Читать книгу Viento blanco - M.S.G Deway - Страница 12
ОглавлениеMara (1)
Desde la casa principal del lodge se alcanza a divisar una buena porción de mallín. Atrás de la casa, el bosque de pinos y varios abedules protege un poco del aire helado que baja de las montañas. En la ladera de la montaña, un bosquecito de árboles achaparrados cubiertos de barbas verdes. Más arriba, las rocas simulan una fortaleza. Allí suelen apostarse los pumas, para observar el valle y las presas.
Las araucarias que bordean el camino han sido idea de Mara. Son pequeñas aún. Les lleva tiempo, pero se quedan siempre, dijo ella cuando convenció a Jimmy de plantarlas.
El campo tiene espléndidos paisajes. Múltiples miradores naturales. La cascada a pocos metros de la casa. Hectáreas y más hectáreas de belleza. Y es difícil. La tierra es así, siempre, le había dicho Jimmy el primer invierno que pasaron ahí. Mara lloraba. No se acuerda bien por qué.
Ahora, mientras la nieve se acumula en los bordes de la casa, en el tejado, y va cubriendo el camino, Mara se pregunta por qué lloraba aquella vez. Se ha endurecido tanto su carácter. Casi no recuerda a la otra.
Me llevó tiempo, pero me quedé, como una araucaria, piensa.
La sopa de pollo está lista. Mara se sienta sola en la cocina. Un poco de pan. Un vaso de vino. Prefiere tinto. Antes de comenzar, el silencio le molesta. Mejor música, dice, y se dirige a la biblioteca.
Mientras decide cuales discos de jazz va a seleccionar, escucha el estruendo.
Sonó lejos, parece un disparo, duda Mara. No, debe ser alguna chapa que voló con el viento.
Hace un par de horas que sopla el viento blanco.
Jimmy se ha ido al amanecer, apenas comenzó a nevar. Voy a recorrer los comederos, le dijo. Apuró el último trago de café, y salió, con el Remmington al hombro.
Va a volver en un par de horas, calcula Mara. Elige a Sting.
Se sienta en la cocina a tomar la sopa. Excelente, se felicita a sí misma.
Cuando termina de almorzar, arma un cigarrillo, lo enciende, acerca la silla a la ventana.
La nieve se ha adueñado de todo.
Fue un disparo, decide, y toma un trago de vino, mientras Sting interpreta My funny valentine. Perfecta versión, dice Mara.