Читать книгу Mujeres universitarias, profesionales y científicas - Ruth López Oseira - Страница 8
Presentación
ОглавлениеEste libro está organizado en dos partes, la primera se compone de tres capítulos que ofrecen elementos conceptuales e históricos para la comprensión del contexto académico del género en la ciencia. La segunda parte está conformada, a su vez, por tres capítulos que abordan el tema a partir de investigaciones realizadas en la Universidad Nacional de Colombia. En el capítulo uno, Ruth López Oseira aborda una perspectiva histórica acerca de las preguntas que ha suscitado la relación entre las mujeres y las ciencias, a partir de una síntesis de los aportes de la historiografía. Este campo de estudios, que se afianza en la década de 1980, surge en la intersección entre la historia y la sociología de las ciencias y la historia de las mujeres; adicionalmente, se apoya en las herramientas conceptuales de las epistemologías feministas y la reflexión sobre la categoría de género.
López Oseira resalta la relevancia de dos enfoques complementarios: los que se centran en los contextos institucionales en los que las ciencias se desarrollan históricamente como un campo independiente, y aquellos que dan cuenta de las polémicas filosóficas, políticas y culturales acerca de las diferencias entre hombres y mujeres. Para finalizar, describe el interés reciente en la cuestión por parte de las instituciones que gobiernan las políticas de educación superior, ciencia, tecnología e innovación en aquellos países que concentran gran parte de la producción científica mundial. Concluye subrayando que una perspectiva histórica lineal, que no tome en cuenta la complejidad de las relaciones de género, simplifica la interpretación de los procesos de inclusión/exclusión de las mujeres y tiende a cerrar en falso el debate.
En el siguiente capítulo Sara Lugo Márquez, desde su experiencia personal, pone en cuestión el modo en que la educación de científicas y científicos suele ignorar los contextos sociales, políticos e intelectuales en los que la ciencia se produce y desenvuelve, los cuales condicionan a quienes participan en la empresa científica, a las prioridades de la investigación científica o a los usos que se le dan a los resultados de esta. Para ello presenta varios ejemplos de los aportes que los estudios de género, queer y feministas —vinculados al giro historicista en los estudios sociales de la ciencia—, han realizado al planteamiento de que las ciencias y las tecnologías son construcciones sociales que se relacionan estrechamente con la construcción jerárquica del orden social.
Su ensayo inicia con una reflexión sobre la noción de sistema sexogénero hasta el punto de inflexión en que los estudios queer plantearon que no solo el género es una construcción social, sino también el sexo. A partir de ahí, presenta casos concretos acerca del modo en que la ciencia hegemónica positiva fundamentada en las ideas de la modernidad ha apuntalado la idea del dimorfismo sexual y las inferencias sociales que se han extraído de ello, con consecuencias decisivas para la exclusión de las mujeres del campo de las ciencias. Distanciándose de una postura relativista, plantea de manera sintética, y a la vez encarnada en casos concretos, cómo se ha construido la crítica epistémica de las ideas de objetividad, neutralidad y universalidad de la ciencia. De dicha crítica se desprende que serían posibles otras formas de construir conocimiento científico distanciado de los valores patriarcales y androcéntricos dominantes.
En el tercer capítulo la profesora Lourdes Fernández Rius realiza una disertación sobre género y ciencia. Señala, de entrada, que esta relación está condicionada por contextos socioculturales y políticos concretos, siendo insoslayable el examen desde la perspectiva de género. Plantea que se sigue privilegiando una noción positivista de las ciencias y que a pesar de que hace tres décadas las mujeres han llegado a este espacio de forma masiva, siguen siendo excluidas de las ciencias y tecnologías más prestigiosas y de los niveles más altos del sistema, en especial de los puestos de decisión.
Además, no se ha logrado una transformación profunda del modo de pensar la ciencia y la tecnología, lo que se puede investigar y lo que no, el planteamiento de problemas científicos, las hipótesis, los diseños metodológicos, las técnicas, los instrumentos y las interpretaciones que se realizan de los datos obtenidos, así como las decisiones de proyectos, los financiamientos y los recursos. Por ello considera necesario problematizar el androcentrismo de la ciencia en sí, y la relación entre verdad y poder.
En la segunda parte se presentan tres capítulos, iniciando con los hallazgos de la investigación “Acceso y trayectorias laborales de las mujeres en las ciencias agrarias de la Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín”, de Gloria Patricia Zuluaga Sánchez, donde se muestra que ha habido un cambio significativo en el porcentaje de mujeres que cursan carreras universitarias, incluso en aquellas consideradas en el pasado como “guetos masculinos”, como las ciencias agrarias, que hoy podrían catalogarse como neutras al género en cuanto a su número de matriculados.
Lo anterior constituye una importante conquista histórica, que supuso un proceso de rupturas culturales y sociales, no solo para las mujeres, sino también para la universidad y la sociedad como un todo. Sin embargo, dicha incorporación no ha significado una real igualdad de sus condiciones y garantías sociales en el ejercicio de la profesión, y una participación plena en el ámbito económico y social, dado que persisten obstáculos y prejuicios culturales que permanecen ignorados, cuando no naturalizados.
La investigación coincide con estudios de distintos países donde se han encontrado que las mujeres enfrentan una serie de obstáculos en su vida profesional, como la segregación horizontal (tipos de ocupación y brecha salarial), la segregación vertical (difícil acceso a puestos de dirección y poder), una presencia menos consolidada en el mercado laboral, así como dificultad para progresar en sus carreras y hacer compatible la maternidad y el matrimonio con el empleo. También señala que se requieren transformaciones en el espacio doméstico para lograr una mayor equidad y reparto de responsabilidades en este ámbito.
A continuación, la profesora Mónica Reinartz Estrada presenta los resultados de la investigación “Rol educativo de las mujeres en las ciencias agrarias en la Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín 1960-2014”, que en un primer aparte enumera una serie de hechos que permiten contextualizar el acceso de las mujeres a la educación superior en los ámbitos internacional y nacional, para luego referirse al caso concreto del ingreso femenino a la Facultad de Ciencias Agrarias.
En un segundo aparte hace referencia a los porcentajes de hombres y mujeres que tienen título de posgrado y se desempeñan en la docencia y en la investigación en Colombia, enfatizando que el número de profesionales colombianos con estudios de maestría y doctorado es muy inferior a los datos encontrados en otros países. Para la docencia y la investigación reporta que, en términos generales —incluyendo a la Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín—, las mujeres ocupan en mayor proporción categorías de menor prestigio, como auxiliares y asistentes, las cuales tienen menor remuneración.
En otro aparte la autora hace una relación de las publicaciones y muestra que los trabajos hechos por profesoras de la facultad comienzan a divulgarse en los años setenta y aumentan en los siguientes años, lo que se relaciona con el incremento de fondos y de grupos de investigación en la sede, pero llama la atención que la cantidad de artículos de autoría femenina es menor que la de los varones, lo que incide negativamente en los salarios de las primeras.
Finalmente, en el último capítulo Dora Isabel Díaz Susa presenta y analiza la “Política institucional de equidad de género e igualdad de oportunidades para mujeres y hombres en la Universidad Nacional de Colombia”, sancionada a través del Acuerdo 035 de 2012 del Consejo Superior Universitario. Esta política, que tiene el propósito de crear condiciones legales para hacer efectiva la democracia en la institución, fue aprobada después de ochenta años de haberse iniciado el ingreso de las mujeres a dicho claustro y de varias décadas de presión por parte de un sector de la comunidad universitaria.
La autora hace un recuento de los acontecimientos que posibilitaron el acceso de las mujeres a la educación superior y a la Universidad Nacional de Colombia, y hace énfasis en los vínculos con las luchas y demandas emprendidas en las primeras décadas del siglo pasado por los derechos civiles y políticos. Posteriormente se refiere a la creación del Grupo Mujer y Sociedad, de la misma universidad, que inició un debate relacionado con la situación de las mujeres y con las grandes corrientes del feminismo internacional. Este antecedente contribuyó a la institucionalización de los estudios de género y feministas, así como al desarrollo de la normativa de equidad e igualdad en la Universidad Nacional de Colombia.
El capítulo subraya que los estudios de género y de las mujeres representan una importante innovación para la docencia y la investigación, pues proponen ampliar las miradas a partir de experiencias y culturas diversas, aunque todavía encuentran muchos obstáculos. El Acuerdo 035 considera que el enfoque de género es un paradigma de análisis social y un método de identificación de desigualdades y, por lo tanto, debe ser un eje transversal de las políticas de equidad y una estrategia para la transformación del ejercicio institucional. La autora plantea que si bien este es un logro muy importante, es apenas un punto de partida en un espacio donde persisten las inequidades, las exclusiones y restricciones para las mujeres entre la población estudiantil, docente y administrativa.
Este conjunto de miradas heterogéneas está atravesado por una inquietud compartida relativa a las mujeres en la enseñanza, la producción de conocimientos y el desempeño de las profesiones científicas. Se trata de aproximaciones a un campo vasto del conocimiento, pero puede ser un instrumento útil al esfuerzo por sustentar una universidad incluyente y de calidad que exige este tipo de reflexiones. Una de ellas es que la relación entre mujeres, género y ciencia es un fenómeno de muchas aristas y, aunque algunos indicadores de equidad en el acceso han mejorado, ello no quiere decir que la inequidad se haya superado o los avances obtenidos puedan considerarse una conquista asegurada. Por eso, la equidad de género no debería seguir siendo el resultado de la inercia institucional respecto a los cambios que ocurren en la sociedad, así como no se dejan al azar otras políticas de equidad que toman en cuenta grupos vulnerables en razón de su situación socioeconómica o su identidad étnica.
En la actualidad, cuando las evaluaciones de la calidad en educación, investigación e innovación resaltan la importancia de cultivar una diversidad enriquecedora para alcanzar la excelencia, la Universidad Nacional de Colombia está en condición de liderar la investigación y la innovación mediante procesos que generen equidad, promuevan la diversidad y fortalezcan la democracia. La pregunta por las mujeres y el enfoque de género en ciencia, tecnología e innovación propone una apertura transdisciplinar que impacte en la investigación y la docencia y se pregunte por los sujetos y los contextos que producen esos saberes.