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Introducción

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A fines del siglo XIX, la geo-historia del pueblo mapuche recibe un significativo impacto que generó un quiebre geográfico e histórico por la intervención militar y la práctica del colonialismo interno, ejercidos tanto por el Estado chileno como por el argentino. Ambos, unilateralmente, anexaron tierras mapuche a sus dominios y, por consiguiente, las sumaron al sistema moderno capitalista que comenzaba a generar las bases para el proceso de acumulación por desposesión de tierras que, sabemos, se ha extendido hasta el presente, y que se evidencia, tanto en Chile como en Argentina, en los grandes latifundios agrícolas y ganaderos, hoy transformados en forestales. Este quiebre implicó no sólo una reestructuración de la propiedad de la tierra, sino un profundo proceso de desterritorialización que afectó formas y pautas de relación de la sociedad mapuche con su espacio geográfico, ya desde el punto de vista político como económico, cultural, social y, en general, de sus relaciones con la naturaleza (Ad Mapu, ixofillmogen). Esta transgresión de la relación con el territorio, ciertamente implica una amenaza directa a la existencia del «ser» mapuche, pues, desde la perspectiva del mapuche kimün –del conocimiento propio mapuche–, el territorio, más que representar un simple escenario o soporte material, es, en efecto, el fundamento de la existencia.

En este sentido, cuando hablamos de «territorio» no lo hacemos para referirnos a la dimensión territorial de un Estado-Nación que ejerce soberanía trazando límites y fronteras rígidas con las que, supone, puede controlar su territorio. Tampoco intentamos referirnos al problema de acceso a la tierra por parte del pueblo-nación mapuche; más bien, intentamos utilizar este concepto como una categoría integradora que permite dar cuenta del senti-pensar mapuche y de su relación social, cultural y política con la que históricamente ha construido su territorio y definido su geografía.

Así, sobre un colonialismo interno se ha sustentado toda la estructura de poder de las élites políticas y económicas de los Estados-Nación chileno y argentino, quienes asumieron como condición fundamental la imposición de un sistema de clasificación social sustentado sobre la idea de raza, con la que se niega la existencia de los pueblos originarios y, por supuesto, de sus territorios. Este ejercicio de poder generó consecuencias materiales y simbólicas sobre la vida mapuche y de todos los pueblos indígenas de Abya-Yala, las que pueden ser enumeradas como:

1 «La colonialidad del Ser»: es decir, las consecuencias de la colonialidad sobre la experiencia vivida y sus expresiones en el transitar por el que los sujetos se constituyen como personas en relación con sus territorios.

2 «La colonialidad del saber»: que niega y reniega de los saberes y las formas de hacer que surgen desde el conocimiento propio mapuche, reemplazándolas por el supuesto discurso único del conocimiento científico; y

3 «La colonialidad del estar»: referido a las implicaciones de la colonialidad sobre el vínculo entre el ser humano y su territorio, o entre el ser humano y la naturaleza luego de ser desterritorializadas.

Estas tres expresiones de la colonialidad se han mantenido hasta la actualidad como una estructura de poder de larga duración.

Por ello, en este libro nos interesa profundizar sobre las perspectivas de la colonialidad, especialmente, en lo que se refiere a la «colonialidad del estar» y sus relaciones con la «colonialidad del ser» y «el saber». Es así como centramos nuestro estudio en la comprensión del modo en que, más allá de las significaciones del territorio construidas desde el discurso del Estado-Nación y de las instituciones de poder, es posible encontrar territorialidades que radicalmente contestan y se enfrentan desde su propio pensar el territorio a las estructuras de poder colonial.

Así, nuestro enfoque se esmera en presentar la perspectiva territorial o «mapu» del conocimiento propio mapuche, para lograr el objetivo de resignificar el territorio desde una perspectiva mapuche. Para ello se ha recogido el relato oral de algunos miembros

–especialmente personas mayores o füchakeche– de la comunidad Benancio Huenchupan, comunidad Quilape Lopez, comunidad Liempi Colipi y comunidad Pancho Curamil, todas ellas ubicadas en Kurakautin. Este documento registra una sistematización de más de tres años de acompañamiento a las luchas territoriales que estas comunidades ejercen frente al extractivismo de recursos naturales, o mediante la recuperación de tierras y de la territorialidad mapuche.

En cuanto a las comunidades mapuches del territorio de Kurakautin, estas vienen desplegando, desde el siglo XX hasta la actualidad, una lucha en la que se proponen restaurar la territorialidad implícita en su noción y ejercicio del territorio como expresión de su autonomía frente a la colonialidad. Lucha que se realiza de forma conjunta al proceso de reivindicación de sus derechos territoriales ancestrales, amenazados por la instalación de centrales hidroeléctricas, pisciculturas, despojo de tierras, privación del acceso al agua, entre otros aspectos.

En este sentido, nuestro libro tiene como objetivo aportar para una propuesta descolonizadora del ser, el saber y el estar a partir del conocimiento territorial construido desde la práctica y la reflexión del propio pueblo mapuche, lo que supone, entre otras cosas, el respeto y cuidado de sus derechos territoriales, pero también recuperar el sentido y significado que la cultura le asigna a su territorio. De allí que resulta fundamental rescatar y re-elevar la palabra de los ancianos, líderes sabios y autoridades tradicionales del pueblo mapuche, quienes a través de su memoria y expresión oral de la misma sostienen el conocimiento y la práctica del saber de la cultura.

En fin, consideramos que el territorio es, sobre todo, la fuente ontogénica de la memoria colectiva del pueblo mapuche, y es por ello que este permanentemente remarca su sentido de pertenencia e identidad colectiva a través de cada uno de los términos con que lo nombra en mapuzugun6. Así como aparece también en las historias de los ancianos, cuyo contenido en gran parte resulta del conocimiento ancestral que, al día de hoy, se ha perdido por imposición del olvido.

Por ello, para nosotros es fundamental rescatar los topónimos y sus significados como expresión de una cartografía verbal correspondiente a la memoria de nuestro territorio; esto supone también asumir la necesidad de representar los espacios que espiritualmente fundan la cosmovisión mapuche, mediante un proceso de descolonización de los mapas, despojando al mismo tiempo al Estado-Nación del dominio unilateral del mapa como herramienta para el sometimiento de las comunidades, y así, convertir a la cartografía en un ejercicio colectivo y propio de las comunidades, esto es, descolonizar el mapa, despojarlo de su función como herramienta o instrumento del proceso de territorialización de las comunidades.

Por todo lo anterior, decidimos estructurar nuestro libro en cuatro partes; a saber: una primera referida a los aspectos claves de la dimensión espacial mapuche desde la perspectiva del conocimiento propio. Una segunda parte, referida a una consigna asumida por muchos Estados-Naciones de América Latina, especialmente en el sur del continente, y que sintetizamos en la llamada: ¡Tierra arrasada! Tal consigna nos permite dar cuenta de los procesos de acumulación por desposesión territorial, que ciertamente han afectado al pueblo mapuche. La tercera parte la dedicamos a mostrar los resultados de los talleres de cartografía social desarrollados con las comunidades y en los que pudimos delimitar buena parte de los Lof ancestrales mapuches, así como la identificación de todos sus lugares de significación cultural. Por último, en la cuarta parte presentamos las posibilidades de uso del material cartográfico por parte de las comunidades indígenas, como un instrumento de lucha incuestionable en sus demandas territoriales en general y de los mapuche en particular. Además de estas secciones, el volumen se complementa con un apartado sobre los derechos territoriales que asisten a los pueblos indígenas al amparo del derecho internacional.

Con estos componentes buscamos conformar una ruta metodológica, tanto para la reconstrucción del territorio ancestral mapuche como para pensar una distribución y ordenamiento territorial que brote desde los territorios, sus formas y su gente; desde el wallmapu y con nuevos mapas.

6 Mapuzugun: lengua o idioma del pueblo mapuche.

Cartografía cultural del Wallmapu

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