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a temperatura era de apenas un grado, pero el sol brillaba con vigor fuera de la casa de los Thompson el 15 de enero de 1832, cuando nació Susie. Sin embargo, la calidez de acoger a una recién nacida en la familia contrarrestó con creces las temperaturas invernales para Robert Bennett (R. B.) y su esposa Susannah Knott Thompson, que solo llevaban nueve meses de casados.15
La casa de los Thompson, situada en Old Kent Road, Londres, no estaba lejos del lugar donde varios disidentes religiosos fueron acusados de traición y colgados en el siglo XVI. El río Támesis fluía justo al norte de la primera residencia de Susie, pero en distintas ocasiones a lo largo de su vida, ella habitó a ambos lados de ese célebre curso de agua.
Guillermo IV era el rey de Inglaterra, y Victoria, su joven sobrina, era la heredera a la corona cuando nació Susie. Después de una larga enfermedad, Guillermo murió en 1837, y Victoria, de dieciocho años, ascendió al trono, que ocupó hasta su muerte en 1901. Susie tenía cinco años para la coronación de Victoria y murió dos años después de la muerte de la monarca; toda la vida de Susie estuvo marcada por la cultura victoriana. El reino de Victoria fue más que nada ceremonial, pero ella ejerció una influencia importante sobre Inglaterra, en especial como promotora de la moralidad y la vida familiar. Victoria, su marido Alberto y sus nueve hijos fueron objetos de admiración, curiosidad y críticas durante el siglo XIX. Su extenso mandato abarcó dos siglos, y fueron muchos los primeros ministros que sirvieron durante él, entre ellos Melbourne, Disraeli y Gladstone. Aunque es improbable que haya conocido a la reina, Susie vivó en su misma época.
Susie no solo era victoriana en un sentido cronológico, sino también en un sentido cultural. Durante sus setenta y un años de vida, se familiarizó con la literatura de su época, por ejemplo, con las obras de Charles Dickens, y la prosa de aquel popular autor inglés incluso influenció sus escritos posteriores.16 Al igual que muchas otras jóvenes de la clase media-alta, Susie leía mucho y era muy prolija en cuanto a literatura, música, artes y lenguaje.
Fue testigo de muchos cambios en el Londres victoriano, cambios que incluyeron ciertos progresos para las mujeres, como el movimiento sufragista, que ganó terreno a fines del siglo XIX. Sin embargo, durante gran parte de la era victoriana, las mujeres eran valoradas principalmente en el plano doméstico. Al contraer matrimonio, el marido pasaba a controlar legalmente la mayor parte de la vida de su esposa. No obstante, durante la vida de Susie, hubo avances hacia la obtención de derechos cada vez mayores para las mujeres.
Susie prosperó social y educacionalmente, y cuando se casó, se contentó con ser la esposa de Charles Haddon Spurgeon. Tuvo la bendición de contar con un marido que no solo la valoraba como esposa, sino también como amiga, igual y compañera en los esfuerzos evangélicos, a pesar de que vivían y ministraban en una sociedad dominada por los hombres.
La generación de Susie presenció desarrollos tecnológicos masivos que trajeron lámparas de gas a las calles de la ciudad, un tránsito expedito gracias al ferrocarril, y finalmente la luz eléctrica y el teléfono, a fines del siglo XIX. Londres era una ciudad de cambios.
Cuando nació Susie, los viajes estaban limitados a lo que uno podía caminar o transitar a caballo, en coche o en barco, pero en la década de 1840 se construyeron muchos kilómetros de vías férreas en Europa, y en 1850, los trenes ya corrían por los paisajes de Inglaterra y también por los de Francia. A Susie le gustaba realizar caminatas largas, y cuando tenía que decidir entre recorrer los pasadizos pintorescos en coche o a pie, elegía caminar. Cruzó la mayoría de los pasos de los Alpes y, siempre que le era posible, se bajaba del coche o de la mula para caminar, pues le encantaba estar de pie y ver las imponentes montañas sobre ella y los hondos desfiladeros bajo ella.
Gracias a la Revolución Industrial, Inglaterra pasó de tener una población principalmente rural a que la mayoría de sus ciudadanos vivieran en entornos urbanos. Desde comienzos del siglo XIX y hasta mediados de la década de 1850, los líderes de la ciudad se vieron enfrentados a desafíos casi insuperables que atormentaban a los ciudadanos. Las calles de Londres, llenas de nuevos residentes en busca de oportunidades, provocaron problemas que la ciudad real no estaba preparada para abordar.
Las condiciones sanitarias empeoraron. El agua del Támesis se contaminó. Como los pozos se infectaron y el río estaba inmundo, las bombas de agua hacían que la muerte fluyera hacia los hogares de la ciudad.17 El brote de cólera resultante hizo que se escuchara el lloro en casi todos los vecindarios de Londres. Es probable que Susie Thompson y su familia sintieran algo de temor por la muerte generalizada que hubo en la ciudad durante las varias epidemias de cólera que asolaron a Londres.
Aunque las riquezas de algunos aumentaron gracias a los avances de la manufactura y la expansión del comercio, la pobreza afligía a muchas personas que vivían en los barrios sobrepoblados y a menudo insalubres de Londres durante la primera mitad del siglo. La prostitución y otras formas de vicio contrastaban fuertemente con la era de la moralidad victoriana, que constaba de una ética sexual estricta, la ley y el orden y una visión romantizada de la mujer como el «ángel de la casa». Los valores religiosos permeaban la cultura victoriana y su ética laboral aventurera estimuló la industria.
Susie permaneció en la ciudad en el período que Dickens catalogó como el «mejor de los tiempos y el peor de los tiempos».18 Sin embargo, logró evadir la enfermedad, la muerte y el trabajo arduo en las fábricas, y experimentó muchos beneficios inaccesibles para las niñas londinenses menos favorecidas. A pesar de sus problemas, el victorianismo entró a su era dorada gracias a su economía en expansión y a que, con la excepción de la Guerra de Crimea, el continente europeo gozó de un período de relativa paz.
El Londres victoriano fue el contexto principal de toda la vida de Susie. Cuando se aventuró a salir de la ciudad durante su juventud, lo hizo en busca de experiencias culturales y oportunidades educativas en Francia. En esos viajes, Susie, acompañada de una chaperona, se dirigía hasta Dover en coche, cruzaba el Canal de la Mancha en barco y seguía su curso hacia el resplandor de París, con sus galerías de arte, catedrales y monumentos conmemorativos de victorias militares. Allí aprendió a hablar francés, y, al observar las torres de Notre Dame, caminar junto al río Sena y transitar cerca del Louvre, su sensibilidad inglesa se refinó aún más. Quizás la «ciudad de las luces» fue tan importante para moldear la calidad poética del habla de Susie y posteriormente su escritura como el Londres victoriano. Sin duda alguna, ambas ciudades contribuyeron a sus propensiones culturales y desarrollo educacional.
Susie brilla en «La Ciudad de las Luces»
Al igual que la mayoría de las niñas de Londres, Susie aprendió música (era pianista), artes plásticas, modales, protocolos y economía doméstica. Sin embargo, de joven, también pasó un tiempo considerable buscando educarse en París.
El siguiente aviso publicado en un periódico londinense nos da indicios de la causa por la que Susie se dirigió a París y cómo fue que, a la postre, se relacionó con el Rev. Jean-Joël Audebez, uno de los líderes del movimiento reformado francés, y su familia.
Se informa a las damas y jovencitas que deseen pasar algunos meses en París que encontrarán un hogar feliz y cómodo en la familia del Rev. J. J. Audebez, pastor francés. Disfrutarán de todos los beneficios de la interacción social y religiosa. Sus tres hijas las instruirán a diario en la lengua francesa.19
Si el aviso es un indicio fiel del momento en que Susie comenzó a estudiar en París, probablemente tenía unos dieciocho años. Sin embargo, es probable que haya visitado París antes, y, como ya existían oportunidades de estudio en París antes, puede que haya tenido apenas dieciséis años cuando realizó su primera visita.
De todas formas, el aviso de Audebez resultó ser una oportunidad perfecta para que Susie expandiera su educación y se involucrara en conversaciones teológicas y sociales. París se transformó en su sala de clases y su segundo hogar, pues viajó allá con frecuencia hasta cumplir veintidós años.
La capital francesa fascinaba a Susie, que se sentía atraída por sus hermosas catedrales y galerías de arte. Los colores, ventanas y chapiteles de los edificios antiguos le parecían celestiales. Conocía muy bien la historia de Francia, y en sus escritos posteriores, recordó con nostalgia los días de gloria de París antes de lo que ella describió como los «fuegos comunistas» que «quemaron y ennegrecieron sus calles» y las «multitudes turbulentas» que «saquearon sus templos y palacios».20 Sus múltiples viajes a París incluían excursiones en las que recorría sus atracciones famosas, además de aprender la lengua gala. Fue durante esas aventuras parisinas que estuvo meses viviendo en el hogar cristiano del pastor Audebez.21
Susie llegó por primera vez a la casa del pastor Audebez después de la muerte de su primera esposa en 1840 y su matrimonio con la hermana de su esposa en 1842. Seguramente, su hija Clary Pauline y su hijastra María se hicieron amigas de Susie, pues eran más o menos de su edad. También cumplieron el rol de tutoras de francés para ella. Audebez fue un escritor, predicador y líder de misiones que además pastoreó varias congregaciones independientes en París.22
El reverendo John Yeardly, en su Memoir and Diary [Autobiografía y diario], escribe con afecto sobre el pastor Audebez:
Nos sentimos muy inclinados a escucharlo por nosotros mismos, así lo que asistimos a Rue St. Maur la tarde del domingo, y este es nuestro testimonio: que escuchamos el evangelio predicado a los pobres. Primero leyó el Salmo 25 y luego una parte de la Epístola a los Romanos, que constituyó la base de su exhortación. Me hizo recordar [lo que he leído sobre] la predicación de los cristianos primitivos. Mi propio corazón fue impactado por su exhortación impresionante a que creyéramos en el Señor Jesucristo como el único medio de salvación y que entendiéramos lo necesario que es dar frutos de santidad.23
Audebez también fue uno de los fundadores de la Sociedad Evangélica de Francia. Durante la década de 1840, visitó Londres varias veces para informar sobre el movimiento del Espíritu de Dios en Francia y conseguir fondos para apoyar los esfuerzos evangelísticos en ese país. Es posible que durante sus viajes a Londres Audebez conociera a R. B. Thompson, que terminó sintiéndose cómodo con la idea de encomendar a Susie a la escuela del pastor. Vivir en el hogar piadoso de la familia Audebez fue una influencia cristiana sólida para Susie, ya que aumentó su educación, profundizó su comprensión del evangelio y ella asistió a la iglesia junto a la familia.
Las múltiples incursiones de Susie en París le brindaron oportunidades que resultaron muy útiles a lo largo de su vida. Años después, tendría contactos frecuentes con misioneros y pastores de todo el mundo, y sus experiencias multiculturales en Francia sin duda alguna contribuyeron a mejorar su comunicación internacional con los obreros evangélicos. París terminó siendo aún más memorable para Susie, pues ese fue el lugar donde pasó su luna de miel con Charles.
Las experiencias culturales y educativas que Susie tuvo en su juventud contrastan con las del varón con que se casaría. Charles Spurgeon era un hombre de libros y educación, pero sus primeros años estuvieron impregnados de la cultura rural de pastos verdes, caminos sucios y aldeas pequeñas. Aunque había visitado Londres, se sentía más cómodo en el terreno de su abuelo, ubicado en la comunidad agrícola de Stambourne; en el hogar de sus padres, situado en el pueblo de Colchester, y en el mundo puritano de Cambridge, con sus aldeas remotas, donde vivió de adolescente. Incluso después de trasladarse a Londres y casarse, buscaba casas fuera de la ciudad que tuvieran aire fresco, cielos más despejados y estuvieran ubicadas a mayor altura. La vida campestre caracterizó las primeras experiencias de Spurgeon, y eso fue patente en su habla, escritura y predicación hasta que murió a los cincuenta y siete años de edad.
Aunque Susie era una niña de ciudad, también apreciaba profundamente la naturaleza. En los años posteriores, cuando se vio asolada por el dolor físico y tuvo que quedarse confinada frecuentemente en Westwood, su hogar en la colina Beula, escribió que le hubiera encantado ser artista para «poder inmortalizar con el lápiz o el pincel algunas de las escenas encantadoras» que descubrió al pasear con Charles por los jardines de dicha propiedad. Esos recuerdos felices incluso la hicieron referirse a ese lugar como Dulce Domum, dulce hogar.24
La niñez y juventud de Susie fueron prósperas en el plano material y astutas en el plano social. Por otro lado, Charles era un hombre de menos recursos que, en especial gracias a su asombrosa mente cultivada por sus hábitos de lectura voraz, podía hablar con la gente de la aldea o la metrópolis, con el campesino y el arquitecto. Inicialmente, llegó a Londres vestido como predicador rural para pastorear la New Park Street Chapel (NPSC). Venía de una pequeña iglesia pueblerina, con un sueldo aún más pequeño; sin embargo, los miembros de la Waterbeach Chapel compartían alegremente con su pastor bivocacional todos los recursos con que Dios los bendecía. Spurgeon le contó a su amigo H. L. Wayland:
Pagaba doce chelines a la semana por mi cuarto en Cambridge, y me quedaban siete chelines para todos los otros gastos, pero cada vez que la gente venía al pueblo, me traía papas, nabos, repollos, manzanas y a veces un poco de carne, así que lograba subsistir.25
En contraste, la familia de Susie gozaba de condiciones más prósperas, que a veces mejoraban por los emprendimientos de su padre y, probablemente, por la generosidad de sus parientes.
Los padres y la familia de Susie
[Para evitar confusiones, puede ser útil notar que esta sección se refiere a tres personas distintas de nombre Susannah: Susannah (Susie) Thompson (más tarde Susie Spurgeon); su madre, Susannah Knott Thompson, y su prima, Susannah Kilvington Olney].
Susie Thompson apenas nos dejó un par de escritos sobre su niñez y adolescencia. Podemos unir los fragmentos de su trasfondo familiar gracias a los censos y archivos legales. La dirección de Susie en Old Kent Road era cercana a la residencia de sus abuelos, Sampson y Mary Knott. La casa de los Knott y su pequeño jardín llegarían a tener un papel importante en el romance de Susie y Charles.
En uno de esos pocos atisbos de su niñez, Susie recordó:
Cuando era niña y fastidiaba a mi madre, siempre le respondía a sus reprensiones o castigos con esta pregunta temblorosa: «Madre, ¿no me amas?». La respuesta de mi mamá siempre era la misma: «Sí, te amo, pero no amo tus malos caminos». ¡Pobre mi madre! Sin duda probé mucho su paciencia, y eso era lo mejor que podía decir su amor maternal ofendido, pero el Padre Celestial tiene palabras más dulces y oportunas para Sus hijos errantes. Su amor es divino, así que dice: «He visto sus caminos; pero le sanaré». ¡Oh, la dulce compasión de nuestro Dios! ¡Oh, ternura inexplicable! ¡Oh, amor que excede todo afecto agradable de esta tierra! ¿No se rinden nuestros duros corazones ante el poder de tal compasión? Dios conoce toda nuestra maldad. Él ha visto todos nuestros descarríos, pero Su propósito para con nosotros es el de sanarnos y perdonarnos, no el de enojarse y alejarse.26
Como era hija única, es probable que Susie y su madre hayan tenido una vida doméstica relativamente solitaria, pues su padre tenía un trabajo que le requería viajar.
R. B. trabajó en la industria bodeguera como supervisor y vendedor viajero en diferentes momentos de su carrera y finalmente fue contratado por Messers. Cook and Son, una gran compañía almacenera que distribuía productos de seda, lino, lana y algodón, ubicada en el área de St. Paul’s Courtyard en la ciudad de Londres.27 Durante gran parte de la juventud de Susie, su padre trabajó como vendedor viajero, comercializando telas, ropa y accesorios. Viajaba por las vías férreas en expansión a lo largo y ancho del país, visitando a los distribuidores con muestras de los productos de su empresa.28
Susie era una niña de ocho años cuando comenzó la década de 1840 y tenía diecisiete cuando terminó. Para ella, su familia, y mucha gente de Londres, esos años fueron tiempos de altibajos. Durante ellos, se celebró la boda de Victoria y Alberto, pero también estuvieron caracterizados por una recesión económica considerable, que desencadenó un aumento del desempleo y el mayor índice de delincuencia del siglo.29 El revés financiero que asoló a la nación también llegó a sentirse en la puerta de los Thompson.
A comienzos de la década, R. B. era socio de otros dos almacenistas mayoristas. Esa sociedad se disolvió el 24 de agosto de 1840. En mayo del 1842, R. B. no logró cumplir las demandas de sus acreedores. En octubre de 1842, el periódico comercial The Morning Advertiser enlistó bajo el encabezado «Avisos legales de hoy. Tribunal de quiebras» a «Robert Bennett Thompson de Wood-street, almacenista; auditoría y dividendo a las doce».30 Sin duda, esto trastocó a la familia Thompson. Aun cuando la bancarrota, las deudas y el desempleo eran realidades generalizadas y temidas en la Inglaterra del siglo XIX, se veían con malos ojos. Si bien Thompson logró eludir las casas de caridad31, que eran una de las peores posibilidades ligadas a tales crisis financieras, esta incapacidad temporal de cumplir con sus obligaciones debe haber sido una carga difícil de llevar para él.
Por aquel entonces, Susie tenía apenas diez años, edad suficientemente alta para que sintiera el golpe emocional que recibió su familia, pero suficientemente baja para que sus padres y otros familiares la protegieran del impacto pleno de los problemas financieros de su padre. Susie nunca mencionó los problemas económicos de su papá en sus escritos posteriores, ni tampoco se han conservado cartas que revelen su sentir durante esos tiempos difíciles. Resulta inusual, ya que Susie escribió de forma prolífera más tarde en su vida, que rara vez se refiriera a sus padres y su niñez. Quizá esa reticencia se debió a la idea victoriana de lo que era correcto o a la tristeza o incomodidad que sentía al pensar en esos tiempos tan difíciles.
La década de 1850 trajo tiempos mejores para Londres, pues el tránsito ferroviario veloz generó una «cultura nacional» que permitió que los diarios londinenses se leyeran a la hora del desayuno en todas las aldeas y ciudades de Inglaterra. Gracias a la velocidad aumentada de los barcos a vapor que cruzaban el Atlántico, se desarrolló una cultura más internacional en Inglaterra.32 Quizá el monumento más visible de la «supremacía británica» fue la Gran Exposición que se inauguró en el parque Hyde Park, ubicado en Londres, en mayo de 1851 y continuó hasta octubre de ese mismo año.33
Es casi seguro que R. B., su esposa Susannah y su hija Susie fueron parte de los seis millones de personas que asistieron a la Exposición. En 1851, Charles Spurgeon vivía al norte de Londres y en el mes de junio viajó en tren desde Cambridge para visitar la Gran Exposición.34 Durante seis meses, se exhibieron las últimas invenciones y avances tecnológicos de todo el mundo. Luego del cierre de la Exposición, su estructura central, el Crystal Palace, fue desmantelado, reconstruido y reinaugurado en el sur de Londres en 1854.35 Construido con metal y vidrio, era una maravilla arquitectónica única que además cumplía el sueño del príncipe Alberto. La enorme estructura, que acogió más de 100.000 puestos y tenía una longitud tres veces mayor a la Catedral de San Pablo, era «un triunfo de la ingeniería y el diseño».36 En 1854, el Crystal Palace tendría un rol clave para la relación incipiente de Susie y Charles.
La familia de Susie vivió principalmente en el área de Falcon Square, ubicada en el centro de Londres, durante gran parte de la década de 1850. Las condiciones financieras de R. B. estaban mejorando, por lo que pudo contratar a una empleada doméstica para su hogar. A excepción de los tiempos en que estuvo en París, Susie vivió con sus padres hasta que se casó, en 1856. Sin embargo, durante dos años y medio, la familia Thompson volvió a vivir en la ribera sur del Támesis, en St. Ann’s Terrace 7, Brixton Road, el hogar de la tía de Susie, Mary, y su esposo, Henry Kilvington.37
Lo más probable es que los Thompson se unieron a la familia Kilvington para ayudarlos debido al deterioro de la salud y posterior muerte de Mary. Los Kilvington aún tenían niños en su hogar, y, sin duda, Susie y su madre deben haber sido de ayuda.
La segunda hija de Henry y Mary,que también se llamaba Susannah, era prima de Susie y una amiga muy querida para ella. Cuando los Thompson vivieron con los Kilvington, Susannah, la prima de Susie, ya se había casado. Su matrimonio con William Olney, hijo de Thomas y Unity Olney, que eran miembros incondicionales de la iglesia New Park Street Chapel, terminaría siendo el nexo clave entre Susie, la familia Olney y, a la postre, Charles Spurgeon.
Susie era particularmente cercana a Susannah y William. Una vez, le pidió consejos a William por una lucha espiritual. Escribe sobre esa ocasión refiriéndose a él como el «segundo hijo del padre Olney» y su primo político. Lo describe como «un obrero activo en la escuela dominical de New Park Street, un verdadero sr. Gran-Corazón y consolador de los peregrinos jóvenes».38
La relación cercana de Susie y su prima Susannah solía introducirla en los círculos sociales de la familia de Thomas Olney, que la recibía habitualmente en su casa, pues era «una joven favorita muy privilegiada del Sr. y la Sra. Olney».39 El amor de los Olney por la New Park Street Chapel (NPSC) y la familia Thompson hizo que Susie y sus padres asistieran ocasionalmente a la NPSC. Aunque Susie aún no era cristiana, estaba rodeada de influencias piadosas.
El Rev. James Smith pastoreó la NPSC durante nueve años (1841-1850). Era el último de una serie de predicadores bautistas destacados que se remontaba al siglo XVII e incluía a Benjamin Keach y John Gill.40 Smith se ganó el respeto de los Thompson y también el de Susie, que lo describió como «un predicador pintoresco y tosco, pero bien versado en el arte bendita de traer almas a Cristo». Sin embargo, en ese momento de su vida, Susie era inconversa y estaba insegura. Veía cómo Smith bautizaba nuevos creyentes «preguntándose con anhelo lloroso si alguna vez podría confesar así [su] fe en el Señor Jesús».41
Thomas y Unity, junto a sus hijos, fueron importantes para el desarrollo espiritual de la joven Susie. Aunque tenemos poca información sobre Susie antes de su matrimonio con Charles, emerge la imagen de una niña y una joven influenciada por gente piadosa.
En su biografía The Life of Susannah Spurgeon [La vida de Susannah Spurgeon], escrita en 1903, Charles Ray afirma: «Las visitas de la joven a la New Park Street Chapel sin duda eran más frecuentes que lo que habrían sido debido a que los ancianos Olney le tenían mucho afecto y solían invitarla a visitarlos».42
Sin embargo, hasta los veintiún años, Susie aún no había profesado su fe en Cristo. En sus escritos, manifestaba con frecuencia que sentía convicción por sus pecados. Tal vez, su sensación de culpa le nublaba los ojos para que no viera la gracia de Cristo, obstaculizando así su confesión. Muchos años después de su conversión, Susie seguía lamentándose por sus «dudas» y «debilidades». En sus últimos años, seguía considerándose «tan olvidadiza, tan indigna, tan inexcusable», pero para aquel entonces ya entendía la bondad de Dios y buscaba en Él la ayuda para vencer sus pecados.43
Sigue siendo incierto qué tan profundas eran las convicciones religiosas de los padres de Susie; el hecho de que R. B. fuera bautizado como infante en una capilla independiente y que su esposa, Susannah Knott, también fuera bautizada de infante en la Iglesia de Inglaterra no resuelve el asunto. El hecho de que los Thompson asistieran a la NPSC, principalmente durante el pastorado del Rev. Smith, sugiere que, si alguna vez estuvieron ligados al anglicanismo, ya no lo estaban.
Probablemente, la lectura de la Escritura era una actividad habitual para la familia Thompson, como lo era para muchos hogares ingleses de la época. Aunque se sigue debatiendo qué tan profundo era el amor de Inglaterra por las Escrituras en esa época, la Biblia era, como afirma Timothy Larse, experto en la época victoriana: «una presencia dominante en el pensamiento y la cultura victoriana».44 La literatura y el arte victoriano estaban saturados de referencias a la Escritura,45 y las familias victorianas solían participar en «devocionales matutinos y vespertinos privados y familiares». Larsen afirma que la Biblia «era el lente por el cual la gente veía sus propias experiencias».46 Sin embargo, el imperio de la Biblia en el mundo victoriano era más que nada una fachada cultural.
Así y todo, es incuestionable que las personas de la era victoriana tenían presente la Biblia en todas partes, y eso nos ayuda a entender la niñez y los primeros veinte años de la vida de Susie Thompson.
Cuando Susie murió, en 1903, su hijo Thomas dijo en el culto fúnebre que «el escudero R. B. Thompson y su esposa asistían ocasionalmente a la New Park Street Chapel»,47 lo que indica que no eran miembros de la iglesia ni tampoco participantes muy activos. Eso puede indicar que luego de que Smith dejara la NPSC, los Thompson perdieron el interés o puede ser un indicio de que la Sra. Thompson desarrolló una enfermedad que le impidió participar.
Robert, Susannah y Susie se mudaron del hogar de los Kilvington al sector de Falcon Square a fines de la primavera de 1855.48 Falcon Square era un área de tiendas y hostales donde residían personas y se desarrollaba el comercio. Las oficinas centrales del trabajo de R. B. estaban cerca, y era común que Susie caminara más allá de la empresa de su padre para vitrinear los últimos productos de las tiendas. El enorme domo de la Catedral de San Pablo, un monumento imponente que da cuenta de los días de la destreza arquitectónica de Sir Christopher Wren, probablemente era visible desde la casa de Susie. Cuando salía a caminar por la ciudad, ella pasaba junto al viejo abrevadero de bovinos y caballos que estaba cerca de su casa, y solía pasear hasta acercarse a la calle Aldersgate Street, donde se convirtió el gran predicador metodista John Wesley en 1738.
La muerte de los padres de Susie
Susie se casó en 1856 y sus padres siguieron viviendo en Falcon Square. R. B. continuó trabajando como almacenista. Lamentablemente, para Susannah, la madre de Susie, comenzó un largo período de enfermedad y sufrimiento en 1862. La aflicción de la Sra. Thompson fue severa, y murió el 14 de abril. El certificado de defunción registra su causa de muerte como «Tumor abdominal de fecha incierta. Hemorragia estomacal». Su obituario, publicado en el periódico The Observer, simplemente decía: «14, Susannah, esposa del Sr. R. B. Thompson, Falcon-square City, 57 años».49 Charles Spurgeon menciona el largo período de sufrimiento de la Sra. Thompson en una carta dirigida a sus padres en abril:
21/abril/62
Queridos padre y madre:
Debido al apuro y la emoción excepcional de la semana pasada, no hice lo que debí haber hecho: informales de nuestra pérdida.
La pobre Sra. Thompson dejó de respirar la tarde del lunes pasado, y la enterré esta mañana. Había sufrido tanto tiempo que su partida es causa de gozo no fingido. La amargura de la muerte ya pasó. Fue mejor que partiera antes que se quedara aquí para transformarse en una masa de corrupción y agonía viva. Tanto Susie como nuestro pobre Sr. Thompson están tan resignados como podría desease; de hecho, al igual que yo, sienten que es bueno.
Gozó de mucha paz y se veía llena de una fe sencilla como la de un niño. Entró a la gloria como debemos hacerlo, solo por el mérito de nuestro único Salvador.
La pobre alma pecaminosa está lavada en la sangre preciosa y el cuerpo aguarda la trompeta del arcángel.
Reciban nuestro amor más afectuoso. Se acerca el tiempo en que esperamos verlos. Cuéntennos de sus planes y téngannos siempre en mente.
Sus hijos que los aman,
Charles a nombre de ambos.50
Susie sintió alivio porque el sufrimiento de su madre había terminado, pero también dolor por la pérdida. La carta no solo nos dice la fecha de muerte de Susannah y que Charles ofició su culto fúnebre, sino que también revela que la enfermedad de la Sra. Thompson le produjo un sufrimiento prolongado. Eso, en conjunto con la muerte prematura de su hermana y, después, la larga enfermedad de Susie, sugiere la posibilidad de que hayan sufrido una enfermedad hereditaria. Lo más importante de todo es que la correspondencia de Charles indica que la Sra. Thompson tenía una «fe sencilla como la de un niño».
Al parecer, la muerte de la Sra. Thompson cambió la dinámica de la relación entre Susie y su padre. A fines de la década de 1860, R. B. se trasladó de Falcon Square a Bell Street, donde trabajó como vinatero. El 18 de octubre de 1870, se casó con Mary Ann Kirkwood, una viuda, en la Christ Church, ubicada en Newgate Street. R. B. y Mary Ann vivieron en Middleton Street, Hornsey, a las afueras de Londres. Para nuestra sorpresa, no hay menciones de que Charles, Susie ni ningún pariente de los Thompson hayan participado en la boda o se hayan relacionado con R. B. después de que volviera a casarse. Más bien, el contador de R. B., Joseph Ramsdale, sirvió como testigo legal de la boda y, luego, como albacea testamentario de Thompson. La última referencia conocida de que R. B. interactuara con su familia es una carta que Charles le escribió a Susie en 1869, en la que menciona que su padre había visitado su hogar en Nightingale Lane mientras Susie se recuperaba de su cirugía en Brighton.51
Con la partida de su madre y las circunstancias inciertas de su padre, Susie se contentó con su propio hogar y sus propias actividades. Después de casarse con Charles, adoptó a los padres de su esposo hubieran sido suyos, y se refería a ellos como madre y padre. Incluso firmaba las cartas que les dirigía con el cálido título de «hija».
El censo de 1871 registra que R. B. y Mary Ann aún vivían en Hornsey y señala que Robert era vinatero y estaba desempleado.52 Por razones que se desconocen, en 1873 R. B. viajó a South Terrace, Penzance, a casi 500 kilómetros de su hogar, donde murió el 5 de octubre a la edad de sesenta y cinco años, probablemente debido a un infarto cardíaco («espasmo de estómago y corazón»).53 El periódico West Briton and Cornwall Advertiser señala que era «suegro del Rev. C. H. Spurgeon». Resulta curioso que Thompson haya sido enterrado en Penzance y no en Londres, la ciudad donde pasó la mayor parte de su vida. Si el problema hubiera sido de dinero, Susie y Charles podrían haber suplido fácilmente los recursos necesarios.
Al momento de la muerte de R. B., sus recursos habían disminuido en comparación con sus primeros días de comerciante, que fueron más fructíferos, y murió endeudado con la Asociación de Créditos Mercantiles.54 Al parecer, las finanzas de R. B. fluctuaron a lo largo de su vida, aunque sí gozó de tiempos de relativa prosperidad. En Inglaterra, la riqueza no era lo único que determinaba la clase social de una persona. Los negocios, la posesión de propiedades y los cargos laborales solían ser tan importantes como la cartera financiera personal para determinar el estatus social. Por lo tanto, el hecho de que Robert fuera descrito como escudero y caballero puede haber sido un indicio de sus propiedades, su trabajo y su posición.
La historia de R. B. termina con un dejo de tristeza. Murió y fue enterrado a kilómetros de su hogar y de su única hija, aunque es probable que su esposa haya estado con él. Cuando falleció, Susie estaba enferma y confinada en su casa la mayor parte del tiempo. Sin embargo, su carácter piadoso nos lleva a pensar que amaba a su padre y oraba por él.
A pesar de la poca información que tenemos sobre los primeros veinte años de Susie, el hecho de que afirmara que asistía a la iglesia en el vientre de su madre y que profesaba amar a Jesús desde la niñez55 indica que creció en un hogar donde se honraba a Cristo y a Su Iglesia. Y aunque no hizo una profesión de fe hasta los veintiún años, su madre, sus amigos, sus parientes y su pastor plantaron las semillas del evangelio en su corazón, semillas que a la larga brotaron en una fe genuina en Cristo que siguió aumentando.