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Más allá del tabú

Bienvenida, bella. Si este libro está ahora mismo en tus manos, no es por casualidad. Algo te ha atraído hacia él, alguien te lo ha recomendado, tal vez te lo han prestado o te ha llamado la atención el título al verlo en una librería. Sea como sea que haya llegado a ti, hoy has hecho ese clic interior para decidirte a abrirlo y empezar a leerlo.

Acabas de dar un gran paso. Y me hace muy feliz.

Cada vez somos más las mujeres que estamos buscando el camino para vivir nuestro climaterio y menopausia desde el amor y la aceptación para poder trascender todos los tabúes asociados a esta etapa.

Este libro es mi humilde contribución para orientarte en este camino. Un camino que se revela muy personal e íntimo, pero que contiene ciertas coordenadas comunes, que, cuando se exponen, se leen, se comparten y se escuchan, pueden servirnos como brújula. Un camino que, recorrido con conciencia y amor propio, al final se convierte en un viaje.

En este viaje, que haremos juntas, compartiré contigo diferentes recursos, informaciones, investigaciones e historias fruto de mi propia historia personal, de mi práctica profesional durante más de diez años acompañando a mujeres, y de mi búsqueda e investigación, que empezó cuando me llegó mi climaterio, a mis 45 años, aunque yo por aquel entonces no supiera lo que esta palabra significaba.

Estoy aquí para contarte que la menopausia no es algo terrible, sino que es una bendición; para decirte que no tienes que tenerle miedo, porque es la entrada a una de las etapas más fascinantes de la vida de una mujer, llena de tesoros escondidos que solo esperan ser encontrados para poder brillar.

Por fin ha llegado la hora de cambiar la visión de la menopausia, de desterrar todos los tabúes y empezar a percibirla como un regalo que la naturaleza nos otorga para evolucionar en nuestro camino de vida.

Tal vez leyendo estas palabras estés pensando que la realidad es muy diferente… Lo sé, vivimos en una sociedad en la que la menopausia es percibida como un periodo de declive para la mujer y en la que pasa a ser invisible y poco útil, porque ya no goza de su capacidad reproductiva.

En la cultura occidental, además de vivir en la sociedad del culto al cuerpo joven que no tiene en cuenta para nada el valor de la sabiduría generada al cumplir años, nos presentan esta etapa como una enfermedad asociada a múltiples síntomas que con solo oírlos nos asustan: sofocos, aumento de peso, sequedad vaginal, pérdida de libido, dificultad para dormir, falta de concentración… Por citar solo algunos.

Es natural que no quieras llegar aquí, incluso que tengas miedo. Te entiendo perfectamente, lo he oído y percibido en muchas ocasiones. Estas emociones son fruto del desconocimiento de todo lo que esta etapa puede ofrecerte.

Los cambios revolucionarios y fundamentales que tienen lugar en la vida de una mujer alrededor de la menopausia no son signos de carencia o enfermedad, sino que es una llamada a la aventura. Es el comienzo del «viaje de la heroína», aquella que descubre que la menopausia no solo no es un tiempo al que temer, sino que es un tiempo para reencontrarse con la propia voz y la alegría.

El paso por el climaterio y la menopausia es un viaje que te llevará a una transformación muy intensa durante los siguientes diez o quince años. Una transformación que se mostrará en todos los ámbitos de tu vida y en todos los aspectos de tu ser: mental, emocional, físico y espiritual.

Es importante prepararte y tener una guía en tu camino para poder avanzar con conciencia y coraje ante las subidas y bajadas y los diferentes recovecos. Vivirla desde la conciencia es lo que te dará la oportunidad de acercarte cada vez más a tu esencia femenina y a los deseos de tu alma.

Este libro está creado para servir a mujeres a partir de los cuarenta años como un compañero de viaje. Una guía en los aspectos biológicos, psicológicos y arquetípicos de la transición al climaterio y la menopausia.

También está creado para transmitirte una inyección de energía y vitalidad que te ayude a dejar de sentir miedo a esta etapa para sentir más bien lo contrario: el deseo de que llegue por todas las posibilidades —tesoros— que se abren ante ti y que no habías contemplado.

Y a la vez deseo que te invite a implementar cambios en tu estilo de vida, poco a poco y a tu ritmo, para que, más allá del climaterio y la menopausia, desees hacerte mayor con vitalidad y amor hacia ti misma.

Los tres despertares de la mujer: menarquía, maternidad y menopausia

La sangre menstrual siempre ha acompañado a las mujeres y marcado las grandes transiciones importantes de su vida: la menarquía, la maternidad y la menopausia. Es importante nombrarlo, porque la mayoría de nosotras nos hemos olvidado de ello.

Las culturas ancestrales y tribus indígenas —que estaban unidas a los ciclos de la naturaleza y se relacionaban con la madre Tierra no como dominadores sino como seres interdependientes de ella— celebraban estas grandes transiciones con los llamados «ritos de paso»: el paso de la niñez a la adolescencia, de la adolescencia a la mater-paternidad, y de ahí a la sabiduría de la vejez. Y lo hacían tanto para hombres, como para mujeres.

Eran celebraciones en las que la comunidad, la tribu, reconocía el gran cambio de identidad que iba a atravesar la persona y lo celebraban con un ritual. A través de él, le transmitían que estaban allí para sostenerla en ese camino y en ese proceso en el que estaba a punto de adentrarse.

Hoy en día no tenemos ritos de paso en los que apoyarnos, y en muchas ocasiones pasamos por estas transiciones solas, sin ser muy conscientes de ellas. Con la consiguiente presión psicológica que supone la pérdida y reconstrucción de una nueva identidad.

Por eso he querido empezar por aquí: la sangre menstrual es importante porque marca las grandes transiciones femeninas y es urgente que la mujer moderna, del siglo xxi, que se quiere preparar bien para el climaterio y la menopausia, tome conciencia de ello.

El primer despertar: la menarquía

El primer despertar de la mujer es la menarquía. Ese momento en que a la niña le llega su primera menstruación. Supondrá una revolución hormonal que la va a iniciar en el descubrimiento de su nuevo cuerpo, en la búsqueda de su propia identidad, en la sensualidad, la sexualidad, la fertilidad y el despertar de la mujer cíclica, con todos los cambios psicoemocionales que ello conlleva.

¿Cómo viviste tu primera regla? Muchas mujeres no tenemos recuerdos hermosos de este momento, más bien todo lo contrario. Los sentimientos de vergüenza, miedo, culpa o soledad nos acompañaron a muchas que hoy rondamos los 50. Nuestras madres no supieron transmitirnos el poder de la menstruación, pues lo desconocían, y heredamos de ellas —de la cultura patriarcal en la que estaban inmersas— la sensación de que era algo que había que ocultar, algo de lo que no se podía hablar, convirtiéndose en algo tabú, en un secreto. Además, era molesta, dolorosa y terrible, porque el cuerpo te iba a cambiar y tanto los hombres como el sexo pasaban a convertirse en algo peligroso porque «ya te podías quedar embarazada».

El precio que hemos pagado por haber recibido esta visión de la sangre menstrual es la negación y desconexión de nuestra naturaleza cíclica femenina y, por extensión, de nuestro cuerpo y nuestra sabiduría interior. Algo completamente alejado del empoderamiento y reconocimiento que podía sentir una niña a través de los rituales que se llevaban a cabo en las diferentes culturas y tribus antiguas.

«El acto físico de la primera menstruación de una niña es un momento en el que la vida de la jovencita cambia porque deja la naturaleza lineal de la infancia para adoptar el comportamiento cíclico de la mujer, y es por esta razón que llevar a cabo un acto simbólico cuando menstrúa por primera vez la ayudará a reconocer, enfatizar y aceptar el cambio que ha experimentado».

Miranda Gray, Luna Roja1

El Segundo despertar: la maternidad

El segundo despertar de la mujer es la maternidad, entendida como la capacidad creativa que tenemos las mujeres para gestar y dar a luz no solo hijas e hijos biológicos, sino también proyectos, ideas, sueños…

Con la maternidad biológica se nos retira, durante al menos nueve meses, la sangre que hasta ahora nos había acompañado desde nuestra pubertad. Según la decisión de la madre de amamantar o no y por cuánto tiempo, la retirada continuará durante unos meses más.

A través de nuestra sangre retenida simbólicamente gestamos y nutrimos a nuestros hijos.

Toda mujer que haya pasado por la experiencia de dar a luz a un hijo o una hija sabe que el parto es la puerta de entrada a un cambio de identidad muy profundo. Este cambio de identidad se va desplegando durante un proceso que abarca aproximadamente los dos años siguientes al nacimiento, es lo que se llama el «puerperio».

Durante el puerperio vamos poco a poco dejando de ser la mujer que éramos para ir renaciendo como una nueva mujer-madre que, aun llevando la esencia de la mujer anterior, será completamente diferente. En realidad, lo que atravesamos durante esta transformación es un proceso de duelo por la niña y la joven que estamos dejando atrás y por todo lo que tenemos que soltar y dejar ir para convertirnos en la mujer-madre que, durante un tiempo, deja de ser simbólicamente ella misma, para ser en pos de una criatura que ahora está continuamente en primer plano y que necesita y acapara toda su atención, cuerpo y energía.

Además, en el puerperio se da también un fuerte cambio hormonal durante el cual el cuerpo tiene que reajustarse para llegar a un nuevo equilibrio. Y como las hormonas están muy relacionadas con las emociones, nuestro ser también se encuentra en este reajuste y reequilibrio emocional.

Cualquier mujer que haya pasado por ello sabe que es una transformación única y revolucionaria muy difícil de describir en palabras. Es un encuentro con la luz y la sombra y con todos los aspectos emocionales y familiares que no fueron resueltos en el pasado. Así, el puerperio se convierte en una oportunidad de sanación de todos estos aspectos que se van revelando y que en cada mujer variarán en función de cómo haya forjado su carácter y construido sus vínculos primarios así como su propia vida. Es por ello que esta etapa tiene un gran potencial de crecimiento personal, sobre todo si atendemos a todos estos aspectos, los escuchamos, les damos un espacio en nuestra psique y en nuestras emociones y no los relegamos a la sombra.

El puerperio es como una pausa en el tiempo que te permite encontrarte a ti misma.

Laura Gutman lo explica mucho más extensamente en su libro La maternidad y el encuentro con la propia sombra. Este fue el libro que me acompañó durante mi embarazo y mi puerperio, y gracias al cual no me sentí tan perdida a la hora de abordar todas las emociones que se me despertaron y, en muchas ocasiones, me desbordaron.

Pasar por esta transición con plena conciencia, autoescucha y por encima de todo rodeada de otras mujeres que nos sostengan en el camino es lo que nos permite crecer y evolucionar en esta etapa.2

El tercer despertar: el climaterio y la menopausia

El tercer despertar es el climaterio y la menopausia. Nuestra sangre, que nos ha acompañado fielmente durante toda nuestra vida fértil, empieza su retirada.

El climaterio, palabra que muchas mujeres desconocen y que es urgente reivindicar porque es tanto o más importante que la menopausia, es el periodo de tiempo que comprende entre dos y ocho años antes de la retirada de la sangre y de dos a seis años después. Si una mujer tiene la última menstruación a los cincuenta, sería el periodo aproximado que va entre los cuarenta y dos y los cuarenta y ocho años y los cincuenta y dos y cincuenta y seis años.

El climaterio va acompañado de toda una serie de cambios hormonales —como el puerperio— que repercuten en todo nuestro organismo en lo relativo a nuestro bienestar físico, emocional, mental y espiritual. Y es en este periodo cuando también comienza a gestarse lentamente una nueva identidad, una nueva mujer que empieza, casi sin darse cuenta, a revisar y, si lo hace conscientemente, a soltar ciertos aspectos de su vida, relaciones y creencias que ya no la apoyan en su transición a la mujer madura. Se vuelve a poner de manifiesto el duelo por todo lo que dejamos atrás en esta transformación, para poder renacer con más ligereza y libertad de movimientos como la mujer sabia que todas llevamos dentro.

El periodo de climaterio coincide en el tiempo con lo que llamamos comúnmente «perimenopausia» ya que esta se inicia entre los cuarenta y los cuarenta y cinco años y se termina en el momento en que pasan doce meses tras la última menstruación. Durante esta etapa de transición hacia la menopausia, las dos principales hormonas que nos han acompañado en nuestra vida fértil, los estrógenos y la progesterona, empiezan a disminuir su producción.

La menopausia significa exactamente «última menstruación». Es el momento en el que cesa nuestra menstruación y, por extensión, nuestra fertilidad. Médica y socialmente se dice que tienen que pasar doce meses consecutivos sin ella para llamarlo menopausia. Así que la palabra menopausia alude solamente a un día, aquel en que hace un año que no sangras, todo lo que viene después, se conoce como postmenopausia.

La menopausia también puede llegar de otras dos formas: cuando a una mujer se le realiza una extirpación del útero —histerectomía— o se le retire la menstruación antes de los cuarenta años, estaríamos hablando de una menopausia precoz.

El despertar de la menopausia viene marcado por la forma en que hayas vivido tu climaterio y el trabajo de conciencia que hayas hecho durante ese tiempo. Es un momento en el que todas tus células te están pidiendo que hagas un cambio en tu estilo de vida, un cambio que pasa por el autocuidado y la escucha interior como vía para mejorar tu bienestar y tu lugar en el mundo.

Si prestas atención a esta llamada, igual que en el puerperio, tienes una oportunidad de oro para darle a tu vida un impulso creativo y la posibilidad de un gran viaje de crecimiento interior.

Cuando éramos cíclicas

Hoy en día existe muchísima información sobre la ciclicidad de las mujeres. Las redes sociales están repletas de educadoras y terapeutas menstruales que nos enseñan cómo optimizar nuestra vida a través del ciclo menstrual y los cambios hormonales y energéticos que lo acompañan.

La primera vez que oí hablar sobre ello fue en la década de los 2000. Una amiga me prestó el libro Luna roja de Miranda Gray, publicado a finales de los 90. En él, la autora desterraba muchos tabúes asociados a la regla y explicaba cómo nuestro ciclo menstrual se divide en cuatro fases que se relacionan simbólicamente con las fases de la luna y están determinadas por un tipo de energía, emoción, don y cualidad que, utilizada con conciencia, podían ser una gran guía para nuestra vida.

Después de Luna roja leí muchos otros libros sobre el tema y realicé talleres para adentrarme más en este conocimiento al que no había tenido acceso antes de los treinta. Aprendí la importancia de estar conectada a mi ciclicidad menstrual para sentir más bienestar en mi vida y, sobre todo, que mis altibajos emocionales tenían una razón de ser.

Por si, por circunstancias de la vida, eres de las que no ha tenido acceso a este conocimiento, quiero explicarte brevemente estas cuatro fases del ciclo menstrual aquí, porque es información vital y previa al tema que nos ocupa.

Fase dinámica. Del día 7 al 14 del ciclo aproximadamente. Corresponde a la luna creciente y al arquetipo de «la doncella»

Esta fase se inicia justo después de que finalice el sangrado. En esta fase nos sentimos renovadas, dinámicas, con confianza en nosotras mismas y con ganas de salir hacia afuera para participar más en el mundo. Estamos acompañadas de la luna creciente, simbolizado por el arco de la diosa Artemisa, en total plenitud de su juventud, su fuerza y su poder interior.

Disponemos de mucha energía —sobre todo si hemos descansado durante la menstruación— y capacidad para empezar nuevos proyectos y conseguir lo que nos propongamos. Esta fase corresponde al arquetipo de «la doncella»: vivaz, dinámica, libre, que se desenvuelve con soltura y sensualidad en el mundo.

Fase expresiva. Del día 15 al 21 del ciclo aproximadamente. Corresponde a la luna llena y al arquetipo de «la madre»

Entramos en la semana de la ovulación. Esta es una fase que se caracteriza por las cualidades y el arquetipo de «la madre», la que conecta con los demás desde el corazón, con la intención de que el amor fluya en las relaciones y acciones. Cuidar de los tuyos, gestar seres y proyectos, nutrir, empatizar y saber escuchar son cualidades que se despliegan esta semana acompañada de la luna llena con todo su esplendor, generosidad y luz.

Es la energía de la ovulación, estamos receptivas para ser fecundadas, abrazar una nueva vida y nutrirla. Con mayor disposición para conocer mejor al otro, otra, así como para nutrir y cuidar tanto a los demás como a nosotras mismas y a nuestras creaciones y proyectos. La empatía propia de esta fase nos orienta a cuidar de nuestras relaciones, incluso a ceder por el bien de aquellos a los que queremos.

El arquetipo de la madre también se corresponde con la diosa asiática de la compasión, Kuan Yin, cuyo nombre quiere decir «la que escucha el sonido del sufrimiento del mundo», la madre cósmica que todo lo abraza desde la energía del amor.

Fase creativa. Del día 21 hasta la llegada de la menstruación aproximadamente. Corresponde a la luna decreciente y al arquetipo de «la chamana»

Estamos en la fase premenstrual. Es la fase más creativa del mes por ser muy intuitiva, aunque a muchas mujeres no nos gusta por el desconocimiento de las cualidades que lleva asociadas.

Esta fase se ve nublada, en muchas ocasiones, por la interminable lista de tareas pendientes que solemos tener, y el consiguiente estrés que impide que la creatividad y la intuición emerjan.

En esta fase, acompañadas de la luna menguante, empezamos a sentirnos introspectivas, y aparece la necesidad de estar a solas y revisar nuestro lugar en el mundo. Es como si tuviéramos una lupa delante que amplifica todas las áreas de nuestra vida para que las examinemos. Algo que también pone en primer plano la sombra que hay en ellas. Si no le ponemos observación y escucha, pasamos por esta fase con tristeza e irritación. Es por ello que solemos asociar esta etapa a estas dos emociones.

En muchas ocasiones aparece la frustración por no tener momentos para estar a solas, escucharnos o simplemente dar espacio a nuestra creatividad.

Arquetípicamente «la chamana» significa la que es libre, salvaje, intuitiva y conoce los misterios del mundo. Nos invita a conectar con la mujer salvaje que habita en nuestro interior, enterrada por capas y capas de domesticación patriarcal.

Fase reflexiva. Días de menstruación, del día 1 al 7 del ciclo aproximadamente. Se corresponde con la luna nueva y con el arquetipo de «la anciana sabia»

Esta semana es cuando menstruamos, al no haber sido fecundadas, nuestro endometrio empieza a desprenderse, está siendo liberado, limpiando así nuestro cuerpo.

En esta semana del mes, acompañadas por la luna menguante que va decreciendo su luz para llegar a su completa oscuridad, nos sentimos con mucha necesidad de ir hacia dentro —hacia nuestra propia cueva—, de descansar y cuidarnos.

Si nos lo permitimos, es cuando podemos llegar a escuchar a la mujer sabia que habita en nuestro interior. Nos encontramos muy cerca de estados meditativos, abiertas a los mensajes de la sabiduría que nos conecta con nuestro lado más trascendental y espiritual. Aquí nos hacemos las preguntas más profundas sobre la misión de nuestra vida o de lo que necesita nuestra alma.

Si en esta fase descansamos lo suficiente, nos escuchamos y le damos espacio a todas estas cuestiones, podemos aprovechar para dejar ir creencias, pensamientos, hábitos o relaciones que ya no nos apoyan para nuestro próximo ciclo y empezar así renovadas en la nueva fase.

Este es el periodo que corresponde a la luna nueva y su oscuridad, y el arquetipo de «la anciana sabia», la que cultiva el silencio y el desapego.

Como puedes ver, nuestra naturaleza cíclica es apasionante, nos invita a socializar o a estar en soledad, nos da la fuerza para conseguir lo que queremos o nos lleva a tomar conciencia de nuestras emociones, nuestros miedos, y nuestro mundo interior. Es una gran herramienta de autoconocimiento.3

Mujer que ya no sangra

Y llega ese momento en que la sangre que tanto te ha acompañado durante tu vida va desapareciendo poco a poco —o tal vez de golpe—, y te conviertes en una mujer que ya no sangra.

¿Qué pasa entonces con tus ciclos? Significa que ya no atraviesas esas cuatro fases? ¿Qué sucede con tu sangre retenida?

Como has visto en el apartado anterior, cada fase del ciclo menstrual va asociada a una fase de la luna. Muchos estudios antropológicos, como por ejemplo los de Marija Gimbutas sobre el culto a la diosa, que puedes encontrar en sus libros Diosas y dioses de la Vieja Europa o El lenguaje de la diosa, revelan cómo infinidad de culturas desde el paleolítico e incluso anteriores aprendieron a través de la observación de la luna sobre los ritmos de la tierra, los ciclos de vida y fertilidad del reino animal y vegetal, y descubrieron también que el ciclo menstrual de la mujer estaba asociado a ella, otorgándole por ello poderes mágicos a la menstruación y elevando a la luna a la categoría de diosa.

En la mitología posterior también encontramos asociaciones de la luna con la divinidad: Selene, en la cultura romana, Diana cazadora, en la griega o Ixchel, en la mesoamericana, por citar solo algunos de los ejemplos más conocidos.

Este tipo de conocimiento que poco a poco fue relegado al olvido con la aparición y el avance de la cultura patriarcal, volvió a resurgir con fuerza con el movimiento del despertar de lo femenino y el culto a la diosa en los años 70. Este movimiento, que se organiza desde los inicios a través de círculos de mujeres, se ha expandido de una forma exponencial en nuestros días gracias a las nuevas tecnologías, que han permitido la conexión online de mujeres de todo el mundo.

Retomando este conocimiento en estas páginas, el hecho de seguir las fases de la luna durante el climaterio y la menopausia puede ayudarte a establecer los periodos de descanso, autocuidado, interiorización y renovación —luna decreciente y nueva— y los de acción, relación y expansión —luna creciente y llena—, lo que te ofrece también una guía para dirigir y equilibrar tu energía vital.

En el momento en el que tu sangre empieza su retirada, tienes que ser muy consciente de dónde y cómo diriges esta energía vital, porque tu salud va a depender de ello. El autocuidado, entendido como el tiempo que te otorgas para cuidarte al día, a la semana o al mes es esencial. Permitirte espacios para parar, escucharte y descubrir lo que verdaderamente necesitas no es un lujo, es una prioridad.

La retirada de la menstruación también significa que tu capacidad creativa ya no está puesta al servicio de la fertilidad y la maternidad, lo que quiere decir que ahora dispones de una fuerza vital que está en tu interior y que puedes dedicar a gestar y parir aquello que desees. Si te permites parar y escucharte, accederás a tu sabiduría interior que te llevará a crear el estilo de vida que tu cuerpo, tu mente y tu alma anhelan para esta etapa de tu vida.

El diagrama lunar en la menopausia: una guía para el camino

El diagrama lunar es como un diario personal en el que vas a dejar constancia cada día de tu estado emocional, espiritual, físico y mental. Es una herramienta de autoconocimiento muy utilizada hoy en día por muchas mujeres que menstrúan. Yo te propongo que lo utilices también en tu menopausia.

Te permitirá sincronizarte con la luna, ir al compás de sus energías de apertura o interiorización, además de ofrecerte la posibilidad de observar si hay algún patrón relacionado con ella que se repite mes a mes. Puedo asegurarte que si lo sigues durante al menos tres meses, se puede convertir en una gran ayuda para conocerte mejor y guiarte por este entramado emocional y biológico que te proponen tus hormonas.

Para crear tu diagrama lunar

Si miras en internet, encontrarás variadas y diferentes versiones del diagrama, pero todas coinciden en lo mismo: es un registro de tu estado emocional, mental, físico y espiritual durante un ciclo lunar —y menstrual—. En este libro te ofrezco la versión que a mí me ha parecido más sencilla.


Este diagrama lunar te lo puedes descargar de mi web4 o, si lo deseas, puedes crear el tuyo propio.

¿Cómo cumplimentarlo?

Primer paso: El círculo más grande exterior representa los 30-31 días que tiene un mes. Nuestro ejemplo lo vamos a basar en el mes de enero de 2021. Supongamos que uno de mis objetivos para este año es completar durante seis meses mi diagrama lunar.

Segundo paso: En el siguiente círculo de la rueda, dibujarás la luna llena, cuarto menguante, luna nueva y cuarto creciente correspondiente al mes que decidas iniciar. En el ejemplo de enero de 2021, el cuarto menguante se ­correspondería con el día 6, la luna nueva, con el día 13, el cuarto creciente, con el 20, y la luna llena, con el 28.5 Así podrás situarte en cada una de las fases lunares y las energías que la acompañan. En cualquier buscador de internet encontrarás las lunas de cada mes. También puedes descargarte de mi web el calendario lunar del año en curso.

Tercer paso: Ahora es el momento de reflejar tu estado emocional, corporal, mental y espiritual.

En la parte interna del círculo, elegirás un color que represente tu día. Hazlo intuitivamente, sin pensarlo demasiado, de esta manera conformarás un mandala del mes.

En la parte externa del círculo, reflejarás tu estado emocional, físico, mental y espiritual de cada día. Te puede ayudar responder a las siguientes preguntas:

Ámbito emocional

 ¿Sientes que prefieres estar a solas o en comunidad?

 ¿Cuál es la emoción que predomina?: Alegría, tristeza, miedo, ira…

 ¿Sientes más ganas de cuidar de los demás o de ti?

 ¿Cómo te sientes en relación a tu autoestima?: Te juzgas, te comparas, te sientes a gusto, te aceptas…

Ámbito corporal

 ¿Cómo está tu nivel de energía?: Te sientes energética, vital, al 50 %, débil, cansada, agotada…

 ¿Cómo está tu nivel de estrés?: Alto, medio, bajo o cero.

 ¿Cómo está tu nivel de libido?: Alto, medio, bajo o cero.

 ¿Cómo sientes la calidad de tu sueño?: Bien, regular, mal o fatal.

 ¿Tienes sofocos? ¿Cómo es su intensidad?

 ¿Tienes dolores musculares, de huesos o de cabeza?

 ¿Cómo es tu apetito?: Voraz, comes menos, prefieres dulce o salado…

Ámbito mental

 ¿Te sientes con capacidad de concentración, planificación o dispersión?

 ¿Cómo está tu pensamiento?: Es claro, obsesivo, creativo…

 ¿Te cuesta expresarte o te sale la voz con fluidez?

Ámbito espiritual

 ¿Te sientes en conexión contigo misma?

 ¿Te sientes en conexión con aquello que te trasciende?: Dios, la vida, el universo…

 ¿Tienes sueños recurrentes o con algún mensaje?

 ¿Sientes que aparecen sincronías —casualidades— a tu alrededor?

 ¿Te sientes intuitiva o perceptiva?


Como puedes apreciar en el primer ejemplo, en la parte externa del círculo correspondiente a cada día no hay suficiente espacio para responder a todas las cuestiones, con lo que la idea es que reflejes lo que haya sido predominante en tu día, aquellos dos o tres aspectos que destacarías por encima de todo. Lo ideal es que lo des­arrolles y amplíes en un cuaderno complementario a modo de diario. Si te decides por esta segunda opción, puede ser un espacio donde permitir fluir a tu creatividad con dibujos, collages, poemas o lo que te apetezca en el momento.

Como ves, el registro del diagrama lunar —ya sea más sintético o ampliado— puede convertirse en un espacio íntimo y muy creativo.

Yo pertenezco a la generación de mujeres que proviene de la cultura analógica y por ello todavía conservo muchas memorias de lo artesano y manual. No hay nada como escribir con las manos y volver a lo analógico para empezar a conectar con tu cerebro más primitivo y tu lado más creativo.

Te invito a que completes tu propio diagrama lunar al menos durante tres meses seguidos para poder despertar en ti la sensación de ser partícipe de tu autoconocimiento, autocuidado y por extensión, de tu salud.

Tienes ante ti una gran oportunidad de conectar con un conocimiento ancestral y de vivir acorde con tu verdadera naturaleza femenina y cíclica, además de sentirte mucho más sintonizada con los ciclos de la Madre Tierra.

Si te decides a utilizar el diagrama lunar, te animo a compartir en mi web tu experiencia haciendo comentarios en el blog en la entrada titulada «El diagrama lunar en la menopausia», ya que con tu participación nos nutrimos todas de la variada experiencia de muchas mujeres alrededor del mundo.

Una mirada a la menopausia en otras culturas

En nuestra sociedad occidental se asocia la menopausia con una gran variedad de síntomas: sofocos, problemas de sueño, descenso de libido, incremento de peso, pérdida de concentración u osteoporosis, por citar solo algunos. Parece ser que estos síntomas no son universales y varían según las culturas, así lo explica la antropóloga Marcha Flint en un estudio que llevó a cabo en los años 70.

Marcha Flint observó las experiencias menopáusicas de mujeres en culturas no occidentales. Estudió a 483 mujeres en la India y descubrió que la mayoría no se quejaba de ningún síntoma durante la menopausia, y si mencionaban alguno, era la pérdida de visión.

En la década de los 80, Margaret Lock descubrió que las mujeres japonesas exponían la rigidez y dolor en los hombros como el síntoma más extendido y apenas hablaban de los sofocos, considerados como una rareza.

Lock también descubrió en un estudio en Hong Kong que los síntomas más nombrados eran los de índole muscular y articular.

Curiosamente, en todos estos estudios, las mujeres expresaban que los síntomas eran leves. Entonces ¿cómo se explica tal disparidad de síntomas?

Es en esta respuesta donde encontramos la clave, ya que algunos investigadores sugieren que el estilo de vida puede desempeñar un papel vital en la percepción de los síntomas.

Hoy en día las investigaciones científicas dejan claro que nuestros niveles hormonales dependen en gran parte de la forma en cómo nos nutrimos, hacemos ejercicio o dormimos. La dieta es fundamental en esta etapa, ello podría demostrar por qué las mujeres japonesas, grandes consumidoras de soja —portadora de fitoestrógenos— apenas mencionan los sofocos.

Otra idea es que la cultura en la que vive la mujer también es otro factor importante que determina su experiencia.

En nuestra cultura occidental, donde el cuerpo joven es elevado a la categoría de mito, la menopausia es percibida como un periodo de pérdida para la mujer donde todo cae —desde los estrógenos hasta los senos, el vientre, la libido o la piel—, con la consiguiente caída también de su estatus social.

Sin embargo, en culturas tribales y conectadas con la naturaleza, la mujer que entra en la menopausia se convierte en la mujer sabia de la tribu, la que da consejo y transmite los saberes femeninos a las mujeres más jóvenes. La menopausia les proporciona una subida de estatus en su comunidad.

Marcha Flint descubrió que en Rajastán, India, las mujeres que estaban apartadas, una vez llegadas a la menopausia podían «bajar de sus cuartos de mujeres a donde los hombres hablaban y bebían cerveza» y podían visitar y bromear públicamente con hombres después. Soy consciente de que, desde la óptica feminista, esto no es ningún avance, pero teniendo en cuenta que el estudio es de 1975, y en su contexto y entorno cultural, sí evidencia un cambio en el estatus de estas mujeres en su comunidad.

Así pues, en muchas ocasiones la percepción de los síntomas depende de la sociedad en la que vivimos, de cómo ésta trata a las mujeres maduras y de las propias creencias que nosotras construimos en torno a ello. No es lo mismo vivir en una sociedad en la que la menopausia es considerada como una enfermedad a la que se le asocian infinidad de síntomas que nos deterioran, que en otra en la que nuestro estatus se ve elevado a la categoría de consejera espiritual.

Con esta subida de estatus, seguramente muchas de nosotras estaríamos deseando llegar a esta etapa. A este nuevo paradigma es al que deseo que lleguemos algún día en nuestras sociedades occidentales y espero contribuir humildemente a ello con este libro.

1 Miranda Gray fue pionera en hablar sobre los dones del ciclo menstrual y su libro Luna roja hoy en día es una referencia para toda mujer que desee sumergirse en el tema.

2 Si quieres más información para atravesar esta etapa con conciencia, en mi blog www.maternidadconsciente.com tienes infinidad de artículos al respecto.

3 Si deseas obtener más información sobre los dones del ciclo menstrual, puedes visitar la bibliografía aportada al final de este libro.

4 https://lamenopausiaconsciente.com/2021/02/28/el-diagrama-lunar-en-la-menopausia-como-utilizarlo/

5 El calendario descargable de mi web ya contiene las lunas anuales dibujadas.

La menopausia consciente

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