Читать книгу Risa adentro - Rafael Gumucio - Страница 8

Alberto Montt

Оглавление

Dibujar el chiste

Abril de 2011

Alberto Montt (Quito, 1972) es dibujante, ilustrador y comediante. Ha ilustrado libros infantiles, libros de recetas de cocina, manuales de sexología. Ha trabajado en diarios y revistas dentro y fuera de Chile.​ En 2011, el servicio de radiodifusión alemán Deutsche Welle le otorgó el galardón The BOBs al Mejor Weblog en Español por Dosis diarias, un sitio en que comparte semanalmente sus dibujos cáusticos, de apariencia inocente, pero llenos de veneno. Se especializa en burlarse de Dios, Batman y Robin, la tecnología y cualquier mito o leyenda que se le cruza. Junto con el dibujante argentino Liniers inauguró un nuevo género de comedia, la stand up comedy Los Ilustrados, mezcla de dibujos y comedia en vivo de gran éxito.

Montt, moreno, barbado y bien parecido, llegó a la Clínica de Humor singularmente preparado. Su presentación venía respaldada con un powerpoint muy ilustrado e ilustrativo sobre las distintas escuelas de humor gráfico de entonces. No era aún la estrella internacional en la que se convertiría al aliar su talento al del dibujante argentino Liniers, pero sus Dosis diarias daban que hablar. Los restos de un acento ecuatoriano, difícil de clasificar para oídos chilenos, de alguna forma adelantaban su destino internacional. Aunque quizás era el empeño de su powerpoint, la seguridad con que hablaba de su trabajo, la certeza de amarlo sin resquemor lo que hacía vislumbrar en él un destino particular. No estaba jugando, aunque terminada su exposición se dejó interrogar con la soltura y la ironía que esta entrevista intenta reproducir.

—Viviste los primeros años de tu vida en la selva ecuatoriana. ¿Tú crees que eso influye en tu aproximación al humor?

No sé si eso influye en mi forma directamente, en el humor, pero yo creo que lo que almuerce hoy día influye en lo que yo hago, si en el fondo esto tiene que ver con una expresión personal y desde esa perspectiva todo, todo, todo me ha influenciado. Ahora, lo que sí definitivamente me sirvió fue que, al estar aislado y solamente con esos cuadernos, de una u otra forma ellos marcaron mi camino, me nutrieron, me amamantaron, me cuidaron mientras mis padres trabajaban.

—¿Qué estaban haciendo en la selva tus padres?

Es que, bueno, es el bosque, uno tropical húmedo, bueno... sí es selva, sí es selva. Mi viejo es agrónomo, entonces creo que administraba un campo pequeño en la selva y estábamos ahí metidos.

—¿Haber pasado tu juventud en Ecuador te da una perspectiva distinta para mirar la chilenidad?

Sí, me pasa que se me ocurren chistes locales, se me ocurren chistes chilenos, chistes argentinos, se me ocurren chistes ecuatorianos que sé que no los entendería ningún chileno, o pocos chilenos. Ponte tú hacer una imagen gráfica que diga “El trío Los Panchos” y sean tres hotdogs, tres completos con guitarra, eso en Argentina puede ser gracioso, pero en Ecuador no tiene ningún sentido, y en Chile tampoco. Entonces me pasa, me pasa, pero lo que trato de hacer en el blog es también como parte de mi ejercicio, hacer cosas que sean más globales. Hay pocos chistes chilenos en mis libros. En general, mis dibujos se pueden entender en cualquier parte de Latinoamérica.

—Quizás por eso no hay personajes de la televisión o la farándula en tus dibujos.

No me tienta ese tipo de humor. Quizás porque viví en la selva, como dices tú.

—¿O sea no tienes tele, por culpa de la selva?

No, no, tengo tele.

—Pero no la prendes...

No, sí la prendo, pero no la miro.

—Ah, tú te ríes de los geeks y de la tecnología que usas.

Pero me río de mí. Porque yo soy muy ñoño, entonces en general yo me estoy riendo de mí, no estoy burlándome del gordito que pasa todo el día frente al computador porque yo soy el gordito que pasa frente al computador todo el día.

—¿La política te convoca como dibujante?

Me convoca enormemente, pero cuando trato temas políticos trato de no hablar de las personas sino de un hecho más general. O sea, ponte, si Piñera anda con el papelito de los mineros en el bolsillo y yo lo dibujo, va a tener sentido hoy, los próximos cuatro años y en treinta años alguien lo va a ver y no va a entender nada, pero si hablo de la estupidez estoy abarcando ese acto, o sea la estupidez de la política, ponte tú, tiene una relación con un político ecuatoriano y con uno argentino. Trato de ser un poco más general, no en la temática, pero sí en cómo abordar las temáticas.

—En tus dibujos hay un contraste entre los colores y las formas, que son generalmente amigables, casi inocentes, y el texto, que suele ser sarcástico, cruel o absurdo.

Mira, no fue un proceso pensado. Decir “ah, yo voy a hacer este tipo de gráficas para poder comunicar estas ideas que son un poco más violentas”. Tiene que ver con el hecho de haber sido ilustrador todos estos años y tener que resolver una viñeta en cuarenta minutos. Entonces de una u otra forma ese tipo de gráfica me facilita ese proceso. Ahora, si ves ese tipo de gráfica y te pones al lado de un cuaderno de Condorito vas a ver que las narices son de Condorito, que el tipo de manos tiene que ver con Quino, que la postura corporal tiene que ver con Olafo quizás, entonces por ahí en mi cerebro, de algún proceso que yo no entiendo y no creo que llegue a entenderlo, al sentarme a ilustrar una idea acudí a estos recortes, y resultó ser algo que a veces puede ser un poco tierno y se contrapone con la dureza de algunos textos.

—¿Es muy distinto ilustrar libros de otros que dibujar tus propios chistes?

Yo cuando hago libros infantiles como que me pierdo un poco en la gráfica, cuando hago el blog es todo comunicación. Entonces el blog soy yo, los libros infantiles no, entonces no creo que haya una rebeldía para con eso, sino más bien es volcarme entero en este blog y resulta una cosa más negra, un poco más quizás depresiva, más irónica, sarcástica.

—¿De dónde salen tus ideas?

No sé. Hay días y días, hay días en que se me ocurren diez y quince ideas y las anoto y sirve como una pequeña cuenta de ahorros. Hay días en que tenía una idea genial, abro el papelito y no entiendo qué carajos escribí en la noche. Hay otros días en que entiendo qué escribí en la noche y digo “¡en qué carajos estaba pensando!”.

—¿Escribes o dibujas la idea?

La escrib... dibujo.

—¿Cómo es eso?

Hay ideas que son visuales y hay ideas que son conceptuales, entonces hago una de cada una, cuando no tengo a mano algo con qué dibujar, generalmente lo escribo en el teléfono, esa es mi nueva libreta.

—¿Tu teléfono celular?

Sí, sí, escribo en el teléfono y a veces también dibujo. A veces también tuiteo, me gusta el Twitter. Entonces, muchas veces uso el Twitter para escribir ahora ideas.

—¿No te da miedo que te lo copien los tuiteros?

No. Tuitearlo es una manera de probarlo. Uno ve si funciona cuando lo retuitean. Pongo por ejemplo “Dios es el proctólogo del universo” a propósito de los hoyos negros, y veo cómo funciona.

—Pero también lo transforman. ¿Incorporas esas transformaciones al proceso final?

No, en general me quedo con mi idea. Lo que sí me pasó alguna vez es que me han corregido textos, porque yo no soy escritor. Y aparte el tema de las faltas de ortografía, que de repente me dicen “oye, te falta un acento”, pero me han dicho “oye, tu texto de catorce párrafos quedaría mejor en esta frase”. Lo he corregido para el libro, ponte tú, porque en ese caso yo lo considero como un trabajo de editor, que no es lo mismo que una idea nueva, ¿me explico? Entonces, si me retuitean una idea nueva no puedo, me duele la guata.

—¿De culpa?

No, es que tengo colon irritable.

—Siempre cuando hablo con dibujantes me pasa que tú les dices “oye, qué divertido el chiste”, pero ellos te dicen “lo divertido es que usé un aerógrafo y este es un lápiz no sé cuánto”, y te empiezan a hablar de cosas técnicas cuando la gran sustancia que ustedes trabajan es justamente la idea y la frase, los conceptos, más que las imágenes.

Mira, un ejemplo puntual de eso: cuando uno ve los primeros libros de Quino, post Mafalda, a veces son libros enteros en que no tienes una sola letra, son pura imagen, imagen, imagen y son geniales y tú ves el último chiste de Quino y tú podrías eliminar la imagen y quedarte con el texto, entonces hay una evolución en ese caso puntual, que va de dibujante a escritor. Ahora, si me preguntas a mí, sí, yo me considero escritor, de una u otra forma, y me considero dibujante y la ilustración, o sea, las viñetas, son una mezcla de eso. Yo considero que el humor gráfico está más cerca de la literatura que de la gráfica.

—Ahora, cuando tú tienes una idea, por ejemplo la del proctólogo del universo, ¿cómo se te ocurre una imagen para eso?

Ah, no sé, porque no la he resuelto todavía, acabo de tuitearlo.

—¿Tienes que buscar un personaje que diga eso?

Probablemente haga un tipo como tú y yo conversando diciendo “yo creo que”. Cuando no puedo resolver una imagen busco la forma de resolver la idea. Por ejemplo, me pasó una vez que yo tenía esta idea de un sauce llorón y dos álamos al lado que le gritaban “¡niñita, niñita!”, pero entonces, como no sabía cómo resolverla para que fuera buena, lo que hice fue a un tipo presentando un cartel con un dibujo muy rápido de un sauce llorón y unos álamos y el tipo dice “bueno, hoy día no alcancé a hacer la viñeta, pero la idea era esta”. Entonces resuelvo la idea con un recurso. Ahora, ese es un proceso obviamente más pensado, pero que me parece igualmente válido o no sé, ponte tú. Todo el tema del metahumor, Liniers es un maestro en eso, uno de los chistes que más me gustan de él es este: se ven dos tipos nadando en el mar y en el fondo se ve una isla y arriba en el texto lo único que dice es “dos meses antes de un chiste de náufragos”. Entonces, es tanto lo que implica y tan sorpresivo el asunto, que el tipo no necesita ilustrar el chiste de náufragos. A eso voy yo, probablemente no necesite ilustrar el proctólogo del universo.

—Pero podrías ponerle también una imagen que no tenga nada que ver, una imagen del universo o de un telescopio, o de un astrónomo.

O ahora pensando… podría poner una imagen del universo o de un agujero negro y al lado en otra viñeta Dios en el proctólogo, ¿te fijas? Y hago eso, resuelvo toda la misma idea. Pero no lo sé, cuando me siente a hacerlo... creo que me gusta más así, de hecho. No lo sé, ahí lo veré.

—Cuando queda resuelto, hay un trabajo también grande desde que la idea resulta hasta que la idea se transforma en una imagen.

La verdad es que la técnica es bastante simple, pero más allá de eso no es aburrido, porque algo que me gusta mucho del tema del dibujo es que tú eres un pequeño dios en este asunto, entonces tú tienes en la cabeza algo, pero resulta algo que no necesariamente es lo que tenías en la cabeza. Ese proceso es como un dar a luz constante, entonces tiene un encanto especial para mí. Me pasa que a veces veo un dibujo y digo “guau, de dónde salió esto, ¿de dónde salió este oso?”.

—¿Cuánto te demoras desde que tienes la idea hasta el dibujo final?

Cuarenta minutos desde que tengo la idea hasta que está subida en el blog. Hago los colores en digital, si no no te alcanza el tiempo y no lo puedes corregir, que además me parece algo muy importante en estos procesos, la capacidad de darte vuelta en la mitad del camino y cambiar todo. A veces subo una viñeta con un texto determinado y veo el texto y no tiene sentido y le pongo un texto nada que ver después.

—¿Eres muy seguro de tus ideas? Por ejemplo, cuando terminas un dibujo, ¿no existe una persona a la que tú te acerques y le digas “oye, mira, qué te parece esto?”

Mi mujer. Le muestro todo. Si a ella no le gusta, sé que va a ser muy exitoso (risas).

—Después de todo, eso es lo que le pasó contigo.

Pero si le gusté y soy exitoso. No funciona tu teoría.

—Eso es lo que crees tú. ¿Te importa que la mayor parte de los lectores entiendan tus chistes o te basta con que una minoría selecta se ría?

A mí me pasa que a veces yo tengo una idea, la encuentro sumamente graciosa y cri cri cri... Entonces, o no lo entendieron o no gustó o fue muy abstracto, entonces no es que yo estoy tratando de hacer un chiste que sea críptico y me sale al revés. Gary Larson tiene un chiste fantástico donde se ve una selva y los árboles, hay una lavadora, una licuadora, en el piso hay una secadora, una cocina y abajo en el texto dice: “Niños, ¿cuántos objetos de casa ven en esta imagen?”. Es bastante obvio el tema de cuáles son objetos de casa y cuáles no, y lo gracioso está en eso, en la estupidez, y es muy loco porque yo alguna vez leí una entrevista de Larson que decía que nunca en la vida había recibido tantas cartas como por ese chiste, pidiendo que por favor explique a qué se refería, o sea cuál era la idea superior que él estaba tratando de transmitir y en realidad lo que el tipo estaba haciendo era una estupidez y él se reía de eso.

—¿Pero el resultado que tú buscas es la risa?

No, yo en ningún caso busco la risa. Yo, lo que me gustaría es que la gente cuando lea las viñetas, no todas, y además hay muchos y variados gustos, digan “qué buena idea, o qué genial”, no “qué genio que sos”, en ningún caso “qué genial el punto de vista”.

—O “¡qué cierto!”.

O “qué cierto”, o “tiene toda la razón”. Como es una opinión, busco todo ese tipo de respuestas, mas no la risa en sí. Si se ríe alguien, bueno, bien, y si no, no. Por eso a veces me da risa en el blog, ponen cosas así como “no me reí ni un poco, es el chiste más fome de la Tierra”, y es como “cambia de blog”.

—Con Condorito la gente se ríe de lo fome que es.

Hay un ilustrador que se llama Max Cachimba, argentino, que también es como un cultor de esta idea del chiste absurdo, que tiene un chiste maravilloso en que se ve un pato grande y patitos chiquitos atrás. Entonces el pato grande dice cuac, el siguiente dice cuac, cuac, cuac, y el último tiene una corneta metida en el culo y la corneta dice cuac. Es la hueá más estúpida del mundo, pero yo no pude parar de reírme dos horas. O, ponte, Gustavo Salas, quien es el que hizo el prólogo de mi último libro, tiene un chiste en que se ve que se acerca un tipo a una vaca y la vaca le dice “¿quieres un daikiri?”, y el tipo le dice “ya”, entonces la vaca saca de las ubres y le da un daikiri y el tipo le dice “guau, no sabía que las vacas podían hacer daikiris”, y la vaca se saca la cabeza y era una gallina, y dice “Es que no soy una vaca”. Entonces hay mucha gente a la que yo le enseño eso y dice “esto es una idiotez, es fome” y yo realmente lo encuentro genial. Entonces también tiene que ver con cuáles son mis gustos, cuál es mi background. Mi viñeta favorita en el mundo es una viñeta donde se ve el Polo Sur, así la vastedad de lo blanco, y a lo lejos, chiquitito, se ve un pingüino caído y justo al lado del pingüino una cáscara de plátano, entonces es tan absurdo a tantos niveles que para mí es la gloria del humor gráfico. ¿Qué hace una cáscara de plátano ahí, por qué se resbaló si tenía todo ese espacio? Entonces eso.

—¿Tú sientes que el humor tiene que ver algo con la agresión?

Como una forma de vivir cierta agresividad secreta, sí. Tiene que ver con eso sí, el blog es mi pequeño patio de juegos y al mismo tiempo un, no sé, un lugar de exorcismo de mis demonios y también es un lugar de protección en donde yo puedo hablar desde este rincón o hacer que una vaquita diga algo que probablemente Alberto Montt no diría. Entonces desde esa perspectiva es un parachoques y es un golpeador.

Risa adentro

Подняться наверх