Читать книгу Incorrupto - Pedro Mozas Rello - Страница 8

Оглавление

Prólogo

El sol se colaba por la ventana más famosa del mundo. De hecho, era lo único que podía colarse por allí. Un vidrio antiproyectiles, colocado en el vano de la misma, protegía al Papa de posibles francotiradores cuando se asomaba cada domingo a rezar el Ángelus. El apartamento pontificio ocupaba los dos últimos pisos del Palacio Apostólico. En un despacho contiguo el Secretario de Estado, Maurizzio Bertini, era informado de los últimos acontecimientos.

—¿Ha dicho algo más esa posesa? —dijo Bertini.

—No, Monseñor. Esto no es precisamente un interrogatorio.

—En cambio, ese sacerdote español ha vuelto a pronunciarse.

—Le recuerdo que él sería el más indicado para «hacerla hablar».

—Sí, ya lo sé. ¿Y qué es lo que dice ahora?

—Ha vuelto a escribir otra reflexión en su blog. Y con lo que escribe, cada día tiene más adeptos. En resumen, viene a decir que prácticamente apenas hay reliquias auténticas. Y eso no es todo. Ha titulado lo que ha escrito como «LA MULTIPLICACIÓN DE LAS CARNES Y LOS HUESOS», parodiando la parábola de los panes y los peces. Estas son sus palabras —dijo el asistente, mostrándoselas.

«En la Baja Edad Media, las reliquias sagradas atraían fieles a los mercados como las abejas a la miel. Con ellas, una simple aldea podía convertirse en poco tiempo en una próspera y floreciente ciudad. Pero esos “recuerdos” traídos de Tierra Santa por los Cruzados no bastaban para satisfacer la enorme demanda. Con un merchandising tan insuficiente, la falta de existencias empezó a originar la venta de reliquias falsas. En una época tan convulsa, poco importaba a la gente que dichos objetos fuesen o no auténticos. Los devotos, desesperados, buscaban remedio a sus males en iglesias y santuarios. Los peregrinos acudían a rezar en masa ante los hipotéticos huesos de un mártir a los que se atribuían supuestos poderes milagrosos.

Quizá en aquella época resultaba comprensible todo esto, pero... ¿Cómo no mostrarse escéptico ante la cantidad de objetos expuestos actualmente en todo el mundo? El surtido de reliquias es hoy tan amplio y variado como surrealista. Más de ochocientas espinas de la corona que llevó Jesucristo, quinientos dientes de leche, tres cordones umbilicales y hasta el Santo Prepucio del Niño Jesús. Las flechas que mataron a San Sebastián son tantas que podían haber matado a un ejército entero. ¿Y las piedras con que se lapidó a San Esteban? Con ellas se puede construir una urbanización. Y la lista continúa: medio centenar de Santos Sudarios, sesenta dedos de San Juan Bautista, treinta y cinco clavos de la Pasión, media docena de santos griales, cuatro lanzas que atravesaron el costado de Cristo, varias orejas de San Pedro… Incluso lágrimas de la Virgen y plumas del Arcángel San Gabriel, amén de un sinfín de astillas de la Vera Cruz con las que casi se podrían fabricar cruces en serie. ¿Hasta cuándo vamos a seguir dando por buenas reliquias falsas? ¿Cómo no va a haber crisis de fe si hemos perdido toda autenticidad?».

Tras leer el artículo, Bertini asintió con la cabeza.

—Bien, bien...

—¿Bien? ¿No quiere que hagamos nada al respecto?

—Por supuesto que no. Como has dicho, cada vez tiene más adeptos entre nuestros fieles, ¿no es así?

—Sí, pero eso es muy peligroso.

—¡Al contrario! Tiene toda la razón. En nuestros días, el mundo entero se halla sumido en una gran crisis de fe. Necesitamos gente como él, que busca siempre la verdad y en nombre de ella es capaz de agitar conciencias y despertar la fe dormida en miles de personas. Ese sacerdote será peculiar, podrá mostrarse escéptico ante muchas cosas, incluso podrá resultar incómodo en ciertos momentos, pero es uno de nuestros exorcistas más reputados y también nuestro mejor criptólogo.

—Así es, Eminencia. A pesar de que sus procedimientos no sean a veces muy ortodoxos, siempre encuentra lo que busca.

—Y ahora le necesitamos más que nunca.

—No creo que se haya enfrentado antes a algo semejante.

—Si la Iglesia debe mostrarse acorde con los nuevos tiempos, a alguien que tiene más seguidores en Facebook y en Twitter que el propio Papa es mejor tenerlo de nuestro lado, ¿no crees?

Incorrupto

Подняться наверх