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La evolución no acepta límites o

¿qué son las constelaciones familiares?

Tiiu Bolzmann

Estamos viviendo en tiempos de alta complejidad y la tecnología se desarrolla velozmente en todos los ámbitos. Cada día emergen nuevas diversificaciones de la materia y de la energía, y se encuentran increíbles conocimientos sobre el funcionamiento del mundo en general. También las ciencias humanas sorprenden con sus descubrimientos. La neurociencia, por ejemplo, ha descubierto funciones del cerebro que nadie hubiera imaginado y la epigenética reveló increíbles conocimientos sobre la transmisión de emociones de generación en generación. Pero estas revelaciones todavía no son un saber común. No se comparten en el noticiero ni en el diario. La “ciencia espiritual” suena todavía ajena y se le atribuye a unos pocos grupos que parecen estar alejados de la vida cotidiana. Nuestra sociedad vive aún en un sistema de valores altamente ligado al materialismo. Lo que cuenta es lo que se puede ver. El éxito se mide con valores materiales en todas las clases sociales.

Sin embargo, no podemos negar que los avances de las ciencias naturales y humanas comenzaron a mostrarnos más de la parte invisible y encubierta del mundo. Los resultados denotan que, en comparación, esta parte es mucho mayor que la ya revelada. Entonces, recuerdo a Sócrates, a quien se le atribuye el dicho “sólo sé que no sé nada”.

También recuerdo las clases de física en el colegio, donde aprendí que las partículas más pequeñas de la materia son los átomos. Ahora, unos 50 años más tarde, al revisar la universidad virtual de Google nos encontramos con términos como Bosón, Fermión, Quarks, Leptón, Hadrones y Neutrinos. El átomo todavía existe, pero la evolución nos ha traído conocimientos que ya no caben en éste. Las definiciones y asignaciones existentes no alcanzan y con cada nuevo descubrimiento se crean nuevos términos para dar explicaciones más coherentes sobre el mundo.

No es mi intención comenzar una reflexión sobre la física, para esto no tengo suficiente conocimiento. Sólo quiero invitar a pensar que lo que sucede en las ciencias naturales, también sucede a nivel de los avances en las disciplinas vinculadas al desarrollo humano. En las últimas décadas, han surgido nuevos conocimientos que no entran en los términos existentes. En este caso, me refiero a las Constelaciones Familiares.

Cuando llegué a Buenos Aires hace 20 años, para introducir a Bert Hellinger y las Constelaciones Familiares, nadie sabía de qué estaba hablando. Mientras tanto las hicimos conocidas entre muchos, hasta que hoy en día han llegado a estar de moda. Se habla de ellas en la radio, en la televisión, se puede leer en revistas y hasta escuchar de ellas en una conversación tomando café en una confitería.

Pero ¿qué son las Constelaciones Familiares?

Antes de responder esta pregunta necesito hacer una aclaración fundamental.

Son dos los aportes importantes que Bert Hellinger, el creador de las Constelaciones Familiares, ha hecho con su desarrollo. En primer lugar, formuló los Órdenes del Amor que son Principios básicos de la Vida con los cuales describe las leyes que rigen todos los sistemas humanos. Algunas de estas leyes son conocidas y evidentes en las relaciones. Por ejemplo, que todos los miembros de una familia pertenecen a esta familia, no importa si estamos de acuerdo o no. También hay leyes, que, aunque son conocidas, no son evidentes debido a la alta complejidad de las relaciones.

En el segundo lugar, está la Constelación Familiar. Esta es la herramienta con la cual se pueden revelar dichas leyes, tanto las evidentes como las no evidentes, y también las implicaciones ocultas.

Habitualmente, en el uso coloquial de la lengua, se emplean estos dos aportes sinónimamente, aunque no es del todo correcto. Se puede hablar de los Órdenes del Amor independientemente de las Constelaciones Familiares, pero no se puede hablar de las Constelaciones Familiares sin incluir los Órdenes del Amor, porque en las Constelaciones se trata de descubrir y restablecer las leyes sistémicas. En este sentido, Bert Hellinger ha creado una filosofía de vida que es accesibles a todos los seres humanos y en la medida en que ésta puede ser entendida, también puede ser aplicada.

Entonces: la disciplina de las Constelaciones Familiares es relativamente joven. Bert Hellinger comenzó a trabajar con esta mirada en los años ´80. No sé decir si él mismo la ha denominado “psicoterapia”, pero sé que el primer libro de Gunthard Weber -transcripción de un taller de Hellinger- fue titulado “Felicidad Dual - La psicoterapia sistémica de Bert Hellinger”.

Para aclarar los términos: en Alemania y Austria existe una diferenciación entre el psicólogo, el psiquiatra y el psicoterapeuta. El psicólogo, en términos generales, viene de las ciencias naturales y no está autorizado a hacer terapia con pacientes. El psiquiatra es un médico con la especialización en psiquiatría por lo que está habilitado a medicar y, con una formación psicoterapéutica, también a realizar psicoterapia con pacientes. Por último, el psicoterapeuta tiene una formación en algún enfoque psicoterapéutico reconocido y su profesión es considerada como parte de las ciencias humanas.

Por el simple hecho de que los primeros interesados en el trabajo de Bert Hellinger en Alemania y Austria eran en general psicoterapeutas, las Constelaciones Familiares han sido ubicadas dentro del ámbito de la psicoterapia. Sin embargo, la Asociación Sistémica y los Colegios Médicos de Alemania no tardaron en criticarlo, ya que no consideraban que su enfoque respondiera a los criterios de la Terapia Sistémica. Hellinger estuvo de acuerdo, nunca había pedido el reconocimiento de estas instancias, sino al contrario, una y otra vez enfatizó que las Constelaciones Familiares son diferentes de la psicoterapia y que todos quienes las hubiesen aprendido podrían aplicarlas.

Ya han pasado casi 40 años desde aquel entonces y actualmente se desencadenó la misma discusión en Argentina. Se critica que las Constelaciones no pueden ser llamadas psicoterapia, ni tampoco psicoterapia alternativa o complementaria. Esto es cierto. No corresponden al marco teórico ni metodológico de la psicología. La metodología de las Constelaciones Familiares es diferente. Los Órdenes del amor, como leyes sistémicas, son empíricamente verificables, aunque por ahora no forman parte de los contenidos en las materias de las universidades.

Vuelvo a la parte histórica.

Cuando comencé a divulgar este trabajo y a brindar formaciones en Argentina, también hablé de un enfoque terapéutico, pero pronto me di cuenta de que esto no era adecuado en los casos de constelaciones que se aplican en otros contextos fuera de la psicoterapia. Los participantes de las formaciones procedían de diferentes ámbitos laborales y también había personas que no tenían una profesión o un título habilitante. Entonces noté la necesidad de implementar una distinción: al terminar la cursada, con el cumplimiento de todos los requisitos, se entrega un Certificado como Facilitador de Constelaciones Familiares y, a su vez, se clasifica a los egresados según su profesión de base o de su desempeño.

Esto entró en vigencia en el año 2003 y, a partir de ese momento, el trabajo se diversificó en seis ámbitos diferentes: clínica psicológica, clínica médica, educación, jurídica, asesoramiento organizacional y laboral, y asesoramiento familiar y social. No tenía sentido hablar de un enfoque psicoterapéutico, porque en todos los rubros que no fueran clínica psicológica no se necesitaban las Constelaciones psicoterapéuticas. No hubiera tenido sentido ofrecerle a un asesor empresarial que haga “terapia” con las empresas o decir a un juez que acompañe “terapéuticamente” la judicialización de un asunto, ni que un médico haga “terapia” con una Constelación porque, para sus tareas ya tienen herramientas específicas de su campo y el título que los habilita en su desempeño.

En realidad, aquel que utiliza la Constelación en su trabajo la convierte en el “lenguaje” de su profesión. Las leyes sistémicas son el contenido en todos los ámbitos y la Constelación es el idioma con el cual se evidencian estas leyes. Existen muchos lenguajes: uno puede hablar en términos jurídicos, médicos, pedagógicos, psicológicos; con dibujos, con música; en español, en inglés, en chino; con movimientos y también con posicionamientos de personas o elementos. Esto es posible, siempre y cuando, la persona que busca una respuesta comparta el idioma.

Por ejemplo:

 Cuando un psicólogo utiliza una Constelación puede explorar las relaciones familiares del paciente y entender las dinámicas que producen la angustia por la cual consulta e incluirlo en el proceso terapéutico.

 Cuando un abogado utiliza una Constelación, puede revisar cuál es el obstáculo que está frenando una sucesión o cómo se puede resolver la distribución de acciones entre los socios que están en conflicto.

 Cuando un médico utiliza una Constelación puede revisar qué lealtades impiden a su paciente integrar un trasplante o qué relación familiar o laboral interfiere en la sanación de una enfermedad.

 Cuando un maestro utiliza una Constelación, puede ayudar a ver dónde se traba la motivación del estudiante y su posición entre los compañeros de clase.

 Cuando un asesor de empresas utiliza una Constelación puede investigar la relación entre la producción y la venta en una empresa o descubrir por qué se dan siempre las mismas dinámicas en un sector.

 Cuando un trabajador social utiliza una Constelación puede revelar la dinámica en la familia de un niño con comportamiento agresivo viendo cómo esto está relacionado con el divorcio de los padres.

Ni el médico, ni el abogado, ni el asesor de empresas, ni ninguno de todos los anteriormente citados -salvo, por supuesto, el psicólogo para ejercer su propia profesión- necesitan estudiar psicología para poder trabajar sobre las relaciones utilizando las Constelaciones.

Con respecto a temas más frecuentes como las relaciones familiares, el amor, el reconocimiento, la pertenencia y las necesidades humanas ¡todos somos expertos! Las leyes sistémicas son un conocimiento común; una filosofía de la vida.

Pero ¿cómo llamar entonces a este trabajo que parece un camaleón que se adapta a todos los contextos?

Hago aquí una propuesta, que puede no ser la definitiva, porque todavía no hemos logrado salir del agua en la que estamos sumergidos para describir claramente desde afuera qué es el agua.

Las Constelaciones Familiares son una herramienta sistémica, fenomenológica, vincular para descubrir el funcionamiento invisible de las relaciones humanas y dar la posibilidad de integrar a todos los miembros y hechos en el sistema y, en consecuencia, contribuir al encuentro de su lugar en el mundo.

La psicología y la psicoterapia son disciplinas diferentes. Tienen su propia epistemología, su meta y su finalidad.

Las Constelaciones Familiares no son psicoterapia ni psicología y no tienen lugar entre disciplinas reconocidas actualmente a nivel formal. Es una disciplina nueva que tiene un marco particular. El reconocimiento de esta diferenciación tomará su tiempo-espacio hasta que sea formalmente integrada.

Encajar las Constelaciones Familiares en una de las disciplinas existentes, sería como meter un auto en un acuario. Para encajarlas en lo existente, ambas cosas, el auto y el acuario, dejarían de ser lo que son.

Como siempre, cuando algo nuevo y desconocido está por integrarse, hay que encontrar denominaciones que no lesionen los marcos de las disciplinas existentes ni limiten lo nuevo que puja por desplegarse.

Las Constelaciones Familiares son un nuevo “lenguaje” sistémico fenomenológico relacional, que permite traducir las dinámicas invisibles de los vínculos humanos. Este lenguaje se puede utilizar en cualquier contexto y respecto a cualquier pregunta.

El “lenguaje” de las Constelaciones ayuda a revelar la parte invisible de las relaciones, en todos los contextos. Aunque los Órdenes del Amor enuncian leyes generales que rigen los sistemas, no debemos pensarlos mecánicamente ni automatizarlos, no se muestran en todos los sistemas del mismo modo en el mismo momento.

Hay diferentes niveles en que se trabaja con las Constelaciones. El trabajo puede revelar simplemente unos principios básicos, por ejemplo, la ubicación de cada uno en la familia o mostrar quién falta, a quién le fue negado el derecho de pertenencia; puede modificar el entendimiento de la persona sobre sí misma y su actitud con respecto a los demás miembros del grupo; y puede llegar incluso a revelaciones esenciales para el consultante. En todo caso, la mirada siempre está puesta sobre la totalidad del sistema en cuestión. Es por este motivo, que el trabajo no satisface solamente a una persona, sino que la “solución” siempre se da a nivel sistémico. No existe algo que haga bien a uno si no hace bien a todos. Si logramos el bien de uno, pero éste hace mal a otro, no hemos encontrado la solución sistémica.

Para facilitar Constelaciones Familiares no se necesita un estudio académico. Se necesita una formación en Constelaciones Familiares que comprenda el estudio profundo de Los Órdenes del Amor. Además, se necesita experiencia de vida, una actitud libre de juicio, desarrollo personal y una práctica espiritual. El facilitador tiene que tener la capacidad de mantenerse en contacto y ponerse en resonancia con la persona y su sistema, para dar lugar a que se integre todo lo que le pertenece.

Las Constelaciones Familiares son un lenguaje que el facilitador utiliza para que la persona pueda desenredar la complejidad de su problemática. Cuando el consultante logra este entendimiento, la energía entre todos vuelve a fluir y cada uno puede ubicarse en su lugar, hacerse cargo de sus asuntos y comunicarse adecuadamente con su entorno.

En las últimas décadas se han desarrollado muchas disciplinas diferentes para sanar la vida en la tierra. En realidad, algunas de ellas son disciplinas milenarias del Oriente, como las prácticas espirituales y energéticas que ahora resultan disruptivas para Occidente. Las Constelaciones Familiares comprenden la mirada sistémica, la actitud espiritual, y contienen también conocimientos de la psicología, de la medicina y de otras ciencias afines, pero no son ni pretenden ser lo mismo.

Recapitulando ¿Cómo responder entonces a la pregunta ¿Qué son las Constelaciones Familiares?

Son parte de un nuevo paradigma. Una visión holística de la vida y de la salud. Es una herramienta que nos permite “externalizar” la realidad en la cual estamos inmersos y que no podemos ver mientras estamos “dentro”.

¡Esto es algo nuevo, realmente nuevo!

La buena práctica en las constelaciones sistémicas

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