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Virada por proa o por avante

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– Ahora sin levantarte, avanza por la bancada hasta la proa (punta de delante). Arrastrando el culo, con perdón, hacia el palo. Sin soltar la escota. Bien… Ahora, levántate y anda… Y coge los obenques. No te vayas a caer.

Ricardo ayuda al viento, como hizo antes, hasta que la vela flamea y un poco más. El barco se aproa. Se pone con la nariz al viento.

– El barco se ha aproado y, por inercia, ha pasado el punto muerto. Proa al viento.

– ¿Y ahora qué? – dice aterrorizado Manuel, viendo que la vela se le viene encima.

– Ahora empuja la vela con la mano o mejor, te apoyas en ella con la espalda, haciendo fuerza para que el viento la hinche por el otro lado.


Figura 2.8. Virada por proa.

– Me caigo… Ricardo ayuda al viento…

– Y ahora vas a hacer unos pasos de ballet. Sigue empujando la vela y cruza por la segunda bancada hacia el otro flotador.

– ¿Sin dejar de empujar la vela?

– Claro. Cuando la dejas, el barco pierde su empuje y no se mueve.

– ¿Y ahora?

– Ve hacia atrás para sentarte otra vez en la cuarta bancada como estabas, pero en el otro flotador.

– ¡Y ya he dado la vuelta!

– Ya has virado, efectivamente, estás en la otra bordada. Manuel se baja del patín, con cara de incredulidad y confusión.

– ¿Qué pasa?

– ¡No es posible!

– ¿Qué?

– ¡Es fácil, fácil!

– Bien, es fácil, pero en el mar hay más cosas que te complicarán la vida, las olas, el equilibrio, el viento…

– Sí, pero es, es… Vuelve a «subir» al patín.

– Continuemos… – dice Ricardo – Lo que has… has hecho se llama virada… por proa o por avante.

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