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SIGLAS Y ABREVIATURAS

C . H.Corpus Hermeticum (Les Belles Lettres), Int., edición y traducción francesa con anotaciones de A. D. NOCK y A. J. FESTUGIÈRE , I-IV, París, 1945-1954.
CNHCódice de Nag Hammadi.
Η. E.EUSEBIO DE CESAREA , Historia Eclesiástica.
L. S. J.A Greek-English Lexicon, de H. G. Liddell-Scott-Jones, etc.
P. G.Patrologia Griega de MIGNE .
R. E.Real-Encyclopädie der classischen Altertums-Wissenschaft de PAULY -WISSOWA .
RHTA. J. FESTUGIÈRE , La révélation d’Hermès Trismégiste.
S. Ch.Sources Chrétiennes (París).
S. V. F.Stoicorum Veterum Fragmenta, ed. de J. VON ARNIM , I-IV, éste último con la colaboración de M. ADLER , Stuttgart, 1978-1979 (= 1903-1924).
TWzNTKITTEL (ed.), Theologisches Wörterbuch zum Neuen Testament.

SIGNOS

… Laguna.

[ ] Conjetura; laguna suplida.

() Aclaración agregada.

(…) Pasaje omitido.

* Remite a fragmentos dudosos.


1 W. K. C. GUTHRIE , The Greeks and their Gods=Les grecs et leur dieux [trad. S. M. GUILLEMIN ], París, 1956, págs. 207 y ss. y 222 y ss.; R. FLACELIÈRE , Devins et oracles grecs = Adivinos y oráculos griegos [trad. N. MÍGUEZ ], Buenos Aires, 1965, págs. 31-65 y J. FONTENROSE , The Delphic Oracle. Its Responses and Operations with a Catalogue of Responses, Berkeley, 1978.

2 Cf. Eneida, VI, y M. DOLÇ , «Supervivencia de un mito virgiliano: la Sibila», en HUGO F. BAUZA (comp.), Virgilio, Buenos Aires, 1982, págs. 25-37.

3 Cf. A. KURFESS , «Christian Sibyllines», en E. HENNECKE , Neutestamentliche Apokryphen = New Testament Apocrypha [trad. R. MC L. WILSON ] II, Londres, 1965, págs. 703-709 [trad. esp. de E. SUÁREZ DE LA TORRE en Apócrifos del Antiguo Testamento, III, Madrid, 1982, págs. 240-396].

4 Cf. A. DÍEZ MACHO , Apócrifos del Antiguo Testamento, I, Madrid, 1984, págs. 221-227 y 369 y ss.

5 Cf. G. WIDENGREN , Die Religionen Irans = Les Religions de L’Iran [trad. L. JOSPIN ], París, 1968, págs. 228 y ss. y D. FLUSSER , «Hystaspes and John of Patmos», en SHAUL SHAKED (ed.), Irano-Judaica (The BenZvi Institute for the Study of Jewish Communities in the East), Jerusalén, 1982, págs. 12-75.

6 En torno al año 100, cf. K. ZIEGLER , «Plutarchus von Chaironeia», RE, XXI, 1 (1951), cols. 636 y ss. y ver EUSEBIO , Praep. Evang. V 1, 2 y 16, 2-17, 13.

7 Cf. EUSÈBE DE CÉSARÉE , La Préparation Évangélique, II-III (S. Ch. 228), Int., texto griego, traducción y anotaciones por E. DES PLACES , París, 1976, III, 14, 4-15, 4 (págs. 249-257); núm. 262 de la misma colección: IV, 7, 1-9, 7 (págs. 121-133); 19, 8-20, 1 (págs. 206-207); 23, 1-8 (págs. 225-231); V, 5, 5-9, 9 (págs. 277-301); V, 12, 1-16, 1 (págs. 313-327). Ver asimismo G. WOLFF , De Philosophia ex Oraculis haurienda, Hildesheim, 1962 (= Berlín, 1856). Sobre la presencia de Oráculos Caldeos en el De Phil. ex Orac., ver por la tesis afirmativa, HANS LEWY , Chaldaean Oracles and Theurgy, nueva edición de M. TARDIEU , París, 1978, págs. 43, 51 y 58-61; por la negativa a la anterior, E. R. DODDS y DES PLACES , bien resumidas las posiciones por O. ZINK , en Prép. Evang. (núm. 262), págs. 22-24.

8 Según el inventario de la nota anterior.

9 Ver ya W. KROLL , De Oraculis Chaldaicis, Hildesheim, 1962 (= Breslau, 1894), pág. 71, n. 2; H. LEWY , Chaldaean…, págs. 3-4 y H. D. SAFFREY , en Rev. Et. August. 27 (1981), 211.

10 Escolio a Gregorio Nacianceno (pág. 172) y Sobre los géneros de discurso filosófico (pág. 170).

11 Cf. H. LEWY , Chaldaean…, pág. 4 y SAFFREY , art. cit. págs. 210-211.

12 La palabra «caldeo» (chaldaîos-chaldaeus), como señala el autor que más ha trabajado por su imposición, F. Cumont, designa a los habitantes de la baja Mesopotamia (cf. HERÓDOTO , III 155; SÓFOCLES , fr. 638; Gén. 11, 27-28; Testamento de Neftalí 1, 10) y posteriormente a los miembros del sacerdocio babilonio. De este modo durante el período de los Aqueménidas, según Quinto Curcio (V 1, 22), en las procesiones oficiales de Babilonia, los magos (los sacerdotes persas) venían primero, y después de ellos los caldeos (los sacerdotes locales). A éstos se refiere Aristóteles en el Test. 6 del Peri phil. (W. D. Ross, Aristotelis fragmenta selecta, Oxford, 1955, pág. 5), en Plutarco, De Iside et Osiride 370c, con la enmienda de Wyttenbach: «los caldeos sostienen que los planetas, a los que llaman dioses tutelares, dos son benéficos, dos maléficos y los otros tres medios», ver asimismo De animae proc. in Tim. 1028f. Las Historias caldaicas de Beroso tienen que ver también con este sentido, con ecos en APULEYO , De deo Socratis I, 117, noticias recogidas ya en Lucrecio, V, 727 y Vitruvio, De Archit IX, 2, 1 (ver J. BEAUJEU , Apulée, Opuscules philosophiques, París, 1973, págs. 20-21). El Caldeo de Plutarco, De E apud Delphos 386b, habla asimismo de los siete planetas, aunque aplica a ellos el orden griego. Con este fundamento por origen se utilizó igualmente el vocablo como un título honorífico para los griegos que habían estudiado en Babilonia y que se proclamaban discípulos de los babilonios, quienes en los templos-observatorios habían realizado estudios astronómicos que admiraron a los helenos e influyeron en ellos. Finalmente fue sinónimo de charlatanes que pretendían vaticinar el futuro por las estrellas (Cf. F. CUMONT , Astrology and Religion among the Greeks and Romans, Londres, 1912, págs. 16-17). Sexto Empírico, Adv. Math. V, recoge parcialmente esta interpretación, pero la acepción, producto de una larga aclimatación de «caldeos» como magos y astrólogos, es conservada por el Thesaurus Linguae Latinae y es la tenida en cuenta por Saffrey en el artículo mencionado (págs. 216-217). Hipólito de Roma en Elenchos IV, 1-27 y 28, respectivamente, los separa en la exposición, pero los aproxima por su sentido, ya que mientras que la astrología judicial predice los acontecimientos futuros, la natural predice los fenómenos naturales y así es afín con los ritos y operaciones mágicas (cf. The Ante-Nicene Fathers V, Michigan, 1981, pág. 35, n. 1). Porfirio, por su parte, distingue el aprendizaje de la geometría entre los egipcios, el de los números y razonamientos entre los fenicios, de las teorías sobre el cielo entre los caldeos, y de las ceremonias de los dioses y lo restante sobre las formas de vida entre los magos (Vita Pyth. 6, 27-29). En 1, 12; 4, 24; 6, 24; 10, 21, los caldeos son los más expertos en astronomía, pero en 12, 7 ss. une en Babilonia a caldeos con Zoroastro (= Zarata). Ver también Hipólito en Elenchos I, 2, basándose en Diodoro Eretriense y Aristoxeno (Cf. J. BIDEZ -J. CUMONT , Les mages hellénisés, I, París, 1973 (=1938), pág. 33 y n. 6) y la distinción del mismo autor en su testimonio sobre Demócrito (El. I, 11), que alude asimismo a caldeos y magos en Babilonia.

13 Ver Numenio, Intr., pág. 195, n. 13.

14 Cf. pág. 35, lo que se dice sobre Porfirio en San Agustín, Jámblico y Arnobio y P. COURCELLE , «Les sages de Porphyre et les viri novi d’Arnobe», en Revue des Études Latines 31 (1953), 257-271.

15 Cf. PSELO , Sobre los géneros de discurso filosófico (pág. 169): «los caldeos, turba humana singular (génos allókoton ) y politeísta». Ver igualmente las repetidas alusiones de Proclo a la «teosofía extranjera» o «bárbara» (A. J. FESTUGIÈRE , Commentaire sur le Timée, III, pág. 89; idem, Commentaire sur la République, III, pág. 214), a los «teólogos» (In Tim., III, pág. 117), a los «asirios» (In Tim., III, pág. 80, pero también, I, pág. 143) y a los teúrgos (In Tim., II, pág. 118; IV, págs. 60-61, 169 y 200). Todo esto es diferente de la expresión latina general para designar a los astrólogos: chaldaeus grex, JUVENAL , 10, 94. Cf. Oráculos 132, 133, 135, 146, 147, 148, 149, 153 y 176. Ver asimismo R. MAJERCIK , Chaldean Oracles: Text, Translation, Commentary, Santa Bárbara, 1982, pág. 7.

16 Ver más abajo, nn. 50 a 52.

17 Cf. BIDEZ -CUMONT , Les mages…, I, págs. 32-55 y WIDENGREN , Les Religions…, págs. 201-225.

18 Cf. BIDEZ -CUMONT , Les mages…, I, pág. 145. Magos y oráculos coinciden en Hierápolis, junto con el culto de Artemisa-Hécate.

19 Cf. H. LEWY , Chaldaean…, págs. 311-398, en donde, sin embargo, muchos materiales están confundidos. Ver más abajo «La doctrina de los oráculos caldeos» y «Derivación y composición de lo múltiple».

20 Ver pág. 129, n. 15 y H. D. SAFFREY , «Néoplatoniciens et Orac. Chald.», pág. 218.

21 Cf. The Greeks and the Irrational = Los griegos y lo irracional [trad. M.a ARAUJO ], Madrid, 1981 (=1960), Apéndice II, pág. 278 y ss. y Pagan and Christian, pág. 56 y ss.

22 Ver por el contrario R. MAJERCIK , Chaldean…, págs. 50-54.

23 Sobre la costumbre próximo-oriental véanse H. J. SCHOEPS , Das Juden-christentum = El judeocristianismo [trad. F. SALAZAR ], Alcoy, 1970, págs. 42-43; entre los magos, BIDEZ -CUMONT , Les mages…, pág. 176.

24 Obras en verso (los lógia chaldaiká ) y en prosa: telestiká, o sea, sobre la técnica de animación de las estatuas (cf. Numenio, fr. 53, n. 167 y MAJERCIK , Chaldean…, págs. 39 ss. y 48-49) y theourgiká (ver n. 50 más abajo).

25 Cf. Musici Scriptores Graeci, editados y compilados por C. VON JAN , Hildesheim, 1962 (= Leipzig, 1895 y sup. 1899), págs. 276, 8 ss., pasaje estudiado por S. GERSH , From Jamblichus to Eriugena (Studien zur Problemgeschichte der Antiken und Mittelalterlichen Philosophie, 8), Leiden, 1978, págs. 294-295.

26 «Cantos y gritos, aspiración y silbidos (mélē kaì ēchous kaì prospnéuseis kaì sigmoús tês phōnês )» (En. II, 9 (33), 14, 6-7), ver ya F. GARCÍA BAZÁN , en Oriente-Occidente, 2 (1981), 192, n. 27. Recogido ahora en Neoplatonismo…

27 Cf. Chaldean…, pág. 250, n. 83, y ver sobre Nicómaco, BIDEZ -CUMONT , Les Mages…, I, págs. 32-33 y II, pág. 283.

28 Cf. F. GARCÍA BAZÁN , Neoplatonismo y Vedânta. La doctrina de la materia en Plotino y Shánkara, Buenos Aires, 1982, págs. 115-116.

29 Cf. PSELO , Exposición (pág. 155).

30 Cf. PSELO , Comentario 1140d (pág. 146); ibídem, 1141d-1144a (pág. 148): «el Dios que está sobre todo, que también es llamado Padre, se hace incomprensible e inasible, no sólo a las naturalezas primeras y segundas y a nuestras almas, sino también a su propia potencia»; 1149a (pág. 153).

31 Igualmente ver PSELO , Comentario, 1144a (pág. 148) y Epístola XVII (pág. 174).

32 Cf PROCLO , Extractos caldaicos IV (pág. 118); PSELO , Exposición asiria (pág. 159); Boceto (pág. 161): «Uno inefable»; Escolio (pág. 172): «Uno… muy impronunciable»; M. ITÁLICO , Epístola XVII (pág. 174).

33 Exposición caldaica 1149c (pág. 155).

34 Cf. frs. 1, 17, 20b, 21.

35 Cf. frs. 19, 20.

36 Cf. frs. 5, 7, 37, 48, 49, 50, 53, 56, 169.

37 Cf. frs. 57, 164 y 168.

38 Cf. frs. 5, 33, conjugados con 51, 58, 59, 70 y 76.

39 Cf. frs. 5, 8, 34, 37, 88, 134, 163, 164; PSELO , Boceto (pág. 161). A lo ya dicho en Neoplatonismo y Vedânta… pág. 116, agregar P. W. VAN DER HORST -J. MANSFELD , An Alexandrian Platonist against dualism, Leiden, 1974, pág. 15, n. 44.

40 Cf. fr. 8 y nota 26.

41 Cf. F. GARCÍA BAZÁN , «Prolegómenos bíblicos y paganos de la doctrina de los trascendentales», en Revista Bíblica, 46. Nueva época, 13-14 (1984), 214 y ss., ahora en Neoplatonismo…, y nota siguiente. Según Teodoro de Asinia, «Dios está más allá del soplo», cf. PROCLO , In Parm. 50.26-52.27 (KLIBANSKY -LABOWSKY ).

42 Cf. frs. 28, 29, 31.

43 Ver las notas que siguen, S. GERSH , From Jamblichus…, págs. 143 y ss. y PLOTINO , En. VI, 2 (43), 7 y 8.

44 Cf. frs. 23 y 24.

45 Cf. frs. 48 y 50.

46 Cf. frs. 27 y 46.

47 Cf. frs. 4, 7, 10, 12, 18, 19, 20 bis, 21, 30, 32, 33, 34, 37, 39, 42, 44, pág. 12.

48 Es el caso de Plotino y de Shánkara, ver GARCÍA BAZÁN , Neoplatonismo y Vedânta…, págs. 64 y ss. y 158 y ss.

49 Cf. In Phaed. 123, 4 Norvin y ver P. HADOT , Porphyre et Victorinus, I, París, 1968, pág. 93.

50 Hoi tà theîa ergazómenoi, cf. H. LEWY , Chaldaean…, págs. 461-466; F. W. CREMER , Die Chaldäischen Orakel und Jamblich de mysteriis (Beiträge zur klassischen Philologie, 26), Meisenheim am Glan, 1969, págs. 19-23. Contrástese esta caracterización con la de Pablo de Tarso en I Cor. 9, 13: «ministros del culto» o «quienes cumplen el servicio del templo»: hoi tà hierá ergazómenoi. Cf. LSJ, s. v. ergázomai, II, 3 y el comentario de G. SHRENK , bajo el vocablo tà hierá, ThWzNT, 3, págs. 230-231. Juliano hijo parece explicar el vocablo «teúrgo», más que crear un neologismo.

51 Cf. H. KLEINKNECHT , s. v. theîos, ThWzNT, 3, págs. 122-123.

52 Cf. frs. 108, 109.

53 Sobre el límite natural de las artes mágicas, cf. PLOTINO , Enéada 11, 9 (33), 14.

54 Cf. GARCÍA BAZÁN , en Oriente-Occiente, 2 (1981), 191-193 y las sutiles distinciones de A. F. SEGAL , «Hellenistic Magic: Some questions of definition», en R. VAN DEN BROEK -M. J. VERMASEREN , Studies in Gnosticism and Hellenistic Religions , Leiden, 1981, págs. 351-366 y PSELO , Comentario (págs. 131-132).

55 Cf. De mysteriis II, 11 (DES PLACES , pág. 95-97) y fr. 110.

56 Cf. GARCÍA BAZÁN , «Gnosis y teúrgia», Nao. Revista de la Cultura del Mediterráneo VI-39 (1986), 3, 210-211.

57 Cf. ibídem, págs. 203-205.

58 Cf. NUMENIO , «Int.», págs. 193-195.

59 Así en relación con Plotino podemos destacar: emanación de las realidades superiores, origen divino del sustrato material, doctrina hipostática y, en relación con ella, una concepción del eros que estabiliza a los seres y les permite el ascenso y retorno del alma a su origen.

60 Cf. págs. 12-17. H. D. Saffrey ha explicado muy claramente el significado de la interpretación de PROCLO del pasaje del Parménides 147a 3-4 en la versión latina medieval In Parm. 46.21-60.14. Ha puesto asimismo particular hincapié en 58.25-30 y 58.30-60.9, tratando además, de rescatar dos nuevos Oráculos, ambos admitidos por R. Majercik. En el primer caso, fr. 9, sin embargo (cf. pág. 101), veríamos, mejor, un comentario próximo al fr. 37, al que sigue otro, fr. 9A, que recuerda igualmente al Or. 112. En el segundo caso se nos proporcionaría un comentario sobre lo Uno-Primero, denominado por estos teólogos Ad y sobre el Intelecto demiurgo o Dios, llamado también por ellos Adad (lo que podría traer a la memoria en esta exclusiva oportunidad al Or. 169 completo). Este Ad-Ad (= Adad) es Hadad, el Dios único, sumo o por excelencia, del culto sirio y primer miembro de la tríada de Heliópolis Hadad-Atargatis-Simios (= Júpiter, Venus, Mercurio). Esta tríada divina está asimismo debajo de las tríadas propiamente caldaicas técnicamente influidas por el gnosticismo. Como el P. Saffrey admite, hay datos que abogan por el origen sirio de estos intérpretes. Ver Ibídem, pág. 224, asimismo el correcto comentario de MACROBIO , Saturnalia I, 23, 17 y F. CUMONT , Oriental religions in Roman paganism, Nueva York, 1956 (= 1911), págs. 104, 111, 123 y 133.

61 Cf. frs. 8 y 12.

62 Cf. frs. 23, 28 y 29.

63 Cf. Enéada II, 9 (33), 1 y 6.

64 Cf. pág. 19, 1, y GARCÍA BAZÁN , en Revista Bíblica 43 (1981), pág. 237, n. 9.

65 Cf. fr. 4.

66 Cf. Evangelium Veritatis 36, 33-41, 3 y nuestros comentarios en Revista Bíblica 46 (1984), págs. 214-217 y Extracto de Theodoto 61, 1.

67 Oda 3, 3, 5, 7 a 10; Odas 11 y 18 y GARCÍA BAZÁN , ibídem, págs. 231-232.

68 Cf. Contra Celso II, 9; II, 25 y VII, 16.

69 Cf. fr. 1, n. 7 y frs. 10 y 11.

70 En este punto coinciden asimismo con la androginia gnóstica, cf. frs. 4, n. 15 y 8, n. 26.

71 Cf. fr. 39 y nota 94.

72 Sobre la función de inspiración y factor de unidad de los Oráculos Caldeos entre los neoplatónicos, cf. REX E. WITT , «Iamblichus as a forerunner of Julian», en De Jamblique à Proclus, (Entretiens sur l’Antiquité Classique XII), Ginebra, 1975, págs. 35-67.

73 Cf. F. GARCÍA BAZÁN , «El legado de los Oráculos Caldeos. Sobre la tríada “fe, verdad y amor”», Oráculos 46 y 48, Homoousios I (1986), 2.

74 Cf. BIDEZ -CUMONT , Les Mages…, I, págs. 158-163.

75 Cf. A. V. W. JACKSON , Zoroaster the Prophet of ancient Iran, Nueva York, 1928, (=1898), págs. 259-273.

76 Cf. Nova de universis philosophia… quibus postremo sunt adjecla: Zoroastris oracula CCCXX, ex Platonicis collecta, Ferrara, 1591; reimpresión, Venecia, 1593, y Oracula magica Zoroastris, editado por primera vez con escolios de Pletón y Pselo, París, 1599.

77 Sibyllina oracula…, Amsterdam, 1689.

78 Ver n. 9.

79 De caelo empyreo, Halle, 1839-40.

80 Pág. 4.

81 Exposición caldaica, Boceto (editado en páginas 73-76) y Epístola XVII, obra, en realidad, de M. Itálico (ver págs. 174-178).

82 Cf. KROLL , De Oraculis…, págs. 66-72.

83 Cf. pág. 16 y n. 60 de esta «Introducción».

84 Cf. fr. 3, n. 14.

85 Cf. Estudios Valentinianos, IV, Roma, 1966, págs. 139-142. Ver ya la noción como Lógos en Est. Val., II, Roma, 1955, pág. 111 y n. 27b y ratificaciones en Cristología gnóstica, passim.

86 Ver n. 34 al Oráculo y ORBE , Est. Val. I-1, Roma, 1958, pág. 347, n. 23.

87 Cf. Est. Val. I-2, Roma, 1958, págs. 596-598. Ver asimismo Cristología gnóstica, I, pág. 465, n. 106.

88 Cf. Cristología gnóstica, I, págs. 191 y ss. y asimismo II, págs. 475-476.

89 Cf. E. ELORDUY , El pecado original (B. A. C.), Madrid, 1977, págs. XXXIX-LIX.

90 Cf. J. IGAL , «El enigma del oráculo de Apolo sobre Plotino», Emerita 52 (1984), págs. 83-115 y poco antes, en sentido contrapuesto, RICHARD GOULET , «L’oracle d’Apollon dans la Vie de Plotin », en LUC BRISSON y otros, Porphyre. La Vie de Plotin, París, 1982, págs. 371-412.

Oráculos caldeos. Fragmentos y testimonios.

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