Читать книгу De la imaginación a las palabras - Rosita Jaramillo - Страница 7

Introducción

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He encontrado, a lo largo de los años, que cuando las personas convierten la escritura en una actividad cotidiana se ven más cómodas consigo mismas. Para mí, ha sido maravilloso asistir a esa especie de rito iniciático de quienes se han acercado al taller de escritura que dirijo desde hace varios años y ser testigo de su evolución como personas y como comunicadores de ideas.

Este libro es, en primer lugar, una mirada consciente a mi propio proceso en el descubrimiento de la literatura como un estilo de vida. En él hablo de lo que veo, hablo de lo que intuyo, comparto la forma en que mi sensibilidad se ha visto tocada por la palabra y lo que encuentro en esa habitación íntima en el altillo de mi alma donde mente y espíritu se convierten en uno solo.

En una instancia más amplia, con este libro sueño que el taller trascienda los límites de la experiencia presencial y llegue a muchas personas que quieren ejercitarse de manera guiada en la creación literaria y abrir la puerta de ese maravilloso mundo paralelo de la palabra escrita.

Desde que me encontré con ese desconocido que en el imaginario de los arquetipos mentales debe tener una tiza en la mano, unos anteojos descolgados sobre la punta de la nariz y un libro debajo del brazo e inicié el taller de escritura, lo recibí como un mandato que me venía desde dentro, entendí lo que es asumir un reto con el respeto con el que se asume una misión de vida.

Soy una observadora analítica que quiere contagiar la pasión por la literatura, por la escritura precisa y agradable y por la lectura consciente. El propósito del taller de escritura, más que enseñar, es ofrecer la oportunidad de explorar los terrenos de la creación literaria y de la precisión en la comunicación.

Cada persona se toma su tiempo y le da a su experiencia el alcance de sus propias expectativas. En los procesos creativos, el aprendizaje es un ejercicio que hace cada uno de nosotros con nuestras propias realidades interiores. Revela el mucho o poco conocimiento que tenemos de nosotros mismos y la libertad con la que somos capaces de despojarnos de nuestras máscaras.

Se ha discutido mucho si a escribir se aprende o si los talleres de escritura son una pérdida de tiempo. Por supuesto que no son varitas mágicas, pero son un pretexto para obligarse a escribir, así sea por el compromiso de entregar una tarea semanal; la disciplina y la constancia que exige la asistencia al taller, ellas sí, obran milagros en la formación de un escritor.

Este libro no respeta un orden predecible. Está organizado de una manera bastante arbitraria; responde a una mirada introspectiva hacia el camino que yo misma he recorrido y que recorro cada día, gracias a cada página que leo, a cada autor que me lleva a desentrañar un poco más el secreto del pensamiento creativo.

El ejercicio permanente de escribir y leer nos conduce a expresarnos con mayor libertad, a despojarnos de tabúes y censuras, a ampliar nuestra mente en el día a día, en la realización de las tareas cotidianas. Esto sucede porque la visión se amplía de manera sorprendente cuando las historias y los personajes nos plantean retos que son afines a los que enfrentamos diariamente y conectan con nuestro discernimiento: sin darnos cuenta, encontramos la solución para nuestros trancones íntimos gracias a que tomamos una distancia que resulta, muchas veces, terapéutica y sanadora.

A lo largo de este libro, propongo ejercicios que ayudarán al lector a descubrir habilidades nuevas, a ejercitarse en el contenido de cada capítulo y a sacar el mejor partido de sus recursos creativos. La práctica de la escritura, a través de los ejercicios que contiene este libro, llevará al escritor juicioso a desarrollar la sensibilidad y la capacidad de observación, esa que puede compararse con una suerte de armonía interior.

Con el transcurso de los años, en la tarea de encontrar ejercicios divertidos y estimulantes, he contraído una deuda enorme con la que llamamos realidad, la que reseñan los periódicos, los noticieros y las revistas. Qué material tan útil traen estos. Es ideal tener al alcance de la prensa diaria unas tijeras y una carpeta destinada a guardar las noticias que despiertan nuestro interés, las que contienen un elemento paradójico o, simplemente, esas cuyo contenido emocional y humano nos inquieta. Los titulares de las noticias son como la punta del iceberg, el pequeño trozo visible que sobresale de las profundidades de una historia que merece ser revelada. Lo ideal es ver en ellos una fuente de inspiración para imaginar lo que subyace bajo, o se esconde detrás, de una noticia de prensa y dar vida a otra verdad: la del relato.

Gracias también a las nubes que toman formas, a las ramas de los árboles que parecen barbados personajes de mi historia personal, a los portarretratos vacíos que me hablan desde su misteriosa oquedad, a la música y al arte que, de pronto, me inspiran un ejercicio.

Así como no hay una lógica en la organización de los distintos temas de este libro, como no sea mi orden personal e indefendible, tampoco hay un método de utilización del mismo. Quizá la manera más provechosa de hacerlo es, justamente, en desorden: obedecer a un impulso, abrir al azar una página, caer en la tentación de explorar.

Soy una defensora del desorden, siempre y cuando no lo acompañe la mala memoria y la ausencia de propósito. Me gusta el desorden creativo, permisivo, lúdico, armonioso de una manera cercana a la libertad. Ese desorden que no nos ata sino que nos hace libres de inventar el mundo de acuerdo con nuestra sensibilidad.

De la imaginación a las palabras

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