Читать книгу Riku desde los infiernos - Roberto Carrasco Calvente - Страница 10

3. DIBUJO TÉCNICO

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Era él, no había duda de ello. Si estuviésemos juntos sería en una cabaña junto a un lago. Nadaríamos junto a las sirenas, leeríamos bajo un árbol a Porfirio Barba Jacob. Y me darías un primer beso que tendría olor a jazmín. Me estremecía pensar que podría haber una vida más allá de mi padre, de mis dos hermanas, de mi madre pálida y golpeada. Lamí mi flacucho antebrazo pensando que se trataba de su piel y no me opuse a que el corazón se me convirtiera en un eufórico enjambre. A la mañana siguiente, con restos de semen reseco en mi vientre y el despertador aullando desde hacía rato, me golpeó la realidad. ¿Cómo iba a acercarme a él? ¿Cómo iba a ser posible que el chinorri llorón no resultara arrollado por las circunstancias? Me había ilusionado de un nombre, de un relato perverso, de unas palabras que provenían, desde luego, de una mente invadida por una de las bestias. Isidoro Durán vivía en mi plano, era la última esperanza para una especie al borde de la extinción. Tenía ganas de hablar con Julieta, quizás ella me pudiera decir qué hacer, cómo entrar en la vida de aquel chico sin que me tomara por un gay desequilibrado. Pero recapacité, Julieta no era una asesora sentimental. Todo lo contrario, su trabajo consistía en convertirme en una persona normal. En que no volviera a dibujar familias ensangrentadas ni niñas decapitadas en un examen de dibujo técnico.

SIGO ESPERANDO

Nunca me importó esperar

ni el dolor ni el amor.

Ni las desgracias ni la pasión

ni la hora de la merienda

tras una cansada tarde en el colegio.

Nunca me importó esperar

que alguien me dijera “Te quiero”

ni que nadie me hablara en el recreo.

Nunca me importó esperar

pero sigo esperando

y hay algo helado,

un frío, un misterio, un miedo,

que me pregunta qué espero

y que me responde que no,

que nunca llegará.

Riku desde los infiernos

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