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INTRODUCCIÓN

Por qué otro libro más sobre el matrimonio

Doce hábitos para un matrimonio saludable viene a colmar el intenso deseo que llevo años sintiendo de ofrecer a las parejas un libro capaz de mejorar su matrimonio. Su objetivo es ayudar a las parejas a detectar y resolver los principales conflictos que minan su relación, presentando una visión del matrimonio hondamente católica, esencial para reforzar el amor matrimonial.

A lo largo de mis cuarenta años de ejercicio de la psiquiatría he tratado a cientos de parejas, familias y jóvenes, y mi experiencia profesional me ha demostrado que los esposos pueden proteger su matrimonio —y fortalecer su amor— desvelando y gestionando sus respectivas debilidades emocionales que contribuyen a generar conflictos en su relación. Tanto si tienes novio como si te has casado hace poco, o si ya llevas años casado, las estrategias para la resolución de conflictos —los hábitos de un matrimonio saludable— que ofrece este libro te ayudarán a proteger tu relación de las tormentas emocionales que desencadenan disputas y desconfianza y, en ocasiones, la separación y el divorcio.

La naturaleza del matrimonio

Existen dos visiones del matrimonio claramente diferenciadas: el antiguo modelo institucional, identificado con la visión judeocristiana tradicional del matrimonio, y el nuevo modelo del «alma gemela»[1], que predomina hoy día. En este, el compromiso matrimonial no se centra en el bien de la propia familia, sino en lograr la realización personal gracias a una relación de pareja emocionalmente satisfactoria. En la visión judeocristiana, por el contrario, se trata de una unión sagrada e indisoluble del esposo y la esposa con el objetivo compartido de acrecentar el amor mutuo, educar a los hijos y ayudarse mutuamente a alcanzar la vida eterna en Dios. El interés de los esposos no consiste en autorrealizarse gracias a lo que la psicología moderna considera una relación satisfactoria, sino en procurar ante todo convertirse en Cristo el uno para el otro.

Para lograrlo, los esposos deben intentar día a día crecer en su capacidad de amar como ama Dios, lo cual exige un desarrollo personal constante. Este crecimiento de la persona implica conocer las propias debilidades, pedir perdón y perdonar, y cultivar la virtud: en definitiva, los hábitos de una buena conducta. Por exigente que pueda parecer, esta visión del matrimonio es el camino que lleva a la auténtica realización personal.

Los esposos casados por la Iglesia cuentan con la fuerza para amar como ama Cristo gracias al sacramento del matrimonio, reforzado por los sacramentos de la reconciliación y la Eucaristía. Para un católico el matrimonio no es una institución meramente humana, sino establecida por Dios, quien creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza y llama a las parejas casadas a reflejar ese amor divino inquebrantable con una fidelidad mutua y permanente. El reto es inmenso, pero la buena noticia es que, cuando el Señor llama, concede la gracia para responder a esa llamada. Todo lo que tiene que hacer la pareja es recibir esa gracia.

Las causas de los conflictos matrimoniales y su sanación

Para ello, las parejas deben empezar por conocer las debilidades personales que afectan negativamente a su capacidad de amar y que tienen una doble causa. La primera es el progenitor que más daño y mayor decepción ha provocado en cada esposo, que por lo general es el padre. La amargura, la ira, la desconfianza y la inseguridad derivadas de ello (lo que llamamos «bagaje») se aportan inconscientemente al matrimonio. Mis observaciones clínicas de este fenómeno cuentan con el respaldo de las investigaciones que demuestran que cerca de un 70 % de los desórdenes psicológicos de un adulto son una extensión de los desórdenes juveniles[2]. La otra causa de los conflictos conyugales se encuentra en las heridas y el choque de personalidades que se producen en el matrimonio. Ambas causas contribuyen al desarrollo de la ira, el egoísmo, las conductas controladoras y la distancia emocional.

Crecer en el conocimiento propio con el fin de identificar los conflictos matrimoniales y sus causas es un proceso exigente, ya que las heridas de la familia de origen suelen negarse, o atribuirse erróneamente al cónyuge. Por otra parte, la gente tiende a rodear con sólidos muros el dolor causado por sus padres. Este libro describe el proceso que lleva a desvelar las causas de los conflictos para, a continuación, sanarlos mediante el desarrollo de buenos hábitos o virtudes que, con la ayuda de la gracia, posibilitan un matrimonio con paz profunda y felicidad duradera.

Desvelar los principales conflictos

Cada capítulo del libro se centra en un conflicto matrimonial y en el buen hábito o la virtud que lo contrarresta. Se empieza ilustrando ese conflicto con el estudio de un caso para, a continuación, identificarlo y explicarlo. Luego se ofrece una guía de evaluación que ayuda a detectar conductas, respuestas emocionales, pensamientos y estilos de comunicación que apuntan a la presencia de conflictos.

Cada capítulo va acompañado del reconocimiento implícito de que las debilidades emocionales que provocan las tensiones matrimoniales suelen permanecer ocultas. Aunque la mayoría de los esposos carecen de la intención deliberada de lastimar a la persona a la que han prometido honrar y amar todos los días de su vida, los daños que cada uno de ellos sufrió en el pasado los llevan a infligir inconscientemente dolorosas heridas en el otro. Por desgracia, si los conflictos no salen a la luz y no se gestionan, es probable que los esposos se encierren en sí mismos y sucumban a la desesperanza. La buena noticia es que los conflictos matrimoniales pueden detectarse y, en muchos casos, resolverse, sobre todo si el proceso de sanación que describe este libro incluye el componente de la fe.

Quién debería leer este libro

Solteros

El conocimiento que ofrece este libro acerca de cómo detectar y resolver las tensiones matrimoniales más habituales puede alimentar en los solteros católicos la esperanza de convertirse en buenos esposos. Dado el patente rechazo al compromiso matrimonial que venimos observando a lo largo de los últimos cuarenta y cinco años, los solteros necesitan una visión más sólida y positiva del matrimonio.

Hay una drástica caída del número de matrimonios católicos. El capítulo más indicado para los solteros es el dedicado a ese egoísmo hoy generalizado, que es una de las razones decisivas de la actual reticencia al matrimonio. Si durante el noviazgo se detecta este problema, puede gestionarse tal y como se describe en el capítulo 2.

Novios que se preparan para el matrimonio

A las parejas que se van a casar les vendrán bien la lectura del capítulo 12 y el cuestionario para el autoconocimiento recogido en él. Se abordan las debilidades cuya causa reside en la familia de origen o en anteriores relaciones prolongadas: unas debilidades que pueden aflorar en cualquier momento y perjudicar al matrimonio. Los abundantes casos de parejas que contiene el libro ilustran el modo de detectar, comentar y resolver esas vulnerabilidades.

A los novios que descubran en su relación conflictos personales específicos motivados por la ira y el egoísmo, o bien conductas controladoras, emocionalmente distantes o ansiosas, se les recomienda la lectura y comentario de los capítulos relativos a estos temas, así como el dedicado a la comunicación, que permite conocer el modo más amable y respetuoso de hablar de estas conductas.

Los novios traumatizados por el divorcio de sus padres deben ser conscientes del recelo hacia el matrimonio que esa experiencia ha podido generar en ellos. Si no se inicia un proceso de reconstrucción y salvaguarda de la confianza, los hijos de padres divorciados sufrirán graves problemas matrimoniales. A los jóvenes que hayan vivido esta experiencia les vendrán bien los capítulos dedicados a la ansiedad y a la prevención del divorcio.

Padres

El libro puede ser de ayuda a los padres, principales responsables de preparar a largo plazo a sus hijos para el matrimonio. Su tarea será aún más eficaz si ellos mismos dan ejemplo del amor entregado y sacrificado que caracteriza a los matrimonios felices y les transmiten la verdad de la Iglesia sobre el matrimonio. También podrán prepararlos para su futuro matrimonio corrigiendo sus tendencias egoístas mientras aún son jóvenes. En esa tarea les resultará útil el capítulo sobre el egoísmo, que ayuda a entender mejor a este importante enemigo del amor matrimonial y familiar.

Obispos y sacerdotes

El libro servirá de ayuda a obispos y sacerdotes en la misión imprescindible de predicar la verdad acerca del sacramento del matrimonio y la vida de familia de los católicos. Afianzará ese ministerio crucial con las parejas, contribuyendo a que comuniquen con mayor seguridad que, con la ayuda del Señor, es posible detectar y resolver la mayoría de los conflictos matrimoniales.

Los párrocos pueden sugerir la lectura del libro a los fieles que acuden a ellos con conflictos matrimoniales, remitiéndolos a los capítulos que abordan sus problemas. Tanto a los obispos como a los sacerdotes les será útil la lectura del capítu­lo dedicado a prevenir el divorcio, en el que se insiste en la importancia de que ambos esposos reconozcan las debilidades adquiridas en la familia de origen y en el matrimonio, así como las heridas sufridas en anteriores relaciones amorosas.

En una cultura que manifiesta una creciente hostilidad hacia la enseñanza de la Iglesia sobre la moral sexual y el matrimonio, el capítulo destinado a resolver una frágil autoestima y a reforzar la seguridad puede animar a los sacerdotes a comunicar sin miedo esa verdad tan necesaria.

Pese a no estar casados, es posible que también los obispos y sacerdotes obtengan algún beneficio del libro. Los sacerdotes y las parejas casadas, en la total entrega al Señor que exige su vocación, suelen lidiar con los mismos problemas derivados de sus familias de origen. Los hábitos necesarios para un matrimonio saludable son igual de necesarios para un sacerdocio saludable.

Finalmente, el último capítulo sobre el legado paterno ayudará a los responsables de las vocaciones a evaluar a los candidatos al sacerdocio y a la vida religiosa: ser conscientes de que existe un legado paterno quizá les anime a pedir a los profesionales de la salud mental que durante el examen de los candidatos detecten las principales debilidades psicológicas derivadas de su pasado familiar, así como sus fortalezas psicológicas. Esas debilidades predominantes se pueden gestionar antes y a lo largo de la formación.

Profesionales de la salud mental

El libro será de utilidad a los profesionales de la salud mental deseosos de ayudar a las parejas a detectar las principales debilidades psicológicas adquiridas en la familia de origen para comprometerse a emprender la dura tarea de dominarlas. Sin esa tarea y sin pedir perdón y perdonar, es imposible iniciar un proceso profundo de sanación. Quizá provenga de ahí esa queja tan difundida de que, aparentemente, la terapia matrimonial solo ayuda a las parejas en proceso de divorcio. Un importante estudio llevado a cabo con seiscientas parejas ha evidenciado los escollos de la actual terapia matrimonial: quienes han recibido asesoramiento matrimonial presentan una probabilidad de divorcio dos o tres veces mayor que quienes no recurren a él[3].

El viaje personal hacia el perdón es muy importante incluso para los propios profesionales de la salud mental. Su tarea personal de perdonar las heridas en sus relaciones de apego seguro influye decisivamente en su capacidad de ofrecer una terapia matrimonial eficaz. Solo si practican el perdón y superan su resentimiento se encuentran en la posición óptima para aconsejar a las parejas la práctica del perdón.

Esposos católicos

Los esposos no tienen necesidad de leer este libro de principio a fin, pero sí les pueden resultar útiles los capítulos relativos a sus problemas más preocupantes. No obstante, dado el egoísmo que impera en nuestra cultura y los graves daños que provoca, recomiendo a todos los esposos que lean el capítulo dedicado a ese tema. También es aconsejable el material que ofrece el capítulo 12 para crecer en el autoconocimiento.

Si los esposos emprenden la dura tarea sugerida en este libro, serán capaces de ahondar en la visión de su matrimonio, resolver sus principales conflictos y mejorar la amistad y el amor conyugales. No hace falta que recurran a una terapia matrimonial profesional. De hecho, las investigaciones citadas en el capítulo referido a la prevención del divorcio demuestran que el historial de los profesionales de la salud mental a la hora de ayudar a los matrimonios con problemas no es el mejor. Existe una crítica fundada de que el asesoramiento a matrimonios con problemas graves suele centrarse más en dar la razón al esposo infeliz y facilitar el divorcio que en intentar detectar las debilidades de ambos esposos y trabajar por salvar el matrimonio.

La amistad, la confianza y el amor matrimoniales que se hayan debilitado o enfriado se verán reforzados y renovados de un modo sorprendente. El proceso es exigente, pero muy gratificante. Creciendo en humildad y en autoconocimiento y practicando las virtudes con la ayuda de la gracia, es probable que la llama del amor matrimonial se avive y arda con mayor intensidad aún que antes.

Doce hábitos para un matrimonio saludable

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