Читать книгу Formación de la ciudadanía en primera infancia en entornos de vulnerabilidad - Nelly Patricia Bautista Cárdenas - Страница 7

Оглавление

Capítulo III

Resultados

Results


La familia como cimiento de los valores ciudadanos

A continuación, se sintetizan los resultados de las visitas domiciliarias, observaciones y entrevistas que se realizaron, con el fin de recopilar datos de campo que permitieron contrastar la realidad con los programas gubernamentales.

Características sociodemográficas de las familias y los determinantes psicosociales

Como resultado de las visitas domiciliarias se pudo establecer el perfil sociodemográfico de las familias usuarias de la Asociación Sol´Enfance. Se hace un resumen de la contextualización sociodemográfica de 213 familias que solicitaron el servicio a la Asociación Sol´Enfance para sus hijos entre los 2 y 5 años en el 2015.

Composición familiar

De las 213 familias de los niños y niñas inscritos en el programa de atención de la asociación Sol´Enfance: 81 están conformadas por la madre y los hijos, en la que algunos de ellos tienen su vínculo por línea materna ya que son hijos de padres diferentes. En muchas de las familias se observó la ausencia de la figura paterna. Las visitas domiciliarias mostraron que las madres son muy jóvenes; comienzan a serlo desde los 15 años en adelante. En 32 casos los niños están bajo la custodia de sus abuelos. Según los datos recogidos en las visitas domiciliarias, el promedio es de cuatro personas por hogar: madres, padres, hijos y familia extensa.


Figura 11. Composición familiar. Nota: abuelos a cargo = 32; padres cabeza de familia = 3; madres cabeza de familia = 81; familias recompuestas = 62; familias nucleares = 35.

Fuente: elaboración propia.

Las cuidadoras de los niños y niñas deben ausentarse de sus lugares de trabajo, con el objeto de buscar un servicio seguro para cuidar a sus hijos más pequeños, de 0 a 5 años. A su vez, los escolares tienen su jornada de estudio más corta que la jornada laboral de sus madres o cuidadoras, por lo que se evidencia la necesidad de un lugar que acoja a los niños y niñas de edad escolar, para que tomen sus alimentos y sean acompañados en la realización de sus labores escolares.

Se observa, como característica de algunas de estas familias, el continuo cambio de lugar de vivienda, trabajo y, muchas veces, de las personas con quienes conviven. Esta inestabilidad conlleva que los niños y niñas cambien de lugar de residencia con frecuencia, lo que afecta su permanencia en el programa de protección infantil o en los centros educativos.

Condiciones de vivienda y entorno

La mayoría de las familias viven en casas destinadas al inquilinato, en las que se utiliza una o dos habitaciones para cada familia y muchas veces se deben compartir los servicios de cocina, baño y lavadero de ropas. Debido a la convivencia de varias familias con estilos de vida diferentes, se presentan continuamente conflictos entre vecinos que ponen en riesgo la seguridad de las personas, en especial la de las más vulnerables, como los niños y las niñas.

El entorno de las viviendas también evidencia problemas en cuanto al mantenimiento de calles, basuras sobre andenes, personas que exhiben comportamientos inadecuados —como deambular en estado alterado de conciencia— y establecimientos comerciales que venden licor.

Condiciones sanitarias

En varias viviendas se observan condiciones sanitarias precarias, algunas con desorden y desaseo, pero lo que más se encuentra es hacinamiento y se trata de optimizar el poco espacio con muebles o cajas que contienen el vestuario y los menajes de las personas de la casa. Es evidente la ausencia de privacidad de los miembros del grupo familiar. Los niños y niñas se ven afectados por las carencias de espacio para desarrollar sus actividades y juegos; este hacinamiento no es apropiado para su desarrollo y crecimiento.

Nivel educativo, situación laboral y económica

Las madres cabeza de familia cuentan con mínima educación formal, que va desde la primaria hasta algunos grados de bachillerato. De las 213 familias abordadas, se encontraron 22 con estudios técnicos o capacitación laboral específica.

Las familias observadas demuestran una situación económica difícil, por lo que no pueden suplir todas las necesidades de desarrollo físico, cognitivo y psicosocial de los niños. Las labores realizadas por las madres y padres de familia van desde las ventas informales y los trabajos domésticos, hasta empleos de tiempo parcial, reciclaje, ocupaciones en entidades comerciales en donde devengan salarios precarios, que son insuficientes para atender todas las demandas familiares. Pocas veces hay estabilidad en las fuentes de ingresos.


Figura 12. Perfil sociodemográfico de las familias.

Fuente: elaboración propia.

Es importante aclarar que, debido a la misión social de la Asociación Sol´Enfance, los usuarios de este cdi poseen características de alta vulnerabilidad. Sin embargo, los cdi están constituidos para proteger a la primera infancia de familias trabajadoras. Es decir, que las condiciones sociodemográficas de la población de la presente investigación no pueden generalizarse a otras instituciones del mismo tipo.

Factores de riesgo de niños y niñas

Los factores de riesgo y protección influyen de forma decisiva en los niños y niñas de primera infancia, específicamente, en el proceso de creación de las primeras nociones de ciudadanía. Para esta investigación, se determinaron los factores de riesgo mediante la técnica de la observación sistemática, que fue realizada durante los 18 meses de recolección de datos. Aquí se identificaron los comportamientos de las madres al dejar y al recoger a sus hijos en el cdi y cuando son citadas por la psicóloga. Se reconocieron conductas reiteradas de las familias al interactuar con sus hijos y con los funcionarios del programa. También, mediante interacción derivada de las observaciones, se identificaron las representaciones sociales que tienen las familias con respecto al programa Centro de Desarrollo Infantil y al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. De la revisión del perfil sociodemográfico de las familias, unido con la observación e interacción, se encontraron varios factores de riesgo para la población infantil:

 A nivel cognitivo: se sustenta en las creencias irracionales con respecto al proyecto de vida de las familias, a los valores y razonamiento moral que justifican conductas agresivas o desesperanzadas, que ofrecen a los niños y niñas un panorama desalentador sobre el mundo que les rodea. El término “creencias irracionales” se deriva de la teoría del Albert Ellis (2009), quien la concibe como una necesidad de aprobación del ser humano. En ese sentido, el malestar se entiende provocado por las circunstancias externas que la persona no puede controlar. Desde este principio, el proyecto de vida de una persona se deriva de un locus de control externo que desciende en desesperanza y victimización.

 A nivel emocional: se evidencia en sentimientos de ansiedad, temores, baja autoestima de los adultos que conviven con el niño o niña, lo que es un riesgo en el sentido de proyección de sentimientos que son aprendidos por los infantes fundamentando un temor hacia la sociedad. Este riesgo es observable de forma general, sin que sea una constante en todos los menores, ya que el manejo emocional varía de una familia a otra y así mismo el riesgo es relativo.

 A nivel relacional: los niños y las niñas se desarrollan en ambientes en donde se expresan cotidianamente conductas agresivas y violentas como forma de enfrentamiento de los conflictos. Esto puede generar conductas antisociales o asociales.

 A nivel físico y motor: los niños y las niñas de las familias visitadas no tienen una alimentación balanceada ni regular, ya que ésta se rige por la situación económica de la familia, que tiene fluctuaciones de acuerdo con las condiciones laborales de los adultos. Igualmente, se expone a los niños, desde muy corta edad, a los riesgos de la calle debido al hacinamiento en que viven las familias o son dejados en la casa al cuidado de hermanos, mientras sus cuidadores trabajan afuera. Estos riesgos físicos afectan el sentimiento de seguridad, que incide en el sentido de convivencia ciudadana.

 A nivel de integridad: los niños y niñas observados corren riesgo de ser víctimas de maltrato físico y psicológico, abuso sexual y malos ejemplos por parte de adultos familiares o vecinos, por no contar con las condiciones de protección apropiadas. Algunos padres y madres consumen ocasionalmente licor o sustancias psicoactivas que pueden alterar su conducta en detrimento de la seguridad de los niños. El riesgo en la integridad de los niños y niñas se traduce en la creación de mecanismos de defensa más que en estructuras de cooperación.

Formación de la ciudadanía en primera infancia en entornos de vulnerabilidad

Подняться наверх