Читать книгу El punto original - Ángel Largo Méndez - Страница 12
ОглавлениеLO MANIFIESTO: EL SER EN QUIETUD/MOVIMIENTO
El Punto Reflejo o Ser
Cuando un bebé nace no tiene todavía conocimiento de su separación de la madre, es decir, del entorno en el que vivía: el útero. Pero a pesar de esto existe, ES. A pesar de que los otros, los padres, comprueben su existencia, para él su existencia no es clara, no está salvada de dudas al no haber una identificación, este ser, por varios meses se seguirá sintiendo como parte de un todo en un solo y mismo estado, como si siguiera dentro de la matriz. Este ser tendrá infinitas posibilidades de expresión, pero primero necesitará el auto-reconocimiento de lo que se ES, en otras palabras, tomar pleno conocimiento de sí.
La teoría del psicoanalista francés Jacques Lacan explica de manera justa como se da esta identificación primaria del niño con él mismo. Estadio del espejo es el nombre del fenómeno que se produce entre los 6 y los 18 meses de edad, cuando el bebé humano reacciona con alborozo al contemplar su imagen en el espejo. Hasta ese punto, el cuerpo no es percibido más que como una serie de sensaciones indistintas. Al ver su imagen en el espejo el niño adquiere la noción de completud de su cuerpo.
Esto requiere una cierta enajenación estructural dado que lo designado como yo es formado a través de lo que es el otro, es decir, la imagen en el espejo. Para el Punto Original, este otro donde se conoce a sí mismo es el Punto Reflejo o Ser. En otras palabras, es el instante donde todo lo que ES, SABE que ES.
Pero este otro, en realidad es solo una construcción para su estudio, porque en realidad no hay otro en este nivel (aún no hablamos de espacio-tiempo). SER y SABER qué ES no son dos. Van juntos, inseparables, tal como yo o usted nunca estamos separados de nuestro reflejo, o de la idea del yo que es el conocido ego, del cual hablaremos más adelante.
Ubiquemos esta explicación un poco disonante y compleja en un espacio más cercano, ¿qué se manifiesta de manera profunda y continua en nuestra vida que no podemos tocar, ni sentir, pero está ahí siempre, ahora mismo, aunque en ocasiones no tengamos noción de ello? Eso es la sensación de ser, la conciencia de sí. Esta sensación está ahí y es previa a cualquier cosa, incluso a la capacidad de la mente de nombrarla.
El Punto Original puede representarse como el instante previo a toda sensación o sentido de la existencia que encierra o sostiene el potencial para su propia manifestación. Es de esta nada que abarca todo de donde surge espontáneamente como principio de Lo Manifiesto esta sensación de ser o conciencia de sí a la que nos referimos. Un estado de quietud presente en cada expresión de la vida (seres animados o inanimados) que es libre del espacio-tiempo, independiente de la materia, del cuerpo y en el caso de los humanos, de la propia mente con la capacidad de verbalizar dicha sensación.
Esto explicaría de alguna forma por qué los científicos no logran descifrar el momento exacto de la liberación de energía que dio inicio al universo. Quiero remarcar que no era un agente físico el que contenía la materia, sino la conciencia de ser de lo Inmanifiesto. La indefinida, ilimitada y abrazadora sensación de presencia/existencia a la que también le damos el nombre de Punto Reflejo, ya que es la imagen del Punto Original a la que ahora vamos a representar en nuestro diseño simple. Es importante que vuelva a tomar su compás y de la ubicación arbitraria que asume como referencia (Punto Original) dentro del papel abra el compás y sitúe el grafito en la superficie. Ese otro punto, visible en este caso, es reflejo del punto referencia. Lo Manifiesto aparece.
El Punto Reflejo es subjetividad pura, universal. De lo dual es el principio, aunque nunca pierde conexión con lo no dual. Por tanto, no es ni lo uno ni lo otro, es el puente. A diferencia de su aparición en el niño, este estado primigenio es sin un yo de por medio, ya que aún no hay multiplicidad de formas y por ende, no hay individuos. En él, el Punto Original reconoce que ES, más no que es un yo, porque fuera de él, no hay ningún tú. Ahora ya no hay solo una inteligencia no identificable, sino algo consciente y manifiesto, aunque no físico, ni individual, ni yoíco. Este es el primer estado manifiesto: la quietud.