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Introducción

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LA AMOROSA Y PROFUNDA CLARIDAD ES EL REGALO QUE LOS ÁNGELES Y GUÍAS NOS DAN CUANDO NOS HABLAN

Existen ocasiones en nuestras vidas en las que nos sentimos solos, quizás rodeados de muchas personas pero aislados de todos, incomprendidos o, simplemente, no sabemos cómo nos sentimos en realidad. Creemos que las tristezas o las angustias por las que estamos pasando sobreexigen nuestra capacidad de tolerancia y nos duele el alma. Tal vez nos es imposible vincularnos con el otro, como si tuviéramos nuestro canal de relación bloqueado. ¿Cómo explicar entonces todas esas sensaciones a otra persona? ¿Cómo poder escuchar que alguien me las explique a mí mismo si yo no las puedo ver aún? Ésta es la clave de la sanación que producen las psicografías o mensajes personalizados de los ángeles y guías. Sabemos que ellos existen, sabemos que ellos están junto a nosotros dispuestos a asistirnos y a hacerse presentes de maneras sutiles y reales para contenernos en momentos claves. Estos silenciosos pero incondicionales amigos del alma no nos abandonan en ningún momento, mas no es tan fácil reconocerlos. La paradoja es que quizás como de niños era normal saber que estaban cerca y aceptar su natural presencia con inocencia; luego, a medida que fuimos creciendo y aprendiendo sobre ellos, su concepto y su historia, inmersos en nuestro mundo y nuestras estructuras sociales, perdimos esa conexión. Pues, ¿cómo reavivar algo que en realidad nunca desapareció? ¿Cómo volver a sentirlos? Es la mágica simpleza de la conciencia del amor.

Esos seres de luz nos conocen en plenitud, sin límites, más allá de nuestros escudos o caretas.

Cuando ellos nos envían sus palabras, no nos preguntan nada, no nos cuestionan ni nos acusan, sólo nos comprenden y, a través de esa comprensión, nos dan claridad para explicarnos a nosotros mismos qué es eso que nos ocurre en nuestro interior y que a veces ni hemos podido aún identificar. Muchas veces sabemos que algo nos pasa y nos angustia, pues bien, nuestros ángeles y guías nos darán esas respuestas, nos guiarán a encontrar en nuestros propios senderos la luz que nos ilumina y la fuerza que nos impulsa a seguir caminando. Nos hablarán desde el amor y la máxima aceptación de todo lo que somos.

Nos guían para no confundirnos en un mar de emociones que por dolorosas o rígidas, como la tristeza, el miedo, el resentimiento, el rencor o el odio, no nos dejan sacudirnos de ellas y seguir adelante con pasos firmes, claros y amorosos. Nos permiten perdonar y perdonarnos a través de un puro entendimiento de aquello que, desde nuestra interpretación, a veces malinterpretamos. El comienzo y sostén de toda verdadera sanación se apoya en ese acto de compasión, con auténtica profundidad de su significado, el cual nos guía a “compartir” mutuamente nuestros sentimientos y no posicionarnos en el otro expresando pena.

Confiemos, pues, en que cada una de sus palabras sea para nosotros un mensaje en sí mismo. Abrámonos a escucharlas, y a encontrar en ellas la paz que nos ofrecen. Animémonos a tener conciencia de las consecuencias de nuestro accionar y nuestro letargo. Volvamos a sentir la alegría de reconocerlos a nuestro lado y emocionarnos con su amorosa y permanente presencia.

Así podremos recibir un mensaje fluido, profundo y absolutamente personalizado para comprender con mayor claridad nuestras vidas, nuestras alegrías, nuestras tristezas, nuestras dificultades y nuestros caminos.

“Psicografía” es el término utilizado para describir esos mensajes que los guías, ángeles o seres amados ya fallecidos nos dan a través de quien mantuvo una conexión activa con ellos desde su niñez; ese medium, canalizador o intérprete del alma, como prefiero llamarlo, reconoce en esa comunicación la alegría del servicio y el impulso de su misión.

En el transcurso de todos estos años de sincero y amoroso trabajo de ser intérprete de esas palabras no me ha dejado de maravillar lo que ellas producen, en aquel para quien fueron dichas, y en mí misma por escucharlas o por ser una simple lectora. He visto a personas paralizadas y secas por dentro, cómo lograron comenzar a moverse y revitalizarse. He quedado fascinada al ver relaciones vinculares entre seres vivos, cómo mejoraron y tomaron un nuevo rumbo a través de las palabras de un ser ya fallecido que desde el amor más infinito lograba acomodar las historias que los unían y desde ahí el resto de las relaciones se ordenaban también. Además, estoy convencida de que esos mensajes tienen un significado y un valor especial, que puestos en un libro se convierten, para otros, en casi experiencias personales, pues de una u otra manera se adaptan a las diferentes situaciones de los lectores haciéndose parte de sus vidas. Así, esas palabras se transforman en bellas herramientas emocionándonos, conmoviéndonos, invitándonos a la reflexión y al encuentro con uno mismo para llegar a alcanzar nuestro crecimiento interior, dar nueva vida a nuestro cuerpo y obtener la sanación de nuestra alma. Bienvenida sea y bienaventurada la tarea de quienes las escuchamos para nuestros semejantes; y dichosos ustedes que, en sus manos, tienen la oportunidad de enriquecerse con ellas.

Con mi voz y mis manos tus ángeles hablan

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