Читать книгу Principios de levitación - Nazaret Luna Castro - Страница 13
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¿Y qué sabrás tú, rey,
de lo que yo hago, de lo que yo soy?
No es más que la dificultad del lenguaje
lo que atormenta ociosamente a mi alma.
Hay mucho que desconoces,
y por eso vas a sorprenderte
de quién está bajo este pellejo,
de quién encarna este cuerpo y da vida a esta alma.
No te preocupes, no tengas miedo.
La alegría es fuerte y frágil,
pero los recuerdos de la victoria vienen
y se posan en las ramas de los árboles
que oxigenan mis entrañas.
No hay de qué pedir castigo,
ni perdones, ni súplicas.
Ya está marcado el destino
de lo que la providencia carga.
Ya está el deseo cumplido,
llueva, truene, o arena caiga.
En mis brazos están escritas
las señales de las eternas huellas.
La memoria está clara,
y la atención alerta.
Paisano rey, reza.
Solo te digo: reza.