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Presentación

Quienes hemos tenido la oportunidad de estudiar derecho somos conscientes de lo importante que es la argumentación en nuestra disciplina. Casi independientemente de las particularidades de cada rama jurídica, o de cada posibilidad de ejercicio profesional, podemos emprender conversaciones a partir de las decisiones que toman los distintos agentes del derecho. A menudo criticamos o intentamos analizar los motivos que llevaron a nuestras cortes a tomar ciertos cursos de acción. No pocas veces, de hecho, aludimos a los posibles motivos políticos, económicos, o simplemente actitudinales detrás de cada sentencia que leemos o de la que hablamos. Y quizá hagamos lo mismo con respecto de las decisiones de entidades administrativas, o las de nuestros clientes, o las de nuestros colegas (¿cómo no?).

Lo cierto es que somos capaces de identificar qué argumentos nos resultan más plausibles que otros. Sabemos que no es mera arbitrariedad que tal o cual sentencia nos parezca mejor fundamentada. Sospechamos que las razones son capaces de persuadirnos y ello genera una vivaz curiosidad por encontrar las estructuras y principios que hacen que un argumento sea bueno o por lo menos razonable. ¿Qué abogado, juez, autoridad pública o teórico del derecho no quisiera una guía para persuadir? ¿Quién no quisiera ganar todos sus debates con buenas razones? Ello, quizá, hace que un libro sobre argumentación jurídica tenga ese atractivo tan particular. Pero es justo advertir al lector de algo: no existe un método para la infalibilidad, y quizá sea un sinsentido intentar buscar alguno (salvo que insistamos en ver una posibilidad en el aporte probable que la inteligencia artificial pueda ofrecer al derecho, pero ello tendrá que esperar hasta que dicho tópico se explore algo más).

Este libro no pretende, en consecuencia, exponer una guía para la argumentación jurídica. No es ni siquiera un tratado de lo que implica argumentar en derecho. Y, más bien, aborda conceptos, lineas de pensamiento y tesis que podrían ser desconocidas para el jurista de tradición civilista. Pero esto no debería ser objeto de pesimismo (de hecho, sería inaudaz de mi parte derribar las expectativas del lector). Por el contrario, quizá en esta obra el lector pueda encontrar alguna utilidad; y es que el tópico de esta obra, el consecuencialismo jurídico, puede en efecto despertar curiosidad en todos aquellos que alguna vez hemos tomado una decisión con base en la proyección de las consecuencias positivas o negativas que nuestras alternativas podrían generar. No necesito citar algún ejemplo, es probable que usted rememore alguna experiencia personal o ajena en donde ello sucedió. No quisiera decir mucho más. Acompáñeme en la defensa de mi argumento y quizá algo de lo que diga le parezca razonable.

Este trabajo representa no solamente una reflexión en materia de argumentación jurídica, teoría jurídica y filosofía del derecho, sino también una apuesta personal por la vida académica. Este libro recoge en gran medida la que fue mi tesis para optar por el título profesional de abogado en la Universidad Católica San Pablo (Arequipa); pero sus páginas también contienen el que fue un reencuentro con la filosofía del derecho y la decisión de dedicarme a la investigación. De hecho, el origen de las ideas que aquí toman la forma de un pequeño libro se dio mientras realizaba, a mediados de 2019, un curso de especialización en arbitraje internacional en el Washington College of Law de la American University. Se suponía que esa era una oportunidad, un paso más —digamos— para convertirme en un abogado internacional. Pero fue en la biblioteca de dicha institución, sorprendentemente amplia para un bachiller en derecho peruano, donde conocí la obra de Neil MacCormick. Su elocuencia me cautivó de inmediato (a pesar de mi limitado entendimiento del inglés) y las ideas para una investigación sobre su obra empezaron a surgir. A mi regreso a Perú me reuní con el Dr. José Chávez-Fernández, mi amigo y maestro de Filosofía del Derecho, para conversar acerca de mis ideas. Con mucha generosidad me ofreció su guía para elaborar un plan de tesis y aceptó supervisar mi trabajo. No podría en estas breves lineas describir lo invaluable que ha sido su ayuda: me ha introducido en el maravilloso mundo de la filosofía jurídica, me ha enseñado a investigar con mayor rigurosidad, ha dirigido la tesis cuyo contenido este libro recoge, y me ha honrado con el valioso prólogo que redactó.

Quisiera poder expresar también mis agradecimientos a ciertas personas que, de alguna manera, han contribuido especialmente en el proceso de escribir este libro. Armando Romero Muñóz, Ana Lucía Rubio Gonzales y Raúl Zúñiga Peralta, cada quien desde su area de especialización y con especial sabiduría, me ofrecieron valiosas perspectivas y discusiones sobre el tema de mi investigación. Sus inestimables aportes han representado para mí un gesto de notable generosidad académica y personal. El Mtro. Alonso Begazo Cáceres y el Dr. Francisco Rizo Patrón conformaron el jurado calificador de la tesis y me ofrecieron sugerencias sumamente útiles para corregir algunos errores y evitar ambiguedades. Alem Zeballos Azañero me ayudó, a través de las numerosas bases de datos con las que cuenta la Universidad de Oslo (Noruega), a acceder a fuentes bibliográficas que no hubiera podido conseguir de otro modo. Particularmente en el estudio de la teoría de John Finnis, el Dr. Rodolfo Vigo contribuyó especialmente al regalarme el libro de su autoría “El Iusnaturalismo actual: de M. Villey a J. Finnis”. Muchas de las virtudes de este trabajo se deben a la generosidad de las personas mencionadas en estos párrafos. De las fallas e imprecisiones soy el único responsable.

Más allá de la particular realización de esta obra, quisiera expresar mi gratitud a la comunidad académica de la Universidad Católica San Pablo. En particular, me siento en deuda con la Mtra. Devora Franco García, el Mtro. Daniel Ugarte Mostajo y el Dr. Rafael Santa María D’Angelo, quienes como autoridades del Departamento de Derecho y Ciencia Política me han mostrado siempre su confianza y apoyo. Y en general, desearía dar un justo reconocimiento a todos los profesores que brindaron parte de su tiempo y experiencia en cada curso que llevé con ellos, a los miembros del personal administrativo que ofrecieron siempre su gentil asistencia en trámites académicos, y a mis compañeros y amigos de la Facultad de Derecho, de quienes he podido siempre aprender algo nuevo.

Quisiera agradecer muy especialmente también al Dr. Pedro Grández Castro, editor general de Palestra Editores, por darme la inmensa oportunidad de poder difundir mi trabajo y de que este pueda discutirse más ampliamente. Sus sugerencias editoriales y experiencia han sido de inmensa ayuda y, con seguridad, han optimizado el trabajo y su presentación.

Quisiera agradecer de forma muy íntima a mi familia. A mis padres, Wilfor Ríos Tamo y Edith Carrillo Manrique, por el incondicional amor y paciencia con quien ha sido, más bien, un hijo mentalmente semipresente. Y a mi hermano, Diego, por ser ese amigo fiel que siempre me saca una sonrisa a pesar de mi no inadvertida seriedad.

Finalmente, deseo reconocerme agradecido con Dios, de quien a pesar de mis muchas faltas he podido recibir el amor y el perdón.

Arequipa, 2021

Piero Ríos Carrillo

El razonamiento jurídico consecuencialista

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