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Introducción

Al borde del golfo de México, hace varios miles de años, surgió una civilización de entre los pantanos, ríos, lagunas, ciénagas y selva. Las culturas que se formaron en este entorno denominado Mesoamérica, se dispersaron por el territorio que ahora conocemos como centro y sur de México, Belice, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y parte de Costa Rica. Si en su origen, Mesoamérica nace de la cultura olmeca, de ésta se derivan otras tantas culturas que, con los años, dan pie a una de las más poderosas y enigmáticas de su tiempo, en América: la maya.

Los mayas, en efecto, configuran desde entonces, una de las culturas más avanzadas y aun, llena de incógnitas. El desarrollo humano de este pueblo está llena de vicisitudes y su “desaparición” como pueblo, en una etapa histórica, sólo contribuye a acrecentar el halo de “misterio” que le rodea.

Esta historia se divide en tres partes. La primera corresponde a la fase prehistórica, es decir, la mesoamericana; la segunda, a la presencia española en ese territorio americano, desde el encuentro o descubrimiento de América, y, la tercera, a la parte republicana, ya mexicana. Cada bloque tiene sus correspondientes características, pero unidas, sin embargo, por el hilo conductor de fuerzas externas que en mucho o en parte, modifican su actitud interna.

Tales fuerzas externas contribuyen a moldear una cultura que, lejos de adoptar una actitud pasiva, cauta o sumisa, la hacen violentamente contestataria. Los mayas son un pueblo indómito que hace pagar muy cara su derrota. Incluso hasta nuestros días, es patente tal afán reivindicativo, cómo no, también propiciado por fuerzas externas.

Durante la fase inicial de los mayas, donde la superárea se convierte en el territorio propicio para su desarrollo, incluso en lugares geográficamente inhóspitos, esta cultura cumple con su destino, en medio del militarismo propio de pueblos que luchan por sobrevivir: crece, alcanza un nivel Clásico y decae. Mesoamérica queda entonces expuesta a la influencia europea, con los conquistadores españoles. El mundo maya, arropado en la selva y la altiplanicie, disperso entre distintos cacicazgos, se repliega y sólo hasta principios del siglo XX, son sometidos, a medias, por blancos y mestizos.

La última fase histórica de los mayas no está escrita aún; las diversas rebeliones que han salido a la luz muestran que de una u otra forma, su cultura sigue viva, en medio, si se quiere, de polémicas encendidas. La cultura maya (o el indigenismo, para ceñirnos al término contemporáneo) mantiene aún secretos que faltan por descifrar, si se contemplan sus vestigios de piedra o cerámica. Si se habla de humanos que reivindican derechos y justicia, aún más.

Por tanto, esta historia sólo tiene un fin: acercar al hombre de comienzos del siglo xxi, las vicisitudes de un pueblo milenario, rebelde, indómito y todavía vivo.

Los mayas

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