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Premio Revista de Libros

Con el propósito de estimular la creación literaria chilena en diversos géneros, El Mercurio y CMPC crearon, en 1991, el Premio Revista de Libros de El Mercurio, el que —tres décadas más tarde— se ha consolidado como un hito anual de las letras nacionales. Además, desde esta versión, el certamen ha sido organizado en conjunto con la Pontificia Universidad Católica de Chile y, por primera vez, ha tenido un país invitado, Argentina.

Una alianza con el sello editorial El Mercurio-Aguilar en el 2001 permitió sumar al premio la publicación de la obra ganadora, lo que a partir del año 2016 es responsabilidad de Ediciones El Mercurio.

Con extraordinarias convocatorias, este concurso ha reconocido principalmente a poetas y novelistas, y también ha incursionado en el cuento y en las memorias y biografías. El primer año resultó ganador Gonzalo Contreras, con su novela La ciudad anterior, lo que le dio un impulso decisivo a su carrera. En 1992, Adán Méndez triunfó con sus versos recopilados en Antología precipitada. Como integrante del jurado de ese año, Nicanor Parra apoyó con entusiasmo la obra de ese joven poeta.

La novela policial ¿Quién mató a Cristián Kustermann? fue la ganadora en 1993, y con ella Roberto Ampuero dio a conocer al detective Cayetano Brulé, que en adelante protagonizaría otras novelas de este autor, convirtiéndolo en un superventas internacional. En 1994, Marcelo Rioseco se destacó con Ludovicos o la aristocracia del universo, libro de poemas que explora las verdades intemporales.

Tito Matamala ganó en 1995 con la novela Hoy recuerdo la tarde en que le vendí mi alma al diablo (era miércoles y llovía elefantes), un singular ejercicio de lenguaje. En 1996, el galardón recayó en Juan Cameron, con poemas reunidos bajo el título Viles ejecutorias, en los que sobresale una voz elegante, sabia y nostálgica.

Juan Pablo Uribe-Etxeverría recibió el premio en 1997 por Uñas de muerto, una novela sobre la corrupción cotidiana, ambientada en los años ochenta. En 1998 se realizó la primera versión del concurso en el género cuento, y ganó la obra Lentes oscuros/Gafas ahumadas, de Hernán Rivera Letelier, escritor ya reconocido por su novela La reina Isabel cantaba rancheras. Además, se otorgaron premios al segundo y tercer lugar, que recibieron Óscar Garaycochea y Luis López-Aliaga, respectivamente.

En 1999, Damaris Calderón obtuvo el premio con su poemario Sílabas Ecce Homo, distinguido por su tono lúdico, austero y vanguardista. Y en el año 2000, Herman Schwember se adjudicó el galardón por su novela Yo, pecador, que se adentra en la vida del sacerdote Mario Duval. En 2001, el Premio Revista de Libros se amplió a un nuevo género: por primera vez en Chile se realizó un concurso destinado a memorias, biografías y autobiografías. Con una contundente respuesta de participantes, finalmente se impuso la obra de Fernando Balmaceda De zorros, amores y palomas, un verdadero fresco de todo el siglo XX.

La versión 2002 tuvo como ganador al joven Gustavo Barrera con un poemario que aúna tradición y ruptura: Adornos en el espacio vacío. Otra voz nueva fue la de Carlos Tromben, autor de Poderes fácticos, novela elegida por el jurado en 2003. A partir de un hecho policial ocurrido en 1973, el autor reconstruye con inteligencia, dinamismo y emoción una época clave en nuestra historia.

Un año después, en el concurso dedicado al género cuento, el fallo del jurado debió ser declarado nulo al comprobarse con posterioridad que la obra escogida no cumplía el requisito de ser estrictamente inédita.

En 2005 se premió a Patricia Poblete, joven narradora que sorprendió al jurado con su peculiar novela Marcha atrás, en la que congrega a un elenco de personajes vinculados por experiencias límite. El poeta y músico Julio Carrasco sobresalió en 2006 por la articulación y propuesta de su poemario Despedidas Antárticas.

Por segunda vez, en 2007 el concurso estuvo dedicado a memorias y biografías, y fue premiado el trabajo de la periodista Marilú Ortiz de Rozas, Historia de un sueño fragmentado, biografía del pintor cubano Mario Carreño, uno de los artistas visuales latinoamericanos más importantes del siglo pasado.

En su 18ª versión, el jurado volvió a premiar a una autora joven. Siret Torres se impuso con una novela que se publicó con el título No llevados ni traídos, en la cual asume la mirada de un niño para recrear la memoria de una familia y del país.

En 2009, el premio lo obtuvo El breve latido que burla al silencio, de Julio Núñez Rivera, poemario de tono sentencioso y desencantado que aborda la precariedad de la condición humana.

Con motivo de la conmemoración del Bicentenario de Chile, la versión 2010 estuvo dedicada por tercera vez al género memorias, biografías y autobiografías, y resultó ganadora la obra Contra viento y marea. Hasta erradicar la desnutrición, del Premio Nacional de Ciencias Fernando Mönckeberg Barros.

Al año siguiente, el jurado eligió la novela Fotos de Laura, del escritor y guionista Marcelo Leonart, una historia construida a partir de una serie de imágenes recuperadas por la memoria. Obra del poeta y editor Daniel Calabrese, Ruta Dos se impuso en 2012 como una lograda metáfora del paso del tiempo. Un año después, en el género cuento, se premió el trabajo Apart hotel de David Núñez, compilación de siete historias de íntimos conflictos humanos. En 2014 se convocó nuevamente a los novelistas y el jurado otorgó el premio al escritor Cristián Barros por su obra Jinete en la niebla.

Al cumplir 25 de existencia, en 2015, el Premio Revista de Libros dio un paso más en su trayectoria, incorporando un nuevo género, la Crónica. Y no solo eso, abrió la convocatoria a participantes de América Latina y España y estableció en sus bases la posibilidad de dividir el premio entre seis o menos concursantes. El jurado resolvió premiar cuatro crónicas y otorgar tres menciones honrosas. Los ganadores fueron los argentinos Marcelo Moreno, con «Elogio de la sombra», y Leandro Aramburú, con «Ajedrez», y los chilenos Sergio Mardones con «Orates, fabuladores y fantasmas del Haití», y Nicolás Vidal con «El efímero vuelo de Aviación». Las menciones honrosas, en tanto, fueron para «Crónica de un secuestro», de Carlos Basso; «La esquina frita», de Patricio Araya, ambos chilenos, y «Vendedor de Internet, traficante de historias», del argentino José Montero. Estas siete crónicas conforman el volumen La memoria del día.

La vigésimo sexta versión, estuvo dedicada al género de biografía y memorias. El jurado otorgó el premio a la saga familiar Prefiero Chile, de Hernán Rodríguez Fisse.

En su siguiente versión, el premio distinguió en el género novela la obra Buganvilia, de Rodrigo Cortés Muñoz, quien con elementos autobiográficos retrata, de manera cruda y descarnada, la violencia actual de nuestras sociedades latinoamericanas que tiene su origen en la pobreza, la marginalidad y la droga.

El joven poeta y guionista Pablo Paredes fue el ganador de la vigésima octava versión, dedicada al género Poesía, con Los animales por dentro.

Al cumplir 29 años de existencia, el Premio Revista de Libros convocó a escritores chilenos y argentinos a participar en el género Novela. Entre las más de cuatrocientas obras recibidas resultó ganadora Clara en la noche, Muriel en la aurora, de Rodrigo Atria. El jurado, compuesto por Macarena Areco, Gonzalo Contreras y el ensayista mexicano Christopher Domínguez, la escogió por votación unánime y ahora se entrega al juicio del lector.

Clara en la noche, Muriel en la aurora

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