Читать книгу El código del garbanzo - Natalia Gómez del Pozuelo - Страница 10

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Tachaban tareas de una lista repleta de cosas que «no podían dejar de hacer» y el vuelo a París salía en dos días.

Ka se acercó y abrazó a Andi, que se hundió en sus ojos verdes y le besó los labios.

—Gracias, amor.

—¿Por?

—Por todo. Por estar a mi lado, por dejar tu trabajo colgado y venirte conmigo a París.

—No lo dejo colgado.

—Bueno, yo me entiendo.

—Para mí es muy estimulante, pero no sé bien cómo enfocar el encargo de Phil, ¿cómo se afronta un Jodido estudio sobre sesgos inconscientes? Me he pasado días consultando bibliografía para llevarme; espero que funcione lo de trabajar a distancia, no sé si voy a tener las agallas de sentarme cada día y escribir sin tener la obligación de entregarlo al día siguiente. —Ka no paraba de hablar.

Ambos estaban agotados; habían sido dos meses frenéticos: conseguir inquilinos, vender los muebles, el coche, guardar lo demás en un trastero, terminar con los flecos de los trabajos que dejaban, buscar colegio en París, despedidas de todo tipo... Habían discutido mucho, hasta el punto de gritarse. Ka había tonteado con la idea de no ir a París, pero ni siquiera se lo planteó a Andi.

Según se acercaba la fecha de partida, los nervios se agarraban al estómago y las tareas urgentes habían dejado de parecer hasta necesarias; se había producido una calma chicha que les hacía mirarse de reojo cada pocos minutos.

—Vamos a caminar un rato para grabarnos el bosque en la memoria, no se nos vaya a olvidar.

Andi miró a su alrededor: el cuarto vacío, la pila de ropa doblada en el rincón y el saco de dormir extendido sobre el somier animaban a irse.

—Sí, por Dios, vámonos de una vez.

El código del garbanzo

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