Читать книгу Cantología - Patricio Manns - Страница 20

Оглавление

Cantares del mito americano

I. Danza Verde

Verde Pincel

Pintó la luna

Y la volcó sobre una

Lienza de luz

Verde como el

Sol de América

Verde brocal

Hizo del agua

Una verde concha

De donde vino

Siempre desnuda

La verde Venus nuestra

Verde y más verde soy

Mientras me danzo en paz

Cubre el verde

La tierra en agraz

Agraz

América es verde

Verde americano

Y esa luz me sale de las manos

Que son tus manos

Y reúnen

Esta vastedad salvaje

De mi continente

Que amo

Y amo

II. Bambuco de Macondo

Viene el Coronel Buendía

Con el hielo entre las manos

Y cantando su alegría

Baten el cobre

Diez mil gitanos

Una muchacha encendida

Danza bajo el sol de fuego

Y bebiendo su aguardiente

La mira un muchacho ciego

La polvorienta higuera que está

De pie en el centro del huerto mudo

Abriga la siesta encadenada

De un feudal señor desnudo

Ay, una niña envuelta en su tul

Salta en silencio desde su lecho

Para alimentar con su vuelo azul

Doce luceros con sus pechos

Se va el Coronel Buendía

Con las manos sobre el hielo

Y a su paso va dejando

Caer los años del desconsuelo

Estos años que han pesado

Como siglos de verdad

Y que Gabriel ha llamado

Cien años de soledad

III. Macunaíma

En las tenaces fauces de la selva

Nació el héroe Macunaíma

Que se educó en el goce de la noche

Ya en la niñez hizo cosas fútiles:

Cerca del río llamado Uricoé

Se pasó un año sin decir ni hola

Hasta que le arrancaron seis palabras:

“Ay qué flojera! Ay qué flojera!”

Apenas se movía cuando iban al mar

A bañarse desnudos en el agua

Pero él sólo miraba a las mujeres

Quitándose las jaibas de los senos

Saltando para que no les mordieran

Otras partes más nobles todavía

Por ejemplo el conjunto de los muslos

Más bellos que Brasil produjo un día

Macunaíma

Era el más bello, el más cabal de todos

“Ay qué flojera!”

“Ay qué flojera!, Ay qué flojera!”

Lo amaban las garotas

Porque era oscuro y tierno:

Tenía cada mano

Siempre dispuesta a dar

Un poco de resabio

Y también mucho fuego

Con sus dos negros labios

Con sus dos negros labios

Con sus dos labios negros

IV. Los espíritus de Comala

Vine a Comala porque mi madre me mandó

Que buscara a mi padre, llamado Pedro Páramo

Que habitaba una casa detrás de las colinas

Juré venir a verlo no bien la sepultáramos

Una vez sepultada me dirigí a Comala

Puerto muerto repleto de plácidos difuntos

Vagando por podridas veredas con jocundia

Y entrando a bares muertos para trincarla juntos

Nunca he visto en mi vida difuntos tan borrachos

Pero me integré pronto al tosco regocijo

Hasta que a un bebedor le pregunté si acaso

Conoció a Pedro Páramo y aclaró que era su hijo

“Así es que soy tu hermano y me llaman Abundio”

Agregó sin rencores y ningún embarazo

“Pero no se te ocurra buscarlo porque puede

Echarte de este mundo con un mero balazo”

“Pero yo ya estoy muerto, hermano Abundio” dije

“Y no puede seguirme matando ese canalla

Que abandonó a mi madre con apenas trece años

Sin su vestido oscuro y ninguna vitualla!

“Así lo hizo con todos” dijo serenamente

Secándose la frente con un paño embebido

“¿Y quién es este padre que mata a sus retoños?”

“Un hombre maltratado que vive un rencor vivo”

Como vio que sudaba con un sudor brillante

Me dijo que Comala era más que el infierno

Porque algunos que habían bajado hasta la fragua

Volvieron a buscar sus frazadas de invierno

“Mejor vete de vuelta, como se volvió Rulfo”

Yo le dije que Rulfo se había jugado la mala

Y aunque él no me creía le demostré con creces

Que Rulfo había muerto bajo el sol de Comala

V. Danza negra

Vine a lo largo del Mato Grosso

Y entré al Perú por el negro Iquitos

Tras remontar roncas cordilleras

En Machu Pichu dormí aymará

Veo pastando sobre la orilla

Del Urubamba, río de razas

Grandes peñascos desesperados

Trizando el cielo con su fragor

Un viento de violines

Agita tu vestido

Que sigiloso danza un danzón

De espejo a paredes

Son sobre el que te mueves

Estremeciendo mi corazón

En Cartagena de Indias estuve

Bajo una palma capeando el sol

Entre los fuertes amurallados

El agua urdía su seducción

Tiempo más tarde, en Margarita

Isla azotada por el calor

Hallé una boca venezolana

Llena de sombras, fuego y amor

VI. La morada de los cóndores

Un cóndor ve la Argentina

Sin alejarse de Chile

Mirando la pampa entera

Con sus duros ojos grises

Otro desde el Illimani

Mira el pico de Aconcagua

Y se agita ante el gigante

Cual bandera americana

El cóndor no tiene patria

O mejor tiene una sola

Desde el Norte al Sur desciende

Pluma negra y negra ola

El cóndor no reconoce

Más que la patria profunda:

Si no encuentra cordilleras

Rompe la tierra y las funda

La morada de los cóndores

Es vasta como un imperio

Construida entre las cumbres

Más vastas del Hemisferio

La morada de los cóndores

Es un lugar soberano

Instalada sobre el cielo

De los sudamericanos

VII. Invitación a los mares del sur

Ven a ver la luz que arrastra el mar bajo la luna

La luz que cava un surco y raya el agua con sus uñas:

A través de aquella ráfaga brillante y pura

Harás crecer tu corazón como medusa madura

Ven a ver el mar del sur y siente su bravura

Es un mar que quiebra duras rocas con su espuma

Es un mar que nuca duerme bajo la estrella nocturna

Es un mar que besa, muerde y mata con dulzura

Es un mar que oculta bajo sus errantes olas

El dolido hierro de barcos sin ataduras

La huella que no hallaron los capitanes de altura:

La historia de mi raza bajo brochazos de bruma

VIII. Canción de la verdad

Con la verdad es posible la vida

En la verdad nos haremos fecundos

Por la verdad curaremos la herida

Sin la verdad mataremos al mundo

Con la verdad curaremos al mundo

Sin la verdad mataremos la herida

En la verdad nos haremos fecundos

Por la verdad es posible la vida

Tras la verdad siempre habrá una mentira

Muy a pesar de nosotros mentimos

Somos un sueño que sueña la vida

Y un despertar en que todos morimos

Y un despertar en que todos vivimos

Porque soñamos grandiosa a la vida

Muy a pesar de la muerte vencimos

Pues la verdad subyugó a la mentira

2001

Cantología

Подняться наверх