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América ocupada, segunda edición El contexto

Con razón del quincuagésimo aniversario de la publicación original de Occupied America, he decidido reeditar y actualizar esta segunda traducción en español de América ocupada (1972). Durante ese tiempo, en las casi cinco décadas de su publicación, se han publicado nueve tiradas de la edición en inglés, accesible en su mayoría solo para lectores de habla inglesa. Esta nueva edición en español consiste en cambios editoriales a la versión publicada en 1972 y la añadidura de tres nuevos capítulos. No obstante, el enfoque sigue puesto sobre la experiencia del mexicano en Estados Unidos y sus experiencias de vida en lo que el maestro José Martí identificara como las entrañas del monstruo.1 Precisamente, a partir de esta atmósfera sociohistórica se distingue la experiencia entre el mexicano de acá y la del de aquel lado.

La historia chicana o mexicoamericana también se distingue de la historia del resto de la población latina en Estados Unidos. El presente, la densidad y el recorrido sociohistórico de la vida diaria del mexicano en este lado son un distintivo al comparárseles con sus compatriotas en México y la población latina en Estados Unidos. De tal modo, conforme crece la población mexicana en Estados Unidos también aumenta la importancia y el interés general por la vida diaria del mexicano. En el 2016 había más de 35 millones de mexicanos en Estados Unidos, lo que en población equivale a ser la quinta nación más grande de América Latina. La magnitud del cambio se puede apreciar al considerar que la población mexicana en Estados Unidos apenas llegaba a los 5 millones de personas en 1976, cuando se publicara por vez primera la traducción de América ocupada.2

La Diáspora produce una crisis de identidad de la que ya mucho se ha escrito. Desde el siglo XIX, los pensadores y activistas políticos han conceptualizado que el cimiento de una nación es la comunión de personas quienes “historically constituted a community of people” que, por consecuencia, heredan una serie de derechos propios.3 El tema resonaba más entre los intelectuales judíos, quienes se preocupaban por la defensa de la comunidad judía, lo que nos recuerda que la experiencia de la diáspora mexicana no es única ni esencialista, sino un acontecimiento concurrente de la experiencia humana. No obstante, desde este entendimiento diaspórico, la identidad es un rasgo indispensable para definir la corriente social de los grupos minoritarios dentro de sociedades exclusivas o mayoritariamente no representativas de estos.

La historia, así como llegar a la verdad, siempre depende del método de preferencia que se elija. Uno de los métodos más antiguos de indagación es la negación –la lógica tras la oposición semántica. La búsqueda de la verdad a través de la matización de la historia tiene gran importancia porque permite promover la justicia social y estimular un sentido de igualdad. En el contexto mexicoamericano, este sentido de la verdad histórica cobra mayor valor dentro del sistema de control y la división social al que está subyugado el mexicano en Estados Unidos, un sistema de castas comparable al impuesto por la colonia española en América. El presente histórico se distingue por la ambigüedad discursiva, la que nos lleva a la distorsión de la verdad y el propio desvanecimiento de la historia. Concomitantemente, esto dificulta, aún más, el impulso del sentido de comunidad necesario para articular la memoria histórica colectiva. Por ende, el encuentro entre el pocho, el inmigrante, el obrero, la clase media, y los diversos grupos latinos, es necesario al fomentar la defensa de los derechos humanos tanto para la comunidad mexicoamericana como para los latinos en general.

Durante esta era de ambigüedad discursiva, el pensamiento crítico depende de la conciencia histórica.4 Por ejemplo, en diálogos con estudiantes, los estudiantes inmigrantes suelen preguntarme qué hay en común entre ellos y los mexicoamericanos. Mi primera respuesta es pedirles que contemplen críticamente una lista de varios servicios y beneficios sociales a su disposición; entre los que seguramente figuran la admisión a la universidad, becas, y hasta diferentes frentes y organizaciones de apoyo social que benefician al inmigrante. Después, recalco cómo estos servicios y beneficios son el legado del movimiento chicano, y son parte del proceso histórico de ser mexicano en Estados Unidos. En 1968, el número de estudiantes mexicoamericanos en colegios y universidades cercanos a comunidades mexicanas, como San Fernando Valley State College, no alcanzaba ni el ciento de estudiantes matriculados; como resultado del proceso histórico que representa el movimiento chicano, esta universidad –ahora California State University Northridge– tiene una matrícula de más de 20 000 estudiantes latinos.

Ya para 1970, el movimiento chicano forjaba los cimientos sobre los cuáles se edificaría la clase media mexicoamericana. El esfuerzo político-cultural chicano había amplifacado el acceso a la educación superior causando una apertura del campo profesional para los mexicanos y latinos por igual. Por lo general, casi todo líder defensor de los derechos de inmigrantes y casi todo político mexicoamericano, sea en California, Texas o el resto del país, proviene de esta tradición político-cultural. Estos acontecimientos concurren junto a la época en la cual el gobierno mexicano y las clases privilegiadas mexicanas sostenían prejuicios hacia los paisanos que inmigraban a Estados Unidos sin la documentación apropiada; inclusive, esta actitud oficial generó un sesgo nacionalista que cuestionaba la lealtad nacional del emigrante.5 Por lo contrario, la comunidad mexicoamericana se mantuvo al pie junto a estos inmigrantes, por lo que resulta sorprendente que algunos inmigrantes perpetúen un sesgo similarmente nacionalista en contra del pocho. En ocaciones olvidamos que gran parte de la población mexicoamericana está conformada por ciudadanos de segunda generación, quienes con frecuencia son estudiantes universitarios de primera generación al igual que algunos estudiantes inmigrantes. Las intersecciones entre los mexicoamericanos y los inmigrantes son numerosas, son un sinfín de posibilidades colectivas.

El presente ensayo contextual no pretende realzar la figura del mexicoamericano frente a la del inmigrante, más bien, el propósito es hacer hincapié en los puntos de encuentro entre el inmigrante y el mexicoamericano. Por sí solos, la etnia y la identidad racial son elementos suficientes para la comunión grupal del ser humano. La clave en ello es la memoria histórica colectiva. Esta enmarca e hilvana un discurso común. Por ejemplo, en el entendimiento social europeo, el buen ciudadano acepta ciertas responsabilidades a favor del bienestar mutuo a pesar de contar con la plena libertad de negarse. La articulación de una conciencia social colectiva es mucho más difícil en los Estados Unidos si se compara con la mayor parte de las naciones europeas ya industrializadas, donde, entre otras ventajas sociales, sus ciudadanos tienen acceso a coberturas de salud públicas y universales y a una educación superior gratuita; mientras tanto, en Estados Unidos aún se debaten temas tan básicos sobre los derechos humanos y servicios públicos, como lo es el acceso a la cobertura universal de salud.

El bienestar común de la población mexicana y latina no solo se debe a la osadía del pensamiento colectivo dentro de una sociedad individualista, este también es el producto de la expansión del repertorio de conocimiento sobre el pueblo mexicano llevado a cabo en los últimos cincuenta años. Cuando cursé mi doctorado, en la década de 1960, casi no había cursos sobre México y Latinoamérica, y los cursos sobre la experiencia mexicoamericana eran inexistentes. En la actualidad, la mayoría de las universidades importantes ofrecen cursos sobre la experiencia mexicana y latinoamericana, por lo menos. Igualmente, ha habido una proliferación de publicación de artículos y textos sobre estos temas. Las bibliotecas de renombre, como la biblioteca Bancroft (Berkley), University of Texas Austin, o Arizona State University, y varios museos a lo largo del país, cuentan con colecciones de enfoque latino o mexicano. A pesar de estos logros y avances, aún nos queda mucho por hacer; los estudios chicanos aún sufren la falta de apoyo y, en ocaciones, como en Tucson, Arizona, enfrentan también un proceso de desmantelamiento y de persecución—tomése por ejemplo la prohibición y confiscación en Arizona de América ocupada por ser considerado un texto de historia subversivo y “anti-americano”.

La memoria histórica colectiva concomitantemente está sujeta al conjunto de estructuras oficiales como a las extraoficiales; por ende, es necesario el esfuerzo para manter estos estudios en ambos planos sin dejar de desarrollar y apoyar aquellos a nivel comunitario. Son en estos espacios que un pueblo tiene la posibilidad de acercamiento y aprendizaje a sus experiencias sociales como un conjunto. Para el chicano, este conjunto es la experiencia transfronteriza del devinir histórico del mexicano de este y del otro lado. La historia es el espejo por la que el mexicoamericano y el inmigrante pueden reconocerse mutuamente y donde se encuentra el cruce de una agenda sociopolítica de mutuo beneficio. Tal ha sido el caso en las recientes vicisitudes en torno a la inmigración y la creación de soluciones incompletas, pero que son aún así de gran impacto para los latinos en general.

A consecuencia de que los legisladores en la CXII reunión del Congreso estadounidenses obstruyeran el Dream Act (Acta para el Desarrollo, Alivio y Educación para Menores Extranjeros), el 15 de junio del 2012, el presidente Barack Obama decretó el programa de DACA (la Acción Diferida para los Inmigrantes Llegados en la Infancia). El Presidente proclamó una orden ejecutiva, conocida como un White House Memorándum, donde ordenaba que la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, redactara la guía de “‘prosecutorial discretion’ with respect to a certain class of younger immigrants without legal status”.6 ¿Por qué será que el presidente Obama tomó una medida tan controversial aun después de no haber impulsado una reforma migratoria y, con toda franqueza, haberles dado rienda suelta a los agentes de inmigración para que hostigaran y acorralaran a la comunidad inmigrante durante su primer término presidencial?

Según Marcelo Suarez-Orozco, profesor en University of California Los Angeles y experto en inmigración, el crecimiento de la población latina ha sido tan drástico que, “numerically, the U.S. is being transformed”. Esta transformación es más impactante al considerar que el crecimiento demográfico de la población latina ha estado acompañado de un histórico declive demográfico de la población angloamericana; lo que ha resultado en el desvanecimiento progresivo del esquema racial que divide a la sociedad estadounidense en blanco y negro. Según el New York Daily News, el aumento de población latina ha puesto a prueba los límites de los derechos civiles y, conforme disminuye la hegemonía de la población angloamericana, ha efectuado una reconfiguración de las alianzas políticas del país.7 Los mexicanos han sido el motor de este espectacular aumento de población, ya que conforman dos tercios de la población latina. Cabe recalcar que estos cambios demográficos no solo constan del flujo constante de inmigrantes, sino también del número de natalidades en el país. Según Suarez-Orozco, el acrecentamiento demográfico de la población latina queda sutilmente manifestado en la transformación de los organismos sociales que fungen como el motor político para efectuar cambios institucionales. Un claro indicio de la extensión de estos cambios se encuentra en el margen de crecimiento de la población latina durante la década de 1990; mientras en 1990 había 22,4 millones de latinos en Estado Unidos, para el 2000 la población alcanzaba los 35,3 millones (57,9 por ciento). Ya para el 2014, la población latina llegó a los 55,4 millones, representando un 17,4 por ciento de la población total de Estados Unidos.8

En el 2015, el periódico digital Latino Post señaló que “President Obama’s announcement this week regarding his proposal to pay for two years of community college could have a huge effect on millions of Latinos around the nation who are considering a postsecondary education”.9 Aproximadamente, “16.5 percent of all college students around the U.S. were Latinos, while Hispanics also made up roughly one quarter of all 18-to-24-year-old college students, their numbers particularly growing in two-year colleges”.10 De igual manera, en el 2014 el Pew Hispanic Research declaró que “Hispanics today make up 11.3% of all eligible voters. But voter turnout among Hispanics has not kept pace with the growing number of eligible voters in recent national elections. In 2010, Hispanics cast a record 6.6 million ballots out of 21.3 million eligible voters, a turnout rate of 31.2%. But that was still far below the turnout among black voters (44%) and white voters (48.6%)”.11

La participación electoral latina es una formidable fuerza para el cambio, especialmente al tratarse del sufragio mexicoamericano. Los cambios demográficos inclusive han obligado a que el Partido Republicano fortifique su presencia entre los votantes latinos. Por ejemplo, la conocida red reaccionaria de los hermanos Koch financió sesiones de repaso y preparación en español para el examen de conducir en el estado de Nevada. Tamara Keith de National Public Radio acentuó que los políticos “care so much about capturing the so-called ‘Latino vote’ because the U.S. Hispanic population is exploding”.12 El patrón de crecimiento demográfico de la población latina continuó entre el 2000 y el 2012, aumentando casi 49 por ciento mientras el resto de la población estadounidense solo crecía un 5,8 por ciento. Aún más impresionante es el hecho que entre el 2012 y el 2030 los latinos constituirán el 40 por ciento del crecimiento total del electorado.13 Con este aceleramiento demográfico la comunidad latina se aproxima a cumplir el aforismo de Juan Bautista Alberdi, “gobernar es poblar”.

En 1960 la mujer mexicana que vivía en México tenía un promedio de siete hijos, lo cual cambió a solo dos hijos para el 2009. En los Estados Unidos de 1970 solo había menos de un millón de inmigrantes mexicanos, y durante la década de 1980 y 1990 la inmigración se convirtió en la causa principal del crecimiento de población. Sin embargo, camino a la primera década del siglo XXI se produjo un giro importante en esta tendencia y el número de natalidades aumentó a 7,2 millones frente a los 4,2 millones de nuevos inmigrantes. La vitalidad de la población mexicoamericana en Estados Unidos ha sido tal que, en la actualidad, el número de natalidades es mayor al número de nuevos inmigrantes.14 Asimismo, en el presente, la población latina ya es el grupo minoritario más numeroso de los Estados Unidos.

Aproximadamente, cada año 800 000 jóvenes latinos cumplen su mayoría de edad electoral (18 años), un hecho que sin duda innfluye política e institucionalmente en la infraestructura social estadounidense. Mientras en México ha disminuido la tasa de natalidad, el número de natalidades latinas en Estados unidos ha aumentado a 9,8 millones en el 2000 y a 12,5 millones en el 2007. La comparación de estos números muestra que 11,4 millones de inmigrantes nacieron en México mientras que 22,3 millones latinos nacieron en Estados Unidos.15 Una pregunta clave por resolver es si otros grupos latinos remplazarán el flujo de inmigración hacia Estados Unidos en caso de que la inmigración mexicana menguara en los años venideros.

Antes de la década de 1980, los sudamericanos mayoritariamente eran refugiados políticos o contaban con un poder adquisitivo que les permitía vivir apartados del resto de la población latina en Estados Unidos. En la actualidad, la población latina de origen sudamericano es 2 769 434, un equivalente al 5,5 por ciento del total de la población latina. El conjunto sudamericano es pequeño debido a la distancia y el costo de transporte en el curso de inmigración, lo cual hasta no muy reciente no estaba al alcance de la clase obrera y clase media. Dado que un número considerable de sudamericanos son refugiados políticos, la mayoría cuentan con condiciones más favorables, condiciones a las que no tienen acceso el resto de la población latina en Estados Unidos. La inmigración argentina que en gran parte tomó lugar durante la guerra sucia, entre 1976 y 1983, sirve como ejemplo. Un grupo importante de esta corriente inmigratoria eran los judíos quienes enfrentaban fuerte antisemitismo y represión militar. Uno de cada cinco argentinos que inmigraron durante esta época se asentó en Nueva York, mientras otra parte se estableció en Miami, Florida. No obstante, el número de habitantes argentinos seguía siendo pequeño. Sin embargo, el 40 por ciento de argentinos en Estados Unidos mayor de 25 años cuenta con un título universitario, a comparación del 13 por ciento del resto de la población latina.16 La gráfica a continuación refleja la población total de los países de donde proviene la población latina y la distancia aproximada entre Estados Unidos y estos países. Estos datos son indisplensables para observar los patrones de inmigración; por ejemplo, es deducible que no hay una inmigración considerable de bolivianos porque resulta más costoso cubrir la distancia del viaje a comparación de México o los países centroamericanos.

Latinoamérica Población Distancia aprox.
Estados Unidos 318 892 103
Brasil 202 656 788 4552 millas
México 120 286 655 0
Argentina 43 024 374 5610 millas
Colombia 46 245 297 2627 millas
Canadá 34 834 841 0
Perú 30 147 935 3471 millas
Venezuela 28 868 486 2804 millas
Chile 17 363 894 5267 millas
Ecuador 15 654 411 2918 millas
Guatemala 14 647 083 1512 millas
Cuba 11 047 251 1521 millas
Rep. Dominicana 10 349 741 2001 millas
Honduras 8 598 561 1622 millas
Paraguay 6 703 860 4840 millas
El Salvador 6 125 512 1665 millas
Nicaragua 5 848 641 1797 millas
Costa Rica 4 755 234 2034 millas
Puerto Rico 3 620 897 2195 millas
Uruguay 3 332 972 5462 millas
Jamaica 2 930 050 1725 millas17

La siguiente gráfica permite una mejor contextualización de estos números:18


Como ya se ha dicho, si los latinos en Estados Unidos fuesen una nación, sería el tercer país más grande de América Latina, siendo así también la segunda nación más grande de hispanohablantes. Como tal, la población latina en Estados Unidos es mayor a la de España o Argentina. Más aún, el conjunto mexicano por sí solo sería la quinta nación más grande en Latinoamérica y la séptima en cuanto a hablantes del español. Parecería lógico que la academia estadounidense, con su lema de ir tras la verdad, se preocupase más por fomentar los estudios latinos, aún solo si fuese con interés de averiguar la densidad del impacto latino en la identidad nacional del país. No podemos cometer el error de asumir que a cincuenta años del presente se dará una homogeneidad social y que ocurrirá una asimilación de los mexicanos en Estados Unidos tal cual como sucedió con los inmigrantes italianos; solo basta ver un mapa y preguntarnos qué se puede deducir de la distancia geográfica entre Estados Unidos y México en comparación con Italia. Esta cuestión resulta alarmante para un gran número de angloamericanos –según ellos, todos deben aspirar a adoptar el modelo normativo del hombre blanco. Sin lugar a duda, desde la incepción de los Estados Unidos, los valores y figura del hombre blanco han marcado las pautas de la formación nacionalista del individuo. Debido a ello se entiende el porqué varios senadores reaccionaron frenéticamente cuando la juez Sonia Sotomayor dijo lo siguiente: “I would hope that a wise Latina woman with the richness of her experiences would more often than not reach a better conclusion than a white male who hasn’t lived that life”. La controversia de su promulgación se debe al rechazo de una predeterminación histórica que legitima y normaliza la supuesta verdad común del hombre blanco, los fundamentos y base de la supremacía blanca en Estados Unidos.

MEA CULPA

Un punto por mejorar de la primera edición de América ocupada (1976)19 ha sido la ausencia de capítulos sobre las sociedades indígenas y españolas. Aunque tal caso fue atendido en las subsecuentes ediciones en inglés, decidí no hacer lo mismo en la presente edición en español. La ausencia de esta temática en la primera edición es el resultado de una carencia epistemológica en mi formación académica, al igual que la de otros académicos mexicoamericanos de mi generación. Por lo general, la mayoría tomamos cursos de postgrado en los que la esfera de estudio se enfocaba en Estados Unidos o Europa. La prevalencia del eurocentrismo en los programas de historia es un hecho, y no ha sido hasta muy reciente que se lleven a cabo esfuerzos para disminuir tal influencia en la profesión. Sin embargo, aún hay quienes se oponen a ello y “some Europeanists worry that their field is no longer considered of central importance. Graduate students and recent PhDs (understandably concerned about finding jobs and getting tenure) are probably most acutely troubled. But some senior Europeanists are anxious about their ability to continue training and placing PhD students”.20 Durante mi formación académica en la década de 1960, los estudios mexicanos y latinoamericanos solo recibían atención secundaria; para recibir legitimación académica, los estudiantes de postgrado se veían obligados a cursar bajo historiadores americanistas y europeístas de renombre.

La práctica común del campo era que los historiadores comenzaran la periodización de una época histórica partiendo de la historia estadounidense o usándola como modelo. Meramente, la periodización pretende organizar o segmentar áreas de estudio en etapas históricas que faciliten su análisis. En este sentido, la periodización es una herramienta. Por lo tanto, al abordar la periodización de la historia chicana no me remonté más allá del año 1821 porque mi especialización, inclusive mis estudios sobre México, se sitúa en la frontera norte, donde la historia se ha formado a partir de (des)encuentros con Estados Unidos. Asimismo, el que mis abuelos fueran de Sonora y estuvieran en constante contacto con Estados Unidos determinó mi acercamiento a la historia chicana desde un locus espaciotemporal de la frontera.

Tomando en cuenta que la presente edición está dirigida a un público hispanohablante, decidí no agregar capítulos que atendieran el tema de Mesoamérica y la conquista española ausentes en la edición anterior. Los sociólogos mexicanos especializados en Mesoamérica proveen un mejor relato de tal historia. Estos capítulos hacían falta en las ediciones en inglés porque los lectores de habla inglesa no pueden acceder a la información disponible en español, maya o náhuatl. México es muy diverso, y cuanto más me adentro en estudiarlo más caigo en cuenta de las ramificaciones que producen lo que Lesley Byrd Simpson llamara “muchos Méxicos”.21 Otra ausencia igualmente importante en la primera edición fue la falta de consideración a las cuestiones de género; esencialmente, se requeriría la traducción de la novena edición de la versión en inglés para corregir este fallo. Dicho esto, la presente edición hace un recuento histórico desde cuando apenas había 5 millones de habitantes de ascendencia mexicana viviendo en Estados Unidos.

BREVE COMENTARIO ACERCA DE MESOAMÉRICA

Toda la región de América Central funge como una cuna de civilización para Norteamérica. Este valor patrimonial es a veces ignorado entre los mexicanos, entre aquellos para quienes ese legado cultural pasa desapercibido a la vez que el gobierno subasta sus tesoros más preciados. En un artículo publicado por El Economista en el 2013, titulado “La gastronomía mexicana, el nuevo petróleo”,22 Vicente Gutiérrez, organizador del Proyecto Mesoamérica, “un encuentro incluyente y multidisciplinario alrededor de la cocina que reúne a los exponentes más destacados de la gastronomía global en uno de los eventos más relevantes en el mundo”, sostiene que “La gastronomía es nuestro nuevo petróleo”.23 La gastronomía mexicana se ha destacado por la reputación de ser una de las más variadas y versátiles del mundo. El enriquecimiento de esta cocina ha sido el resultado de siglos de cultivo y experimentación con la flora y fauna nativa a lo largo de varias civilizaciones. Este proceso habría comenzado miles de años previo al desarrollo de la primera civilización norte-centroamericana, asentada en el 1200 a.C. en lo que es el litoral sur del golfo de México.

La evidencia arqueológica nos dice que el maíz evolucionó del teocintli (teocinte), una hierba silvestre de la que los indígenas cultivaron el maíz y que ha existido en el hemisferio occidental por más de 80 000 años. Asimismo, los granos de polen se domesticaron hace 10 000 años en el valle de Tehuacán, México. El proceso evolutivo de la genética del maíz terminó creando un sinnúmero de variedades en adaptación a las diferentes condiciones medioambientales. Es así como la historia del maíz es equivalente a la historia migratoria de las sociedades indígenas, para quienes el maíz es algo sagrado.24

Con la invasión a Mesoamérica de la conquista española, los españoles encontraron abundancia de alimentos que eran nuevos para ellos, entre los cuales se cuentan el chocolate, la vainilla, el cacahuate, el frijol, la calabaza, el aguacate, el coco, el maíz y el jitomate. Desde el principio, el maíz, el frijol y el chile han sido la base en la que se funda la cocina de la región geográfica que se extiende desde el centro de México hasta Guatemala. Aunadas a esta base, subsecuentes fusiones gastronómicas produjeron una de las cocinas más diversas del mundo.

Las mismas culturas indígenas han mantenido estas tradiciones con vida. “Although agriculture is less than 5 percent of Mexico’s gross domestic product, more than a quarter of Mexicans still make their living as farmers. And most of the poorest of those farmers grow corn. Over 60 percent of Mexico’s cultivated land is planted with corn, most of which are small family plots. In all, 18 million Mexicans, including farmers and their families, rely on corn for their livelihood”.25

El cultivo de maíz se propagó más allá de México, hacia el norte del continente. Este pudo ser llevado tanto por las migraciones forzadas de grupos indígenas de América Central o por mercaderes quienes establecieron comercio con la gente del norte. Tal distribución del maíz se dio hace cerca de 1000 años hacia lo que hoy es el norte de Estados Unidos y hacia la costa peruana, al sur del continente. El maíz posibilitó el establecimiento de grandes ciudades capitales y el desarrollo de una riqueza cultural que no solo ha dejado monumentos de piedra, sino también adelantos matemáticos, astronómicos, literarios y teológicos. Ya que en gran medida estos fueron reducidos a cenizas por la colonización española, es una grave injusticia pretender que el legado de estas civilizaciones se limita a sus edificaciones de piedra.

En cuanto a la actualidad del indigenismo y el campesino mexicano, en el 2016, el expresidente mexicano, Enrique Peña Nieto, arremetió contra la constitución mexicana de 1917. Su gobierno aceleró el desmantelamiento de México, privatizando los recursos públicos de México y arrebatándole al pueblo mexicano las garantías constitucionales de tal constitución. La constitución de 1917 había sido la primera en el mundo en preocuparse por proteger los derechos civiles de su pueblo. Por ejemplo, el artículo 3 revocaba cualquier censura a textos prohibidos y ofrecía garantía de acceso gratuito a la educación compulsoria y laica. El artículo 27 confiere a la nación potestad de pertenecía sobre todos los recursos naturales del país, por lo que el derecho a la propiedad y el permiso para minar materias primas (e.g., minerales y agua) estaba reservado solo para ciudadanos mexicanos. El artículo 28 prohibía cualquier tipo de monopolio, y el artículo 123 empoderaba la lucha del sector obrero. No obstante, la agenda neoliberal del presidente Peña Nieto puso en estado de sitio a los artículos 3, 27 y 28 de esta constitución. El asedio constitucional queda particularmente ejemplificado en los cambios hechos al artículo 27, al cual se le agregó una cláusula final que le permite al gobierno conceder licencias y dividir ganancias petroleras con corporaciones multinacionales del tipo de Exxon y Chevron. Tales mal llamadas reformas son una rescisión de la nacionalización histórica de la industria petrolera del expresidente Lázaro Cárdenas en 1938.

La privatización de los recursos naturales de México se aceleró aún más con la implementación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994. Las nuevas medidas económicas engendrarían una nueva elite billonaria entrelazada a los intereses capitalistas de Estados Unidos. El TLCAN resultó de negociaciones trinacionales, entre Canadá, México y Estados Unidos, con el principal afán de privatizar los ejidos mexicanos. En 1992 “nearly half of Mexico’s total land mass is held in 28,000 ejidos, occupied by more than 2.5 million farmers”.26 A la cabeza de esta planificación neoliberal se encontraban el expresidente Carlos Salinas de Gortari y la Cámara de Diputados mexicana. Apelando a una supuesta insuficiencia y baja en la productividad comercial y el supuesto deterioro del nivel de vida, estos políticos son responsables de la iniciativa para modificar el artículo 27. Al reconocer la amenaza que estos cambios representaban para su estilo de vida, el primero de enero de 1994 los zapatistas se alzaron en armas. Millones de indígenas se han visto obligados a abandonar sus tierras por este tipo de ataques en contra de su estilo de vida; los cuales se extienden hasta el presente. Por el momento, el resultado final sigue siendo una incógnita y el TLCAN continúa en pláticas de renegociación. El alcance y extensión de la privatización en México es impredecible ya que, al igual que Afganistán, Irán y Venezuela, México cuenta con vastas riquezas geográficas y minerales que no pueden ser ignoradas por los capitalistas estadounidenses.

Con la versión inicial del TLCAN se detonó un proceso de importación de maíz estadunidense. Debido a los subsidios agrícolas en este país, se abarató el precio del maíz mexicano obligando a los campesinos ejidatarios al cese de cultivo de sus tierras.27 La llegada del TLCAN a México también introdujo compañías agrícolas estadounidenses como Monsanto. “The Monsanto Corporation has won the right to begin planting genetically modified (GMO) corn in Mexico’s Yucatan Peninsula. Although the company touts higher crop yields and new drought resistant vegetables, their presence has been met with vehement opposition in Mexico and in other countries with unfavorable relationship with the largest developer of genetically modified crops. Corn was first domesticated in Mexico some 10,000 years ago, and introducing GMO corn crops would likely disrupt and permanently change a long running history of corn cultivation by small, independent farmers”.28 La incursión de compañías como Monsanto elevó el riesgo económico y vivificó la problemática cultural que representaba el TLCAN; esto provocó un vehemente resurgimiento de la lucha social y resistencia física de grupos ambientalistas y de campesinos mexicanos.

LOS TRES ÚLTIMOS CAPÍTULOS

Hace ya más de ciento cincuenta años que los inmigrantes mexicanos han vivido entre las entrañas de dos monstruos, Estados Unidos y México. Por ello, el rechazo de la oligarquía de ambos países y la pretensión sistemática de borrar sus testimonios es una amenaza latente en contra de la verdad. En su experiencia pervive una historia de resistencia y una narrativa particular de la que se puede aprender mucho. El activismo y conciencia obrera de los inmigrantes mexicanos y centroamericanos, tanto como el de sus familias, se remonta más allá de sus vidas en Estados Unidos. En ellos conviven memorias de la Revolución mexicana y otras luchas sociales a raíz de un cariño sinigual por la tierra, lo que ha sido tema de tantos corridos y dichos populares. Es precisamente con base a esta tradición desde donde parte el contenido de los capítulos 11 y 12.

El capítulo 11 cubre las grandes migraciones de las décadas de 1970 y 1980 y los motivos que empujaron a millones de mexicanos hacia Estados Unidos. Bajo el mismo criterio, el capítulo también presta atención a los efectos de la desindustrialización de los Estados Unidos durante esas décadas. También resulta necesario observar cómo las gestiones contrarrevolucionarias financiadas por el gobierno estadounidense en varios países latinoamericanos empujaron a cientos de miles de refugiados hacia los Estados Unidos; tal como la guerra contra el narcotráfico durante la gestión de Richard Nixon que promovió la intervención estadounidense tanto en Colombia como en América Central. Estas guerras civiles se manifestaron con mayor intensidad en El Salvador, Guatemala y Nicaragua. En la década de 1970, un millón de mexicanos inmigraron a los Estados Unidos, pero el flujo de inmigración solo se aceleró en la década de 1980 cuando la crisis del colapso de la banca mexicana detonó el proceso de privatización de la economía mexicana y el surgimiento de una clase billonaria liderada por Carlos Slim; desde entonces, México se mantiene preso del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Estos factores de empuje migratorio coinciden con las fuerzas gravitacionales de la industria ligera que, siendo plantas de explotación laboral, en lugares como Los Ángeles, California, aprovechaban la mano de obra barata del inmigrante para competir con Los Tigres manufactureros de Asia. No obstante, la comunidad inmigrante en Estados Unidos luchó contra esa explotación laboral y eligió el camino de la sindicalización. Es así como en la década de 1980 concomitantemente la inmigración rescató la economía de muchas ciudades estadounidenses y estimuló el desarrollo de una conciencia de clase entre la comunidad mexicana y mexicoamericana.

El capítulo 12 cubre el periodo desde 1990 al 2016. El material del capítulo incluye la histeria antinmigrante, como el caso de la propuesta estatal de California, la Propuesta 187, y la adherencia de movimientos anti-nativistas a la agenda de lucha de grupos en pos a derechos de los inmigrantes. En este periodo también se hace visible un creciente interés por la inmigración de parte de las elites mexicanas y estadounidenses. Sobre todo, se revela su interés por la inmigración a causa de su dependencia económica. Si en el presente se suspendiese la inmigración, las economías tanto de México, Centro América y Estados Unidos se desestabilizarían gravemente. Solo basta contemplar que en el 2014 México recibió 23,4 millones de dólares en remesas. Según el Pew Research Center, “Overall remittances to Mexico –nearly all of which come from the U.S.– are estimated to total $22 billion in 2013, according to the World Bank, compared with $10.2 billion in 2000”.29 Después del petróleo, las remesas son la segunda fuente de mayor ingreso capital al país. El capital que de un modo ha ayudado a estabilizar a la economía mexicana es el resultado de la labor de obreros que a su vez pagan impuestos en Estados Unidos. La economía mexicana y centroamericana colapsarían sin tales remezas, mientras que la economía estadounidense se paralizaría sin tales inmigrantes.30 Sin embargo, la demanda de drogas generada por el consumo estadounidense hace que estas naciones sean más susceptibles al tráfico de drogas y, en ocasiones, por ello la conversación sobre las fronteras tiende a alejarse del inmigrante. Un aspecto importante de las remezas es que ha impulsado la proactividad política con la que el gobierno mexicano presta mayor atención a la defensa de los derechos del inmigrante. Como tal, el inmigrante se ha convertido en un activo económico importante para el país; sin embargo, siete de cada diez latinos que enviaron dinero a casa indicaron que para el 2008 la cantidad enviada era menor a comparación con años anteriores. La recesión económica del 2008 en Estados Unidos no solo tuvo impactó en las remezas, sino que también afectó el flujo migratorio de México a Estados Unidos provocando un fenómeno económico que reveló la importancia y dependencia que se tiene por el (in)migrante. Entre la narrativa de este periodo también se le da seguimiento a la temática de la lucha social del mexicano en Estados Unidos, como es el caso de los soñadores.

Por último, el capítulo 13 es una continuación del capítulo 12. Este último capítulo trata el tema del progreso colectivo en parámetros de la ilusión de pertenecer como conjunto a la clase media y haber logrado sobresalir en la sociedad estadounidense. El material de este capítulo no es conclusivo, sino, más bien, es un proceso en marcha que observa el impacto de la privatización social, en donde todo está a la venta, advirtiendo en contra de los escollos socioeconómicos que esto representa en general, pero particularmente para los latinos. Precisamente, el presidente Ronald Reagan le dio vida a este sistema neoliberal, que años antes ya se había plasmado en el objetivo de MONOPOLY, el juego de mesa que Elizabeth Magie inventara en la década de 1880 bajo el nombre The Landlord’s Game. Este juego tenía como meta ser una demostración práctica del “land-grabbing with all its usual outcomes and consequences”, un juego donde las personas no tienen más opción que la de terminar en bancarrota o en una cárcel.31

1 José Martí a Manuel Mercado, Cartas de José Martí, Campamento de Dos Ríos, 18 de mayo de 1895. http://www.damisela.com/literatura/pais/cuba/autores/marti/epistolario/mercado/1895_05_18.htm

2 Rodolfo F. Acuña, Corridors of Migration: The Odyssey of Mexican Laborers, 1600-1933, Tucson: University of Arizona Press, 2007.

3 J. V. Stalin, Marxism and the National Question, https://www.marxists.org/reference/archive/stalin/works/1913/03a.htm

4 Afshin Yaghtin, “What is DoubleSpeak?”, abril 27, 2014. http://www.doublespeak.us/what-is-doublespeak/

5 Krystof Kozak, “Are Immigrants Disloyal? The Case of Mexicans in the U.S”, European Journal of American Studies, Vol 4, No 2 | 2009: Otoño 2009. https://ejas.revues.org/7629

6 Cameron Smith, “Obama’s DREAM Act by executive action results in an immigration nightmare: opinion”, AL.com, julio 13, 2014. http://www.al.com/opinion/index.ssf/2014/07/obamas_dream_act_by_executive.html

7 “Fast growth of Latino population blurs traditional U.S. racial lines”, New York Daily News, marzo 17, 2013, http://www.nydailynews.com/news/national/fast-growth-latino-population-blurs-traditional-u-s-racial-lines-article-1.1291138

8 Betsy Guzman and Eileen Diaz McConnell, “The Hispanic population: 1990-2000 growth and change”, Population Research and Policy Review 21: 109-128, 2002. Jens Manuel Krogstad and Mark Hugo Lopez, “Fact Tank-Our Lives in Numbers: Hispanic population reaches record 55 million, but growth has cooled”, Pew Research Center, junio 25, 2015. http://www.pewresearch.org/fact-tank/2015/06/25/u-s-hispanic-population-growth-surge-cools/

9 Jean-Paul Salamanca, “President Obama’s Free Community College Plan Could Affect Millions of Latinos Nationwide”, Latin Post, Jan 11, 2015. http://www.latinpost.com/articles/31347/20150111/president-obamas-college-tuition-plan-affect-millions-latinos-nationwide.htm Richard Fry and Mark Hugo Lopez, “College Graduation and Hispanics”, Pew Research Center, agosto 20, 2012. http://www.pewhispanic.org/2012/08/20/iv-college-graduation-and-hispanics/

10 Deborah A. Santiago, Emily Calderón Galdeano, “Latino College Completion: United States”, Excelencia In Education, abril 2014. http://www.edexcelencia.org/research/college-completion/united-states

11 Jens Manuel Krogstad, “Fact Tank-Our Lives in Numbers: Hispanics punch below their weight in midterm elections”, Pew Research Center, abril 2, 2014. http://www.pewresearch.org/fact-tank/2014/04/02/hispanics-punch-below-their-weight-in-midterm-elections/

12 Danielle Kurtzleben, “The Ballooning Importance of The ‘Latino Vote’”, npr, mayo 20, 2015. http://www.npr.org/sections/itsallpolitics/2015/05/20/407954553/the-ballooning-importance-of-the-latino-vote-in-three-charts

13 Ibid.

14 Alan Gómez, “U.S. births, not immigration, drive Hispanic population growth”, USA TODAY, abril 29, 2014. http://www.usatoday.com/story/news/nation/2014/04/29/us-born-hispanics-overtake-immigrants/8456933/

15 Ana Gonzalez-Barrera and Mark Hugo Lopez, “A Demographic Portrait of Mexican-Origin Hispanics in the United States”, Pew Hispanic Center, mayo 1, 2013. http://www.pewhispanic.org/2013/05/01/a-demographic-portrait-of-mexican-origin-hispanics-in-the-united-states/

16 Anna Brown and Eileen Patten, “Hispanics of Argentinean Origin in the United States, 2011”, Pew Research Center, junio 19, 2013. http://www.pewhispanic.org/2013/06/19/hispanics-of-argentinean-origin-in-the-united-states-2011/

17 Fuente: CIA Factbook https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/rankorder/2119rank.html. http://www.distancefromto.net/distance-from/United+States/to/

18 Mark Hugo Lopez, Ana Gonzalez-Barrera and Danielle Cuddington, Diverse Origins: The Nation’s 14 Largest Hispanic-Origin Groups, Pew Research Center, junio 19, 2013. http://www.pewhispanic.org/2013/06/19/diverse-origins-the-nations-14-largest-hispanic-origin-groups/

19 Rodolfo Acuña, América ocupada: los chicanos y su lucha de liberación, México: Ediciones Era, 1976.

20 Jeffrey N. Wasserstrom, “Eurocentrism and Its Discontents”, Perspectives on History, enero 2001. https://www.historians.org/publications-and-directories/perspectives-on-history/enero-2001/eurocentrism-and-its-discontents

21 Lesley Byrd Simpson, Many Mexicos, Berkeley: University of California Press; 4 edition, 1960.

22 Enrique Olvera, “La gastronomía mexicana, el nuevo petróleo”, El Economista [Ciudad de México] 20 mayo 2013.

23 Ibid. They formed an international forum of worldwide chefs of this cuisine. “Mesamérica inicia hoy en el Foro Blackberry con algunos de los mejores chefs del mundo, como Jordi Roca del restaurante Celler de Can Roca, según la lista de San Pellegrino. Además de verdaderos rock stars de la cocina, como René Redzepi de Noma (Dinamarca); Andoni Luis Aduriz con Mugaritz (España); Alex Atala del D.O.M., Brasil; Massimo Bottura y su Osteria Francescana (Italia) y Gastón Acurio del famoso Astrid y Gastón en Perú, entre muchos otros. De México estarán presentes Enrique Olvera de Pujol (restaurante número 17 del mundo, según San Pellegrino); Pablo Salas y su Amaranta; Gerardo Vázquez Lugo con Nicos y Jorge Vallejo y Quintonil, entre muchos otros”.

24 Maud Irène Tenaillon and Alain Charcosset. “A European Perspective on Maize History”, Comptes Rendus-Biologies, 334.3 (2011): 221-228.

25 Sally Kohn, “Migration and Corn”, Huffington Post, mayo 25, 2011. http://www.huffingtonpost.com/sally-kohn/migration-and-corn_b_48801.html

26 “Ejido Reform and the NAFTA”, Fabsf Weekly Letter, Number 92-34, octubre 2, 1992.

27 Rodolfo F. Acuña, The Chickens Will Come Home to Roost, Dos Centavos.net., mayo 23, 2014. http://doscentavos.net/2014/05/23/3rd-centavo-acuna-our-politicos-have-sold-us-out/. David Bacon, The Children of NAFTA: Labor Wars on the U.S./Mexico Border, Berkeley: University of California Press, 2004. David Bacon, “When NAFTA was passed two decades ago, its boosters promised it would bring “First World” status for the Mexican people. Instead, it prompted a great migration north”, Political Research Associates, octubre 11, 2014. http://www.politicalresearch.org/2014/10/11/globalization-and-nafta-caused-migration-from-mexico/

28 Martin Michaels Follow, “Mexican Farmers Fear Losing Traditions, Livelihood as Monsanto Wins GMO Planting Rights”, Mint Press News, julio 25, 2012. http://www.mintpressnews.com/mexican-farmers-fear-losing-traditions-livelihood-as-monsanto-wins-gmo-planting-rights/33621/

29 D’Vera Cohn, Ana Gonzalez-Barrera and Danielle Cuddington, “Remittances to Latin America Recove–but Not to Mexico”. Pew Research Center, noviembre 14, 2013. http://www.pewhispanic.org/2013/11/14/2-remittance-trends/

30 “Workers’ Remittances to Mexico”, Business Frontier, Issue 1, 2004, Federal Reserve Bank of Dallas, El Paso Branch. “Workers’Remittances to Mexico”, Business Frontier, FEDERAL RESERVE BANK OF DALLAS EL PASO BRANCH ISSUE 1 (2004), http://www.dallasfed.org/assets/documents/research/busfront/bus0401.pdf

31 Edward J. Dodson, “How Henry George’s Principles Were Corrupted Into the Game Called Monopoly”, Understanding Economics, diciembre, 2011. http://www.henrygeorge.org/dodson_on_monopoly.htm

América ocupada

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