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Capítulo 2

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Tras bajarse de un salto de la cama, cerrar dando un portazo el dormitorio, dejar todas las luces de la casa encendidas e intentar dormir en el sofá sin conseguirlo, Maddy hizo algo que se había reservado para cuando la situación la superara: llamó al trabajo para decir que no iba. El mero hecho de pensar en cumplir con plazos de entrega y asistir a reuniones se le hacía insoportable, pero tampoco podía quedarse en casa todo el día. Así que cogió el portátil y la cartera y se dirigió a la cafetería del pueblo en busca de una dosis de cafeína y respuestas.

Un año después de haber notado la presencia del monstruo por primera vez había ido a hablar con el orientador de la universidad. También había asistido a terapia cuando el orientador no tuvo más remedio que comunicárselo a sus padres. El terapeuta trató de buscar una razón a toda costa, empezando por el acoso hasta terminar con algún problema de tipo familiar que necesitara atención. Pero nada de eso era cierto. Ella había gozado de una buena vida familiar. Sus padres no estaban divorciados, no tenía hermanos y no había sufrido abusos. ¿Falta de atención? ¿Por qué? A ella le gustaba estar sola. Entonces había fingido que el monstruo había desaparecido, con lo que el terapeuta consideró que ya había superado su problema. Pero, en verdad, no era así. Si había sufrido un colapso mental, ¿qué había cambiado entonces?

Maddy aparcó el coche y se quedó agarrada al volante con fuerza. ¿Y si estuviera loca de verdad? No encontró a nadie bajo la cama cuando la revisó por la mañana a la luz del día, pero es que nunca antes hubo nadie, aunque encendiera la luz después de haber escuchado el sonido de algún movimiento. Nadie había salido del dormitorio mientras estuvo tumbada en el sofá que está cerca de la puerta. Las mantas y el mando a distancia de las luces estaban en el suelo cuando se vistió al amanecer. Y las ventanas se encontraban bien cerradas.

Lo cierto es que el monstruo llevaba más de una década asustándola. Nunca había intentado comunicarse con ella, pero Maddy lo había escuchando susurrar su nombre en la oscuridad antes de verlo (otro nuevo detalle). En ocasiones se había percatado de una sombra por el rabillo del ojo, pero jamás se había dejado ver tan claramente. Algo había cambiado y se había propuesto averiguar el qué antes de regresar a casa.

Cogió sus cosas, cerró el coche y entró en la cafetería. Se sintió aliviada al ver que no había cola. Con su doble expreso con leche en mano, encontró una mesa acogedora en un rincón apartado, fuera del alcance de la vista de la gente. Nadie hubiera podido ponerse a leer por encima de su hombro y encima había un enchufe cerca de la silla.

Cinco minutos después, Maddy abrió la página del buscador y se quedó mirando fijamente al cursor parpadeando en el cuadro de texto.

—Esto no tiene sentido —murmuró. ¿Qué esperaba encontrar? Estas cosas solo pasan en las películas o en los libros, no en la vida real.

Debo intentarlo.

Refunfuñó mientras tecleaba: Monstruo bajo la cama se revela.

Miles de entradas que se ajustaban a la búsqueda saltaron en la pantalla de su ordenador y volvió a refunfuñar. Fue descartando los primeros resultados por tratarse de listados de películas y enlaces a libros de terror e historias para niños. A partir de la cuarta página dejó de buscar y se quedó mirando con cara de tonta a la pantalla.

Monstruos en la oscuridad. Qué sucede cuando siguen acompañándote en tu etapa de adulto sin visos de que vayan a marcharse. Quizá no te guste la explicación.

Resoplando, pinchó dos veces en el enlace y le dio un sorbo a su café. En realidad, el asunto no podía ir a peor.

Maddy se atragantó con la bebida a medida que su mente se fue adentrando en las palabras que aparecían ante sus ojos. Quizá se había adelantado al pulsar en el enlace pues se trataba claramente de una obra de ficción.

Se cree que los Dökkálfar, elfos oscuros en nórdico antiguo, habitan en uno de los nueve reinos míticos conectados por Yggdrasi, el árbol de la vida. El reino de los elfos oscuros se llama Svartalfheim, y la única luz que allí hay proviene del brillo de los cristales de sus cavernas. Con la ausencia del sol, el cielo es tan negro que la piel de los elfos oscuros ha perdido todo su color a lo largo de los siglos, haciendo que se confundan con sombras cuando abandonan su reino para visitar otros mundos. Como la luz exterior quema la piel de los habitantes de Svartalfheim, estos entran en nuestro mundo a través de lugares en donde ellos saben que la luz no puede llegar. Si alguna vez has pensado que hay un monstruo en tu armario, bajo la cama o en cualquier otro lugar de tu casa, posiblemente se trate de un elfo oscuro deslizándose sigilosamente; deambulando por Midgard (el reino de los humanos) en la oscuridad.

Sí, claro... elfos diminutos que viven bajo mi cama. ¿Construirán también juguetes para Papá Noel? No tenía sentido. ¿No se supone que con la falta de luz solar su piel sería blanca como la leche y no negra como el carbón? Maddy siguió avanzando por la pantalla, pasando de largo imágenes de figuras misteriosas de orejas puntiagudas. Algunos hasta tenían cuernos o antenas.

Los elfos oscuros son altos. Son criaturas ágiles que, al igual que sus primos, los elfos de la luz o Ljósálfar de Alfheim, no suelen molestar a los humanos. Les divierte observarlos o jugar con ellos. Cuenta la leyenda que los elfos oscuros han evolucionado a favor de la especie masculina, por lo que, debido a la escasez de féminas con las que procrear, a menudo secuestran a mujeres humanas con las que aparearse y reproducirse en su hogar, Svartalfheim.

Maddy se carcajeó. Algunos clientes la miraron y ella se aclaró la garganta, volviendo la vista rápidamente hacia la pantalla. No había más información, solo un formulario para hacer preguntas o comentarios.

Esto no puede ser cierto, pero de todas formas pulsó en el enlace del formulario. Tras cumplimentar sus datos, dejó un breve mensaje: ¿Se trata de una broma? He entrado en esta página pensando que podría encontrar la solución a un problema, pero en su lugar, lo que descubro es una sarta de tonterías sobre los elfos. Además, ¿de dónde han sacado ustedes todos esos detalles?

Maddy apagó el portátil. Ya había leído suficientes estupideces por hoy. Elfos.

Monstruos En La Oscuridad

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