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LOS EFÍMEROS

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Los tiempos fueron pasando, la gente cambiando, todo estaba muy bien hasta que empezaron a querer cambiar a las personas de lugar y no exactamente de sección o de departamento dentro del orden interno, ya había algunos que pedían renuncias y solo llevábamos unos pocos años en servicio, nunca supieron explicarme bien el motivo razonable de querer tomar esas medidas arbitrarias y atropelladas, venían y me dejaban la cabeza llena de reproches, de lo que ellos creían de cómo deberían ser las cosas, en su gran mayoría no eran ideas equivocadas sino más bien geniales, pero se necesitaba tiempo y paciencia, el dinero era escaso y había otras prioridades, tampoco era para pedir que se vaya alguien por no estar de acuerdo, o pensar distinto, entonces, me sentaba hablar con este grupo y les hacía entender que no era momento de echar a nadie ni ponerse en contra, les hacía entender que todos éramos nuevos en esto y también compañeros, a veces lo entendieron y otras veces se enojaron conmigo también y eran capaces de andar ofendidos por unos días, después se les pasaba por un tiempo, hasta que les dijeran que NO de nuevo alguna de sus ideas, mi postura era de seguir como estábamos y dejar crecer a los demás en su cargo, no sacarlos como si no sirvieran de nada, empecé a ver otro tipo de interés más allá de las frustradas ideas, el tiempo me daría toda la razón.

Por otra parte, los compañeros que he tenido, los buenos, los desinteresados de verdad a lo largo de este tiempo inmensos gladiadores contra el fuego, duros ante la adversidad, fuertes frente al dolor, también todos ellos con distintos escudos, resistiendo juntos el peligro y la maldad de aquellos lobos carroñeros disfrazados de corderos mansos. Tuve grandes compañeros y compañeras excelentes seres humanos llenos de vocación de servir para brindar su tiempo por la misma causa, personas buenas con un corazón generoso y noble que no soportaron el embate de los lacónicos y escuetos. Estos otros no lo fueron tanto porque como en todo ámbito de la vida hay gente que nos usa hasta que ya no le servís, otros lamen botas y otros pasarán sin pena ni gloria por tímidos. En un lugar lleno de hipócritas y mentirosos, los pocos que digan las verdades pasarán a ser los malos, cargaran sus espaldas para hacerlos caer, pero Dios es justo y siempre levanta a los caídos. Todos tenemos nuestras miserias, pero algunos son miserables por naturaleza estén donde estén y no se dan cuenta pues su arrogancia y egocentrismo los nubla y creen ser más que los otros y se juntan, se mezclan, así se engendran y siguen, pobres ignorantes en un pequeño punto que de salir no son nada ni nadie porque para ellos no tener poder es ser inferior. Con el tiempo las ramas se fueron quebrando por algunas tormentas, pero la raíz nunca se secó regada con ambición, maldad y caprichos, continuó su crecimiento a base del silencio de los buenos y la comodidad brindada por la hipocresía.

La mentira crea vanidosos, egoístas, envidiosos, embusteros, avaros y enfermos, desde los principios de los tiempos la mentira fue tomando adeptos porque vivir así es más fácil, decir la verdad es mucho más difícil pues si vas con la verdad encontrarás gente que le molesta y no entrarás en sus grupos, ir con la verdad los pone incómodos y se enojan no les gusta que alguien la diga, en ella está el filo que corta el hilo de sus caretas. Por decir la verdad los amigos se pueden alejar, la consciencia tiene memoria y recuerdos, el pasado es un arma que les duele en el presente. La verdad muchas veces ha sido ignorada, rechazada, las guerras han comenzado por engaños, pero no hay manto de sangre ni victoria que oculte la verdad pues verdades hay muchas; la tuya, la del otro y la mía, pero la verdad es una sola, la verdad existe por sí misma, no hace falta el punto de vista de nadie, la verdad se encuentra cuando todos coincidimos de lo contrario solo son opiniones individuales. La verdad nos corrige y nos hace libres.

Muchos desean el poder, estar en un lugar de privilegio para presumir y alimentar su ego. No todos los que llegan al poder lo hacen sin importar como, hay personas que su humildad y sensibilidad los hace más poderosos, y no por eso abusan de ello, como otros que podrán lograr una posición dominante de muchas maneras diferentes, pero dependiendo de qué opción se escoja, los individuos dominados o dirigidos tendrán un concepto negativo o positivo sobre quien imponga el poder. Si permitimos que otras personas manejen nuestra vida, nunca alcanzaremos la verdadera libertad. Los que alardean con el poder no tienen por qué ser personas entendidas, es más, suele ser carencia esta característica en los que nos conducen. Como todos sabemos el miedo puede permitir a un grupo exhibir el poder por un largo tiempo. Aquellos que tienen más poder, son capaces de llevar a cabo las más gigantescas injusticias, tomando decisiones erróneas llevadas a cabo por su intolerancia e incompetencia por el solo hecho de que alguien le diga que no, o piense distinto. Algo de lo sucedido en el pasado nos ha enseñado que a menudo nos encontraremos con que algunas personas necesitan el primer lugar, cuando lo que realmente quieren es nuestro lugar. En cambio, cuando encontramos donde pertenecemos no nos importa quién está primero, lo importante es que estás ahí y que eres parte de un equipo. Nuestros pensamientos son quizás el bien más valioso que como personas poseemos, pues sin ellos no seríamos realmente quienes somos y pasaremos a ser hijos del rigor dominante. Como pueblo tenemos que asegurarnos de que solo puedan llegar al poder, las personas que nos dirijan con más inteligencia y no alguien que utilice a los demás para seguir arriba de todos creyéndose superior, algo que por desgracia nos suele ocurrir en la actualidad. Algunas personas solo son leales mientras le sirvas, de lo contrario serás un obstáculo. Su amistad o interés se termina cuando sus beneficios se acaban, y son capases de cambiar los conceptos independientemente de dónde y con quién estén, no pueden ser leales.

La lealtad es una parte de nosotros que sugiere el respeto que tenemos para con los demás. La lealtad hacia nosotros, la obtendremos de nuestro entorno más íntimo, podremos sentir su preocupación para que nos vaya bien. Lograr reunir este tipo de personas que nos tengan una gran lealtad será una cualidad vital para poder alcanzar nuestros objetivos en la vida, pues solo ellos los más leales a nosotros nos ayudarán en realidad. Pero no siempre es así y nos enseña cuanto nos falta evolucionar como seres humanos, todavía hay muchas cosas que aprender y cambiar. Hay gente que hace las cosas por interés propio y otras de corazón. No te confundas que satanás lleva capa y no es ningún superhéroe.

Cuántas veces te has dado cuenta que hay personas que están en una posición y se creen más que los demás, se hacen los importantes y grandes señores, todos saben de dónde vienen y como llegaron, pero es tal la caradurez de este tipo de gente que se anima a juzgar a los demás como si su rancho no tuviera agujeros. Los escuchas hablar y son la ética y la moral, son la honestidad en persona, pero nada de eso, porque después sus propios actos desmienten sus palabras. Está el que no se da cuenta de esto o tal vez el ingenuo que les cree, pero somos los que no tranzamos con los faltos de humildad, somos los que con nuestra postura le demostramos que sabemos quiénes son. Este tipo de personas los podrás encontrar en todas partes y comúnmente se deschaban solos por ambiciosos e irrespetuosos, quieren que los respeten, pero ellos no respetan a nadie ni a su propia familia. Los conozco muy bien, estuve al lado de algunos de ellos algún tiempo hasta que los descubrí y se los hice saber, sé dé lo que hablo, los escuché los aconsejé y no me escucharon obviamente al no ser de su agrado mis palabras. Esta gente grandes padres y madres de familia, gente trabajadora, también tienen la virtud de manipular a los más débiles los cuales no se dan cuenta hasta más tarde, y que nos dan la razón. Si en un grupo de personas que deben tomar decisiones al haber diferencias siempre terminan quedando los de arriba es una dictadura, ellos ponen y sacan para seguir ellos mismos dirigiendo todo cuando los que deberían irse son ellos, dejando el lugar a otros puntos de vista a otras maneras de hacer las cosas, a otras mentes más modernas. Pero se sabe y en muchos lugares se ve que tres o cuatro pueden más que aquellos que no tienen esa ambición enfermiza de figurar creyéndose que el lugar que ocupan los hace mejores personas que los demás. Tal vez no sean malos sino más bien estúpidos y mediocres que señalan como malo a aquellos que no pueden alcanzar a entender y por eso les ponen trampas en el camino, en cambio los bondadosos ponen pétalos de flores para que otros pasen y lleguen a cumplir sus sueños.

Nada dura para siempre, lo que llega también se irá, ni un buen rastro quedará de aquellos que no sepan caminar con dignidad los senderos de este hermoso laberinto llamado vida. No tengas malos secretos escondidos, el diablo ama los secretos de estas personas, por eso les dejo mi relato, él busca a los débiles de aliados para que se los guarden y ardan en lo profundo de sus propios infiernos. Algunas personas creen que los demás son los que cambian, a veces en realidad los que cambiaron fueron ellos y su mente no les permitió ver o notar el verdadero cambio en su realidad.

Si un amigo quiere hablar con tu mujer a solas y pensás que te la va a encarar estas en un dilema existencial del cual no hay regreso a la verdadera amistad pues un hombre y una mujer tienen mil y un temas para hablar, si tu desconfianza pasa por ese lado eres tú el de esa condición y piensas que los demás actuarían como lo harías vos. Es como cuando alguien te da una palmada en la espalda o en el hombro y reaccionas con un movimiento repentino porque eso te dolió, ahí hay una herida que no es del que da la palmada, él que saluda así no te lastima, él que está roto eres vos. De una manera u otra todos estamos rotos, la debilidad de nosotros hace que colapsemos, los que somos fuertes, nosotros, armamos esos pedazos, los volvemos a unir y nos hacemos mejores de lo que fuimos antes. Tal vez no sea tan bueno como parezco ni tan malo como algunos piensan, pero de algo estoy seguro; jamás voy a ser lo que otros desearían que fuera, solo soy un reflejo de lo que la vida me enseñó y de cómo me trataron. Me van a difamar sin motivos y me van a odiar sin razón, me van a lastimar sin darme sus porqués, sentiré el dolor, pero las heridas sanan y aprenderé a vivir con cicatrices porque gracias a cada cosa vivida hoy soy quien logré ser, un hombre fuerte y con coraje, soy el creador de mis propios sueños, vivo a mi manera sin darle importancia al qué dirán como lo hice toda mi vida, si total es imposible conformar a todos. No tengo que aclarar a nadie lo que soy, lo que hago, y a donde voy pues los que me aman ya están enterados. No confíes en las palabras de alguien cuyas acciones no concuerdan con lo que dice. Sus palabras dirán lo que ellos quieren que pienses, y lo que quieren que hagas, sus acciones revelarán quiénes en verdad son y cómo piensan. El ego es el peor enemigo del ser humano, se disfraza y se esconde en formas increíbles que si no lo sabes detectar y combatir te pierde. Hay que tener cuidado en quien confías, recuerda que el diablo antes también fue un ángel. El engaño es una elección no es un error, todo traidor se siente mal cuando es descubierto y se hace la víctima y te señalará como el culpable, te cambiará no por algo mejor sino por alguien más fácil. Una noche solicité a Jesús que aleje a mis enemigos y me quedé sin algunos amigos.

Alma, corazón y fuego

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