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INTRODUCCION

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Todo ser humano, procede de una mujer, todos somos iguales, sin importar los actos crueles o bondadosos realizados, color, sexo, religión, forma corporal, grado de intelectualidad, rostro, idioma, política, clan, nación, estatus social, tendencia sexual, profesión, rango laboral o rol familiar. Todos los cuerpos están hechos de carne, hueso y sangre, todos somos habitantes de una sola tierra, todos procedemos del mismo origen cósmico, todos somos energía, somos átomos, y estamos aquí para sanar el odio que albergamos dentro y hacia nosotros mismos. Siendo la única manera de sanar, el regresar al amor, amarnos a nosotros mismos, al prójimo y agradeciendo por cada experiencia que se vive en el día a día, pues solo un instante se requiere para retornar al amor y solo un día es suficiente para vivir.

“6. Ninguna fuerza excepto tu propia voluntad es lo suficientemente fuerte o digna como para poder guiarte. 2 En esto eres tan libre como Dios y así será eternamente. 3 Pidámosle al Padre en mi nombre que te mantenga consciente de Su Amor por ti y del tuyo por Él. 4 Él nunca ha dejado de responder a este ruego, pues lo único que éste pide es lo que Su Voluntad ya ha dispuesto. 5 Quienes piden sinceramente siempre reciben respuesta. 6 No debes anteponer otros dioses a Él porque no hay otros dioses”. Un curso de milagros (T-4.III.6:1-6)

Toda mujer tiene el poder de sanar el mundo, la vida humana del Ser, se origina en ella. Transmite toda su información al Ser que se gesta en su vientre. Entregando la historia de sus ancestros, su historia emocional y del entorno donde se encuentra, antes, durante y después del embarazo al hijo, y el hijo porta una tercera historia que la llevamos todos, el recuerdo de nuestro origen santo y divino, el recuerdo de nuestra realidad espiritual, que hallaremos en el interior de nuestro mente, al final del camino del infierno terrenal, y así, regresar al estado de Edén paradisiaco terrenal, disfrutando de un sueño material de absoluta felicidad.

No existe Ser que habite en este vasto cosmos que no proceda de un origen. Todo origen de por sí es una fuente Madre. Toda Madre da origen a un hijo. Y todo hijo, es la misma expresión en esencia e información que sus padres.

Todos somos hijos, en forma humana somos hijos del hombre, viéndose como un solo Ser, el Ser humano. A su vez, de forma energética, todos somos el hijo de Dios, contemplando de que en su totalidad el cosmos este hecho de átomos, por lo tanto, cada cuerpo que habita en el cosmos, es un cumulo de átomos, unidos por la interacción de la fuerza de gravedad, luz y materia.

“Si estás leyendo esto… Felicidades, estás vivo. Si eso no es algo por lo que sonreír, que baje dios y lo vea”. Chad Sugg.

Las diversas teorías de origen nos muestran esta verdad. Las teorías religiosas creacionistas, nos dicen que Dios creo a su hijo a imagen y semejanza. La teoría científica menciona como el big bang, una gran explosión que genero luz, fabricando y proyectando el mundo y universo conocido. La teoría científica evolutiva, nos enseña que evolucionamos, cumpliendo con la teoría física de la entropía.

La luz, nos muestra una imagen externa de lo que nuestra mente imagina, la fuerza de gravedad permite que los átomos y la materia se acoplen unos a otros, completándose por sus cargas eléctricas. Polos opuestos se atraen, polos iguales se repelen. Formando de esta manera la unidad biológica que observamos como cuerpo. Se forma la imagen aparente que esta ante nuestros ojos, la cual interactúa con el entorno mediante su campo magnético, el campo magnético que emitimos, es extendido al exterior por el corazón, expresando solo lo que es producto de nuestros deseos y caprichos mentales.

Esta breve descripción nos lleva a preguntarnos, ¿Qué es lo que deseo?,¿Esta situación, la desee o la imagine?, ¿Esto es lo que quiero para mi vida?, ¿qué soy?. ¿Qué he hecho para merecer esto?, son algunos de los cuestionamientos que se revelan en nuestra mente.

“No preguntes, tu eres la respuesta” Enric Corbera.

El propósito de este libro, es enseñarnos, que, en el interior de nuestra mente, albergamos un poder infinito y creativo. El conocimiento está al alcance de nuestras manos, pero antes, “debemos atravesar el infierno, tomar conciencia de nuestros pensamientos y acciones, para regresar al cielo”.

“7. Nunca se te ha ocurrido realmente renunciar a todas las ideas que hayas tenido que se oponen al Conocimiento. 2 Conservas miles de retazos de temor que le impiden la entrada al Santísimo. 3 La luz no puede filtrarse a través de los muros que levantas para obstruir su paso y nunca estará dispuesta a destruir lo que tú has hecho. 4 Nadie puede ver a través de un muro, pero yo puedo transponerlo. 5 Mantente alerta contra los retazos de miedo que aún conservas en tu mente o, de lo contrario, no podrás pedirme que lo transponga. 6 Sólo puedo ayudarte tal como nuestro Padre nos creó. 7 Te amaré, te honraré y respetaré absolutamente lo que has hecho, pero no lo apoyaré a menos que sea verdad. 8 Nunca te abandonaré tal como Dios tampoco te abandonará, pero tengo que esperar mientras tú continúes eligiendo abandonarte a ti mismo. 9 Debido a que espero con amor y no con impaciencia, es indudable que me pedirás con sinceridad que lo transponga. 10 Vendré en respuesta a toda llamada inequívoca”. Un curso de Milagros (T-4.III.7:1-10)

La mujer sana el mundo

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