Читать книгу La nueva tierra (Métodos,ejercicios,oraciones) - Omraam Mikhaël Aïvanhov - Страница 4

Оглавление

I Oraciones

En determinadas circunstancias estas tres oraciones se recitan en común.

La oración dominical

Padre nuestro que estás en los cielos,

Santificado sea tu nombre,

Venga a nosotros tu reino,

Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo;

El pan nuestro de cada día dánosle hoy,

Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros

Perdonamos a nuestros deudores,

No nos dejes caer en la tentación,

Más líbranos del mal,

Porque tuyo es

El reino, el poder y la gloria,

Por los siglos de los siglos,

¡Amén!

La buena oración

Señor Dios, nuestro dulce padre de los cielos, que nos has hecho don de la vida y de la salud para que nosotros te adoremos con alegría.

Envíanos tu espíritu para protegernos, para guardarnos de todo mal y de todo pensamiento maligno.

Enséñanos a cumplir tu voluntad, a santificar tu nombre y a glorificarte sin cesar.

Santifica nuestro espíritu, eleva nuestros corazones y nuestra razón para que observemos tus mandamientos y leyes.

Inspíranos con tu Santa presencia pensamientos puros, y dirígenos a fin de que te sirvamos con gozo.

Bendice la vida que te consagramos para mayor bien de nuestros hermanos y de nuestro prójimo.

Ayúdanos, asístenos, a fin de que avancemos cada día más en tu conocimiento y sabiduría y vivamos en tu verdad.

Guíanos, a fin de que cuanto emprendamos en tu Santo nombre contribuya a establecer tu reino sobre la tierra.

Alimenta nuestras almas con el pan de los cielos y llénanos de tu fuerza para que podamos tener éxito en nuestra vida.

Y puesto que tú nos colmas con todas tus bendiciones, dígnate añadir tu amor, para que él sea eternamente nuestra ley.

Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por los siglos de los siglos, ¡ Amén!

Salmo 91

El que habita bajo la sombra del Altísimo

Reposa al amparo del Todo-Poderoso.

Yo digo al Eterno: ¡Eres mi refugio y mi fortaleza

Mi Dios, en quien confío!

Porque es Él quien te libra de la red del cazador,

De la peste y de sus estragos.

Él te cubrirá con sus plumas,

Y hallarás refugio bajo sus alas;

Su fidelidad es escudo y coraza.

Tú no temerás los terrores de la noche,

Ni la flecha que vuela de día,

Ni la peste que avanza en las tinieblas,

Ni el azote que devasta a mediodía.

Aunque caigan a tu lado mil,

Y diez mil a tu derecha,

Tú no serás atacado;

Basta con que mires con tus ojos,

Y verás el pago que reciben los malvados.

Porque Tú eres mi refugio, ¡oh Eterno!

Tú haces del Altísimo tu descanso.

Ningún mal te alcanzará,

Ninguna plaga se aproximará a tu tienda

Porque él ordenará a sus ángeles

Que te guarden en todo tu camino.

Ellos te llevarán sobre sus manos,

Por miedo a que tu pie tropiece contra una piedra.

Andarás sobre el león y la víbora,

Hollarás al leoncillo y al dragón.

Puesto que él me ama, yo he de librarle;

Yo le protegeré pues conoce mi nombre.

El me invocará, y yo le responderé;

Estaré a su lado en la desgracia,

Le libraré y le glorificaré.

Le saciaré de largos días,

Y le haré ver mi salvación.

La nueva tierra (Métodos,ejercicios,oraciones)

Подняться наверх