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PALABRAS PRELIMINARES DE LA PRIMERA EDICIÓN DE 2016
ОглавлениеEn razón de su vigorosa esencia, vuelven cuatro destinos clásicos. Una nota de la voz, o un gesto del proceder, o una fibra del sentir de la mujer se rebelan y revelan una nueva encarnadura de Fedra de Creta, Medea de Cólquida, Helena de Esparta y Casandra de Troya.
Si el relato de la historia se empeña en mostrar el sesgo egoísta, plano, al que ha sido confinada la mujer en la antigüedad --sometida a la autoridad masculina y proscripta del brillo público, una eterna menor de edad-- la literatura le ha hecho justicia al género. La literatura sigue permitiendo, con marcado signo de continuidad, exhibir y alegar a favor en lo que a carácter, temperamento y alma de aquella antigua mujer se refiere.
En las cuatro recreaciones de Patricia Suárez, La maldecida, La alimaña, La regresada y La pasión de la perdiz, la técnica dramática logra actualizar espacial y temporalmente las anécdotas clásicas al poner de relieve su perennidad y consecuente universalización, más allá de posibles filiaciones regionales y de época.
En efecto, la polifonía en el soliloquio, la dimensión argumental en el relato, el quiebre del orden lógico, la anacronía reiterada, la escenificación de situaciones cotidianas, la expresión coloquial y prosaica, urden el hilo argumental de las cuatro obras. En ellas el mito se entreteje explícito, natural y espontáneo. De escena a escena y en la voz de las protagonistas desde una cosmovisión más actual, Suárez ofrece interpretaciones, explicaciones y hasta ajenas versiones del conflicto, haciéndose cargo del asunto y desdramatizándolo.
Los temas y motivos son ontológicos. El amor como perdición, como no correspondido, equivocado o ingrato, el dolor existencial por la soledad, el abandono materno, o la clase social heredada y el menoscabo de la verdad por la condición de quien la declama se sitúan en la cúspide semántica. Reverberan tangenciales la culpa, su imputación y castigo, la envidia y competencia femeninas, la belleza y su azote, la violencia y poder masculinos, el adulterio a discreción, la fuerza del discurso.
De mujeres y de tragedias viene a exhibir en clave teatral la condición de ser mujer. Desde el tiempo sin tiempo del mito, Fedra, Medea, Helena, Casandra se proyectan en nuestros días sin perder ni una gota de su trascendente sangre originaria.
María Celima Márquez