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Introducción:

El arte de ser positivo

Tuve el privilegio de recibir el premio Norman Vincent Peale 2007 al Pensamiento Positivo. Cuando mi amigo de toda la vida y socio, Jay Van Andel, y yo, comenzamos a vender vitaminas Nutrilite a finales de la década de 1940, uno de los primeros libros que leí fue El poder del pensamiento positivo, de Peale. También tuvimos al doctor Peale como conferencista en unas de nuestras convenciones de ventas de Nutrilite, y llegué a conocerlo bien.

Peale fue un estudiante tímido a quién un profesor universitario animó a creer en sí mismo y a creer que Dios lo ayudaría. Él oró y creyó y llegó a ser el fundador del concepto de pensamiento positivo. Una vez dijo que su felicidad era la razón principal por la cual le preocupaba la gente que no fuera feliz. Le preocupaba que personas infelices no usaran toda su creatividad y que la sociedad sufriera por eso. Decidió que quería hacer algo al respecto y compartió sus ideas en conferencias y libros.

El premio Norman Vincent Peale al Pensamiento Positivo se otorga cada año para reconocer a personas “cuyas vidas ejemplifican clara e inspiradoramente el poder del pensamiento positivo con fe, profundo interés por la gente y un compromiso dedicado a mejorar nuestro mundo”. No sé si he vivido conforme a esa resplandeciente descripción, pero esas palabras concuerdan con mis objetivos al escribir este libro.

Por lo general he sido una persona positiva desde que recuerdo. Fui un niño feliz a pesar de crecer durante la Gran Depresión. Toda mi vida he procurado inspirar a otros a usar sus talentos y completar su potencial. Como cofundador de la Corporación Amway, he dado mensajes motivacionales a miles de personas en todo el mundo, a quienes yo quería ver alcanzar sus sueños con sus propios negocios de Amway. Animo a mis jugadores en la franquicia Orlando Magics de la NBA y soy líder comunitario ayudando a mejorar mi ciudad, Grand Rapids, Michigan, para que siga creciendo y construyendo.

He aprendido que el pensamiento positivo y el estímulo son esenciales para el liderazgo y el progreso. Como líder de una compañía o de tus propios hijos, encontrarás que el pensamiento positivo es contagioso y un combustible concentrado para el cambio.

Fui criado por un padre que se mantuvo positivo, aún después de perder su trabajo durante la Gran Depresión, y que siempre me animó. Jay Van Andel y yo no tuvimos otra ambición que crear una compañía propia, y permanecimos fieles a esa meta a pesar de una lista de adversidades. En una ocasión rentamos una sala para doscientas personas a fin de hacer una presentación y reclutar distribuidores para nuestros productos nutricionales. ¡Sólo llegaron dos personas! Pero permanecimos positivos y construimos una empresa que nunca habríamos podido imaginar. La gente nos felicitaba por todo lo que hemos logrado. Pero no pasamos mucho tiempo retrocediendo para ver lo que habíamos logrado, estábamos muy ocupados pensando en lo que podíamos hacer después.

Aunque parece que las personas necesitan desahogarse y quejarse de vez en cuando, lo positivo los atrae y seguirán a quienes señalen un igualmente camino positivo. Me he dirigido a audiencias que llenan estadios, pero uno de mis primeros discursos fue a un grupo de cuarenta contadores. Uno de mis empleados en los primeros días de nuestra empresa Amway me invitó a hablar. Comencé pensando en qué decir y anoté todas las cosas positivas que habían estado sucediendo durante el crecimiento inicial de nuestra compañía.

Muchos otros conferencistas que había escuchado parecían querer demostrar su inteligencia al decirle a la audiencia qué andaba mal con el mundo. Así pretendían tener fama y credenciales. Habían encontrado algo de lo que podían ser “críticos expertos”. Le dije a mi audiencia de contadores que no iba a ser crítico; iba a hablarles de las cosas buenas que estaban sucediendo en este país.

Después de ese discurso, presenté mi mensaje positivo a otros grupos. Entre más hablaba, más respondían las personas. En una época de nuestra historia en la que la gente comenzaba a dudar de la democracia y veía al socialismo como el futuro, señalé todas las cosas positivas que disfrutábamos como ciudadanos estadounidenses libres. Tan pronto comencé ese tema, la gente comenzó a darme información adicional para usar en el discurso. Un día alguien me entregó una lista de comparaciones entre vivir en los Estados Unidos y la Unión Soviética comunista, la cual demostraba claramente por qué teníamos tantas razones para ser positivos en lugar de ser negativos. Así que comencé a usarla, y esos ejemplos se convirtieron en una herramienta poderosa para recordarles a los americanos cuán bendecidos somos. Descubrí que la gente en mis conferencias apreciaba que se les recordara cómo y por qué podían asumir el hábito de buscar lo bueno en sus vidas y en otras personas.

Ese pequeño mensaje que entregué por primera vez a unos contadores, creció y se convirtió en Vendiendo América, un discurso que posteriormente di a miles de personas en todo el país y que fue grabado y obtuvo el premio Alexander Hamilton a la Educación Económica de Freedoms Foundation. Descubrí que entre más hablaba de ser positivo, más la gente quería escuchar.

Probablemente estaban ansiosos por escuchar buenas noticias porque el mundo está lleno de comunicadores negativos. Sólo lee las cartas al editor de cualquier periódico. Encontrar culpables es fácil y es un instinto natural. Probablemente es porque nos enseñan a ser escépticos. Sabemos que si suena demasiado bueno para ser cierto, probablemente así sea.

Con este libro espero animar a las personas a buscar lo positivo. Eso requerir un poco de energía y algo de re-entrenamiento, pero cualquier persona que se esfuerce obtendrá grandes recompensas al ayudarse a sí misma y a otros. Una actitud positiva es una elección, como caminar del otro lado de la calle para evitar problemas o hacer un giro de 180 grados cuando sientes que vas en la dirección equivocada.

Una vez decidamos hacer esa elección, ser positivo se convierte en un hábito. Por ejemplo, cuando nos encontramos con alguien, escuchamos tratando de encontrar algo bueno sobre lo que están haciendo porque tarde o temprano nos lo dirán. Si permaneces en sintonía, siempre escucharás buenas cosas, porque todo el mundo quiere alardear un poco. Así que si expresamos interés y escuchamos, obtendremos pistas acerca de las cosas buenas que están tratando de hacer. Luego podemos responder con una frase positiva que encaja: “¡Tú puedes hacerlo!” “¡Gracias!” “¡Estoy muy orgulloso de ti!” Las palabras sencillamente te fluyen después de un tiempo.

Un marco mental positivo te cambia a ti y tu forma de pensar, permitiéndote animar a otras personas. Comienzas a buscar bondad, y por consiguiente, comienzas a sentirte mejor con todo, incluyéndote a ti mismo y las cosas positivas que estás haciendo. Toda esta autoestima viene de sólo desarrollar el hábito de buscar lo bueno en los demás. Cuando eso sucede, también comienzas a ver lo bueno en ti mismo, y luego la gente comienza a reconocer todo bueno en ti y a congratularte por eso. Se vuelve autogratificante.

Cuando me gradué de secundaria, mi maestro de Biblia escribió en mi anuario escolar una frase que nunca olvidé, sólo una simple frase de ánimo: “A un hombre bien definido con talentos para el liderazgo en el reino de Dios”. Su frase era sencilla pero una gran fuente de ánimo para mí, que era joven y que no había sido un buen estudiante y de quien se había dicho que no era apto para la universidad. ¡Pero un maestro a quien admiraba vio un líder en mí! ¡Vaya! Nunca antes había pensado de mí en esa forma.

El punto es que una simple frase puede cambiar la vida de una persona. Así que la pregunta es: ¿qué clase de frases estás entregando? ¿Qué clase de frases has escuchado? ¿Crearás una atmósfera negativa o estimulante para los demás? ¿Los vas a arrastrar hacia abajo o los vas a levantar? Decidí ser un enriquecedor de vida, encontrar la forma de estimular a las personas. Es tan fácil como expresar una frase sencilla pero poderosa: “Estoy orgulloso de ti”. “Te necesito”. “Creo en ti”. “Te amo”. Para algunas personas esas llegan a ser frases que transforman su mundo. Deberían estar en tu vocabulario.

Los principios en este libro son para todos, pero se aplican de forma especial a quienes aspiran posiciones de liderazgo. Dar el primer paso para ser positivo es una característica de los grandes líderes. Sea que líderes una compañía, tengas un papel de liderazgo como maestro o entrenador, o seas un líder como padre o abuelo, estas poderosas frases te ayudarán.

Considera a líderes que fueron efectivos porque fueron positivos. Los presidentes de los Estados Unidos que recuerdas son los que tuvieron que enfrentar situaciones difíciles y los hicieron ver muy bien. Las conversaciones informales de Franklin Roosevelt durante las horas más oscuras de la Segunda Guerra Mundial no eran relatos negativos. Ronald Reagan era un cuentista por excelencia. Él enfrentó asuntos difíciles. Pero siempre tenía un relato divertido. Siempre te dejaba riendo. Siempre encontraba el lado bueno de un problema. John Kennedy sabía que debía tener una misión positiva para nuestra nación, así que dijo: “¡Vamos a la luna!” Retó a los Estados Unidos con un sueño de ascender, ir más allá y hacerlo mejor. La nación adoptó esta meta y la alcanzó en 1969.

Quienes están en posición de liderazgo más que todo necesitan desarrollar estas características para aprender estas frases y practicar el arte de ser positivo. El liderazgo es una de nuestras mayores falencias. Necesitamos personas que se pongan de pie y hagan el trabajo, cualquiera sea éste. Los líderes tienen el poder de ser ejemplo para el resto de nosotros.

También sé por experiencia que la gente tiene la capacidad de trabajar unida para crear una atmósfera positiva en su comunidad. Las personas positivas en mi ciudad natal de Grand Rapids han ayudado a liderar un asombroso progreso en los últimos tiempos. Hace unos años me dirigí a una audiencia durante la cena de apertura de nuestro centro de convenciones. Les recordé que vivíamos en el clima propicio. Seguramente los sorprendí porque esa noche estaba nevando y helando. Pero no me refería al clima. Hablaba de un ambiente de personas positivas que trabajan juntas para que su comunidad siga mejorando. Juntos habíamos construido ese maravilloso centro de convenciones: líderes comunitarios habían inculcado la visión, el gobierno y donantes habían proporcionado el dinero, comerciantes habían suplido la mano de obra calificada, incluso aquellas personas cuyo papel menor podría ser pasado por alto, un equipo de meseros muy capaces y talentosos, repartieron de forma eficiente una deliciosa cena caliente a cada uno de los dos mil quinientos invitados.

Aún más allá de nuestras comunidades, ciudadanos con una actitud positiva podrían tener el mismo impacto en nuestra nación e incluso en nuestro mundo. Si todo el mundo en este país comenzara a tener una actitud positiva, a buscar el bien y a intercambiar halagos en lugar de quejarse y encontrar culpables, se generaría un dramático cambio social, uno en el que nos animaríamos unos a otros. Trabajaríamos más, pensaríamos mejor, tendríamos más ideas, soñaríamos más grande, haríamos contribuciones mayores, y nos sentiríamos mejor con nosotros mismos y con nuestro mundo. Nuestro país y nuestra sociedad sufren cuando no sabemos encontrar el bien en ninguna parte o en nadie. Nuestro congreso y nuestro presidente deben tener algunas buenas ideas y deben estar haciendo algo bien. Pero parece que a los políticos de ambos lados del pasillo les resulta difícil decirlo. Cuando evitamos el debate o la crítica constructiva y en lugar de eso nos ponemos etiquetas despectivas los unos a los otros, desarrollamos una cultura incapaz de usar frases positivas.

Me encantan los versículos de Filipenses 4:7-9 (NVI): “Consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio”. ¡Piensa en cómo sería nuestro mundo si todos tomáramos a pecho esas palabras! Es por eso que quise escribir este libro y es la razón por la cual pienso que un mensaje positivo es importante en el mundo de hoy.

Pensé que una forma sencilla para estimular una actitud positiva sería ofrecer algunas de estas frases poderosas para personas positivas. Nada profundo o trascendental, pero eso es lo que lo hace hermoso. Estas usuales y modestas frases contienen un poder escondido que, cuando es liberado, cambia vidas de manera profunda y benéfica. Pero este libro va más allá de las frases. Nuestra decisión de vivir con una actitud positiva puede cambiarnos, y así mismo hacerlo con nuestra comunidad, e incluso a toda nuestra nación y al mundo. De verdad creo que es hora de un avivamiento en nuestro país. Necesitamos un cambio de actitud hacia el pensamiento positivo y acciones positivas que logren sanar relaciones y unirnos para un bien común.

Como esos inspiradores presidentes de los Estados Unidos y los grandes líderes, también tú estás en la capacidad de mejorar las condiciones cuando estimulas a las personas y las inspiras a hacer más. Firmemente creo que el mensaje de este libro es de vital importancia para nuestra sociedad actual. Cada comunidad necesita personas que sepan alentar, estimular y animar. Son estas personas las que hacen que el mundo gire. ¡Tú puedes ser uno de ellos!

Diez frases poderosas para personas positivas

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