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IV El comportamiento

El poder mágico de los gestos

El hombre está constituido por diferentes cuerpos más sutiles que el cuerpo físico, y gracias a ellos puede entrar en contacto y relacionarse con gran número de fuerzas, inteligencias y entidades del universo. Estas fuerzas e inteligencias se expresan a menudo a través de él bajo forma de gestos, movimientos y mímica; e inversamente, mediante gestos y posturas conscientes o inconscientes, el hombre puede entrar en contacto con ellas.

La magia es la ciencia de los gestos. Por eso el discípulo debe ser consciente de cada uno de sus movimientos y vigilar el no hacer movimientos inútiles o negativos al hablar, al andar o al trabajar, porque producen graves consecuencias desde el punto de vista espiritual. Cada gesto es una fuerza que actúa en los diferentes planos, y se corresponde a corrientes, colores y vibraciones que llegan a una multitud de seres que nos rodean. Cada uno de ellos nos abre o nos cierra ciertas puertas de la naturaleza y nos une a potestades buenas o malas. Si queremos avanzar por el camino del amor, de la sabiduría y de la verdad, debemos estudiar nuestros gestos y preguntarnos si manifiestan en nosotros estas tres virtudes.

La manera de andar

Es muy importante que os observéis cuando andáis. Debéis andar con suavidad, ligereza y con la cabeza erguida. Andar encorvado con los ojos fijos en el suelo, es un mal signo, así como golpear el suelo con el tacón a cada paso. La persona que anda de esta manera ignora que está dando golpes mortales a su cerebro. Al cabo de unos años su sistema nervioso estará trastornado, y en su manera de pensar y de actuar manifestará tosquedad y violencia.

... Cuando vayáis a hacer una larga caminata, no debéis llevar nada en las manos. Podéis llevar en la espalda lo que queráis, pero que vuestras manos queden libres. No habléis, no cantéis, buscad un ritmo que sea acorde con vuestra respiración y balancead los brazos al andar. Es como si los brazos os ayudaran a desplazaros. Gracias a este movimiento de brazos y a la respiración rítmica, podréis andar mucho tiempo sin fatigaros.

Naturalmente, también es importante el tener un pensamiento en la cabeza. Cuando andéis por un bosque podéis pensar: “Que todos los que atraviesen este bosque sean conquistados por el amor, por la fraternidad... que se mejoren, que se conviertan en hijos de Dios, que trabajen por la paz!” Cuando hagáis una excursión a la montaña, pensad que en lo alto vais a encontrar la luz, que vais a sentiros más cerca del cielo, que volveréis purificados, transformados.

Las manos

La costumbre de gesticular con las manos al hablar está muy extendida. A veces nos aterra el tener delante nuestro personas que no paran de agitar sus manos de forma desordenada, o de manipular nerviosamente los objetos, o de enredar con su pelo o con los botones de la ropa. No podemos escucharles, y al cabo de unos minutos de conversación nos sentimos agotados.

Es necesario educar nuestras manos y aprender a servirse de ellas para actuar sobre nosotros mismos y sobre los demás. Para ello existen numerosos ejercicios que podemos practicar.

1. Ejercicios:

1. Con la palma de la mano derecha os acariciáis muy delicadamente, sin tocar apenas el dorso de la mano izquierda.

2. Con la punta de los tres primeros dedos de la mano derecha os acariciáis sucesivamente todos los dedos de la mano izquierda comenzando por el pulgar.

3. Extended vuestra mano derecha, fijad vuestra atención en su centro, y después, lentamente y con suavidad, de forma consciente, vais cerrando los dedos, concentrando todo el esfuerzo en ese movimiento hasta que hayáis cerrado el puño... Quedaos un momento concentrando todas vuestras fuerzas en el puño, después vais abriendo lentamente los dedos... Haced este ejercicio con mucha atención; no os volveréis más fuertes por hacerlo veinte veces seguidas, sino haciéndolo correctamente una vez al día.

No escojáis los ejercicios más difíciles o los más impresionantes; es en los pequeños ejercicios donde se esconde el secreto del poder; es necesario que lo sepáis de una vez por todas.

Cada dedo capta y transmite corrientes y ondas de diferentes naturalezas. Son como antenas. Los Iniciados saben trabajar con sus dedos y captar gracias a ellos las corrientes que circulan por el espacio. Es así como consiguen purificarse y curarse, así como purificar y curar a otras personas.

En las manos se acumulan muchas impurezas, por eso hay que lavarlas a menudo para que funcionen como antenas perfectas. Pero en realidad el agua física sobre vuestras manos físicas no es suficiente para lavar verdaderamente vuestras manos; por eso cada vez que podáis hacerlo, imaginad que hacéis brotar un agua espiritual, una corriente de luz y de colores puros, bajo la cual mantenéis vuestras manos el mayor tiempo posible.

2. El apretón de manos

Darse la mano es igualmente un gesto muy importante en la vida cotidiana. No debemos dar la mano nada más que una vez, y no dos o tres veces seguidas. ¿Por qué? Porque la primera vez nos damos algo mutuamente, mientras que la segunda vez, lo tomamos. En el primer apretón de manos intercambiamos algo sutil, la segunda vez corrientes más densas, más materiales, y la tercera y la cuarta vez intercambiamos los posos. Al principio bebemos lo que es más espiritual, pero después, según nos vamos aproximando al fondo del jarro, encontramos los posos. Podemos objetar que eso depende de los casos; sí, pero en general, la ley es válida.

Cuando deis la mano a alguien, debéis hacerlo conscientemente y con mucho amor. Si dais la mano a alguien pensando en otra cosa, es mejor no hacerlo.

3. El saludo

Los magos son seres que saben servirse de sus manos para recibir energías del espacio, pero también para proyectarlas, orientarlas, dirigirlas, amplificarlas, disminuirlas... Varias veces al día nos saludamos haciendo un gesto con la mano. Este gesto es extremadamente significativo y actuante, pero con la condición de que lo hagáis conscientemente y poniendo mucho amor en la mirada y en vuestra mano, y que proyectéis este amor para el bien del mundo entero. Es necesario que el saludo sea una verdadera comunión, que sea poderoso, armonioso y vivificante.

La mirada

Los ojos son, en principio, órganos pasivos, receptivos. De todas formas, por los ojos, no solamente podemos recibir sino que también podemos dar. Sí, por la mirada podemos emitir, ser activos, es decir hablar, sugerir, influir, ordenar y fulminar.

1. Cómo mirar

No debéis mirar a los otros fijamente, porque entonces les importunáis, pero tampoco es bueno mirar con los ojos apagados, inexpresivos. Si les miráis demasiado pasivamente, la gente no solamente pensará que no recibe nada de vosotros, sino que además sentirá que le quitáis su energía.

La nueva tierra (Métodos,ejercicios,oraciones)

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