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Santiago Perdomo: vocación de servicio que brilla con luz propia

La presencia de Santiago Perdomo Maldonado ha sido determinante en la banca nacional, pero también en la vida de quienes podemos llamarnos sus amigos.

Hablar del momento en el que lo conocí es hablar de la primera etapa del CESA. Yo era el rector de esta institución, creada apenas unos años atrás por un grupo de notables empresarios comprometidos con el futuro del país y liderados por el Dr. Carlos Lleras Restrepo y Don Hernán Echavarría Olózaga. Desde muy joven mostraba su especial carácter; Santiago acababa de llegar de Estados Unidos y al estudiar Administración de Empresas desafiaba el criterio de su padre —un prestigioso médico geriatra y hombre de campo, extraordinario ser humano—, quien esperaba que su hijo también estudiara medicina. Sin embargo, la vocación del hijo iba por otros caminos.

Como estudiante, Santiago mostró siempre un alto sentido de pertenencia con el CESA; era muy exigente y comprometido, no solo consigo mismo sino con quienes lo rodeaban: compañeros, profesores y directivos. Para él, la actividad académica fue siempre una prioridad, y el estudio, un valor. El CESA se caracterizaba por ser una institución de puertas abiertas, los estudiantes siempre tenían la confianza de entrar a la Rectoría a dar sus opiniones y sus apreciaciones sobre la vida cotidiana que allí se vivía. Santiago, de manera siempre respetuosa y pertinente, solía manifestar constantemente sus apreciaciones acerca del desarrollo del CESA, que funcionaba como una gran familia. Eso fortaleció ese vínculo nuestro que, con los años, se convertiría en una gran amistad.

Su pasión por los temas empresariales y financieros lo llevaron muy pronto de vuelta a las aulas, pero esta vez como profesor; comenzó enseñando Matemáticas Financieras en la Universidad de la Sabana, pero tan pronto como tuve oportunidad lo invité a formar parte del cuerpo docente del CESA, su alma mater. Para ese entonces, él ya era presidente del Banco Colpatria, y yo sabía que no iba a ser un profesor más para los estudiantes del CESA. Reemplazó, en el curso de Instituciones Financieras, al doctor José Vicente Vargas Salgado —senador de la República, ministro de Agricultura y hombre muy notable de la banca nacional—, un docente muy respetado por nuestros estudiantes: Santiago se enfrentaba a un reto muy grande y en verdad que lo logró. Nunca tuve duda de que Santiago iba a ser exitoso desde el primer día.

Dado que el plan de estudios de nuestra institución se ha caracterizado por tener un énfasis muy práctico, la experiencia corporativa de Santiago, sus calificaciones profesionales y, sobre todo, su afinado instinto empresarial, pronto lo llevaron a ser uno de los profesores predilectos dentro de la institución. Al mismo tiempo que era muy calificado teóricamente, trabajaba su cátedra desde su experiencia como gerente General de Colpatria. Santiago, como banquero curtido que era ya, enseñó la cátedra de manera especial; le dio unos toques propios, en el sentido de que llevaba a las clases a muchos conferencistas invitados para que comentaran sobre las actividades del sector financiero, lo que favoreció el proceso de enseñanza-aprendizaje porque unió sus enseñanzas resultado de su experiencia personal con las de sus invitados.

Como profesor, solía ser muy cercano a sus estudiantes, lo cual no me sorprendió dada su extraordinaria calidad humana; para algunos, incluso, llegó a convertirse en una figura paterna, y a aconsejarlos, con cariño, como discípulos, en todas las iniciativas de negocio que le presentaban. Así de generoso era, Santiago; así de generoso es todavía.

Otra de sus características es que sabe escuchar muy bien. Recuerdo que al hacer yo parte de la Junta Directiva del Banco Colpatria, durante su presidencia, teníamos juntas Directivas muy fuertes, en las que teníamos que tomar decisiones rápidas y trascendentales, pues el país pasaba por momentos críticos. Durante ese periodo, él demostró que podía pensar con claridad bajo presión, sin olvidar nunca con quién hablaba ni lo que le decían.

Como jefe, tiene una faceta digna de mención: se preocupa siempre por la situación particular de cada uno de sus subalternos, por su plan de carrera, por su preparación permanente y por su estabilidad personal y familiar… Podría decirse que al mismo tiempo que es un jefe firme e íntegro, es muy cálido y humano. No es extraño, por lo tanto, que sus proyectos sean siempre tan exitosos, y que ocupe una posición destacada y de tanto prestigio.

Ha mostrado, también, éxito en su faceta como negociante y emprendedor. Desde pequeño supo ocuparse, al mismo tiempo, de sus responsabilidades profesionales como de sus negocios personales. Desarrolló proyectos agrícolas y de construcción y fue inversionista en la bolsa de valores…, y en todos ellos demostró sus habilidades y su extraordinaria visión. Siempre ha sabido manejar su tiempo; se ha caracterizado por hacer muchas cosas a la vez, y por hacerlas todas bien. Es, pues, un convencido de la capacidad de las personas para trabajar; lo aplica para sí mismo y lo exige para los demás. Así lo hizo como estudiante, como profesor del CESA, y como miembro del Consejo Directivo de la Institución. Riguroso con los demás y consigo mismo, siempre ha hecho que todos a su alrededor den lo mejor de sí mismos; por esto brilla con luz propia en cada tarea que se propone.

Marco Fidel Rocha R.


Orden Administrador Emérito Marco Rocha (2017).

Santiago Perdomo y Marco Fidel Rocha

Lecciones prácticas para el éxito empresarial

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