Читать книгу Malvinas Misión Secreta - Roberto D. Gelves - Страница 8
ОглавлениеCapítulo 2
Nace la Idea
El gobierno británico después de finalizar la guerra, ordenó el secreto sobre lo ocurrido en la guerra, durante 30 años, pero en 2012, fue prorrogado por 50 años más; ¿Por qué? ¿Qué ocultan o que temen que se conozca? Muchas teorías se han dicho, algunas por ejemplo es que la cantidad de bajas inglesas era mayor de las reconocidas, claramente para ellos, galeses, escoceses, irlandeses, y todo aquel extranjero que formaba en sus filas, y sí; no eran contados como bajas inglesas. O el ataque del submarino ARA San Luis, el que podría haber torpedeado a uno de los porta-aviones, o que el HMS Hermes también podría haber sido impactado por un Exocet el 4 de mayo y no el HMS Sheffield, el que si habría sido bombardeado por los Dagger el 1° de mayo y reconocido posteriormente el día 4 para encubrir al Hermes. Lamentablemente son todas conjeturas que no podremos confirmar o rectificar sino hasta que el secreto inglés sea levantado.
Los años pasaron y muchos de los excombatientes de las tres armas quedaron, como se dice comúnmente, con la sangre en el ojo. Es decir que sentían que habían ciertas cosas, que debían, de algún modo, tratar de demostrar que si pasaron. Una de ellas y la más fuerte era la del ataque al Invincible.
Durante años los excombatientes de todas las armas, habían viajado por el interior del país, dando conferencias y relatando los sucesos que les había tocado vivir en Malvinas. Quería contrarrestar todo aquel proceso desmalvinizador, y entregar a la gente la verdad de los que pelearon por su patria en algunos casos ofrendando sus vidas. Es así que de entre estos hombres surgió un pequeño grupo, y de este nació una muy arriesgada idea.
Esta idea apoyada en la mayoría por integrantes tanto retirados como algunos activos de fuerza aérea, también incluía a algunos de ejército y la armada en menor porcentaje.
Este grupo pequeño necesitaba contar con la ayuda de oficiales aún activos en las fuerzas, y que fueran capaces de mantener el secreto, sin medir las consecuencias, si esto se descubría.
Para proteger la identidad de estos patriotas, todo nombre o indicativo utilizado han sido cambiados, solo en ciertos casos usaremos los nombres de pila, para aquellos que si lo autorizaron.
En el año 1997 la Argentina adquirió un lote de 36 aviones A-4AR Fightinghawk, un desarrollo especial del A-4M, a solicitud de la Fuerza Aérea Argentina. Entre estas adaptaciones se trataba de obtener una aviónica y capacidades muy similares a las del F-16, pues una de las ideas era usarlo como transición para una posterior incorporación de este último a la fuerza. Algo que nunca sucedió.
El avión tenía muy buenas capacidades técnicas, era muy maniobrable, su pequeño tamaño hacia que su firma radar fuera reducida, traduciéndolo a criollo, un radar no lo detectaría sino hasta que estuviera muy próximo a él. Sus nuevas performances permitían a la aeronave llegar a sus objetivos con mayor seguridad, sigilo y aumentada carga bélica, a diferencia de su antecesor, el A-4B/C Skyhawk. Su alta maniobrabilidad lo hacían un formidable rival en combates aire-aire, como lo demostraron en los ejercicios combinados “Águila” contra los F-16 estadounidense realizados a posterior.
Comenzado ya el nuevo milenio, un hombre que estaba activo aún en la fuerza, al que nombraremos Damián, pensó o comparó este nuevo modelo, y lo eficaz que hubiese sido si durante la campaña de Malvinas hubiese tenido algo similar durante los ataques aeronavales. Incluso se dijo para sí, “cuánto daño le hubiéramos hecho al Invincible con un par de estos”, y habríamos podido ver y mostrar al mundo sus filmaciones durante los ataques. (El SHUD trae una cámara la cual graba a través de la mira).
En los años 90, los británicos habían reforzado las islas, construyendo una nueva pista de aterrizaje para permitir operar a aviones de alta performance, como fue la llegada de los Panavia Tornado.
El 25 de mayo de 2006 en una reunión, de las que solían hacer este grupo de patriotas, Damián comentó aquel pensamiento que una vez tuvo, a sus camaradas, y como al próximo año se cumplirían 25 años de la gesta, comenzaron a pensar en algo para conmemorarla, tenía que ser atrevida hacia los británicos, como quien dice, había que mojarles la oreja nuevamente. Fernando otro hombre del grupo ex integrante de la marina durante la guerra, tenía un hijo que se había recibido de oficial de la Fuerza Aérea y estaba en Villa Reynolds, San Luis, con los nuevos A-4AR, estacionados en la V Brigada Aérea; y hablaban de las prestaciones de esta máquina. El grupo en esta reunión era de 8 personas, entre activos y retirados, cinco eran de la FAA, Damián, Danilo, el Polaco, Alberto y Julián, dos de la marina, Fernando y Francisco, y uno del ejército, Oscar. A veces las reuniones solían ser de hasta 15 integrantes, pero quiso tal vez la providencia o Dios o sabe quién, que solo estos 8 estuvieran ese día.
Al llegar a su casa en Bahía Blanca, Fernando se puso a pensar en lo que se habló en esa reunión, pero luego dejó que su jornada transcurriera y olvidándolo de momento. Al día siguiente, su hijo el oficial piloto, al que solo diremos su indicativo, “Puma”, lo llamó para saludarlo y avisarle que lo vendría a ver el próximo fin de semana.
Ese sábado 27 de mayo, el Puma arribaba a Bahía Blanca a reunirse con su familia. El Puma había crecido con el sentimiento sobre Malvinas que su padre le había transmitido a raíz de su propia vivencia, es decir que tanto padre como hijo sentían lo mismo por ésta causa. El preguntó a su papá como había sido la reunión con sus amigos combatientes, y Fernando contestaba que como siempre hablamos de lo que fue y pudo haber sido, pero recordó la idea de Damián, respecto de los nuevos A-4AR, fue entonces que el Puma lo miró seriamente y le dijo.
— Vos sabes papá que en la brigada he escuchado a algunos oficiales mayores hablar sobre una misión imposible.
— ¿A qué te referís con misión imposible?
— Bueno esto que te digo es solo entre nosotros. Hace unos años cuando llegaron los A-4 AR, estos oficiales hablaban de solicitar a las autoridades, hacer una misión de aproximación hacia las islas, para hacerles sentir a los ingleses que aún estábamos vivos, y que no los olvidábamos, pero esto fue rechazado de plano por las autoridades y ordenándoles que se olvidaran de algo semejante porque serían dados de baja con deshonra. Esta idea siempre quedó presente en la brigada. Creo que si el gobierno hubiera querido, lo habríamos logrado inclusive sobrevolar las islas, sin temer la presencia de sus tornados en el aeropuerto. Obviamente esto habría causado una locura y posibles medidas internacionales en contra del país, pero quien te quita lo bailado.
— Si hijo, ¿pero si se realizara todo en el mayor de los secretos con muy poca gente que lo supiera?
— Pero papi, ¿cómo logras eso?
— No lo sé, pero déjame hablar con ciertas personas, y quien te dice podríamos llegar a concretar algo parecido.
La charla siguió pero ya cambiando de tema.
Tras pasar el fin de semana con su familia, el Puma volvió a la brigada, allí estuvo con sus compañeros, de los que algunos habían participado en la celebración del 25 de Mayo. Algunos de estos tuvieron la suerte de encontrarse con ex pilotos de la guerra de Malvinas, entre ellos uno de los que sobrevivieron al ataque del porta-aviones Invincible, el Vice-Comodoro Gerardo Isaac, con quien hablaron de tal hazaña.
El Puma los escuchaba hablar al respecto, y realmente los envidiaba sanamente, por estar ante un héroe sobreviviente de aquella proeza, reconocida por muchos, menos claro está, por los piratas. Entonces pensó en comentar sobre lo que había hablado con su padre, pero solo confiaba plenamente en 2 personas más, en el Chueco y el Plata.
Los llamó aparte, cuando ya todos se estaban yendo, y les dijo que se juntaran en su habitación después del almuerzo.
Como a las 14.00hs golpearon la puerta de la habitación del Puma, llegaban los dos juntos, el Chueco y el Plata.
— Pasen siéntense que tengo algo muy interesante para contarles.
— Durante mi visita a mi padre estuvimos hablando sobre sus encuentros con sus camaradas de la guerra y me habló de una idea de uno de ellos de planear algo para mostrarles a los ingleses en las islas que no los olvidamos. Uds. estarían dispuestos a colaborar y guardar muy bien el secreto?
Ambos se miraron y pensándolo unos segundos, contestaron casi al unísono.
— Claro que sí, sería un honor.
Dijo el Chueco.
— Contá conmigo.
El Plata con una sonrisa también aceptaba.
— Miren que esto puede traer consecuencias?
— ¡¡y bueno!! veamos lo que se pueda hacer y hasta donde llegamos. Habló el Chueco.
— Bueno hay una idea rondando por fuera de la brigada sobre tratar de hacer algo contra estos piratas que siguen en nuestro suelo, todavía no hay nada concreto, pero están reclutando gente tanto dentro como fuera de los militares
— A que te referís con fuera de los militares, preguntaba el Plata.
— Bueno es que mi papá, me comentó una idea que surgió de uno de sus amigos ex combatientes, con los que se junta todos los años, y hablando entre nosotros le conté lo de la misión imposible que ronda por la brigada, ¿se acuerdan?
— Sí, claro, quien no la sabe, contestó el Chueco sumándole un ademan de su mano derecha.
— Bien entonces mi padre va a tratar de empezar a concretar esta idea, primero desde afuera y cuando vean que es posible comenzarán a buscar a los que estamos dentro de las fuerzas.
— O sea que también van a colaborar soldados y marinos? Dijo el Chueco
— Sí, y posiblemente de Prefectura.
— ¡¡¡A la perinola!!! saltó el Plata
— Ok, dijo el Puma, por ahora es una idea, y hay que mantenerla en secreto hasta el momento en que nos avisen, ¿de acuerdo?
— De acuerdo, ambos amigos respondieron.
En Bahía Blanca, Fernando pensaba en que cosa se podría idear, y como mantenerla en secreto. Buscó el teléfono de Damián y le llamó, y hablaron de su idea y de cómo lo había movilizado desde el momento en que se la contó.
— Mira Damián, esto que estamos hablando tiene que ser con solo las personas en que más confíes, y mientras menos lo sepan mucho mejor, ¿vos sabes?
— Sí, obviamente. Ok desde ahora comienzo a tirar líneas y te voy avisando lo que consiga, ¿te parece?
— Listo yo por acá hago lo mismo y nos contactamos.
Al término de la conversación, Damián que residía en Rio Tercero, Córdoba, trabajaba en la Escuela de Oficiales de la Fuerza Aérea, fue y buscó su agenda donde tenía teléfonos y direcciones de sus amigos de armas. Buscaba más exactamente el número de Julián, también compañero de arma que estaba asignado a la IX Brigada, Comodoro Rivadavia, en el sur, y la más cercana a las islas. Julián había sido un oficial radarista durante el conflicto y tenía vasta experiencia en el campo, es decir que sería alguien muy importante y fundamental en el momento de planear la misión. Revolvió todo el cajón de su escritorio, donde tenía todos los recuerdos y datos de sus amigos y colegas que vivieron aquella gran gesta, pero no lo encontraba, de pronto recordó una carta de salutación que había recibido la última navidad de parte de Julián, y que estaba guardada en un álbum de fotos y recuerdos en su dormitorio. Hasta allá fue y ahí la encontró. En la carta no solo traía la dirección sino también un e-mail. Pero usar la computadora e internet, podría no ser seguro para lo que iban a hacer. Entonces pensó en mandar un mail, solo para hacer el primer contacto y después lo seguirían por teléfono o correo.
“Hola, Julián, como estás, me gustaría comunicarme con vos por un asunto urgente que quedó pendiente. Sería mucho mejor si me mandas un número de teléfono para contarte todo. Gracias que sigas bien.”Damián.
Esta fue la misiva que Damián escribió por e-mail a su amigo del sur. Esperando una pronta respuesta siguió pensando en los que estuvieron en la reunión. Estaba Danilo, Alberto y el Polaco. El primero, era un oficial retirado como piloto de helicópteros, pero tenía conexiones por todas partes, especialmente con gente en el edificio Cóndor. Durante la guerra rescató a varios, que quedaron en deuda. Alberto estaba en Mendoza, en la IV Brigada, y el Polaco trabajaba aún con los Mirage en Tandil.
Mientras tanto Fernando hacia lo suyo, comunicándose con Francisco, que también estaba en Bahía Blanca y asignado en la Base Naval Puerto Belgrano (BNPB), y casi a punto de retirarse. Le llamó por teléfono y quedaron en juntarse en la casa de este último para el siguiente fin de semana. El único que quedaba por contactar era Oscar, un oficial del ejército apostado en Comodoro Rivadavia, un ex comando que también participó de la reunión el pasado 25 de mayo. En este caso iba a ser un poco más complicado hacer la conexión, más que nada por la lejanía que existía, pero no era impedimento para una misión imposible, como estaban denominando a esta peligrosa idea.
Al día siguiente, encendió su computadora para revisar el correo, específicamente si había respuesta de Julián, y con alegría vio que sí, y le mandaba un número de teléfono para comunicarse. Inmediatamente lo escribió en su agenda y lo llamó.
— Hola
— Hola Julián, soy yo Damián, cómo estás?
— muy bien, pero que sorpresa, y además que intriga con la que me dejaste respecto sobre algo pendiente, a que cosa te referías?
— bueno te cuento pero sin detalles aún, recordás la conversación que tire sobre los nuevos aviones y su efectividad etc. etc.?
— Ah sí!, lo de mojarle la oreja a los piratas.
— exactamente, bueno hay algo que se está gestando, pero es en absoluto secreto, ¿vos estarías dispuesto a participar?
— Yo ya casi estoy por retirarme, por supuesto que sí, sería el gran final en la culminación de mi carrera, dale contá con migo.
— Sos un grande, pero todavía no hay detalles, ahora estamos reclutando a la gente, en cuanto sepa más, me vuelvo comunicar y aclaramos la idea, ¿ok?
— Ok, comprendido, y bueno, me haces sentir nuevamente que vivo por mi patria otra vez, gracias.
Al término de la charla Damián pensó en esta última frase de su amigo, sentirse vivo por la patria, que verdad había dicho, el que hiciéramos algo no para nosotros mismos sino para reivindicar a nuestra querida y amada patria.
Pasaron algunos días y llegó el fin de semana, Fernando fue a ver a Francisco, después de los saludos y recuerdos comunes, Fernando fue al grano, le largó la idea al Pancho (Francisco), recordando el secreto que se requería y todo lo demás.
— Bueno, y decime que es lo que han pensado
— Bien en primera instancia, se pensó en usar un avión de caza de la fuerza aérea, y lanzarlo desde el sur para sobrevolar Malvinas, para que los ingleses sientan nuestra permanente presencia.
— pero eso es peligrosísimo, vos sabés que ellos han modernizado todo, es ahora una verdadera base militar.
— sí, sabemos eso, pero esa es la idea básica, ahora lo que tenemos que hacer es recaudar información de muchos lados para evaluar la posibilidad de una misión, y de acuerdo a ello, determinar qué tipo de misión realizaremos.
— y en que querés que te ayude?
— Vos que podes todavía, buscá información en lo que puedas, con respecto a todos los movimientos de embarcaciones cerca de las islas, sean pesqueros, buques de investigación, y si conseguís algo sobre los buques británicos mejor.
— Tengo varios contactos con prefectura, que ellos andan seguido por ahí cerca, y podemos conseguir bastante información.
— Bien, en cuanto tengas algo concreto, avísame
— y para cuando esperan hacer esto?
— No es inmediato, pero el próximo año se cumplen 25 años de la guerra, no queremos que pase desapercibida, ¿entendés?
— Claro que sí. Ok te llamo cuando lo tenga.
La charla siguió, ya con otros temas, hasta que Fernando se despidió para volverse a su casa.