Читать книгу Lecciones prácticas para el éxito empresarial - Santiago Perdomo Maldonado - Страница 8
Introducción
ОглавлениеMi padre nos enseñó que para realizar plenamente su vida el hombre debe lograr tres cosas: tener hijos (tuve cuatro), plantar un árbol (han sido muchos) y escribir un libro (este es el primero).
Lecciones prácticas para el éxito empresarial recoge las enseñanzas aprendidas a lo largo de mi vida profesional y que deseo trasmitir a mis colegas del mundo financiero, y también al público en general, pues considero que cada una de ellas puede ser aplicable en diversos contextos.
Este texto sigue un orden lógico que sirve de hilo conductor: mis primeros aprendizajes profesionales en el CESA, tanto en lo académico como en la práctica empresarial en el sector financiero.
Tal vez una de las enseñanzas más importantes, como se verá en el capítulo “El lugar adecuado”, fue aprender a trabajar en equipo con mis compañeros y jefes. Ese proceso forjó mi apetito por el conocimiento y la forma de aplicarlo, inquietud que desde entonces me ha acompañado.
Así mismo, comprendí que para ubicar el lugar adecuado y permanecer en él es necesario, en buena medida, identificar las oportunidades, pero también construirlas; y es que si bien el azar puede jugar un papel relevante, cuando conscientemente la senda profesional se construye con trabajo y dedicación las oportunidades no solo ocurren, sino que sus frutos se recogen a lo largo del tiempo. Es claro que lo anterior se sustenta en una ética profesional a la cual debemos apegarnos sin rodeos y con decisión, pues es nuestra carta de presentación más certera ante el mundo.
Muy temprano en mi vida las enseñanzas de mis padres y el ejemplo familiar cimentaron en mí la ética que todo ser humano debe aplicar a sus experiencias; además, mi paso por el Gimnasio Moderno contribuyó a reforzar el talante que me ha acompañado a lo largo de la vida: la disciplina de confianza. Como explico en el capítulo correspondiente, la honestidad y la libertad son dos valores que van de la mano y que se retroalimentan para permitir que los individuos sean diligentes y asuman sus responsabilidades. La confianza es la piedra angular de las relaciones personales y profesionales, lo que no implica dar cabida a la ingenuidad o a la credulidad sino empoderarse y responder por las propias actuaciones, tanto frente a los éxitos como a las equivocaciones.
Las lecciones aprendidas me permitieron entender los elementos centrales de una efectiva arquitectura de gobierno corporativo, los cuales he aplicado en mi ejercicio como directivo, empresario y miembro de juntas directivas. En especial, considero que es una responsabilidad indelegable de los miembros de junta directiva dedicar el tiempo suficiente al estudio de los temas que se discuten, ser críticos y constructivos durante las sesiones, y respetar los linderos entre la junta y la administración.
Por otra parte, estoy cada vez más convencido de que el fundamento para el buen ejercicio del cargo, ya sea como empleado o como directivo, es practicar una permanente evaluación, incluida una auténtica autoevaluación, con indicadores cuantificables y bien definidos, que permita revisar el desempeño y trazar oportunamente los planes de mejoramiento.
A la vez que apremiante, en Colombia es necesario fortalecer los esquemas de gobierno corporativo, especialmente porque buena parte de nuestro tejido empresarial está constituido por empresas de familia que requieren protocolos transparentes, en los que se incluya la delegación oportuna de la administración con el fin de que puedan crecer y perdurar. No es un reto fácil y aún queda un largo camino por recorrer.
Tal vez una de las mayores lecciones que aprendí fue el respeto por el cliente. Las empresas no existen sin sus clientes y es por eso que se deben a ellos. Saberlos escuchar no es una responsabilidad menor y fácil de delegar; por el contrario, cuando se construye un esquema eficiente para escuchar lo que los clientes tienen para decir, y se atienden oportunamente sus preocupaciones y reclamos –por duros que sean–, se tiene una fuente invaluable de información que permite diseñar estrategias coherentes y tomar decisiones efectivas. Las empresas que no se orientan a sus clientes están condenadas al fracaso.
Los capítulos dedicados a los aspectos más “técnicos” de mi experiencia en el sector financiero se convierten en lecciones perdurables que no se limitan al ejercicio meramente profesional. Así, el desarrollo del mercado de divisas en Colpatria me permitió entender que debe existir un equilibrio sano entre el front, el middle y el back office para garantizar que las operaciones se lleven a cabo con niveles claros y controlados de riesgo, conciliando las expectativas de todos los actores del sistema y generando un marco de toma de decisiones comprensible y asertivo.
En el capítulo sobre “Fiducia” explico que la innovación es un factor decisivo en el desarrollo de mercados y, sobre todo, la forma acertada de mantenerse como un jugador relevante. Ser capaz de idear nuevos negocios, incluso en sectores tradicionales, es un elemento clave para proyectar las organizaciones hacia el futuro.
En ese orden de ideas, en el capítulo sobre “Banca digital” exploro la forma en que la transformación digital del negocio bancario ha influido profundamente en la concepción del sector, y destaco que la innovación, tecnológica en este caso, garantiza su adaptación y perdurabilidad, pues no basta con entender que los cambios son necesarios, sino que es preciso incorporarlos de forma decisiva, con el fin de ganar un puesto relevante en el mercado. El discurso que pronuncié en la convención de Asobancaria en 2015 desafió la forma de pensar el negocio bancario y nos permitió redefinirlo a través de la transformación digital.
Más allá de los aspectos económicos y financieros que abordo, el capítulo sobre “Liquidez” me sirve para enseñar las formas de conocer a fondo a los clientes, cruzar la información con el mercado, escuchar permanentemente las señales, tomar decisiones oportunas por duras que sean, practicar la autocrítica al analizar la operación del negocio y su viabilidad, saber cuándo tomar riesgos, o rodearse de consejeros capaces de expresar aquello que en ocasiones no se quiere oír. Son lecciones que se entrelazan con las anteriores y sirven para liderar las organizaciones, acompañar a los clientes en la generación de valor, cultivar el carácter y, cuando es necesario, tomar decisiones difíciles.
A medida que avanzo en mi vida profesional siento la necesidad de compartir mis experiencias, de trascender el ejercicio individualista del conocimiento y motivar positivamente a la sociedad. Estos son los elementos centrales que discuto en los capítulos “Estrategia cero”, “Efectivo” y “Política fiscal”, cada uno de ellos desde una perspectiva diferente, pero con un elemento transversal: cómo contribuir para que Colombia sea un país mejor.
En este libro procuro transmitir las lecciones aprendidas del emprendimiento y que he aplicado a largo de la vida: el emprendimiento requiere un trabajo duro y constante, y para ello es fundamental la disciplina; el conocimiento es un bien valioso y es necesario saberlo aplicar; es importante elegir adecuadamente los socios y respetar la ética laboral, y, por último, es preciso descubrir el balance entre la actividad que se quiere desarrollar y las demás actividades asociadas.
Espero que todas estas lecciones, que han sido parte fundamental de mi vida tanto personal como laboral, sean útiles para el lector, eso sí, teniendo en cuenta que no son la meta sino el camino, y que cada cual las vive y las interioriza según su propia experiencia.
Por último, quiero expresar mi agradecimiento al CESA y a todas las personas que han contribuido para llevar a cabo este proyecto editorial. Quiero agradecer especialmente a Juan Santiago Correa por animarme a iniciar la escritura de este libro y por haber sido un apoyo permanente en su desarrollo, creo honestamente que sin él no lo hubiera podido concluir.