Читать книгу Tan cerca de la vida - Santiago López Petit - Страница 6
Preámbulo
ОглавлениеBienvenidos a la Escuela de la Vida. Después de un largo viaje en el que habéis dejado atrás dudas y sombras, en el que os habéis despojado de inseguridades y miedos, la vida os recibe con los brazos abiertos. Nuevos días se avecinan para vosotros, pero hoy, el día de hoy, lo recordaréis siempre. Siempre, porque no se olvida haber salido del pozo del olvido. Entrad en este espacio de libertad donde el único reglamento es que no hay reglamento y sois vosotros mismos quienes decidís ser lo que queréis ser. Salid a la luz. Sí, no hay nada más hermoso que sentir el calor del sol sobre el propio cuerpo. No volváis la mirada, ahuyentad la tentación de una vuelta atrás. No hay vuelta atrás cuando has comprendido —y eso vosotros lo habéis comprendido en toda su profundidad— que tú mismo puedes cambiar tu vida. Por eso, habéis sido admitidos en el curso. Confiamos en cada uno de vosotros como vosotros confiáis en la vida. No os hemos escogido. En realidad sois vosotros mismos quienes habéis escogido acudir y participar.
Las puertas permanecerán abiertas en todo momento, ya que ¿quién desearía regresar a un mundo de mediocres? Estamos comprometidos con ser extraordinarios. La vida está llena de oportunidades que hay que saber aprovechar y hacerlo depende únicamente de cada uno. Pero no olvidéis algo muy importante: vosotros ya sois unos ganadores. Evitad entrar en una rueda de autojustificaciones. Tampoco busquéis culpables. No carguéis con el peso muerto de creeros víctimas. Existe una enseñanza fundamental que siempre tenéis que recordar: para vosotros, los dualismos ya no existen. Habéis ido más allá de la línea. Ganar o perder no sirve para cartografiar el mapa de la vida. ¿Por qué un ganador debería quedar encerrado en esta cárcel? Ganar o ganar. Ganar o, en todo caso, negociar para preparar la victoria. Negociar es una guerra. La guerra y la paz son dos caras de lo mismo. Y, sin embargo, aquí no solo aprenderéis palabras ganadoras, sino también a compartir, a pronunciar la palabra «nosotros». Cada uno debe reconocer sus propias debilidades y averiguar cómo puede suplirlas con la ayuda de los demás compañeros. El hecho es que, a ojos de los inversores, una empresa con un solo líder puede indicar que nadie ha querido sumarse al proyecto o que el fundador se resiste a compartir las tareas necesarias para su funcionamiento. Crear una empresa constituye una experiencia espiritual. Una empresa instaura también una relación afectiva. El dinero no importa porque es sinónimo de muerte. Crear una empresa significa producir sentido, y el emprendedor, en tanto que discípulo de la vida, debe ser un líder para la sociedad. Al que es capaz de producir sentido lo sostiene el futuro.
Habéis llegado hasta aquí después de una dura selección. Poco a poco os conoceréis entre vosotros y trabaréis amistad. Sois un equipo. Ahora os toca a vosotros estar a la altura. A partir de hoy mismo ningún día se repetirá. Tampoco habrá descanso. Si os entregáis en cuerpo y alma, seréis felices. Estaréis cumpliendo vuestro deseo. El éxito estará más cerca. El único pecado que aquí no se consiente es querer pasar desapercibido, fijarse en lo que hacen los demás para, sencillamente, imitarles. A vosotros, nuestros héroes, no os está permitido agazaparos. Tenéis que alzaros contra la estandarización galopante. Se está perdiendo la propia pérdida, y en los páramos resecos ya no crece ningún vegetal. Hasta las huellas de las palabras desaparecen poco a poco a causa de ese viento que sopla sin piedad. Lo inexplicable recorre silenciosamente el mundo. En el altar sagrado de la vida se sacrifican aquellos que no osan avanzar y se hunden. Nos han declarado la guerra. El viento viene cargado con noticias terribles y susurra que se acerca el final.
¡Bienvenidos al curso! La tarea que os queremos encomendar no es nada sencilla. Algunos de vosotros ni llegaréis a saber de qué se trata, ya que no sobreviviréis. Otros, aquellos que estéis dispuestos a no rendiros, seguramente maldeciréis haber venido. ¡Os necesitamos! La vida es un jardín: ¡floreced!