Читать книгу ¿Qué guardas en tu cartera? - Sandra Mancinelli - Страница 12

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CAPÍTULO 1

EMOCIONES

Dirás ¿Por qué hablar de emociones? ¿Acaso somos emocionales las mujeres?

¡Claro que lo somos!

Hay investigaciones realizadas en Universidades para determinar por qué las mujeres somos más emocionales que los hombres.

Las mujeres son capaces de recordar de manera mucho más significativa, imágenes positivas y están mejor preparadas para reaccionar físicamente a los estímulos negativos.

También es más probable que las mujeres desarrollemos depresión, desórdenes por ansiedad, por estrés postraumático.

Las mujeres somos seres emocionales. Pero creo que hay algo más profundo aún y tiene que ver con algunos factores influyentes en esta conducta.

*Cómo fue su crianza.

*Cómo fue desarrollando su primer vínculo familiar.

*Qué se fue inculcando en el orden de las normas de conducta y respeto.

Y algo que no quiero dejar pasar inadvertido es que: “la niña es inculcada con ese sentido de delicadeza, fragilidad y ternura”

Las emociones son buenas y también es bueno sentirlas y educarlas porque son dadas por Dios.

Seguramente las mujeres nos deprimimos más veces que los hombres pero también salimos urgentemente a buscar ayuda en otros y la mayoría de las veces en profesionales.

También tengo que decir que somos más susceptibles a los cambios de ánimo que seguramente tiene que ver el aporte de la fisiología hormonal.

Es casi seguro que hayas leído muchos libros, o en páginas de Internet sobre emociones en la mujer y siempre con la mirada de un profesional masculino, lo cual está perfecto y más que bien. Pero quiero hacer gala de poder hablar desde la perspectiva de una mujer acerca de nuestras emociones.

Todos somos seres emocionales, la victimización no se parcializa con el género.

¿Cuántos miles de chicos y chicas son afectados por el abuso o la violencia?

¿Cuántos de ellos escapan de la mentalidad de victimas?

Solo el poder transformador de Jesucristo en sus vidas puede cambiar su historia para siempre, de lo contrario ese patrón de conducta puede repetirse en ellos provocando en el prójimo lo que ellos mismos padecieron.

Uno de los planes del diablo es perpetuar la victimización en las personas, de esa manera te recuerda el problema una y otra vez causando dolor.

Cuando tú te encuentras con Dios, quien pone fin a estos dolores del alma, y dejas que te cure, los recuerdos solo pasan a ser recuerdos.

Proverbios 8:35 dice “Porque el que me halle hallará la vida, y alcanzará el favor de Jehová”.

Hablaremos de emociones.

La emoción. Es la alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa que va acompañada de repercusión somática. Es un estado anímico que se activa ante situaciones extremas pero construidas en un devenir histórico personal. No nacemos con un conjunto completo de emociones saludables. Vamos aprendiendo gradualmente a diferenciarlas sobre todo de los sentimientos que perduran en el tiempo.

Según la RAE: el sentimiento es el estado afectivo del ánimo producido por causas que lo impresionan vivamente. Nuestro pensamiento puede llegar a ser afectado promoviendo en el falsas conclusiones que traducido seria, llevarnos a un estado tal de victimización que desembocaría en desórdenes tales como: alimenticios, sexuales, mentales y conductuales( bulimia, aventuras sexuales, pánico, trastornos obsesivos compulsivos, adicciones) El sentimiento surge como resultado de una emoción que permite ser consciente del estado anímico en el que te encuentras.

Las emociones no pueden pensar, planificar, organizar. Ellas responden involuntariamente a nuestras circunstancias. Son positivas o negativas en su naturaleza, no está mal sentirlas y aun la apatía es una expresión de emoción.

Necesitamos saber cómo trabajan nuestras emociones, ya que las respuestas emocionales tienen que ver con nuestra personalidad.

Las emociones son reactores, ellas activan nuestra voluntad para actuar, depende la emoción que sientes, tú puedes construir o destruir.

¿Cómo es esto?

Si tú tienes un fuerte pensamiento sobre algún asunto, generarás fuertes sentimientos respecto de ese asunto. Si tu pensamiento se contamina por una victimización traumática, fomentarás falsas conclusiones y falsas convicciones y eso desencadenará en otras cuestiones que serán más traumáticas aún, conduciendo a un círculo vicioso. Las mujeres tendemos mucho a vivir en esta condición, creyendo aun que está bien y seguimos un rumbo equivocado auto convenciéndonos de una realidad totalmente distorsionada basada en sentimientos no tan agradables que desencadenan un carácter desagradable y así vamos comprimiendo el tiempo y dejamos que el fracaso del relato lo expanda de modo que nos acostumbramos y acomodamos a cada situación que se nos presenta y resolvemos de acuerdo a lo que nos conviene. Entonces me pongo en papel de “Victima o Protagonista”.

Resolvemos las cosas en blanco o negro, polarizamos cada situación de acuerdo al sentimiento, lo que sentimos o lo que nos conviene, para seguir siendo el centro de ese círculo vicioso del que no podemos escapar porque lo fuimos construyendo a través de la manipulación.(actuamos conforme al sentimiento y luego racionalizamos dicha conducta cuando debería ser al revés).

Recuerda que “Las emociones provocan estado anímico “y “EL sentimiento perdura en el tiempo”.

Hay emociones que afectan nuestro crecimiento y nos estancan de manera que no podemos avanzar y se mezclan con sentimientos basados en nuestra propia creencia o conveniencia creyendo que lo que me ocurre es así y que nadie me podrá entender.

Considera esta palabra escrita en Romanos Cap 7:14-20

“Porque sabemos que la ley es espiritual: más yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo; ni lo que quiero, hago; antes lo que aborrezco, aquello hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no obro aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí (es á saber, en mi carne) no mora el bien: porque tengo el querer, mas efectuar el bien no lo alcanzo. Porque no hago el bien que quiero; mas el mal que no quiero, éste hago. Y si hago lo que no quiero, ya no obro yo, sino el mal que mora en mí”.

Pareciera un trabalenguas ¿verdad?

¡No lo es! Es Palabra bendita de parte de Dios a tu vida, por lo tanto considérala, escudríñala y haz el trabajo de ponerla por obra en tu diario vivir.

De eso se trata el cambio.

Nuestra fe no puede estar basada en nuestras emociones, las emociones no fueron diseñadas por Dios para la base de nuestras acciones y las acciones deben ser determinadas por su absoluta verdad y la verdad la encontrarás escrita en la Palabra de Dios.

Entonces, en esta luz, nuestros sentimientos añaden luz a nuestras acciones.

Encontrarás descanso y reparo en la cruz de Cristo, en su bendita Palabra, en una entrega absoluta a Él, al dueño de tu vida, al que te pensó con tanto cuidado y amor.

Tú puedes entregar tu mente a Cristo y empezar a caminar por un camino virtuoso.

“La mente del hombre piensa su camino, pero el Señor endereza sus pasos” Proverbios 16:9.

Lo importante de conocer y distinguir esto es; haciéndote una pregunta.

¿Vives sentimentalmente emocionada y emocionalmente equivocada?

Abre tu cartera y saca tus pañuelos, uno de esos objetos imperecederos que llevamos en ella, y se adapta a las necesidades y costumbres de cada sociedad, de seguro lo necesitarás para limpiar alguna lágrima que empezará a escapar y eso estará ¡muy bien!

¡Déjalas salir como fuente! ¡No sientas culpa por llorar!

Cada lágrima que tú derramas, Dios la recogerá, en su redoma tal como lo expresó David en el Salmo 56.

La redoma era una pequeña vasija de cuerpo ancho y cuello estrecho que servía para contener aceite, ungüentos de valor y las lágrimas que guardaban las mujeres en su dolor.

Hubo un periodo en el que parecía difuminarse la costumbre de usar las redomas, pero en el siglo XIX reaparecieron ya que la sociedad exigía guardar el luto debido, por la muerte de un familiar.

La costumbre era derramar lágrimas de duelo y guardarlas en la redoma, que era cerrada con un tapón especial, no debía ser hermético y eso permitía que las lágrimas se fueran evaporando poco a poco.

Entonces, cuando ya no quedaban lágrimas, se daba por finalizado el periodo de luto.

También se dice que las mujeres de aquella época, durante las guerras, guardaban las lágrimas hasta que sus esposos volvían de las batallas.

En el Antiguo Testamento, tenemos referencia a estos frascos de lágrimas cuando David, orando a Dios, habla de poner sus lágrimas en la redoma de Dios. Hace referencia a un tiempo de mucha dificultad en su vida.

“Mis huidas” Tú has contado; Pon mis lágrimas en tu redoma, ¿No están ellas en tu libro?

Salmo 56:8.

Este es un salmo escrito por David cuando los filisteos le prendieron en Gat.

Empieza diciendo.

“Ten misericordia de mi, oh Dios, porque me devoraría el hombre”. Se sentía oprimido, pisoteado, combatido por el enemigo.

Sin embargo su confianza estaba puesta en Dios, pues no temía lo que le podía hacer el hombre. Y en este contexto habla con Dios reconociendo que Dios sabía todas sus huidas porque estaba siendo perseguido por los celos del Rey Saúl.

David tal vez no sabía qué hacer, hasta actuó haciéndose pasar por un demente.

“Y cambió su manera de comportarse delante de ellos, y se fingió loco entre ellos, y escribía en las portadas de las puertas y dejaba correr la saliva por su barba. Y dijo Aquis a sus siervos:

He aquí, veis que este hombre es demente; “¿Por qué lo habéis traído a mi?” 1 de Samuel 21:13-14

Tuvo que montar una escena por no saber qué hacer seguramente; pero bien sabía dónde tenía que ir.

Cuántas veces ocurre en tu vida, mujer, que no sabes qué hacer ante el problema, la dificultad y lloras, gritas y te enojas montada en un personaje horrible.

Si tienes que llorar, llora, no está mal hacerlo, David también lo hizo pero en el lugar adecuado, sino no hubiera dicho en su angustia tras esta persecución:

“Mis huidas tú has contado” Dios conocía sus pasos ¿verdad? Su vida no estaba oculta ante los ojos de Dios, es por eso que sigue diciendo:

“Pon mis lagrimas en tu redoma”.

¡Cuánto hartazgo habría tenido este hombre!

Pero el clamor y la confianza que tenía en Dios le hacían decir que sus enemigos serían vueltos atrás.

Si no sabes más qué hacer con tu vida, con lo que te ocurre, quiero invitarte a derramar tus lágrimas en la redoma de Dios.

Aquellas mujeres de la época las derramaban en esta vasija.

¿Sabes? hace más de dos mil años alguien murió en una Cruz por tu vida y al tercer día resucitó: ¡Jesús!

Él es el lugar perfecto para derramar cada lágrima.

Él ve cada una de ellas y están guardadas en el hueco de sus manos, benditas manos traspasadas por el dolor de horribles y punzantes clavos ¿Por qué? ¡Por tu vida!

Sí, por amor a ti.

¿Cuál es la tristeza de tu alma y de tu corazón?

Lloras porque estás enferma, enojada, maltratada, abusada, traicionada, abandonada, rechazada.

Lloras por un esposo que es insolente, por un hijo rebelde y desobediente, por tu madre o padre enfermos.

Lloras fracasos, desamor, ingratitud.

Lloras por la pérdida de tu marido.

Lloras por la pérdida de un hijo.

Llora mujer, llora y deja que salgan esas lágrimas de tristeza.

Dios ve tu dolor, Él sabe lo que ocurre en tu ser ¿No crees que te está llamando más cerca de Él, para que esas lágrimas sean bien recogidas?

“Así dice el Señor, Dios de tu Padre David: he escuchado tu oración y he visto tus lágrimas; he aquí añadiré quince años a tus días” Isaias38:5

Esta palabra fue para el Rey Ezequías, dicha por boca del profeta Isaías.

Este Rey estaba muy enfermo y en esa situación no solo recibió al profeta sino que escuchó perfectamente el mensaje de Dios. Sin dejar pasar un segundo tomó la decisión de volver su rostro a la pared y oró a Dios.

“Y lloró Ezequías con gran lloro” Isaías 38:3

¿No crees, mujer, que hay una diferencia entre llorar simplemente y llorarle a Dios? Necesitas hablar con Él, pídele y confía que así será. La oración y las lágrimas van de la mano.

¿Puedes orar diciendo como dijo David en el Salmo 39:12?

“Escucha mi oración, oh Señor, y presta oído a mi clamor, no guardes silencio ante mis lágrimas, porque extranjero soy junto a ti, peregrino, como todos mis padres”.

Toma la decisión de quebrantar tu corazón dolido ante el dueño de tu vida, reconócelo en este momento de dolor que estás atravesando.

“Porque la tristeza que es conforme a la voluntad de Dios produce arrepentimiento que conduce a la salvación, de la cual no hay que lamentarse; pero la tristeza del mundo, la cual no produce arrepentimiento, conduce a la muerte espiritual”. 2 de Corintios 7:10(NTV).

¡Qué lágrimas derraman tus ojos!

¿Puedes arrepentirte de todos tus pecados?

“Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón y salva a los abatidos de espíritu” Salmo34:18

¿Te permites consolar por Dios?

Ahora sabes que cada lágrima que tú derramas está guardada en sus preciosas manos.

No dejes pasar más tiempo de entregar esta pesada carga, pues Él te dice.

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” Mateo 11:28

¡Descansa mujer, descansa en Dios!, Él te conoce pues Él te creó con tanto amor que todo lo sabe de ti. Has tuya la expresión de David cuando dijo: ¿No están ellas en tu libro? ¡Claro! Están en su presencia. Entonces sabiendo que Dios enjuga tus lágrimas, empieza a tener lágrimas Cristo céntricas, creo que Dios no quiere que llores más, lágrimas de dudas incredulidad y lamento pues quiere tu confianza completa en Él.

Considera esta palabra “Así dice el Señor, reprime tu voz del llanto, y tus ojos de las lágrimas, hay pago para tu trabajo, pues volverán de la tierra del enemigo” Jer 31:16

Nuestro Dios escucha cada oración que hacemos.

“No pasa por alto el clamor de los afligidos” Salmo 9:12

Un alma angustiada, trabajada y cargada, quebrantará su corazón, se inclinará ante Dios a expresar su desconsuelo y seguro será a través de lágrimas, sollozos y suspiros y eso hará detener el tiempo en el espacio porque alguien está interesado por las lágrimas que son derramadas para ser recogidas y atesoradas en su libro, cada lágrima que cae será recogida por tu Padre.

Nunca pienses que tu oración por más vacilante o débil que fuere no es tomada en cuenta.

“Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú oh Dios “Salmo 51:17

“Donde quiera que haya un corazón cargado de tristeza o unos labios temblando en agonía, profundos gemidos o suspiros de arrepentimiento, ahí mismo está abierto el corazón del Señor. Él registra cada uno en su memoria, colocando nuestras oraciones como si fueran pétalos de rosas entre las páginas de su libro de los recuerdos. Y cuando finalmente se abra ese libro, brotará de él una preciosa fragancia” Charles Spurgeon.

A medida que lees, mujer, ¿puedes experimentar la paz de Dios en tu vida? ¿Puedes sentir en tu corazón la confianza del Señor?

Puede tener el mejor deseo, o lo mejor para darle a Cristo, pero nada se comparará al valor de tus lágrimas derramadas a sus pies.

Te invito a que hagas tuya esta historia escrita en la Biblia en el libro de Marcos, capítulo 14.

Mientras los principales sacerdotes y los escribas buscaban estrategias para apresar a Jesús El pueblo espera la pascua y la fiesta de los panes sin levadura.

¿Acaso saben lo que planean estos hombres?

Jesús está en Betania, seguramente está triste, sabe que su hora está llegando, Simón, el leproso, lo hospeda en su casa, los discípulos estarían con él, seguramente.

Alguien pregunta ¿Dónde está? ¿En qué morada está? Pareciera que ella entiende lo que está pasando, ella escuchó atentamente a Jesús, con una mano toma su largo vestido, con la otra protege algo muy caro, quizás lo único que ella creía tener de tanto valor.

Sin embargo necesita darle a alguien ese valor que también traía en una redoma

Entra en la casa de Simón, el leproso.

¡Sí, ahí está! Está sentado a la mesa ¡Es Él! ¡Es ahora o nunca! No espera más, no le importa quiénes se encuentran en ese lugar, ella quiere dar lo único que cree tener de valor y era un caro perfume de nardos, el más caro de la época quizás.

Él la mira, ella cae rendida ante su presencia y quiebra el alabastro derramando todo el ungüento sobre la cabeza de Jesús.

¡Qué hizo! Cómo va a derrochar algo de tanto valor, más o menos así fue lo que dijeron los hombres que estaban allí. Podríamos haberlo vendido para los pobres ¡Qué desperdicio! Murmuraban contra ella.

Pero ¿sabes? Se abrió la boca del Maestro y tapó la boca de los presentes que solo veían lo pasajero del momento, no podían ver el acto de amor, valor y entrega de esta mujer.

Déjenla, ¿por qué se molestan? A los pobres los tendrán con ustedes por lo tanto háganle bien.

Pero a mí no siempre me tendréis.

Por favor, mujer, lee dos veces esta bendita expresión de Jesús.

Y prosiguió “Esta ha hecho lo que podía porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura” Marcos14:8 Palabras de

Jesús.

Y lo que es más, quiso que sea recordada en el mensaje de este bendito Evangelio en todo el mundo, para memoria de ella.

Mujer querida, derrámate ante la presencia de Jesús y tus lágrimas serán enjugadas.

“Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados” Mateo 5:4

Tus lágrimas en las manos de Dios tienen propósitos para que su nombre sea glorificado. Para que tu vida sea santificada, purificada y perfeccionada en Dios.

Cuando pases por pruebas, aflicciones y angustias llora a sus pies y su gracia sublime y salvadora te sostendrá.

Seguro terminando este capítulo, cada lágrima derramada corrió tu maquillaje. Entonces introdúcete en el próximo, por si todavía tienes que quitar del todo la máscara o maquillaje de tu vida.

¿Qué guardas en tu cartera?

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