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||1 DEL ORIGEN DE LA CASA DE PERILLÓS

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Poco antes, en el prólogo desta tercera parte, prometí tratar de la muy illustre familia de Perillós, de la qual es el principal y cabeça don Giner Rabaça y de Perillós, antes nombrado don Remón de Perillós. E por ende se ha de advertir que este apellido de Perillós fue corrompido por los vulgares que le nombran Perellós, y en Cataluña le nombran Parallós, empero en Francia, de donde es su origen, se nombraron de Bertrán y de Perillós.

Esta casa de Perillós, de quien es nuestra historia, procede de la notable y principal casa de Torsón, conde de Toloza. Este conde de Torsón fue muy valeroso cavallero y príncipe muy señalado, de quien procedió el conde don Beltrán, que fue en la guerra de ultramar, donde ganó gran prez y famoso nombre en la conquista de la Tierra Sancta. Los condes de Toloza de la casa de Beltrán, según tenemos entendido por una genealogía muy antigua de los condes que fueron de Tolosa, de Torsón fue el primero en tiempo del emperador Carlo Magno, por los años de 770, el qual, después de haverse sojuzgado la Aquitania por el rey Pepino, su padre, que venció al duque Gaifredo, ordenó nueve condes en aquella provincia del linage de los francos, que fueron estos que se siguen: Himberto, conde de Besés; Albón, conde de Puitiers; Rogiero, conde de Lemosins; Guido, conde de Perigord; Iterio, conde de Albernia; Buló, conde de Valois; Anón, conde de Albi; Seguino, conde de Burdeus y Torsón, conde de Toloza. Y a estos puso el emperador Carlo Magno debaxo la obediencia y dominio de don // Luis, su hijo, rey de Francia. A este Torsón succedieron Isauredo, Bertrán, Guillelmo, Remón de San Gil, Guillem Tallaferro, Ponce, Aymerico y don Remón el segundo, padre deste don Beltrán, cuya memoria fue muy illustre y celebrada en la empresa de la Tierra Sancta, porque se halló en el combate de las ciudades de Antiochía y de Hierusalem y puso cerco contra la ciudad de Trípol de Suria, en el qual murió año de 1101.10

Este conde don Remón11 casó con doña Elvira, hija del rey don Alonso el sexto de Castilla y León,12 que ganó la ciudad de Toledo, y huvo a este don Beltrán, que continuó la empresa de la Tierra Sancta. Y navegó con 70 galeras de genoveses a Suria, y con ayuda del rey de Hierusalem ganó a Trípol, y succedió a su padre en el estado que conquistaron en Asia y fue señor de Trípol. Tuvo otro hijo el conde don Remón que nasció en Asia, que llamaron don Alonso Jordán, porque fue baptizado en el Jordán, según escribe el arçobispo don Rodrigo, el qual después succedió en el condado de Toloza y de Sant Gil.13 Este conde don Beltrán se vio en Barbastro por el mes de mayo año 1116 con el emperador don Alonso,14 y por el deudo y amistad que havía entre los reyes de Aragón y los condes de Toloza, por haver casado el conde con doña Hermesenda, infanta de Aragón,15 le recibió bien. Y por quanto Guillem, conde de Puitiers, que descendía por parte de madre de los condes de Toloza, se le havía alsado con el estado, siendo él ausente en la guerra de ultramar, se hizo vassallo del rey de Aragón y se puso so su señorío, con el condado de Toloza y ciudad de Narbona, con todo el Narbonés, el condado de Besés, el Agadés, Cahors, Albi, Carcasona. Y trataron ||1v todo lo demás que convino al conde, porque el emperador le regonoscía por su deudo y amigo.16

Deste conde don Beltrán procedió un hijo llamado don Beltrán y éste se vino en la tierra de Cahors, en un pueblo nombrado Perillac. Y aquí se assentó y tuvo casa muy principal, de quien decendieron hijos y nietos. Y a la casa pusieron los vulgares appellido de Beltrán, por la valor y nobleza de los señores della. Esta casa fue muy señalada en aquellos años y en muchos otros después. El asiento desta casa es en el obispado de Cohors, en la ribera del río de Ordoña. Este río divide las tierras del Carsinac de las tierras del Perigordí. Este río anda entre montes, por barrancos hondos, y la ribera es ventosa, como lo son otras riberas; y en algunas partes del río, por causa de su hondura, hay puentes para que le puedan los caminantes passar. Acaesció jornada que don Remón de Bertrán, cavallero de la casa he linage de Bertrán, principal en aquel partido, caminava para passar por una puente alta y algo peligroso, assí por su altitud como por ser muy angosta y ventosa; e a la hora, por el contrario camino venía otro cavallero con quien el don Remón de Bertrán tenía antiguas enemistades; quiso ventura de encontrarse en la puente, donde tiraron de sus espadas, e como el don Remón era varón de mucha fuerça y destreza, derribó a su contrario en el suelo y de allí en el río. Y aun de la pelea que se travó entre los criados de los cavalleros, el don Remón de Bertrán llevó lo mejor de la jornada. De donde se recrecieron bandos muy reñidos en aquella tierra. E los pueblos de Perillac empeçaron a nombrarle don Remón Bertrán de Perillós, por la puente del peligro que antes diximos.17

Este don Remón Bertrán y por su hazaña nombrado de Perillós, tenía otro hermano, que tomó appellido de Bertrán de Claquí, que se fuera a las guerras // del rey de Francia contra el rey de Inglaterra, en la tierra de Gales.18 E porque también havía guerras en España, acordó el don Remón de venir en España para provar su ventura y ganar fama. Y truxo consigo a don Francisco de Bertrán, hermano menor y moço de poca hedad, de juizio muy avisado y suelto de su persona. Y andando por sus jornadas llegaron los dos hermanos, Remón y Francisco, en el principado de Cataluña, casi por los años de mil trezientos y doze, donde el rey de Aragón les rescibió amorosamente, porque el don Remón era cavallero hermoso de rostro y de conversación apazible.19 Y junto con esto era varón esforçado y valeroso; y como fuera cevado en la hazaña de la puente y en otras muchas, teníase en lo que era, y el rey le consideró por tal y le honró mucho.

Andando los tiempos, según recitan los choronistas de Aragón,20 acaesció que en el año del nascimiento de Christo Jesu, de mil trezientos y veinteidós, el don Remón Bertrán de Perillós tuvo ciertas diferencias y bandos con don Guillem de Canet, varón muy principal y de valor, heredado en el condado de Rossellón. Y por este bando y parcelidades crescidas, se alteró toda aquella tierra de Rosellón, en tanta manera que fue necessario que los sereníssimos reyes, don Jaime de Aragón,21 que tenía por muy servidor al don Remón Beltrán de Perillós y le desseaba grandemente favorescer por ser tan prudente, valeroso y diestro, y don Sancho de Mallorca,22 que era señor de los condados de Rosellón y Cerdaña, e veía que su tierra se le perdía por los escándalos, muertes y desatientos que se recrescieron, porque la parte de don Remón Beltrán de Perillós fue muy reforçada dentro pocos días de cavalleros de la casa del conde de Tolosa, que le acudieron en poner la mano e pacificarles. Y para esto, los dos reyes procuraron los medios que más ||2 convenientes hallaron a la honor de ambos cavalleros e les hizieron amigos. Y hecha la paz de aquellos, los cavalleros, deudos y amigos del don Remón Bertrán de Perillós que de Francia a su valença vinieron, de aquél se despidieron para bolverse a sus tierras. Entonces, el don Remón de Perillós se hizo vassallo y cavallero del rey de Aragón y se ofresció servirle en la guerra que se amanava contra la isla de Cerdeña. E assí, año de mil trezientos veinteitrés, passó con el rey con poderoso exército contra Cerdeña, donde el don Remón mostró sus hechos de cavallería.Y el rey de cada ida conoscía más la valor de su persona.

Suscedió que el rey don Pedro de Aragón movió guerra contra el rey don Jaime de Mallorca y le quitó el reino de Mallorca y los condados de Rosellón y Cerdaña. Y en estas jornadas le sirvieron muy bien el don Remón de Perillós y su hermano, don Francisco de Perillós.23 En este tiempo era capitán y consejero del rey un cavallero nombrado don Bernaldo de Cabrera, al qual el rey mucho respectava y en todo seguía su parescer, según lo recita Thomich, historiador de Cataluña.24 Estos dos hermanos de Perillós eran muy amigos del don Bernaldo de Cabrera e, por ende, teniendo necessidad el rey don Pedro de Aragón de embiar embaxada al rey de Inglaterra para tratar entre los reyes confederación y amistad, fue embaxador della el don Remón de Perillós casi por los años de mil trezientos y cincuenta, de la qual legación bien negociada el rey fue muy servido, y se lo gratificó muy bien.25 E como el don Remón ya por su hedad y cansado de trabajos de las armas y guerras, propuso reposar su persona, el rey le tenía por su consejero, porque siempre fue persona de prudencia y esperiencia. Y assí acabó sus días en servicio del rey. //

El rey don Pedro de Aragón, según escribe Thomic, embió por embaxador su camarero don Francisco de Perillós a Tolosa para firmar con el duque de Anjou cierta capitulación de amistad, confederación y liga. E que bolviendo el don Francisco de Perillós de Tolosa, halló al rey, su señor, en el camino a la fuente de la Losa de Almenara, e le hizo relación al rey de lo que en su legación hiziera. De que tomó tanto contentamiento el rey, que le hizo merced de Roda en Cataluña, con título de vesconde de Roda.26 Aquí solía estar la sede episcopal hasta el año de mil ochenta y uno, y de Roda fue passada a la ciudad de Lérida, en la qual hasta hoy es cabeça del obispado.27 Otrosí, el rey le hizo merced de Épila, en Aragón, con sus aldeas.

Fue este cavallero don Francisco de Perillós muy general persona, assí en cosas de paz como de guerra y, por ende el rey don Pedro tantas vezes y en tan arduos negocios se amparó dél, y fueron estos que, año de mil trezientos y cincuenta quatro, el rey le hizo su mayordomo y del su consejo, y luego después le embió a Francia para tratar con el christianíssimo rey de Francia cierta confederación y liga e matrimonio, entre don Luis, duque de Anjou, hijo segundo del rey de Francia, con doña Juana, hija segunda del rey de Aragón. E después, por henero del año de mil trezientos cincuenta y cinco, bolvió otra vez en Francia el don Francisco de Perillós, para tratar matrimonios del excellente infante don Juan, duque de Girona, con alguna de las hijas del rey de Francia; e de doña Euphemia, hermana de la reina de Aragón, con el conde de Alansón; e de las infantas doña Blanca e doña Yolante con algunos grandes de la casa de Francia; e de la infanta doña Isabel, hija del rey de Mallorca, con el hijo del conde de Armañach. E por el buen negociar del embaxador, resultó paz y amistad entre los dos reyes.28 ||2v

E después, por fallescimiento del rey don Juan de Francia,29 suscediéndole el rey don Carlos,30 embió el rey don Pedro de Aragón a don Francisco de Perillós, su camarero, para confirmar la paz y amistad que tenía con la casa de Francia. E, año de mil trezientos cincuenta y quatro, el juez de Arborea, persona de grande estado e importancia en la isla de Cerdeña, juntamente con los de aquel reino, se rebeló contra el rey don Pedro de Aragón. E, por ende el rey huvo de passar en Cerdeña con exército y flota de galeras y navíos, y llevó consigo al don Francisco de Perillós. Ya que fueron en tierra, con la industria y amonestaciones del don Francisco, se assentaron los negocios de la isla y del juez de Arborea, de tal manera que todos se rendieron al rey y prestaron la obediencia que devían al rey. De lo qual el rey no poco se tuvo por servido de su camarero y mayordomo don Francisco de Perillós.31

Tomado el orden y assiento de aquel reino, dexándolo en paz y sosiego y a buen recaudo, el rey don Pedro se bolvió a Barcelona, donde halló un embaxador del rey de Francia que venía para tratar con el rey de Aragón que mandasse dar licencia para armar diez galeras en Barcelona, y que fuesse el general dellas don Francisco de Perillós.32 E para todo esto el embaxador trahía comissión, dineros e instrucciones conformes al negocio. Y el rey don Pedro fue contento de complazer al rey de Francia, como se lo pedía. E assí el embaxador trató del negocio con el don Francisco de Perillós. E por su crehencia le dixo que el rey de Francia, su señor, estava muy confiado de la prudencia y destreza del don Francisco que le devía por ser francés y de la casa del conde de Tolosa que, por ende le nombrava capitán general de la armada de la mar. E que su officio havía de ser navegar para Inglaterra y contra todas las tierras y vasallos del rey inglés, haziéndoles // todo el daño possible, por inquietarles y turbarles en la guerra que hazían por la parte de Gales. E assí el don Francisco tomó cargo de la armada, y aquella, bien adereçada y provehída, partió de Barcelona y con próspero viento navegaron; passando el estrecho aportaron a Santlúcar de Barrameda. Y en el puerto del río de Guadalquevir, tomó dos navíos de plazentines cargados de azeite como a ropa y bienes de genovesses, con quien los catalanes tenían guerra. El rey don Pedro de Castilla33 a la sazón se halló presente en Santlúcar y embió un cavallero nombrado Gutier Gómez y Juan Alonso de Mayorga, secretario, para que de su parte hablasen al capitán de las galeras, diziéndole que no devía tomar aquellos navíos de plazentines, porque era ropa de mercaderes que tratavan en sus tierras, siquiera por honor y reverencia del rey de Castilla que estava presente. Y el capitán de la armada les respondió que el rey de Castilla le perdonase que, pues no era ropa suya ni de sus vassallos, ni tampoco les podía asegurar de tormenta de la mar, ni de enemigos que no se diesse acato dello, quanto más que él les prendía como a ropa de enemigos y de buena guerra. Otra vez embió el rey de Castilla a dezírselo mostrando el sentimiento que dello tenía, amenazándole que si no restituhía la presa, que mandaría prender las personas y bienes de todos los mercaderes catalanes que hallaría en Sevilla. Pero por todo ello, el don Francisco de Perillós no quiso restituir la presa, sino que la vendió por setecientas doblas. E dende allí se passó en Inglaterra, donde hizo tan grande estrago por aquella tierra, que tenía atemorisados no sólo los marineros, empero a todos los pueblos marítimos. E quando el rey de Francia se lo mandó, se bolvió para Barcelona.

Mientra don Francisco de Perillós hizo su viaje, fueron presos en Sevilla todos los ||3 catalanes mercaderes, y ponerlos en hierros y sus mercadurías venderlas. Y escrivió una carta para el rey don Pedro de Aragón,34 y con ella embió un cavallero de su casa llamado Gil Velazques de Segovia, diziéndole cómo un capitán de su tierra, con diez galeras y un leño, cabe Santlúcar de Barrameda, havía tomado dos navíos de plazentines en su presencia, catándole muy poca honra y menos cortesía, con mucha desvergüença, e que embiándole a requerir que los restituyesse no hizo caso de cosa alguna; que por ende le requería que le hiziesse entregar aquel capitán suyo que esta deshonra le havía hecho. E assí, llegado el cavallero en Barcelona, dio la carta al rey don Pedro de Aragón y explicó su embaxada. A la qual el rey de Aragón respondió que el capitán de las galeras no estava en sus tierras, e que siempre que tornase en ellas y le pidiessen justicia, provada que fuesse la culpa del capitán, él le castigaría de tal manera que el rey de Castilla quedase satisfecho. E como el Gil Velazques entendió la respuesta del rey de Aragón, que no convenía para lo que pedía el rey de Castilla, respondió en esta manera:

— Rey, la crehencia que el rey de Castilla, mi amo, me manda que diga por su carta es que, pues no queréis entregar al capitán de las galeras, que desafía a vós y ha todo vuestro reino de Aragón.

Allegando ciertas pretensiones por parte del rey de Castilla para dar escusasión del rompimiento de la paz. A todas las quales el rey de Aragón satisfizo, según lo escrive Miguel Carbonell.35 E assí quedaron rompidos de la paz. Y por causa del don Francisco de Perillós, a quien el rey favorescía, se escomençó la guerra entre los reyes don Pedro el Cruel de Castilla y don Pedro de Aragón, en el año de mil trezientos cincuenta y seis, y del reinado del de Castilla, séptimo, y de su hedad, veinteitrez.36

Tornando en Barcelona el don Francisco de Perillós // con sus galeras de la navegación de Inglaterra, passó en Francia para dar al christianíssimo rey de Francia relación, cuenta y descargo de la armada y suscesso della. Y como el rey de Francia le vido muy humanamente y con cara serena, le rescibió, y después le hizo su capitán general y almirante de Francia, y su camarero, e le hizo merced que como a su deudo descendiente de la casa de Tolosa y por los officios que le encomendara, que tomasse y llevasse en sus escudos y banderas y entre sus armas propias las armas reales de Francia, que son, en campo azul, trez flores de lis de oro.

E tomada licencia de su señor, el rey de Francia, y rescebidas las mercedes antedichas y otras que el rey de Francia en dineros y joyas le hizo, se vino para Barcelona. Y con el rey de Aragón se embarcó en las galeras para Mallorca, porque el rey de Castilla con sus galeras maltratava los insulanos. Y llegados a Mallorca, huvieron nuevas que ciertas galeras de Castilla estavan en Formentera. Y el rey de Aragón mandó al don Francisco de Perillós que con sus galeras navegasse para allá. E como fue descubierto de los enemigos, las galeras de Castilla se pusieron a la mar, y el don Francisco les dio caça hasta Cartagena. Y entradas en el puerto, el don Francisco se bolvió, dende un isleo que nombran la isla Grosa, para Mallorca. Y el rey don Pedro, holgándose con él, le hizo merced de las varonías de Seret y de Millás, en Rosellón.37 ||3v

Cresciendo la guerra de Castilla contra el rey de Aragón, tuvo alguna nescessidad el rey de Aragón de gente y de dinero. Y para este remedio el rey de Aragón embió a don Francisco de Perillós en Aviñón, al papa, del qual huvo cient mil florines para el socorro de la guerra, y del rey de Francia otros cient mil florines. Y con éste dinero pagó ciertas compañías de gentes desmandadas que en las partes de Aviñón enojavan al papa y al rey, y a los pueblos y para España eran necessarias. El don Francisco de Perillós, mientra tratava el negocio de la gente, embió a Bretaña por don Bertrán de Claquí, su hermano, y dende allá vino y le truxo al senescal de Francia; Hugo de Caviley, cavallero inglés; al conde de Marca y el Cavallero Verde, y muchos otros cavalleros y banderas de infantería, de todo lo qual fue general el don Bertrán de Claquí.38 E caminando por sus jornadas llegaron en segundo día de henero en Barcelona año 1366, adonde el rey les esperava y les salió a rescebir. Después, el día de los Reyes, a seis de henero, el rey les combidó a comer y assentó a su mano derecha a don Bertrán de Claquí, general, y a la otra mano del rey el infante, su hijo, y después el senescal Hugo de Caviley, el Conde de Marca y el Cavallero Verde. Havía en la sala otras messas donde se assentaron a comer muchos cavalleros y capitanes de las compañías del don Bertrán de Claquí.39

Después, a nueve del mesmo mes de henero, el rey hizo merced a don Bertrán de Claquí de la ciudad de Borja, en Aragón, con título de conde, y de los castillos, villas y lugares de Elda y Novelda en este reino de Valencia, según paresce por privilegio dato en Barcelona en el mesmo día. E más, le dio cient mil florines para pagar la gente que trahía. E quarenta mil florines para su persona, y le prometió acrescentarle su estado // con darle Magallón y sus tierras, y casarle a su hermano en España, y darle mayor estado y pagar los daños que rescibirían sus gentes francesas en la entrada de Castilla.

Don Bertrán de Claquí, de quien los historiadores de su tiempo hazen mucha cuenta y, según tenemos entendido por Thomic, y por Juan Bonchet de Aquitania, y Roberto Gaguino y muchos otros historiadores franceses cuyas obras havemos leído, hallamos que su origen fue de la casa de Bertrán, de tierra de Perillach. E que de allí se fue a las guerras del rey de Francia en las partes de Bretaña, adonde mudó el appellido según costumbres de guerra, y fue por los unos nombrado don Bertrán Bretón y por otros don Bertrán de Claquí. E assí él mudó el appellido de Bertrán en el Claquí, y don Remón y don Francisco, sus hermanos, que vinieron en España se nombraron de Perillós.40

Fue el don Bertrán de Claquí cavallero de mucha prudencia, consejo y valor, como lo siente Juan Bonchet, diziendo que si los Scipiones Africanos y otros capitanes romanos, Godofredo de Bullón, Mario, Graco, Catón, Decio, Fabio, Camillo, Emilio y Pompeyo fueron muy valerosos y señalados varones, que en Francia también se hallaran otros tantos como fueron Carlo Martello, Roldán, Oliveros y muchos otros de los pares de Francia, y este nuestro illustre don Bertrán de Claquí. ||4 También recita Roberto Gaguino que el rey de Francia, año de 1364, le hizo merced de Longa Vila. Esta Longa Vila los vulgares nombraron Guifarda, e también le hizo su condestable.

Otrosí tenemos de la Chrónica del rey don Pedro de Castilla que en primero de abril del año 1367 que el príncipe de Gales embió una carta al rey don Enrique del tenor que se sigue:41

Aduarte, hijo primogénito del rey de Inglaterra, príncipe de Gales y de Guiayna, duque de Cornualla y conde de Lestre,42 al noble y poderoso príncipe don Enrique, conde de Trastámara.

Sabed que en estos días passados el muy poderoso y alto príncipe don Pedro, rey de Castilla y de León,43 nuestro muy caro y amado pariente, llegó en las partes de Guiayna, donde estávamos, e fízonos entender que cuando el rey don Alonso,44 su padre, murió, que todos los de los dichos reinos de Castilla y de León, pasíficamente le rescibieron y tomaron por su rey y señor. Entre los quales vós fuistes de los que assí le obedecieron y estuvistes gran tiempo en su obediencia. Y que después entrastes con gentes de guerra en sus reinos, y que se los ocupastes, y vos nombrastes rey de Castilla y de León, y le tomastes sus thesoros y rentas y tierras. Y que dezís que lo defenderéis dél y de quien le ayudare. De que mucho nos maravillamos que un tan noble como vós he hijo de rey hagades cosas que vos sean vergonçosas, por hazer contra vuestro rey y señor.

Y todas estas cosas las embio a mostrar a mi padre, el rey de Inglaterra, con que le requería que por el deudo que havía entre las casas de Castilla y Inglaterra, e por la liga que el rey don Pedro tenía hecha con mi padre y conmigo, que le quisiéssemos ayudar a tornar en su reino. Y el rey, mi padre, viendo que el rey don Pedro, su pariente, le embiava a pedir cosa justa y razonable a que // todo rey deve ayudar, plúgole de lo assí hazer, y embiónos a mandar que con todos sus vassallos viniéssemos a ayudar y confortar al rey don Pedro, según que a su honra cumplía, pues le hazíades sin razón, por la qual causa somos venidos y estamos en el lugar de Navarrete, que es en los términos de Castilla; e porque si voluntad fuesse de Dios que se pudiesse escusar el derramamiento de sangre humana, como acontecerá si en batalla entramos, lo que sabe Dios quanto nos desplaze. Por ende vos rogamos he requerimos, de parte de Dios y del mártir sancto Jeorge, que, si vos plaze, seremos medianero entre el dicho rey don Pedro y vós, en que trabajaremos que vos ayades en los sus reinos y en la su buena gracia y merced tan gran parte con que muy honradamente podades passar y mantener vuestro estado. E si algunas cosas fueren menester de librar entre él y vós, confiamos en la merced de Dios ponerlas en tal estado de que seréis contento. E si esto no vos plaze y queredes que se libre por batalla, sabe Dios que nos desplaze dello. Empero no podemos escusar de ir con el dicho rey don Pedro, nuestro pariente, por su reino. Y si algunos le quisieren embargar los caminos, le ayudaremos con la gracia de Dios.

Escrita en Navarrete, villa de Castilla, el primero día de abril año de 1367.

Rescibida la carta antedicha por el rey don Enrique por un faraute del príncipe de Gales, luego le mandó dar un rico vestido y después se entró en una cámara con don Bertrán de Claquí, condestable de Francia. Y leída la carta por ellos, vinieron a considerar lo que dezía el príncipe de Gales, que desseava la pasificación de los dos hermanos, empero que, por estar las cosas tan adelante, los que seguían la boz del rey don Enrique serían maltratados del rey don Pedro que, por ende se le embiasse la carta que se sigue: ||4v

Don Enrique, por la gracia de Dios rey de Castilla.

Al muy alto y poderoso príncipe don Aduarte, hijo primogénito del rey de Inglaterra, e príncipe de Gales, e duque de Cornualla e conde de Lestre.

Rescebimos por un vuestro faraute una vuestra carta, en la qual se contenían muchas razones que fueron dichas por parte de esse nuestro adversario que ahí es. E no nos paresce que havedes seydo bien informado de cómo el nuestro adversario, en los tiempos passados que tuvo estos reinos, los rigió en tal manera que todos los que lo saben se maravillan, porque tanto él aya sido sofrido en el señorío que tuvo. Porque todos los de Castilla y de León con muy grandes trabajos, daños, e peligros, e muertes e manzillas, sostuvieron las obras que él hizo fasta aquí, e no lo pudieron más encubrir ni sofrir, las quales obras serían largas de contar. E Dios, por su merced, huvo piedad de todos los destos reinos porque no fuesse este mal de cada día más, no lo deshaziendo hombre de su señorío ninguna cosa, salvo obediencia.

Y estando todos con él para le ayudar e servir e para defender en la ciudad de Burgos, Dios dio sentencia contra él que él de su propia voluntad la desamparasse y se fuesse. E todos los de los reinos de Castilla y de León huvieron dende muy gran plazer, teniendo que Dios les havía embiado su misericordia para los librar del su señorío, tan cruel, y tan duro y peligroso como lo havían tenido y tenían. E todos los de los dichos reinos, de su voluntad propia, vinieron a nos tomar por su rey y señor, assí perlados como cavalleros e hijosdalgos, como ciudades e villas. Por tanto, entendemos por estas cosas sobredichas que esto fue obra de Dios, porque de todos los de los dichos reinos nos fue dado. E, por ende vós no havedes razón ninguna de nos estorbar, porque si batalla huviere de ser, sabe Dios que a mí desplaze. Empero || no podemos escusar de poner nuestro cuerpo en deffención destos reinos, a quien tanto tenidos somos, contra cualquier que contra ellos quisiere ser. E, por ende vos rogamos he requerimos, con Dios y con el apóstol Sanctiago, que no queráis entrar assí poderosamente en estos reinos haziendo en ellos daño alguno. E vós, haziéndolo assí, podemos escusar la batalla.Y en otro caso no podemos escusar de los deffender con ayuda de Dios.

Escrita en el nuestro real, a cerca de Nájera, a dos días de abril año de mil trezientos sesenta siete.45

De manera que la batalla no se pudo escusar. Y para ella, en cada uno de los dos exércitos, se pusieron en orden todas las cosas de la guerra. Y venido el sábado de la semana de Lázaro, que se contava a seis de abril año 1367, se dio la batalla cabe Nájera, en la qual vencieron los de la parte del rey don Pedro. E fueron muertos de la parte del rey don Enrique Garcilaso de la Vega, Sancho Sanches de Rojas, Juan de Mendoça y otros cavalleros hasta quatrocientos hombres de armas. E fueron presos el conde don Sancho, hermano del rey don Enrique; don Bertrán de Claquí, condestable de Francia, y el mariscal de Francia; e don Phelippe de Castro; e Pero Ferrandes de Velasco; e Juan Remírez de Arellano; y el conde de Denia y marqués de Villena; e Martín Roiz de Biedma; don Pero Boil; Garci Juffre Tenorio; Gómez Carrillo de Quintana, camarero mayor del rey don Enrique.

Don Bertrán de Claquí fue preso en esta batalla, de que el príncipe de Gales se holgó mucho. Empero más quisiera que fuera muerto, porque el don

Bertrán era cavallero muy guerrero, valiente y cuerdo y siempre le havía sido capital enemigo en las guerras de Francia contra Inglaterra. Y assí le mandó llevar preso ha Bordeus y tenerle a buen recaudo. ||5 Don Bertrán de Claquí, detenido en prisión en Bordeus después de estar en trabajos por algunos días, quando supo que el príncipe de Gales fue llegado a Bordeus, tomó consolación porque tenía esperança de su salida por vía de talla he rescate. E assí embió un cavallero al príncipe de Gales, rogándole que le hiziesse merced de admetirle ha talla, porque mejor le sería haver alguna moneda por su rescate que no tenerle allí preso. El príncipe pensó en ello y acordó que por ser el don Bertrán de Claquí cavallero valeroso, y que en la guerra le era adversario muy enojoso que, por ende sería mejor que durante la guerra de Francia contra Inglaterra que estuviesse preso, que más valía perder lo que su redempción poría montar que no delibrarlo.

Esta respuesta dio el cavallero al don Bertrán, al qual cavallero el don Bertrán luego satisfizo con estas palabras, diziendo assí:

— Cavallero, dezid a mi señor, el príncipe de Gales, que Dios me haze en esto grande merced, entre muchas honras que en este mundo huve de cavallería, que mi lança sea tan temida que cause que yo sea detenido en prisión durante las guerras entre Francia he Inglaterra, y no por otra causa, e que pues assí es, yo tengo por más honrada mi prisión que mi delibrança, e que yo lo rescibo en grande merced, porque el prez de la cavallería en esto consiste y no en la vida, que passa de corrida.

Quando el príncipe supo la respuesta del don Bertrán, mandó al cavallero que dixesse al don Bertrán que le plazía de admetirle ha redempción por la talla que hará, he no le demandará más aunque fuesse una sola paja del suelo, que por aquella le libertará. Y esto hizo el príncipe, porque quanto menor sería el precio, tanto menos honra llevaría. El don Bertrán, que sabio varón era, entendió al príncipe y dixo al cavallero:

— Yo tengo en mucha merced al príncipe, mi señor, esto que me embía ha dezir, y pues assí es que lo dexa a // mi voluntad, yo tasso por mi rescate cien mil francos de oro, y estos le daré dentro breve término, y por seguridad le daré buenos recaudos.

Quando el príncipe lo supo, se maravilló dello y acceptó la talla. Entonces, el don Bertrán embió cartas a sus deudos y amigos. Y aquéllos, de presto, le acudieron con embiarle sus criados con poderes para se obligar y empeñar los sellos de las armas propias de cada uno dellos, y depositarlos en poder del príncipe de Gales por la cantidad del dinero que don Bertrán concertaría. Este empeñar de sellos fue havida por la mayor obligación que cavallero o varón de linage puede dar, porque dizen ellos que empeñar el sello es empeñar su nombre y armas, en que consiste la principal honor del cavallero. Y, por ende el príncipe se contentó de la obligación y empeñamiento de los sellos, por tenerla por más segura de todas las obligaciones que cavalleros pueden hazer. Y assí el don Bertrán assentó con el príncipe cada sello de aquellos por quanta cantía se le empeñava e dentro qué término se havía de pagar. Y concluido el negocio, don Bertrán fue delibrado.

Partióse don Bertrán de Bordeus, y caminando por sus jornadas llegó a París, donde fue ha visitar a su señor, el christianíssimo don Carlos, rey de Francia,46 al qual, el rey de Francia, con mucho amor y plazer rescibió, preguntándole de su prisión y del rescate y de todo lo que passó con el príncipe de Gales. Entonces, el rey de Francia le dixo:

— Don Bertrán de Claquí, pues havéis sido tan cuerdo y honrado en el tratar de vuestro rescate, yo mando que por mi thesorero se libren al príncipe de Gales los cient mil francos de oro y que se dessempeñen los sellos y se tornen a vuestros parientes y amigos. E más, mando que se os den treinta mil francos de oro para apercebiros a la guerra.

Y assí el príncipe fue pagado y los cavalleros ganaron honra por la obligación; ||5v don Bertrán de Claquí ganó por su honor renombre de gloriosa fama y el rey de Francia ganó por su magnanimidad obligación de servicio. Y el don Bertrán, en las guerras que suscedieron, no perdió pues honra, y con despojos de los ingleses y castellanos recobró duble el rescate.

El rey don Enrique, después de la rota de la batalla, se passó en Francia, y rehizo su exército y tornó para Castilla. Y después de salido el don Bertrán de Claquí de la prisión, hizo quinientas lanças y se vino para Castilla por valer al rey don Enrique, al qual el rey le hizo merced del condado de Trastámara. E siguiendo la jornada de la guerra, un miércoles a 14 de março del año 1369, el rey don Enrique, por consejo del don Bertrán de Claquí, dio la batalla de asalto al rey don Pedro. Y rompido que fue el rey don Pedro, se fue huyendo ha más andar para el castillo de Montiel, confiando de ciertas compañías de cavallos y infantería que le havían de acudir, lo que todo fue en vano, porque en saber la rota de la batalla, los que havían de venir más se le alexavan. El rey don Enrique, pues tenía encerrado en el castillo de Montiel al rey don Pedro, mandó hazer muro de piedra que le cercasse, porque no se pudiesse ir el rey don Pedro. E como el rey don Pedro se vido cercado en Montiel, sin provisiones ni mantenimientos para comer ni bever, pensó de embiar de noche a Men Rodríguez de Senabria, cavallero de su casa, a don Bertrán de Claquí, encomendándole el negocio que luego se dirá y es que el Men Rodríguez dixo al don Bertrán de Claquí que, pues era cavallero acostumbrado de hazer hazañas de nobles y buenos hechos, que el rey don Pedro le rogava que le ayudasse en ponerle en salvo y seguro, y no permitiesse que huviesse assí de morir; e que le prometía dar a Soria, Almaçán, Atiença, Montagudo, Deça y Morón // por juro de heredad, para él y a quien quisiere, e dosientas mil doblas castellanas de oro.47 El don Bertrán de Claquí respondió:

— Amigo Men Rodríguez, vós bien sabéis que yo soy cavallero, y condestable y vassallo natural de mi señor, el rey de Francia, e por su mandado he venido ha servir al rey don Enrique, y que el rey don Pedro tiene la parte y es aliado con el rey de Inglaterra, especialmente contra el rey de Francia, mi señor. E que aquí estoy con el rey don Enrique a sus gajes y sueldo, e que, por ende no puedo hazer cosa que no sea ha su honra y servicio, ni vós me lo devéis aconsejar.

Y assí se bolvió el Men Rodríguez sin concluir en el negocio que truxo. El rey don Pedro, cercado en Montiel, amedrantado de su enemigo, nescessitado de mantenimientos, desconfiado de los suyos he confiado más de lo que devía de Men Rodríguez, una noche se aventuró a salir del castillo ensima de un cavallo, y en su compañía don Fernando de Castro, Diego Gonçales de Oviedo y Men Rodríguez de Senabria. Y se entró en la posada de don Bertrán y se apeó del cavallo diziendo:

— Don Bertrán, cavalgad que tiempo es que vamos.

E don Bertrán se maravilló mucho de verle. Y en esto entró el rey don Enrique y travó del rey don Pedro, y con una daga le mató a 23 de março año de 1369.48

Aquí se ha de notar la fin y muerte de este rey desventurado, pues mató tantos que no se lo merescían; porque en Talavera de la Reina mandó matar a doña Leonor de Guzmán, madre del rey don Enrique; en Burgos, a Garcilaso de la Vega, adelantado mayor de Castilla; en Aguilar, a don Alonso Fernández Coronel y a Juan Alonso Carrillo, Pero Coronel, don Juan Gonçales Daça, Ponce Días de Quesada, Rodrigo Yáñez de Biedma, muy principales ||6 cavalleros. Y mandó derribar los muros de Aguilar. Depositó del maestrazgo de Calatrava a don Juan Núñez de Prado y dio el maestrazgo a don Diego García de Padilla. Y después mandó matar al don Juan Núñez de Prado en el alcáçar de Maqueda, donde le tenía preso. Casó este rey don Pedro con doña Blanca de Borbón, y siendo la reina biva casó con doña Juana de Castro. Depositó del maestrasgo de Sanctiago a don Fadrique, su hermano, y dio el maestrasgo a don Juan García de Villagera, hermano de doña María de Padilla. Mandó matar a don Juan Alonso, señor de Alburquerque, por medio de un médico, que por dar medicina curativa le dio xarave entoxicado. En la semana de Ramos mandó matar a don Pero Roíz de Villegas, adelantado mayor de Castilla, y a Sancho Roíz de Rojas y a Martín Díaz, escudero del Pero Roíz. En Toledo mandó matar a Fernán Sánchez de Rojas y Alonso Gómez, comendador mayor de Ottos, de la orden de Calatrava, e veintedós hombres ciudadanos honrados del común de la ciudad. En el alcáçar de Sevilla mató a don Fadrique, su hermano, maestre [de] Sanctiago; a Sánchez Roíz de Villegas, camarero del maestre, y a seis otros cavalleros. Mató en Bilbao de Vizcaya a su primo, el infante don Juan. Mandó matar a la reina doña Leonor, hermana del rey don Alonso, su padre, y madre del infante don Fernando de Aragón, marqués de Tortosa y señor de Albarrazín. En Sevilla mató a doña Juana, muger del conde don Tello, su hermano. En Xerez mandó matar a su muger, la reina doña Blanca de Borbón, y a || doña Isabel de Lara, hija del infante don Juan que antes havía muerto en Bilbao. En Carmona mandó matar a don Pedro y a don Juan, sus hermanos, hijos del rey don Alonso y de doña Leonor de Guzmán. Mató a Peralvárez Osorio, adelantado de León, y al arcidiano don Diego Arias Maldonado. En Sevilla mató a don Pero Núñez de Guzmán. Día de sant Pedro mató al arçobispo de Sanctiago y a Perálvarez, dehán de Sanctiago.

Fue tan cruel este rey don Pedro, según se escrive en su propia chrónica, que no perdonava al ecclesiástico, pariente ni amigo, varón ni muger, viejo ni moço. Y assí no havía de faltar el justo juizio de Dios y la palabra del sancto Evangelio que dize: «Qual hizieres tal rescibieres»,49 como se cumplió quando le mató don Enrique, su hermano natural, en Muntiel, después de haverle rompido en el campo y encerrado en la fuerfa. E porque si algunos quisieren culpar a don Bertrán de Claquí porque no salvó al rey don Pedro, pues se le vino a meter por las puertas de su estancia, a sus pretenciones respondemos con lo que antes diximos, y que a Men Rodríguez de Senabria el don Bertrán respondió como buen cavallero y no le dixo palabra alguna de confiança, y si el rey don Pedro, turbado por su peccado o por la confiança imaginada, se vino a la estancia del don Beltrán a cavallo y armado con los tres cavalleros que antes diximos, el don Bertrán no le rescibió, ni hospedó ni saludó, ni aun le respondió ni le mató, sino que por vengança de sus malas obras y por la clamor de sangres de tantos innocentes, permitió Dios que los ojos del entendimiento se le encegaron, y propusso de confiar de su enemigo sin merescerlo, para que su crueldad del todo acabasse. E por ||6v ventura si culpa alguna a persona se puede atribuir sería a Men Rodríguez de Senabria, al qual el rey don Enrique, después de la muerte del rey don Pedro, hizo merced en Galizia de dos lugares, que son: Alares y Marmanda, en tenencia y a Coimbra por juro de heredad. Otros huvo que no creyeron que Men Rodríguez lo hiziera, porque era buen cavallero. En fin, daremos por inmunes a todos sino es al muerto, pues que lo devía y se lo procuró. E para concluir en esto diremos que no hay consejo contra el Señor.

Fenescidas las guerras de Castilla y tomada possessión por el rey don Enrique,50 don Bertrán de Claquí se bolvió para Francia donde tenía sus estados. Este don Bertrán de Claquí, según escriven los choronistas de Aragón, havía vendido, por los años de mil y trezientos setenta y cinco al rey don Enrique, Soria y Molina por gran suma de dineros, y que al tiempo de su partida, el rey le quedó deviendo quarenta mil francos de oro, por los quales le entregó en rehenes a don Juan Remírez de Arellano, y a Pero Gómez y a doña Isabel de Villegas, y que estas rehenes embargó el duque de Girona y governador general en la Corona de Aragón, porque no se las llevase don Bertrán de Claquí en Francia. E, por ende se assentó el negocio que Pero Gómez y doña Isabel se entregassen al vezconde de Roda, hermano del don Bertrán de Claquí, con condición que si el rey de Aragón dentro de seis semanas pagase veinteiún mil franco de oro, se le restituyessen Pero Gómez y doña Isabel, e si no los pagasse, que les entregasse el vezconde a su hermano don Bertrán. E que el rey de Aragón pagaría, por delibrar a don Juan Remírez de Arellano, quinze mil francos de oro.

Tornando a proseguir nuestra historia del don Francisco de Perillós, vezconde de Roda, hallamos por los antedichos // historiadores que, año de mil y trezientos setenta quatro, el rey de Aragón le embió con sus galeras en el reino de Inglaterra para tratar confederación y aliança con el duque Delencaustre. Y a la buelta, en la costa de Granada, fue preso y llevado ante el rey Mahometo de Granada, y le mandó tener preso por represalia de una nave del rey de Granada que en los mares de Túnez le havía tomado Pero Benaldo, capitán de galeras del rey de Aragón. E assí se procuró la deliberación del embaxador preso con la reintegración de la nave al rey agareno.

Puesto en libertad el vezconde de Roda y buelto a Barcelona, hizo su relación de la embaxada que se le encomendara y del viaje, captiverio y trabajos que havía passado, y por el rey le fue todo admitido ha grande servicio y en mucha parte gratificado. E pues se hallava a la fin de la jornada de su hedad, desseava el descanso de su persona. Empero el mundo, que suele acarrear desassosiegos a los coraçones generosos, bien assí lo acarreó ha este vezconde de Roda, que estando un día en presencia del rey don Pedro de Aragón, en Barcelona, un cavallero nombrado don Juan Remírez de Arellano, natural de Navarra y camarero del rey de Aragón, y muy servidor del rey don Enrique de Castilla, e al qual don Enrique le havía dado en Castilla los Cameros, Yanguas, Cervera, Malda y otros lugares, porque en las guerras de Castilla contra don Pedro el Cruel le havía muy bien servido. Y este don Juan Remírez de Arellano pretendía que sus servicios fueron mayores que los de los otros cavalleros, lo que no pudo sofrir de oírlo el vezconde de Roda, que sentía lo contrario, y por ello respondió:

— Vós, siendo camarero del rey, tratastes con el infante de Mallorca que hiziesse guerra al rey. Y hos lo provaré en campo que fue assí.

Y el Arellano respondió que se lo defendería. Entonces, ||7 el rey de Aragón mandó al don Juan Remírez de Arellano que dentro de noventa días bolviesse de su viaje, que iva a la sazón para Castilla en el reino de Aragón, para responder en campo de batalla al vezconde de Roda por su disculpa, sino que procedería contra él por orden devido, pues que era su camarero mayor y heredado en el su reino de Aragón. Y el don Juan Remírez de Arellano, tomada licencia del rey de Aragón, púsose en camino para Castilla. Y quando llegó al rey don Enrique de Castilla, diole parte del desafío. Entonces, el rey de CastilIa, por escusar al don Juan Remírez de Arellano de la batalla, embió un cavallero suyo al rey de Aragón con cartas de crehencia. Y el cavallero llegó a Barcelona, donde a la sazón estava el rey de Aragón, al qual dio las cartas, y de palabra dixo assí:

— Señor, el rey de Castilla, mi amo, hos saluda y embía esta carta en crehencia mía, la qual explicaré en secreto, o en vuestro consejo y quando mandaredes.

El rey le mandó asignar para el segundo día. Y el rey mandó llamar a los de su consejo, y estando presentes la reina, su muger, el conde de Urgel, el conde de Ampurias y el obispo de Valencia, que todos estos eran primos hermanos y sobrinos del rey, y el conde de Cardona y don Lope Ferrández de Luna, arçobispo de Çaragoça, y muchos otros cavalleros, y con licencia del rey de Aragón, el cavallero de Castilla dixo esto que se sigue:

— Señor, mi amo, el rey de Castilla, vos haze saber que don Juan Remírez de Arellano le dixo que, passando por vuestro reino y en vuestra presencia, el vezconde de Roda lo reptó, diziéndole que él, siendo vuestro camarero, que havía sido en consejo en que el infante de Mallorca, vuestro enemigo, entrasse con gente de guerra por vuestro reino ha vos hazer guerra, sobre lo qual el dicho don Juan Remírez se lo puso a las manos para se || combatir con él sobre esta acusación. E que vós, señor, le distes plazo e término de noventa días, dentro los quales el dicho don Juan Remírez se adereça de armas y cavallos para venir a la jornada a defender su fama y verdad. E sed cierto, señor, que para el día asignado, él será en campo. Pero, señor, el rey dize que bien sabéis que don Juan Remírez es leal cavallero, y sirvió a vós y ha él muy bien en las guerras que huvistes con el rey don Pedro de Castilla. E que, por ende a él le desplaze mucho en estremo porque fue assí reptado en vuestro reino, en vuestra corte y en vuestra presencia. E por tanto, vos ruega que mandéis cessar este riepto y que don Juan Ramírez sea vuestro servidor leal, como siempre lo fue, porque vós, señor, podéis creer bien que don Juan Remírez nunca tal cosa hizo, y que esto no es otra cosa sino por algunos ordenada que quieren mal al don Juan Remírez.

El rey de Aragón le respondió que no mandaría cessar el riepto, e que si don Juan Remírez no acudía al plaço, que proseguiría contra él, según por fueros y derechos de Aragón hallaría que se deviesse proceder.Y el cavallero respondió:

— Señor, pues que vuestra alteza manda que el riepto no cesse y que don Juan Remírez venga a mantener su campo, mi amo, el rey de Castilla, dize que pues queréis favorescer al vezconde de Roda, que él no puede escusar de ayudar a don Juan Remírez de Arellano, mayormente en guardar su fama, e que él le embiará para el día y campo aplazado a mantener su verdad, pero porque don Juan Remírez sea seguro en el dicho campo, que para aquel día él embiará acá el su pendón con trez mil lanças de cavalleros y escuderos, para que tengan el campo seguro a don Juan Remírez de Arellano.

E como el rey de Aragón le oyó, respondió con algún enojo diziendo:

— Pues que assí lo quiere el rey don Enrique de Castilla, la guerra es cierta entre él y mí.

El castellano respondió: ||7v

— Señor, el rey, mi amo, es vuestro amigo. Y en quanto a lo que toca a su parte no será guerra, ni entiende otra cosa hazer, sino lo que he dicho.

E los del consejo y ayuntamiento dixeron al rey que acordase sobre ello para en otra hora responder. Entonces salióse el cavallero castellano y el rey trató con los de su consejo del negocio. E como desseavan servir al rey don Enrique el conde de Ampurias, el obispo de Valencia, el conde de Pradas, hermano del marqués de Villena, y el arçobispo de Çaragoça, todos estos señores dixeron al rey que sería bien que fuesse amigo del rey don Enrique, considerando las muchas buenas obras que le havía hecho en la defensión de los reinos de Aragón y de Valencia contra el rey don Pedro de Castilla; e que no devía dar lugar a que entrassen en guerra los reyes y reinos. E concluhido esto en el consejo real, el rey mandó al don Francisco de Perillós, vezconde de Roda, que pues bien honrado quedava dello, que se dexasse de proseguir el riepto. E dio por quito a don Joan Ramírez de Arellano y los reyes continuaron su buena paz y amistad como denantes la tenían.

De manera que toda la vida del don Francisco de Perillós, vezconde de Roda, fue una valerosa peregrinación, ganando favores, honores y ricas haziendas y dexándonos fama gloriosa. E a la postre, ya cansado de días y trabajos, murió, dexando tres hijos y una hija, que fueron estos que se siguen: doña Brunisén, que casó con don Aimarich de Centelles; don Remón de Perillós, primogénito, vezconde de Roda y señor de las varonías de Seret y de Millás; don Francisco de Perillós, segundogénito; don Ponce de Perillós, tercerogénito. Éste se crió en la casa de la reina de Aragón, doña Yolante, y la reina le casó con doña María de Francia, dama // de su cámara muy favorescida.

El don Remón, primogénito, casó con hija del vezconde de Rocabertí.51 Este vezconde de Rocabertí tenía casada otra hija con don Pedro, de sangre real de Aragón, conde de Ampuries. El don Remón, siendo mochacho, se crió page en casa del rey don Carlos de Francia, porque siendo su padre almirante y camarero del rey de Francia, le rescibió y bien trató. Y por fallescimiento del rey de Francia, se vino a su estado en Cataluña. E luego assentó en la casa del rey don Juan de Aragón52 y fue el primero cavallero de la casa del rey en assiento y privança. Después, el rey le embió con tres galeras, y navegó en su compañía el senescal de Provenza con dos galeras para Roma, y por causa de la sisma que havía por la elección de papa Benedicto de Luna XIII, a quien el rey de Aragón havía favorescido. E como el papa estava en Roma con alguna turbación por causa de la sisma, determinó salirse de Roma y passarse en Aviñón. E assí se embarcó en las galeras de don Remón de Perillós. E navegando aportaron en Aviñón, donde el papa ordenó su casa y corte. Y de Aviñón se vino para España después, según dello trataremos en esta parte en capítulo de Peníscola.

Este don Remón de Perillós, año de mil trezientos noventa y dos, passó con el infante don Martín, capitán de las galeras, en Cerdeña y Sicilia. E después fue embaxador en Chipre para tratar el matrimonio de don Juan de Lusiñano, príncipe de Antiochía, primogénito de Chipre, con doña Isabel, hermana del rey de Aragón. Deste don Remón de Perillós procedió su hijo, también llamado don Remón de Perillós, que fue governador de los condados de Rosellón y Serdaña.53 Este don Remón fue criado en la casa del magnánimo rey don Alfonso de Aragón y de Nápoles.54 Y fue su capitán general de la flota, que fueron 14 naves ||8 y galeras que el rey embió a socorrer a la reina de Nápoles para la guerra que le hazía el duque de Anjou, porque la reina quería dexar su reino y estados al rey don Alfonso de Aragón. E assí llegó a Nápoles el don Remón de Perillós con la armada, y la reina le salió a rescebir a la puerta de la ciudad, y le entregó las llaves de Nápoles y le dio la investitura de duque de Calabria y legítimo succesor en el reino de Nápoles. Y acceptados los títulos he investitura dellos en nombre y para su señor natural, el rey don Alfonso de Aragón, muy acompañado de los grandes y cavalleros de la tierra, dio buelta passeando por la ciudad, haziéndole todos toda la honra y favor que les fue possible. Y después, luego entendieron en la defensión del reino hasta que llegó el rey don Alfonso con poderoso exército de galeras y navíos. Y prosiguió la guerra hasta la fin de la jornada, en que fue rey y señor de Nápoles y su tierra.55

No le fue ingrato el Magnánimo rey quando, con un privilegio dato en Barcelona a quinze de setiembre del año de mil quatrocientos treinta y uno, hizo merced al don Remón de Perillós, su capitán general, de los castillos y varonías de Seta y Travadell, en este reino de Valencia, con motivos que en satisfación de los servicios que del don Remón recibiera en tiempo de paz y de guerra, y por lo que havía servido al rey don Joan de Navarra,56 su hermano, y a los infantes don Enrique y don Pedro, también sus hermanos, y en las guerras de Serdeña, Córsega, Sicilia y Apulla, y en las dos entradas que hizo con gente de guerra en Castilla; la una por causa de la prisión del infante don Enrique, al qual el rey de Castilla injustamente detenía preso; y la segunda porque el mesmo rey de Castilla le moviera guerra, procurando de entrar en los reinos de Aragón y de Valencia. E que para tomar asiento en estas guerras y debates, por las pretenciones // del rey de Castilla, fueron electas y puestas catorze personas, y que la una dellas fue el don Remón de Perillós, de donde resultó la paz y sosiego de los dos reyes. En todos los quales trances y jornadas, el don Remón de Perillós llevó a su costa muchos criados y amigos, en que gastó mucha parte de su hazienda, y con efusión de sangre y captividad de su persona, y que en todo y siempre le conosció varón muy fiel y zelador del servicio y guarda de su persona real, según en el dicho privilegio se contiene.

Tornando al don Francisco de Perillós, segundo génito del don Francisco de Perillós, primero de este nombre, hallamos que fue casado con doña Constança de Próxida, dama muy privada de la excellente doña Yolante, reina de Aragón, del qual matrimonio procedieron dos hijos. Es a saber: doña Joana de Perillós, que fue condessa de Tovarra, en Francia, y señora del castillo de Tous, en el principado de Cataluña. Esta doña Joana, según escrive Miguel Carbonell en la Chrónica de Cataluña, fue una de las damas que sirvieron a la sereníssima reina de Aragón en la triumphante fiesta de su coronación, quando se coronó en la iglesia catredal de la ciudad de Çaragoça de Aragón, en el día de santo Jorge, patrón de Aragón, que es a veintetrés del mes de abril del año de mil y trezientos noventa y nueve.57 En esta fiesta, según dize Carbonell, aunque fueron en el acompañamiento de la persona real muchas señoras y damas, empero que solamente entraron en la capilla con la señora reina, la reina de Nápoles y la infanta doña Isabel y la doña Joana de Perillós, con otras dos damas.58

Don Francisco de Perillós tercero se crió en casa de la mesma reina de Aragón, y por sus servicios le casó con doña Joana, hija de mossén Giner Rabaça, cavallero, y por causa deste matrimonio se vino a bivir a Valencia casi por los años ||8v de 1400. Con este matrimonio recibió muy rica dote. Y después, el mossén Giner Rabaça, que muy rico hombre en rentas y averes era, con su último testamento instituyó por heredero universal a su nieto, hijo de su hija doña Joana, nombrado don Giner Rabaça de Perillós, con condición que tomasse el appellido de Giner Rabaça y las armas de Rabaça.

He aquí donde fenesció la antigua casa de Rabaça por línea masculina, y de como passó por línea femenina y se mescló con la casa de Giner Rabaça de Perillós. E porque la casa de Perillós advierta y sepan los lectores, que la familia de Rabaça era casa militar y antigua, assentaremos alguna parte de lo que tractan los scriptores. En el Libro del Repartimiento de las huertas de Xátiva, hecho a 7 de hebrero del año de 1240 y conservado en el archivo de Xátiva, hallamos a Juan Rabaça, gentilhombre, a quien se dio heredamiento como a hidalgo y de conquista. E también hallamos que, año de 1234, fue secretario del rey otro mossén Rabaça. E año de 1320, Guillen Rabaça fue comendador de las encomiendas de Ulldecona y de Torrent, de la orden de Sant Joan de Hierusalem. Y en los annales de la ciudad de Valencia, año de 1325, que mossén Giner Rabaça, cavallero, fue almutacén de la ciudad. E por ende el sereníssimo rey don Pedro de Aragón, con un privilegio dato en Perpiñán a 3 de deziembre del año 1356, a suplicación de mossén Giner Rabaça, doctor en derechos y del su consejo, haviéndole constado con suficientes scripturas fidedignas que la familia de Rabaça decendía de militares generosos, declaró el dicho mossén Giner Rabaça decender de aquellos, e como a generoso haver de ser tratado, pues sus padres y antecessores lo fueron y dellos, por recta línea masculina, decendía.

Este mossén Giner Rabaça casó con doña Toda Pérez d’Espejo, // de quien procedió su hijo mossén Giner Rabaça, cavallero y doctor muy solemne, que casó con doña María Ferrández de Taraçona, linage muy principal de ricoshombres de Aragón, de los quales fue el primero governador desta ciudad. Deste matrimonio procedió doña Joana Rabaça, que antes la casamos con don Francisco de Perillós, tercero deste nombre, y por la qual los de Perillós tomaron el appellido sangre y armas de Rabaça. Este último, nombrado mossén Giner Rabaça, fue el uno de los nueve próceres de consciencia y sciencia electos por los reinos de Aragón, y de Valencia y principado de Cataluña para hazer elección de la persona que havía de ser rey dellos. Y los tres que por Valencia fueron electos son: micer Bonifacio Ferrer, doctor, que después fue prior general de la gran Cartoxa, y su hermano fray Vicente Ferrer, que después fue canonizado y scrito en el cathálogo de los sanctos y le veneramos por nuestro patrón, sancto Vicente Ferrer, theólogo y predicador prophético, y el tercero fue el mossén Giner Rabaça, de todos los quales y de la sentencia que dieron trataremos en esta tercera parte en capítulo de don Fernando, electo rey.

De don Francisco de Perillós e de doña Joana Rabaça nascieron don Giner Rabaça de Perillós, heredero de su ahuelo mossén Giner Rabaça y en quien por la unión se escomençó el appellido de don Giner Rabaça de Perillós. Y éste casó con doña Carroça de Montagut, hija de don Pedro de Montagut, e don Francisco Rabaça de Perillós, e doña Cathalina, que casó con mossén Jofre de Blanes.

Del primogénito que fue don Giner Rabaça de Perillós, primero deste nombre, y de su muger, doña Carroça de Montagut, procedieron don Giner Rabaça de Perillós, segundo deste nombre, e doña Yolante, que casó con don Juan de Próxida, ||9 de la qual nasció doña Isabel Madalena, condessa de Oliva. Don Giner primero nombrado tuvo un hijo llamado don Tristán de Perillós, de quien procedió doña Isabel, que casó con don Francisco de Corella, e a doña Hierónima. Don Giner Rabaça de Perillós segundo casó con doña Isabel, hija de don Berenguer Vives de Boil, señor de la varonía de Bétera, de quien procedieron los tres hijos que se siguen: don Giner Rabaça de Perillós, don Gaspar de Próxida y de Perillós y don Melchior de Perillós.

Don Giner Rabaça de Perillós, primogénito, fue cavallero cuerdo y de valor, como bien se mostró por junio año de 1528 que, celebrando cortes generales el emperador, rey y señor nuestro, en la villa de Montssón a los reinos de Aragón, e Valencia e principado de Cataluña, el rey de Francia le embió un cartel de desafío personal.59 E su magestad, para responder al cartel, quiso haver el parescer de los del su consejo de la guerra. E pues tenía en las cortes la flor de la cavallería de estos reinos, también quiso el parescer de ellos. Y para ello fueron electos tres cavalleros de cada reino e principado. Y de este reino fueron este don Giner de Perillós, don Juan de Vallterra e don Luis de Mascó. E concluido por todos el parescer, don Giner de Perillós se arrodilló ante el emperador y dixo:

— Sacra magestad, yo le soplico que si compañero á de llevar a la batalla, que sea yo ésse, porque en esto recibiré la mayor merced que pueda servir a vuestra magestad en esta jornada, con mi persona y cincuenta mil ducados.

El emperador recibió con cara muy alegre el offrescimiento, y le agradesció mucho la voluntad, alabándole de bueno y fiel cavallero. De este don Giner de Perillós procede don Giner Rabaça de Perillós, que hoy bive, cabeça principal del linage en este reino. Éste casó con doña // María, hija de don Miguel Mercader, y es señor del lugar de Benetúcer, en el camino de Xátiva, a tres mil braçadas de Valencia. En el qual tiene buenas casas y huerto y vassallos ricos, con el término muy fructífero por tener muchas huertas e campos plantados de árboles y viñas. Este lugar compró mossén Giner Rabaça por la corte del justicia en las causas ceviles de esta ciudad, según paresce con auctos hechos a 27 de abril año de 1351. Otrosí, es señor de los castillos de Madrona y Dos Aguas, con su varonía en la ribera del río Xúcar, a 8 leguas de Valencia.60 Los quales compró don Giner Rabaça de Perillós por la corte del portanvezes de general governador de esta ciudad, con auctos hechos a 11 de octubre año de 1496. En el castillo de Madrona, cabeça de la varonía, ay iglesia de Nuestra Señora, con rectoría que renta al rector 400 ducados, en la qual se comprehenden los términos de las varonías de Cortes, Millás y Antonell.61 En estos castillos y sus términos tiene su señor toda jurisdicción, alta e baxa, mero e mixto imperio, por vendición que el rey don Pedro otorgó a don Remón Castellá, con privilegio dado en Valencia a 9 de noviembre año de 1349. Otrosí, le vendió el castillo de Madrona con privilegio dado en Valencia a 24 de mayo año de 1353. Esta varonía tiene su término con cinco leguas de longitud e tres leguas de latitud, es contornado de los términos de Rahal, Montroy, Turís, Buñol, Cortes, Antonell, Millás, Tous y Lombay. En este término ay muy frías y pazibles aguas para bever de muchas fuentes, y mucha caça de monte e buenos pastos para ganados e colmenas.

El estado de este cavallero consiste en las rentas que recibe de sus tierras y en censales que tiene sobre el general del reino e sobre la ciudad de Valencia, e sobre otras ciudades y villas del reino; que ||9v toda su renta ordinaria montará a más de diez mil ducados. Y tiene su casa ricamente adereçada y compuesta con officiales y criados bien tratados, y muchos cavallos e mulas en la cavalleriza; y en la recámara muchas ricas joyas, y atavíos, y plata e tapicería. Y en todo lo demás se sirve como a cavallero rico e de honor.

Don Gaspar, segundogénito, casó con doña Ana, hija de mossén Vidal Orís de Blanes, señor de la varonía de Cotes, de quien procedieron doña Juana, que casó con don Juan de Palafox, señor de Ariza y de la varonía de Calp, e doña Margarita, que casó con don Gaspar Marrades, señor de Sallent. Otrosí, huvo después un hijo llamado don Melchior de Perillós, que hoy bive. Don Melchior, tercero génito, fue coronel de infantería en la jornada de Bellús, de la que trataremos en la quarta parte. Después le vimos portanvezes de general governador en esta ciudad durante la residencia de don Hierónimo de Cabañelles. E por ser varón cuerdo y atentado hizo muy bien su officio. Don Giner Rabaça de Perillós antes nombrado don Francisco, deudo muy cercano de don Giner cuya historia scrivimos, vino de Cataluña a esta ciudad año de 1462 con su muger doña Helena Despés y un hijo nombrado don Francisco de Perillós, que hoy biven.

Las insignias e armas de la illustre casa de don Giner Rabaça de Perillós tenemos assentadas en el principio de este libro por havérsele dedicado. Según en su escudo están repartidas en esta forma que se sigue, es a saber, un escudo grande, y encima de él, por timbre, un hielmo, y el campo del escudo partido por cruz en quatro partes, y en medio de la cruz que les divide un escudete con campo azul y tres flores de lis de oro; y en el quarto alto derecho, en campo verde, un río, y encima de él una puente angosta y elevada; y en el quarto derecho baxo, una Rabaça // leonada, hecha a manera de tronco de árbol seco con raízes, y alderedor de este campo, una faxa ancha azul, y en cada una de las quatro esquinas de la faxa, dos alas de oro y plata, y en cada quadro, entre las alas, letras de oro, que dizen: «Perella»; y en el quarto alto y esquierdo del escudo, en campo de oro, tres peros crescidos de verde claro; y en el quarto esquierdo baxo, en medio, un escudete con olas de agua azules y blancas, y en el campo del quarto, en parte sobre colorado, un castillo de plata, y en parte sobre verde, un buey colorado con la cabeça elevada y encarado a la parte derecha.

Estas armas llevan los de esta casa por las causas que se siguen. Las tres flores de lis porque se las dio el rey de Francia como está dicho. El río y puente, por la hazaña desuso contada. La Rabaça, por la herencia y matrimonio de doña Juana Rabaça. Las alas y mote denotan que la virtud hermosura y gracia de doña Juana Rabaça dieron alas a don Francico de Perillós para que bolando la alcançasse. Los peros, por el matrimonio de doña Toda Pérez de Espejo. El buey, castillo y olas, por el matrimonio de doña Isabel Vives de Boil. El hielmo por timbre, por las azañas y proezas que los illustres y claros varones de esta familia obraron.

Síguese la historia de los reyes y su patrimonio.

Martí de Viciana: Libro tercero de la Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reino

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