Читать книгу Sombra roja - Rodrigo Castillo - Страница 24

Dada

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Si yo pudiera ir al mercado

con la niña de los ojos pálidos,

le compraría: un juego de lotería,

una pluma del color del jicaco oscuro,

unas sandalias con hebillas doradas

y para que su nahual comiera bajo una ceiba,

la espesura ácida de las ciruelas.

Tapizaría su casa con manojos de albahaca y cordoncillo,

ese sería su huipil

y todo aquel que la mirara

la quisiera por el rocío permanente de su cuerpo.

Sombra roja

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