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Оглавление¿MÁS O MENOS?
Pre-ten-der: una apariencia o acción falsa con la intención de engañar
EN RESUMEN: EL PECADO NOS HACE HABLAR MÁS, PERO CONFORMARNOS CON MENOS.
Era uno de esos momentos, de alguna manera pequeños y sin importancia, pero al verlo desde otra perspectiva, era una señal de algo muy relevante. Íbamos de camino hacia un lugar. Debido a mis problemas de la vista, muchas veces Luella maneja en la noche. A medida que se dirigía hacia nuestra localidad, dije: “¿no quieres cruzar allí?”; justo cuando pasamos la calle donde yo habría cruzado.
Ella respondió: “ese camino tomará mucho tiempo”.
Yo le recordé: “la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta”.
“¡Exactamente por eso, no crucé!”.
“Pero nos estás llevando fuera de la ruta”, insistí.
“¿Por qué no te calmas y me dejas conducir?”.
“¡Porque no confío en tu sentido de dirección!”.
Luella hizo una oferta: “Hagamos un trato. Cuando estés conduciendo, tú decides la ruta; y cuando yo esté conduciendo, yo decidiré la ruta”.
“¿Y qué hacemos si vas por el camino equivocado?”.
“No se trata de si es correcto o incorrecto; es sencillamente un asunto de preferencia”.
Y yo pensé (sin decirlo), ¡pero mi preferencia es la correcta! En cambio, dije: “Desearía que estuviéramos en un helicóptero para que pudiera mostrarte toda la ruta. Entonces, tú entenderías lo que estoy tratando de decirte”.
TODOS SOMOS CAPACES DE LUCHAR POR LO QUE TIENE POCO VALOR MIENTRAS OLVIDAMOS LAS COSAS DE VALOR TRASCENDENTE.
Luella respondió, “No creo que un helicóptero sea lo que necesites en este momento”.
Fue un momento de poca fricción, no explotamos en una ira total; sin embargo, era un momento que vale la pena analizar. Lo que revela esta conversación es realmente importante. En un momento acalorado, todos somos muy capaces de tratar un detalle menor de la vida como si fuera algo muy grande. Todos somos capaces de luchar por lo que tiene poco valor mientras olvidamos las cosas de valor trascendente.
En un segundo de irritación, una madre puede tratar el estado de la habitación de su hijo como si fuera más valioso que la relación que ella debe tener con su hijo, lo cual es muy importante para lo que Dios quiere hacer por este joven a través de ella. Después de varios meses de frustración, un creyente se involucrará en una disputa acalorada sobre los límites del jardín del Edén con su vecino, olvidando cuánto más importante es ser sal y luz en la vida del hombre en comparación a cuántas flores se siembren sobre la línea de colindancia. Por un momento, un hombre tendrá más sentido de bienestar debido a la apariencia y al olor de su vehículo último modelo de lo que obtiene de la condición de su corazón. Durante una temporada, el afecto y el aprecio de parte de otro ser humano se volverá funcionalmente más importante para nosotros que el amor misericordioso, perdonador y adoptivo de nuestro Padre celestial. Por un momento, una comida suculenta se vuelve más importante para nosotros que un alma satisfecha por el Pan de Vida. En un parpadeo, la belleza y la figura del cuerpo de una mujer puede convertirse en algo más importante que la relación matrimonial a largo plazo y la pureza de un corazón. Y en un vehículo en una noche cualquiera, tener la razón ante los ojos de tu cónyuge puede volverse más importante que vivir correctamente ante tu Señor.
Es muy difícil para nosotros entender bien la gloria. Es muy difícil para nosotros ver a través de todas las “glorias” cercanas de la creación para ver la gloria trascendente de Dios. Es tan difícil para nosotros recordar y estar motivados por lo que es verdaderamente importante. Es tan tentador comprometernos con nuestros reinitos que la trascendencia del reino de Dios tiene poca influencia práctica. De hecho, estamos en una gran guerra, el melodrama diario del corazón. Esto es exactamente lo que me estaba sucediendo esa noche en el vehículo. Nos pasa a cada uno de nosotros a diario. Una y otra vez negamos nuestra humanidad al conformarnos con algo menor a las glorias trascendentes para las que fuimos creados. Nos es tan difícil hacer que las cosas de verdadera importancia sean prácticamente importantes para nosotros. Y no pasó mucho tiempo para que Adán y Eva cayeran también en este problema.
PROBLEMA EN EL JARDÍN
¿Alguna vez has pensado en qué exactamente le ofreció la Serpiente a Eva en esa fatídica conversación en el jardín? Lo que él le ofreció a Eva fue “más”. Lo que le ofreció a Eva fue trascendencia, pero tenía un defecto fatal. ¡No tenía conexión con Dios! Este es una oferta de una gloria “por encima y más allá”, pero era un substituto de la gloria trascendente que solamente puede hallarse en Dios. Observa la implicación tremenda de estas cuatro sencillas palabras: “Tú serás como Dios”. La Serpiente estaba diciendo: Ya sabes, Eva, hay una gloria más grande, más satisfactoria que cualquier cosa que hayas experimentado hasta ahora. Tu vida puede ser mucho mucho más de lo que ya ha sido. Pues, Eva, tú puedes tenerlo todo. Si tan solo estuvieras dispuesta a salir de los límites estrechos de Dios, no necesitarías estar conectada con Él porque serías como Él.
Estas palabras manipuladoras del enemigo parecen ofrecer una trascendencia más grande, pero en realidad la están minimizando dramáticamente. La gloria que la Serpiente presenta no es, en absoluto, una gloria. Quiero aclararlo de esta manera: Cuando yo opto por “más” de mi egocentrismo, lo que realmente obtengo siempre es mucho mucho menos. En síntesis, Satanás está diciendo, Eva, puedes vivir por un reino más grande y más satisfactorio que el reino de Dios. Si haces solo una cosa, puedes tener un reino donde tú eres el centro y donde tú gobiernes sin que nadie se te oponga. Este es el mismo argumento de venta malvado que Satanás le ofreció a Cristo al principio de su ministerio en la tierra. (Lee Mateo 4:8-11). Aquí, tenemos registrada la primera vez en la historia de la humanidad cuando una persona estuvo dispuesta a restringir su vida al tamaño de su vida. Hemos estado pagando el precio desde entonces.
VENTAS DE VEHÍCULOS USADOS
Me gusta escuchar a los vendedores de vehículos usados. No todos ellos son como lo que voy a describir, pero creo que las palabras elaboradas que utilizan son instructivas. El discurso exagerado y engañoso de la venta se trata de adornar lo positivo, de minimizar lo negativo y de cuidadosamente dejar ir algunas pretensiones (mentiras creíbles). Te acercas lo que fue diseñado para ser un modo de transporte, y el vendedor inmediatamente te dice: “Esta hermosura tiene el sistema de sonido más fino que jamás encontrará en un vehículo. Y siéntese en esos asientos. Tienen la capacidad de grabar más de cincuenta posiciones”. Ahora que él ha exagerado un par de las cosas positivas del vehículo para que tú no pienses en el motor ni en la transmisión, él procura minimizar lo negativo en tu pensamiento. Dice: “Es un vehículo magnífico para conducir en la ciudad”. Esto significa realmente que es muy pequeño y que no tiene mucha fuerza. Añade, “es un vehículo perfecto para una familia joven”. Lo que realmente quiere decir es que el asiento trasero es tan pequeño que ninguna persona de tamaño normal podría sentarse allí cómodamente. Para terminar, sigue con las mentiras creíbles. Dice: “No tendremos ningún problema en hacer que sea algo que usted pueda pagar”. Esto probablemente significa, “usted no puede pagar este vehículo, pero podemos manipular las finanzas de tal manera que usted crea que puede”.
EN EL JARDÍN, LA OFERTA DE “PUEDES SER COMO DIOS” NO ERA UNA INVITACIÓN SINCERA A MÁS; ERA UN TRUCO ENGAÑOSO QUE SOLAMENTE PODÍA LLEVAR A MENOS
Así son las artimañas del enemigo. Todo se trata de adornar, negar y de mentir de manera creíble. Es la artimaña de la tentación. Es la artimaña de la gloria falsa y de la trascendencia falsa. Es una artimaña malvada, pero caemos en ella una y otra vez.
Como ves, el enemigo de nuestra alma sabe que fuimos creados para trascender. Él sabe que fuimos creados para estar constantemente conectados a algo más glorioso que las pequeñas glorias de nuestra propia supervivencia y placer. Él sabe que todos tenemos hambre de más, así que su artimaña es ofrecernos menos de manera que parezca que es más. En el jardín, la oferta de “puedes ser como Dios” no era una invitación sincera a más; era un truco engañoso que solamente podía llevar a menos. No era una invitación a ser más gloriosamente humano, sino una argucia para hacer que Adán y Eva negaran la base fundamental de su verdadera humanidad. Aunque la humanidad de ellos estaba conectada a la gloria de Dios, desobedecerlo nunca jamás llevaría a una gloria mayor.
SIEMPRE CON EL MISMO JUEGO DE TRUCOS VIEJOS
Diariamente, de muchas maneras, cedemos ante el mismo juego de trucos viejos. Olvidamos la trascendencia para la cual fuimos hechos y le damos atención a cosas mucho menores como si fueran mayores. El costo para nosotros es igual de enorme como lo fue para Adán y Eva. Desnudos, culpables y avergonzados, se escondieron de su Dios en los arbustos del jardín.
Un hombre olvidará que, como padre, él ha sido bienvenido a la gloria trascendente de ser parte de la obra de Dios de formar almas humanas. En cambio, él se convencerá de la gloria sustituta del éxito de su carrera. Más y más, su trabajo consumirá y definirá su vida. Cada vez, su sentido de propósito tendrá menos que ver con la relación formativa que solamente él puede ofrecerles a sus hijos. Tristemente, sus hijos dejarán de ser uno de los gozos de su vida y se volverán una obligación en su ya demasiado ocupado horario. Sus hijos lo conocen, lo respetan, confían en él y sienten su amor cada vez menos.
Una persona joven olvidará la gloria trascendente de la identidad que está arraigada en la presencia, el poder y la gracia del Redentor. En cambio, vivirá la gloria falsa de la aprobación de sus amigos. Absorberá y repetirá como lora el vocabulario de ellos, adoptará el estilo de ellos, obviamente se reirá de sus bromas y hasta participará en actividades que lastimarán su consciencia; todo porque se ha convencido a sí misma de que ella “necesita” la aprobación de ellos. Habrá momentos cuando se sienta trascendente. Se sentirá como si su vida tiene un significado y un propósito verdaderos porque está conectada a algo más grande que ella misma. Lo triste es que ella ha optado por menos. La relación con sus amigos en realidad se ha vuelto un substituto de la relación para la gloria trascendente de amar, adorar, y tener diariamente comunión con el Señor. Y las cosas que ella espera encontrar en la aceptación de sus amigos, ningún ser humano podrá dárselas jamás. Ella solamente las encontrará en la gracia tolerante de Dios.
Podría ser que nos conformemos con menos en momentos que son mucho menos relevantes que estos. Tener la razón puede reemplazar a ser amable; ser servido puede reemplazar el gozo de servir; el poder puede arruinar el carácter; las posesiones pueden volverse más atractivas que las bendiciones espirituales, un momento de independencia puede llegar a ser más persuasivo que una comunión interdependiente de largo plazo. Incluso obtener la última galleta puede llegar a ser más importante que el amor que debemos compartirnos mutuamente.
Aquí está. Cuando el enemigo, de alguna manera, te engaña para que aprietes el tamaño de tu vida al tamaño de tus sueños, tus deseos y tus necesidades personales, él te tiene exactamente donde quiere que estés. Él ha ganado una victoria cada vez que intenta, con éxito, que tú cambies el más centrado en Dios para el cual fuiste creado, reemplazándolo con uno de los interminables catálogos de “muchos más” egocéntricos que cuelgan frente a nosotros en este mundo caído. Su mentira es esta: “La trascendencia se encuentra realmente cuando vives en el centro de tu mundo”. O, “El gozo y la satisfacción máximos se hallan cuando vives para ti”.
Ahora podrías estar diciendo, “vamos, Paul, soy lo suficiente inteligente bíblicamente para saber que ¡eso no es cierto!”. Probablemente lo sea, pero la lucha que estoy describiendo sucede con frecuencia dentro de los límites de una buena teología y una participación regular en los programas de la iglesia. Es posible, y quizá hasta muy común, participar en estas cosas y todavía estar conformándose, en los pequeños momentos de nuestra existencia diaria, por mucho menos que la trascendencia para la que fuimos creados. Cosas tan mundanas como el guardarropa, el menú, el horario, la carga de trabajo, la localidad, el tráfico, el clima, tener razón, ser afirmado, el dinero, la vivienda, el empleo, los jardines, la sala de estar, el sexo, la diversión, quién va al baño primero, quién hizo qué con mi periódico, quién se acabó el cereal, etc. —todas en cierto grado importantes— crecen a un nivel de importancia espiritualmente peligroso en el calor del momento. Estos son los momentos en los que vivimos todos los días. El día normal es una colección de 24 horas de momentos pequeños. Día tras día, semana tras semana, y año tras año, estos momentos pequeños fijan el carácter de la vida de una persona.
Cuando las pequeñas cosas se vuelven la gran cosa por la que yo peleo constantemente, he abandonado la trascendencia por las sombras de glorias temporales de la creación. La satisfacción y el placer temporales que obtengo no durará. Estas cosas son como crack espiritual; me darán una descarga rápida emocional o espiritual, aunque me deja insatisfecho y ansioso por una siguiente descarga.
Esta siempre ha sido la lucha del pueblo de Dios. Piensa en Israel en el desierto. ¿Qué es lo que provoca que consideren realmente regresar a Egipto? ¡El menú! (Lee Números 11). Estaban cansados de esta casi insípida substancia llamada maná. Piensa en eso por un momento. El sabor de la comida provista por Dios subió a un nivel de importancia tal que ellos pudieron en realidad ver a Egipto como un lugar con un mejor menú, en vez del lugar de esclavitud y muerte que era verdaderamente.
CUANDO EL ENEMIGO, DE ALGUNA MANERA, TE ENGAÑA PARA QUE APRIETES EL TAMAÑO DE TU VIDA AL TAMAÑO DE TUS SUEÑOS, TUS DESEOS Y TUS NECESIDADES PERSONALES, ÉL TE TIENE EXACTAMENTE DONDE QUIERE QUE ESTÉS.
Piensa en lo que inició la idolatría atroz de Israel en la base del Monte Sinaí. ¿Acaso no fue un asunto de horario? (Mira Éxodo 32:1). Moisés había estado mucho tiempo en la montaña. Los hijos de Israel estaban impacientes, así que dijeron: “Moisés se ha ausentado durante tanto tiempo que no sabemos qué le ha pasado, así que fabriquemos dioses que vayan delante de nosotros”. ¿El horario es importante? ¿Hay legitimidad para preguntarse qué le ha pasado a tu líder si ha estado ausente por un tiempo? ¡Por supuesto que sí! Sin embargo, esta preocupación legítima se vuelve fundamentalmente más importante de lo que debería ser, y cuando lo hace, distorsiona por completo la perspectiva del pueblo y lo coloca en un peligro espiritual.
O piensa en los discípulos en el aposento alto, en las horas finales antes de la captura de Cristo. Él se sienta con ellos como el Mesías, el Sacerdote y el Cordero. Él, en este momento y en los momentos sacrificiales por venir, está instituyendo el Nuevo Pacto. No podría haber un momento más relevante de importancia redentora. Sin embargo, Lucas nos dice que, en medio de este momento de drama alto y santo, los discípulos están discutiendo acerca de quién de ellos es el más grande. (Lee Lucas 22:24-30). ¿Son la posición, el poder y la afirmación sin importancia? ¡Claro que no! Sin embargo, cuando ellos llegan hasta el nivel de abrumar la relevancia excepcional de ser bienvenidos en el reino de Dios, de comer a la mesa con el Señor del universo y de sentarse en tronos construidos por Él, entonces algo ha salido drásticamente mal. En este momento los discípulos están abandonando las glorias trascendentes del reino de Dios por la falsa gloria de poder y posición personal.
LA HUMANIDAD VERDADERA SIEMPRE ESTÁ CONECTADA A LA GLORIA, Y A LA GLORIA VERDADERA QUE SOLAMENTE PUEDE HALLARSE EN AQUEL QUIEN ES LA GLORIA, EL SEÑOR.
Toma un momento para analizar a Pedro en Galacia, quien ha permitido que su temor a cierto grupo de judíos se eleve a un nivel de mayor importancia que las glorias trascendentes de la libertad del evangelio para el cual había sido elegido portavoz. (Lee Gálatas 2:11-14). Algo tan normal como una preocupación sobre qué es lo que los demás piensan de mí, o qué me pasará si los demás se me oponen, se eleva a un nivel tal de inmediata importancia que mis acciones están más formadas por esa preocupación de lo que lo están acerca de las glorias enormes y trascendentes de la gracia del evangelio que cambia la vida.
Entonces, ¿qué estás haciendo con la trascendencia? ¿Qué es ese “más” por el que estás buscando? Analiza las últimas semanas. ¿Qué está subiendo al nivel de importancia de tomar decisiones y definir conductas en tu vida? Dentro de tu teología correcta y de tu participación fiel en las reuniones y los ministerios del cuerpo de Cristo, ¿es tu vida una imagen del deterioro de la trascendencia? ¿Has intercambiado “más” por “menos”? Aunque afirmas lo que es correcto, ¿te has conformado funcionalmente por lo que es realmente un rechazo sutil, pero significativo, de la humanidad verdadera para la que fuiste creado? La humanidad verdadera siempre está conectada a la gloria, y a la gloria verdadera que solamente puede hallarse en Aquel quien es la gloria, el Señor.
Cada semana, ¿en cuántas formas mundanas eres tentado a comprimir el tamaño de tu vida al de las preocupaciones de tu vida? Incluso puedes reducir el llamado de gloria y las promesas de gloria del evangelio al nivel de la emoción por un matrimonio un poquito mejor, hijos ligeramente más receptivos y algunos principios que te ayuden a tener más éxito en tu trabajo. ¿Me ofrece Dios estas cosas? ¡Seguro que sí lo hace! Pero me llama a muchísimo más. Él me llama para encontrar mi gloria personal en la gloria de Él, y al hacerlo, también a estar comprometido con la gloria de comunión, mayordomía y verdad.
EN ESE PRECISO MOMENTO TRÁGICO, ADÁN Y EVA MIGRARON AL CENTRO DE SU MUNDO, EL LUGAR PRECISO DONDE LOS SERES HUMANOS DISEÑADOS PARA LA GLORIA NUNCA DEBERÍAN VIVIR.
Si Génesis 1 es una bienvenida a la trascendencia, entonces Génesis 3 se trata de la tragedia de minimizar la trascendencia. Adán y Eva fueron creados para que la vida de cada uno pudiera llegar a ser tan amplia como el reino y la gloria de Dios. En ese preciso momento desastroso, ellos no ampliaron sus límites; sino que los estrecharon dramáticamente. El “más” vertical para el cual los seres humanos trascendentes fueron creados fue reemplazado por un “más” horizontal que nunca se supuso que fuera una motivación para la vida del ser humano. En ese preciso momento trágico, Adán y Eva migraron al centro de su mundo, el lugar preciso donde los seres humanos diseñados para la gloria nunca deberían vivir. Ellos no solamente optaron por la independencia; optaron por la posición de Dios, y al hacerlo, renunciaron a cualquier posibilidad de una participación personal en la gloria trascedente de una relación con Dios.
Por eso, Dios envió a su Hijo Redentor a la tierra. Él vino a rescatarnos de nosotros mismos y a devolvernos la participación en su trascendencia. En su adopción, la gloria de Dios nos recupera, la cual debe ser el centro de todo lo que hacemos. En su iglesia, la comunión de gloria nos recupera, en la cual fuimos hechos para participar. Al libertarnos de la idolatría, en vez de ser gobernados por la creación, la mayordomía de gloria nos recupera para que administremos sobre la creación a la que hemos sido llamados. En el ministerio de su Espíritu presente, a lo largo de la Escritura, somos restaurados a la gloria de la verdad que fue diseñada para ser el lente interpretativo de cada ser humano desde que Adán respiró por primera vez. ¡La de Dios es una hermosa obra de rescate!
Sin embargo, aprender a vivir con las glorias trascendentes de los hijos creados y recreados de Dios es un proceso, no un evento de una sola vez. Tú y yo todavía estamos en medio del proceso. A veces, entendemos, pero muchas otras, olvidamos. A veces, sí actuamos con fe, esperanza y valentía. A veces, realmente esperamos por “más” y nos negamos a ser manipulados para que nos conformemos con “menos”. A veces, no nos conformamos por cualquier condición menos que ser verdaderamente humanos. Pero, a veces, mordemos el anzuelo y vamos tras menos como si fuera más. A veces, aunque la gracia ha ampliado nuestros límites hasta tocar la gloria, todavía reducimos los límites de nuestra vivencia a las fronteras de nuestra vida.
Si te detuvieras por un momento y te vieras a ti mismo, reconocerías las evidencias de la lucha. Las evidencias están en tu familia y en tus amistades. Están allí, en el trabajo y en los momentos de diversión. Están visibles en tu relación hacia tu posición, tus posesiones y tu poder. Sí, incluso están allí, en tu participación en el cuerpo de Cristo. Así que este libro se ofrece como una ayuda en la lucha. Está diseñado para ayudarte a entender más claramente lo que significa vivir por más. Está diseñado como una bienvenida a una vida que realmente marque la diferencia. Tú y yo fuimos hecho para la gloria trascendente. La gran pregunta de vida es: ¿Qué gloria vivirás durante todos y cada uno de tus días?
LA PREGUNTA FINAL: ¿QUÉ ES LO “MENOS” QUE TIENDE A CAPTAR TU ATENCIÓN?