusa respecto de tu identidad. Pierdes algo extremadamente valioso e importante: el respeto propio. Esta lucha fue muy dolorosa. Siempre les digo a las mujeres que sean ellas mismas y dejen que la vida fluya.
Nadie muere por no caerle bien a los demás
Siempre fui la niña linda, del tipo “por favor quiéreme”. Es el síndrome del inmigrante; es resultado de ser puertorriqueña, de no sentirme parte del juego. A mí, como a tantas mujeres, se nos dice de manera sutil y no tan sutil: “No hagas olas; no hagas ruido”. Mi madre era muy consciente de ello. Crecí tratando de complacer al mundo. Quería gustarle al mundo. La mayor lección que he aprendido es esta: nadie muere por no caerle bien a los demás. Sin embargo, hay una pequeña voz, una presencia oscura que permanece contigo todo el tiempo. Es la que hasta el día de hoy dice cosas como: “Ja, ja, te dije que no podrías hacerlo”. Esa pequeña criatura todavía existe en mí, y tengo la sensación de que también en muchas otras mujeres. No piensan en ella como una entidad, pero yo sí. La llamo “mi Rosarita”, y la envío a su habitación todo el tiempo. Es imposible deshacerse de ella, pero he aprendido a no dejar que dirija mi vida.
Perseverancia
Había ganado el Oscar y un Globo de Oro por Amor sin Barreras (West Side Story). De verdad creí que después de eso iba a tener mucho trabajo, y que todo iba a ser color de rosa, pero sucedió lo contrario. Me resultaba imposible encontrar trabajo. No lo podía creer. Me rompió por completo el corazón. Hoy, a los ochenta y seis años, miro hacia atrás y considero esos eventos como una recompensa por todos los años difíciles en una profesión que desafió mi sentido de dignidad y autoestima a cada momento. Me recuerdan, en este tercer acto de mi vida, que caerse y levantarse constituyen una gran parte del sueño americano.
Esta no es la vida que pedí está lleno de historias sobre caer y volver a levantarse. Lo que le digo a mi gente es que resistan y recuerden quiénes son. Siéntete orgullosa de quién eres y sigue hablando; sigue quejándote. Y nunca, nunca, te des por vencida. Sé perseverante. No hay nada más poderoso que una mujer que encarna la perseverancia. Las lecciones de este libro, y las mujeres que lo escribieron, evidencian perseverancia en todo lo que hacen. Lo maravilloso de la perseverancia es que está disponible para todos, sin importar nuestros antecedentes o estatus socioeconómico.
Mi buena amiga, la brillante autora Amy Tan, dijo que Esta no es la vida que pedí da a las mujeres la inspiración para sobrevivir a la peor suerte y a las más difíciles circunstancias, y para escalar hacia una nueva vida de felicidad inesperada. Eso es lo que le deseo a cada mujer: la capacidad de sobrevivir y prosperar.
RITA MORENO