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Cuidar el intestino, una base para la salud

Si revisamos los medicamentos relacionados con el aparato digestivo, comprobaremos que entre los líderes de ventas figuran los protectores gástricos, y ello no se debe esencialmente a que los españoles comamos mal o tengamos problemas digestivos primarios, sino, sobre todo, a la necesidad que tienen muchos pacientes de proteger su aparato digestivo de las acciones secundarias de otros medicamentos. En este contexto estaría muy bien que, junto a la prescripción de un protector gástrico, al paciente se le ofreciera una buena educación sanitaria centrada en cómo cuidar y proteger el aparato digestivo.

Uno de los elementos más notables que cada día repercute en nuestra salud es la comida: lo que elegimos a través de la vista, el olfato y el tacto para comer; cómo lo saboreamos, cómo lo masticamos e insalivamos, y cómo nuestro intestino lo digiere. Si todos esos aspectos no están cuidados, nuestra salud se irá deteriorando poco a poco. En cambio, si los tenemos en cuenta, cada día nos encontraremos un poco mejor.

Por eso es importante y básico, como defendía el doctor Franz Xavier Mayr, cuidar el intestino. Este médico austríaco decía que el intestino realiza en nuestro cuerpo las funciones que las raíces desempeñan en las plantas. Si las raíces están sanas, la planta tendrá buena salud, y para estar sanas deben ser capaces de establecer un buen contacto con el medio, de forma que les permita desarrollar y absorber los nutrientes que alimenten a la planta. A un buen médico le basta echar un vistazo a la forma del abdomen para deducir si el paciente cuida o no su alimentación. Una barriga deformada siempre indica un estilo de vida no acorde con la salud.

Aunque la segunda parte de este libro está centrada en los consejos que favorecen el buen funcionamiento del aparato digestivo, vamos a introducir las primeras recomendaciones básicas que deberían seguirse para cuidar el intestino y, a la vez, potenciar la salud.

PONER ATENCIÓN EN LA DIETA Y EN LA FORMA DE COMER

Un problema intestinal puede ser causa de una intolerancia alimentaria. Esto es fácil de ver en el lactante: en su proceso de maduración para adaptarse a otros alimentos que no sean la leche materna, puede sufrir intolerancias. Pero también puede darse en el adulto: dependiendo de su adaptación al entorno habrá situaciones y alimentos que no tolere.

Ante este planteamiento, el individuo con trastornos intestinales puede empezar suprimiendo todos los tóxicos de la alimentación: carne, pescado y alimentos muy procesados, así como consumos excesivos de azúcar, harinas refinadas o grasas procesadas como la de la leche homogeneizada.

Existen muchas evidencias científicas que relacionan las manipulaciones de los alimentos con el aumento de ciertas enfermedades: metabólicas (diabetes, gota, obesidad), cardiocirculatorias (anginas, infartos) y oncológicas (tumores).

TERAPIA MAYR

La terapia Mayr, también conocida como Mayr Kur, fue desarrollada por el doctor austríaco Franz Xavier Mayr (1875-1965). El concepto innovador de esta terapia se basa en el diagnóstico integral del paciente y la aplicación de un tratamiento destinado a conseguir un sistema digestivo sano. Los puntos más importantes de esta terapia global son:

Protección y mantenimiento de un intestino saludable. Este procedimiento se lleva a cabo primero con el ayuno (si no se tiene experiencia, conviene hacerlo bajo el estricto control del especialista, a poder ser internado en un centro donde se le pueda guiar para lograr la desintoxicación de forma satisfactoria). Como segundo paso se aplica un dieta de panecillos y leche: se muerde un trozo de pan, se mastica y se ensaliva bien, y, antes de tragarlo, se introduce una cucharada de leche; se mezcla todo bien en la boca y se traga. Con esto se aprende a masticar y salivar bien los alimentos, fundamental para el buen funcionamiento del intestino. Por último, se recomienda una dieta de mantenimiento, siempre buscando los mejores alimentos y combinaciones posible.

Depuración física y psíquica. A la depuración física, a través del ayuno y la ingesta de mucha cantidad de agua, conviene añadirle la depuración de las cargas emocionales, ya que estas influyen en el intestino.

Incorporación de hábitos saludables. Es una fase de «educación» sobre el acto de comer, sobre todo. Debemos aprender qué alimentos nos favorecen y cuáles no, saber ingerirlos con mesura y disfrutar del acto de alimentarse.

Manipulación del abdomen. El tratamiento manual del abdomen consiste en un masaje especial para detectar posibles desórdenes intestinales, primero, y después activar todo el aparato digestivo (ver pág. 25). La práctica de este masaje abdominal la describe muy bien la alumna del doctor Mayr, la doctora Renate Collier, en su libro Cuerpo sano, intestino sano (RBA).

Cómo no forzar el intestino

•Para comenzar con los cuidados del intestino, es preferible seguir una dieta básica de cereales, legumbres, frutas y verduras. No solo son alimentos sencillos que tenemos a nuestro alcance fácilmente, sino que también son sencillos para el intestino, ya que no fuerzan la digestión.

•Debemos ser totalmente conscientes del momento en que comemos, de la importancia de la masticación, de la completa trituración y licuación del alimento. El movimiento de las mandíbulas estimula las glándulas salivales de la boca, y la saliva libera los hidratos de carbono contenidos en la comida, lubrica los dientes y ayuda a limpiarlos. La masticación, en fin, masajea las encías, facilitando así el riego sanguíneo a la vez que mantiene los dientes sanos y el intestino equilibrado. Una buena masticación está en la base para solucionar cualquier problema digestivo.

•El médico y psiquiatra alemán Fritz Perls opinaba que aprender a masticar significa aprender a enfrentarse a los problemas y a afianzarse en el mundo. Este enfoque psiconeuroinmunológico deberíamos tenerlo en cuenta en cualquier enfermedad, porque a veces la solución puede estar en un buen cuidado intestinal.

•Conviene intentar distinguir con claridad los olores y sabores de los alimentos para disfrutar de ellos más intensamente. Es importante disfrutar con la comida.

•No hay que llevarse otro pedazo a la boca sin antes haber masticado y tragado el anterior. Al masticar intensamente se come menos y se percibe mejor cuándo uno está saciado. Hay que esperar a tener hambre antes de volver a comer.

•Es suficiente comer tres veces al día. Así, el sistema gastrointestinal podrá hacer los descansos necesarios y, si se come a horas regulares, ayudará a que las funciones de la digestión se desarrollen de forma rítmica. Comer cantidades pequeñas muchas veces al día solo tiene sentido en casos excepcionales (por ejemplo, en caso de enfermos graves).

•Cada uno ha de encontrar su propio ritmo, pero hace ya miles de años que los chinos descubrieron que el estómago trabaja mejor, en la mayoría de las personas, durante las primeras horas de la mañana.

•La digestión funciona perfectamente entre unos máximos y unos mínimos de temperatura, según la persona, aunque lo ideal para facilitar la digestión es no tomar comida demasiado fría ni demasiado caliente. Si ingerimos alimentos helados o ardientes, obligamos al estómago a que sea él el que espere a que alcancen la temperatura idónea. No en vano, muchos animales aguardan pacientemente a que su comida se enfríe o se caliente antes de ingerirla.

•Es importante beber entre comida y comida y no durante las comidas.

•Ayunar de vez en cuando es fácil. El ayuno supone una renuncia total a los alimentos sólidos. Únicamente se ingieren infusiones de hierbas, agua, caldo vegetal y zumos naturales. Así, el área digestiva se libera de toda carga: como no se come nada sólido, el intestino y las glándulas que tienen alguna función digestiva pueden descansar. Las toxinas, tratadas y preparadas en el hígado para ser expulsadas, se evacuan a través de la mucosa intestinal, los pulmones, la piel y los riñones (las personas que ayunan despiden, con frecuencia, olores desagradables y presentan una lengua blanquecina o saburral). La mucosa intestinal se va limpiando progresivamente, desprendiendo todas las incrustaciones e impurezas; poco a poco vuelve a participar ella misma en el proceso desintoxicador.

CURAS DIETÉTICAS

Para dar descanso al aparato digestivo sin necesidad de optar por un ayuno estricto a base de líquidos, se puede realizar una de estas dos curas dietéticas o básicas:

Crema de avena

Vertimos una cucharada de copos de avena integrales finos y un poco de sal en un recipiente con un cuarto de litro de agua fría. Llevamos a ebullición y lo dejamos hervir durante medio minuto removiendo bien. Se puede tomar a cualquier hora, aunque es preferible tomarlo dos veces al día, como desayuno y como cena.

Sopa base

Ponemos una patata grande, con o sin piel, y una zanahoria (u otra verdura fácilmente digerible, las de raíz son más fáciles de digerir que las de hoja) en un recipiente con agua fría. Tapamos, lo llevamos a ebullición y dejamos que hierva unos veinte minutos. La verdura tiene que quedar muy blanda. Mezclamos todo con una batidora o lo chafamos con un tenedor, se añade un poco de sal y media cucharadita de hierbas frescas bien picadas (perejil, albahaca, romero…). Se puede ir bebiendo durante todo el día.

TÉCNICAS DE HIDROTERAPIA

La finalidad de la hidroterapia, de forma indirecta, es fortalecer el aparato digestivo y favorecer de forma natural los procesos de curación. Los tratamientos asociados a esta disciplina terapéutica (duchas, chorros, compresas…) se utilizan generalmente para el fortalecimiento del sistema digestivo, mientras que las lavativas son una opción para resolver problemas prácticos, como el estreñimiento o una pequeña obstrucción.

•Duchas alternas matutinas. Hay que empezar con agua caliente e ir alternándola con agua fría. Se alternará cuantas veces se desee, pero siempre acabaremos con la fase fría. Luego secamos el cuerpo con una toalla, frotando con energía, para que la piel se caliente y revitalice.

•Andar sobre el rocío. Si el tiempo y el lugar lo permiten, es una buena práctica salir descalzo a pisar la hierba después de la ducha. Se trata de sentir durante cinco minutos la tierra, el suelo frío. Hay que concentrarse en uno mismo, relajar los pies, darse cuenta de cómo se adaptan al suelo… Después se deben secar los pies muy bien.

•Baño alterno de pies. Se necesitan dos cubos y un taburete para sentarse. Primero se llena uno de los cubos con agua bien caliente y el otro con agua fría. Se deja que los pies cuelguen dentro del cubo de agua caliente. No deben tocar el fondo, ya que las plantas de los pies también tienen que estar rodeadas de agua. El agua tiene que llegar como mínimo hasta los tobillos y como máximo hasta media pantorrilla. Nos quedaremos así cinco minutos y, a continuación, cambiaremos al agua fría, en el otro cubo o aplicando a los pies un chorro de agua fría de la ducha. El agua fría se mantiene solo durante medio minuto. Repetiremos el proceso una o dos veces.

•Compresa abdominal caliente. Para aplicar esta terapia necesitaremos la ayuda de otra persona y tener preparadas:

—Una infusión de milenrama o manzanilla.

—Una tela de hilo o algodón, muy absorbente, algo más larga que la circunferencia del cuerpo y no más ancha de 25 centímetros. Será la tela que esté en contacto con el cuerpo.

—Una tela de lana o franela para cubrir la anterior. Así, deberá ser unos cinco centímetros más ancha que la tela que nos tocará el cuerpo y lo suficientemente larga para que sea fácil sujetarla.

—Dos bolsas de agua caliente.

Modo de aplicación. Nos colocamos en una habitación bien ventilada habiendo satisfecho previamente las necesidades fisiológicas. Empapamos la tela interior en la infusión y la escurrimos al máximo. Extendemos la tela de lana o franela sobre la cama, de forma que los extremos salgan por los lados. Para comprobar la temperatura de la tela interior, se toca con ella la espalda desnuda y se extiende después sobre la tela externa. A continuación, nos tumbamos sobre las telas superpuestas, y los extremos de la tela interior se colocan, lisos, encima del vientre después de haber vuelto a comprobar la temperatura. Entonces se ajusta la tela exterior sobre la interior y se sujeta bien. Al final, nos tapamos y colocamos una bolsa de agua en los pies y otra sobre la compresa.

Lo mejor es aplicar la compresa durante una hora aproximadamente; después se quita rápidamente la tela mojada y nos quedamos descansando media hora más, con el vientre envuelto con la cubierta exterior.

•Purgas: lavados intestinales. A los médicos naturistas se les llamó en un tiempo «médicos lavativa», ya que hicieron un uso profuso de este sistema para tratar numerosas patologías. Hoy en día la lavativa tiene su aplicación restringida a situaciones muy concretas de obstrucción. Existe gran cantidad de dispositivos para hacer lavados intestinales a diferentes presiones, lo que quizás ha ayudado a abusar de los mismos, tanto en tiempo como en trastornos para los que están contraindicados. Esto ha dado lugar a un sinfín de problemas que no deberían atribuirse a la técnica, sino al mal uso que se hace de ella. Mi opinión es que cuando hablemos de limpiar el intestino con agua pensemos más a menudo en introducirla por la boca que no por el ano, ya que no es su vía natural.

MASAJES

Se recomiendan dos tipos de masajes para tratar un problema digestivo: la terapia Mayr y el tratamiento según Rosendorff.

•Terapia Mayr. Consiste en aplicar un masaje táctil del abdomen. El médico o el paciente palpa con mano cuidadosa el estado de cada segmento intestinal y lo trata ejerciendo pequeñas presiones: aumenta y disminuye en una serie rítmica la presión interior del abdomen, con lo cual se logran los siguientes efectos: aumenta la actividad específica del intestino, mejora la circulación de la cavidad abdominal, recupera las glándulas digestivas, purifica la sangre y mejora la respiración.

•Tratamiento del abdomen según Rosendorff. Túmbese de espaldas en la cama, relajado, y pásese una mano suavemente por el vientre. Empiece con movimientos circulares en el sentido de las agujas del reloj por la parte externa para ir acercándose cada vez más al ombligo y volver a alejarse lentamente. Repítalo algunas veces. Después pase la mano de arriba abajo por el vientre, empezando debajo del pecho, en el arco costal. El brazo tiene que guiar a la mano durante todos los movimientos para que esta lo siga suave y se adapte al perfil del cuerpo.

EJERCICIO

Vale la pena reservarse una hora al día para realizar ejercicios de tonificación y movimiento de la musculatura abdominal. Los músculos oblicuos se tonifican con movimientos giratorios; los rectos anteriores, con flexiones hacia delante; y el transverso del abdomen, metiendo y sacando la barriga.


Ejercicios abdominales: a, rotación; b, flexión; c, contracción

Muchos ejercicios de yoga son buenos para intestinos lentos: casi todos en los que hay presión hacia delante y torsiones, ya que ayudan a mejorar la presión del abdomen. Asimismo, la respiración diafragmática del yoga actúa como un auténtico masaje abdominal. Con la postura y el control de la respiración, aunque aparentemente no se esté haciendo nada, se realiza en realidad un trabajo muy bueno.

Lo más importante es que los ejercicios se realicen con lentitud, observar mientras se hacen y darse perfecta cuenta de cuáles son los límites.

FITOTERAPIA PARA DOLENCIAS DIGESTIVAS

Podemos hablar de tres grupos de preparaciones fitoterapéuticas contra dolencias digestivas: las que tienen efectos múltiples, las que tienen un gran contenido de sustancias amargas y las efectivas contra las flatulencias.

Con efectos múltiples

En este grupo encontramos la manzanilla y la menta.

•Manzanilla. Es una de las plantas medicinales más importantes. Se puede aplicar tanto externa como internamente. Sus sustancias sedantes y antiinflamatorias hacen que sea muy indicada para los tratamientos del estómago. Combina bien con la menta, sobre todo cuando la vesícula biliar está afectada por las dolencias del estómago, pero también con la melisa o toronjil, en caso de que las dolencias sean más bien nerviosas.

Para la preparación y administración de la infusión, se vierte una taza de agua hirviendo sobre una cucharita de flores de manzanilla, se deja en reposo durante unos minutos y se cuela. Hay que beber una taza de la infusión (no demasiado caliente) tres veces al día, antes de las comidas. No debe utilizarse después de comer.

•Menta. El mentol es la sustancia activa más importante de la menta, junto con los taninos y las sustancias amargas. La menta tiene efectos rápidos en caso de flatulencias, malestar, náuseas o vómitos agudos, y forma parte de muchas de las infusiones mezcladas para la región gastrointestinal y biliar.

Se vierte un cuarto de litro de agua hirviendo sobre una cucharada bien llena de hojas de menta. Se deja reposar durante unos diez minutos y se cuela. Debe beberse lentamente y a sorbos. Como en el caso de la manzanilla, se toma una taza tres veces al día antes de las comidas.

Preparaciones con gran contenido en sustancias amargas

Las sustancias amargas estimulan las secreciones digestivas y mejoran el apetito.

•Milenrama o aquilea. Contiene sustancias amargas, taninos y aceites volátiles, y por ello tiene efectos antiespasmódicos e inhibidores de las inflamaciones. De la planta se utilizan las flores y los extremos de los tallos.

Para su preparación hay que verter un cuarto de litro de agua hirviendo sobre dos cucharaditas de milenrama, dejar reposar unos quince minutos y colarlo. Hay que beber de dos a tres tazas de infusión tibia al día antes de las comidas.

Preparaciones contra las flatulencias

El hinojo, el comino y el anís son eficaces para combatir las flatulencias. Además de prepararlas por separado, como vamos a explicar a continuación, también podemos usar una mezcla a partes iguales de las tres plantas para hacer una infusión más efectiva y completa.

•Hinojo. Para prepararlo en infusión, hay que verter un cuarto de litro de agua hirviendo sobre una cucharada de frutos de hinojo triturados, dejarlo reposar diez minutos y colarlo. Hay que beber varias tazas al día.

•Comino. Se prepara la infusión vertiendo un cuarto de litro de agua hirviendo sobre una cucharada de frutos de comino triturados o chafados, se deja reposar diez minutos y se cuela. Deben beberse tres tazas al día bien calientes. También puede usarse como especia.

•Anís. Se prepara del mismo modo que las anteriores. Se beben varias tazas al día. También puede usarse como especia.

IMPORTANCIA DE LA FLORA INTESTINAL

La calidad del intestino depende de su flora, y esta, de lo que comemos. La infinidad de microorganismos que habitan en el intestino hacen de él un ecosistema especial que repercutirá en la salud en general, pero esta flora (que adquirimos en su mayoría prestada del medio familiar desde el momento del parto) tendrá también sus variaciones según el tipo de alimentos que tomemos. Mantener una buena salud dependerá tanto de las frutas y verduras que ingiramos como de las bacterias que se desarrollen y coman de ellas.

Según la dieta se desarrollará una flora diferente, y esta producirá diversos elementos que ayudarán o perjudicarán la salud. Así, puede haber más casos de arteriosclerosis en gente que come carne porque esta propicia el desarrollo de bacterias que a su vez generan productos que aumentan la arteriosclerosis,* mientras que una dieta vegetariana hará que se creen otros tipos de bacterias más beneficiosas para el intestino (ver más adelante el capítulo «Microbiota intestinal»).

Hace unas décadas, en medicina comenzamos una «guerra» contra las bacterias, como el Helicobacter pylori (ver el capítulo «Úlcera de estómago»), pero ahora estamos comenzando a convivir con ellas, a tratarlas bien y a saber elegir los grupos de bacterias que queremos alimentar para resolver uno u otro conflicto intestinal. Por ejemplo, tenemos evidencias que sugieren que cambios cualitativos en la flora intestinal podrían provocar hinchazón debido a la proliferación de especies productoras de gas, mientras que los probióticos (microorganismos vivos beneficiosos para la salud) se utilizan, entre otras cosas, para tratar el síndrome del intestino irritable.

La microbiota puede modificar la fisiología intestinal más allá del interior del colon, y se dispone de pruebas de la capacidad de los probióticos para modular las respuestas inmunes, modificar trastornos neuromusculares e incluso influir en el eje cerebro-intestinal, fuera del intestino. En el curado de las aceitunas, en los encurtidos, en el chucrut, en el desecado de las frutas, en los fermentos lácteos y hasta en el agua mineral natural, aparecen estos probióticos naturales que mejoran el olor y el sabor del alimento a la vez que ayudan a equilibrar la flora intestinal (ver los recuadros «La influencia de los probióticos», abajo, y «Efectos de los probióticos y prebióticos», pág. 93).

LA INFLUENCIA DE LOS PROBIÓTICOS

Los efectos de las distintas especies probióticas son diferentes, por lo tanto debemos empezar a considerar los probióticos con sus nombres completos más específicos. Así, se ha visto que según qué familias utilicemos podemos mejorar el dolor, las distensiones o la flatulencia mejor que con otras. Sobre todo es importante pensar en qué familias de bacterias acompañan nuestros alimentos.

En una revisión de metanálisis sobre los probióticos realizada por los investigadores María Ortiz, Juan José Sebastián y yo mismo, se vio que todas las especies de probióticos estudiadas mejoraban de forma significativa la flatulencia: B. breve, B. infantis, L. casei, L. plantarum, B. longum, L. acidophilus, L. bulgaricus y S. salivarius ssp. thermophilus.

Las cepas de probióticos L. plantarum DSM 9843 (299v), B. infantis 35624 y B. bifidum MIMBb75, y las mezclas de probióticos B. lactis DN-173 010, S. thermophilus y L. bulgaricus; B. bifidum BGN4, B. lactis AD011, L. acidophilus AD031 y L. casei IBS41, y L. acidophilus SDC 2012 y 2013 son las que mayor evidencia científica han demostrado para el tratamiento del dolor abdominal en pacientes con el síndrome del intestino irritable.

La distensión abdominal mejora en las mezclas de probióticos que contienen las especies B. breve, B. infantis, L. casei o L. plantarum.

Por su parte, la flatulencia mejora en las mezclas de probióticos que contienen las especies B. breve, B. infantis, L. casei, L. plantarum, B. longum, L. acidophilus, L. bulgaricus y S. salivarius ssp. thermophilus.

* R. A. Koeth, Z. Wang, B. S. Levison, J. A. Buffa, et al.; Intestinal microbiota metabolism of L-carnitine, a nutrient in red meat, promotes atherosclerosis. Nat Med. 2013 May;19(5):576-85.

Mejore su digestión

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