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Los patinaires y sus clubes

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La gente que navega en patín a vela es un grupo con un potencial humano muy grande; entre ellos hay gente de todo tipo y condición, hecho que hace más especial la clase, por ser crisol de opiniones y de culturas.

Aun siendo una embarcación muy ágil, el patín permite navegar en él a jóvenes de 15 años y a personas de edad avanzada, «de 7 a 77 años», se dice en la clase. Y es así, desde los niños con el patín júnior, pasando por los jóvenes, los mayores y los veteranos. Es una de las pocas clases que permiten navegar toda la vida.

Los clubes que agrupan los patinaires son en su mayoría clubes de playa, en los cuales lo importante no es la vida social típica, sino disfrutar del mar y la playa de una forma deportiva y dinámica.

Aunque muchos clubes son de verano, cada vez más se está imponiendo el navegar en invierno; por ejemplo, hay clubes como el Natación Barcelona en los que hace más de 40 años que se navega todo el año en regatas cada martes, jueves y domingos. Otros le han seguido los pasos, como el Club Náutico de El Masnou o el de Sitges, que también tienen regatas entre semana, por citar algunos ejemplos.

El hecho de poder navegar entre semana, todo el año, es maravilloso; poca gente puede disfrutar del deporte náutico entre semana.

Después de la regata, todos los participantes que disponen de tiempo se reúnen a comer y discutir la regata y las mil historias que han ocurrido en ella.

Las relaciones de amistad que se establecen en la flota son realmente admirables; personas de procedencia diversa se agrupan para compartir su afición: la de navegar en patín a vela.

Gracias a los patines a vela y su larga historia, existen hoy en día clubes náuticos de playa en primera línea de mar, cosa impensable en algunos lugares. Pero como el patín es una embarcación de playa, los módulos iniciales que al principio servían sólo para cambiarse y guardar los mínimos pertrechos poco a poco se han ido haciendo más grandes hasta convertirse, en determinados casos, en clubes náuticos. Por este hecho, algunos están situados en los mejores puntos de los pueblos o las ciudades. Por ejemplo, en Sitges (provincia de Barcelona), en un lugar privilegiado, pintado por cientos de pintores, justo debajo de la iglesia y en el centro del pueblo, se levanta el club náutico, que está formado por patines a vela, en su mayoría.

Los patinaires son una gente excepcional. Cuando empecé a navegar en patín, con 16 años, tenía por compañeros a «jóvenes» de 40, 50 y 60 años, como si fueran mis compañeros de colegio. Existe una gran fraternidad entre los navegantes y esto hace a esta clase muy particular.

Las grandes regatas son un encuentro de decenas de embarcaciones, a veces más de un centenar. Los clubes que las celebran muestran generalmente una excelente organización, acorde con la magnitud e importancia de estos eventos.


Figura 1.6. Salida de una regata de campeonato en Andalucía.

En estos últimos años hemos observado un cambio substancial en los navegantes de patín. El típico patinaire de antaño, con su vestimenta de trotamundos del mar, ha dejado paso al navegante deportista, que navega invierno y verano, en un mundo donde el deporte es una manera de mantenerse en forma, una pasión y un estilo de vida.

La clase Patín a vela es una clase abierta y con proyección de nivel internacional.

Yo invito a todo aquel que no conozca el fabuloso mundo del patín a que, aparte de leer este libro, se asome a los clubes náuticos de patín, pregunte y pruebe el patín a vela, ese barco maravilloso.

1Nombre comercial dado por DuPont a la fibra de poliéster.

2Asociación Deportiva Internacional de Propietarios de Patines a Vela.

Navegando en patín a vela

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