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Capítulo 1

Dios no tiene nietos

“El sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, unos granos cayeron a lo largo del camino: vinieron las aves y se los comieron. Otros cayeron en terreno pedregoso, con muy poca tierra, y brotaron enseguida, pues no había profundidad. Pero apenas salió el sol, los quemó y, por falta de raíces, se secaron. Otros cayeron en medio de cardos: éstos crecieron y los ahogaron. Otros granos, finalmente, cayeron en buena tierra y produjeron cosecha, unos el ciento, otros el sesenta y otros el treinta por uno.”

Mateo 13, 3-8

Solamente habían transcurrido unos cuantos meses desde mi conversión al catolicismo cuando un sacerdote me explicó por primera vez que los amigos que en ese momento se estaban alejando de la Iglesia terminarían por regresar cuando se casaran o tuvieran hijos. Este hombre lleno de vigor fue ordenado antes del Concilio Vaticano II y todavía sigue activo. Él tenía una confianza serena en el irresistible poder de atracción que una infancia católica y los sacramentos pueden tener en una persona. Un joven puede alejarse pero siempre regresará, capturado, según G. K. Chesterton, por el “anzuelo e hilo invisible lo bastante largo para permitirle vagar hasta los confines del mundo, y aún traerlo de vuelta”.1

Sin embargo, más de veinte años después, los estudios nacionales revelan que aquellos que se alejan de la Iglesia no tienden a regresar. Por lo general acuden a otra iglesia o dejan de practicar su fe. No obstante, además de demostrar la insuficiencia de nuestros esfuerzos, la investigación nos ofrece razones para tener esperanza y muchas ideas para enfocar de manera más efectiva nuestro trabajo evangelizador. En este primer capítulo, echaremos un vistazo al panorama general que la investigación nos revela. Eso nos preparará para el centro de los siguientes once capítulos: explorar cómo podemos contener la ola de católicos que abandonan su fe y cómo satisfacer las necesidades espirituales de los millones de personas que buscan la fe en este preciso momento.

Cambio climático

Primero debemos comprender que vivimos en una era en la que la identidad religiosa no es firme, sino extraordinariamente inestable. Aunque este libro se concentra en la Iglesia Católica de los Estados Unidos, esta inestabilidad religiosa es un fenómeno global y definitivamente no es exclusiva de los católicos. Según el Atlas del Cristianismo Mundial, 61.2 millones de personas se unieron al cristianismo en el 2010.2 De estos, 16 millones eran personas que provenían de otra afiliación religiosa y se convirtieron al cristianismo. Durante el 2010, se calcula que un promedio de 41,000 personas ingresaron diariamente a la Iglesia Católica, ya sea por nacimiento o por conversión.3

Cristianismo: Conversiones y deserciones en el año 2010 a nivel mundial

• 16 millones de conversiones

— 43,800 conversiones diarias

• 11.6 millones de deserciones

— 31,780 deserciones diarias

Cristianismo: Nacimientos y fallecimientos en el año 2010 a nivel mundial

• 45.2 millones nacimientos en familias cristianas

• 21.7 millones de cristianos fallecieron

Aumento total del número de cristianos en el 2010

• 27.8 millones4

Desafortunadamente, el movimiento es en ambos sentidos. Unos 11.6 millones de cristianos se alejaron del cristianismo durante el año 2010. Si sumamos el número de personas que decidieron dejar la Iglesia y las que se convirtieron, podemos darnos cuenta de que un número sorprendente de personas — aproximadamente 27.6 millones — decidieron deliberadamente entrar o salir del cristianismo en un solo año. Ese número sobrepasa por 5 millones la población entera de Australia. La mayoría de las conversiones tuvieron lugar en los países del Hemisferio Sur y la mayoría de las deserciones sucedieron en el Occidente. Sin embargo, después de comparar los nacimientos y conversiones con los fallecimientos y deserciones, en el 2010 un promedio de 76,000 personas se unieron al cristianismo diariamente.5

Los vientos soplan en ambas direcciones en el mundo postmoderno: entran y salen de la Iglesia. Nuestro clima espiritual nos brinda oportunidades reales (de las que hablaremos más adelante) y amenazas muy concretas si no ajustamos nuestras prácticas evangelizadoras, catequéticas y pastorales para enfrentar los retos del momento en el que vivimos.

Esta realidad global está particularmente presente en los Estados Unidos.

La encuesta del 2008 [“Panorama Religioso en Estados Unidos”] señala que el mundo religioso norteamericano se caracteriza por su constante movimiento, ya que todos los grupos religiosos importantes ganan y pierden adeptos simultáneamente. Aquellos grupos que están creciendo a causa de los cambios de religión simplemente están agregando miembros a un ritmo más acelerado del que los pierden. Por otro lado, aquellos grupos cuyos números están disminuyendo debido a los cambios de religión simplemente no están atrayendo suficientes miembros nuevos para compensar el número de adeptos que dejan su fe.6

Según los estudios sobre cambio de religión realizados por el Foro sobre Religión y Vida Pública del Pew Research Center, aproximadamente 53% de los adultos estadounidenses han abandonado la fe de su infancia; 9% han regresado.

Vida en la tierra de “ninguna”

La “Encuesta sobre el Panorama Religioso en los E.E.U.U.” de Pew, publicada en el 2008, muestra que existe un grupo demográfico en los Estados Unidos con un rápido crecimiento; este grupo incluye a aquellas personas “sin afiliación” (también conocidas como “ningunas”). Estas son uno de cada seis adultos estadounidenses quienes dicen que no están afiliados con ningún grupo o tradición religiosa.

Durante una reunión familiar en Seattle, mi tierra natal, tuve una experiencia palpable de lo que este clima espiritual realmente significa. Una mañana estaba escribiendo mi blog en un café local que tenía una decoración de los años 40 que desentonaba con las computadoras portátiles, Wi-Fi y revistas liberales estratégicamente colocadas sobre las mesas. El lugar realmente reflejaba la cultura de la ciudad de Seattle.

Lo que era aún más típico de la revista de la “Ciudad Esmeralda” era la que encontré en mi mesa que se titulaba “Cosas que hacer en Seattle”. Esta publicación finalizaba con un artículo que decía que esta ciudad era el centro de la “Tierra de Ninguna”. La idea principal del ensayo era que cuando se les preguntó a los habitantes de Seattle cuál era la tradición religiosa con la que más se identificaban, el 60% respondió “ninguna”. Al leer esto, mi impresión fue tal que me eché encima mi café. Es obvio que el agnosticismo ha conquistado una ciudad cuando se proclama orgullosamente en una revista para turistas como parte de la identidad del lugar.

¿MI RELIGIÓN? “NINGUNA”

• 16.1% de los adultos “no tienen afiliación”

— 1/3 parte “no han encontrado la religión correcta”

• 24% de los adultos de 18 a 29 años “no tienen afiliación”

Es de vital importancia entender que en la actualidad “no tener afiliación” no es lo mismo que “no creer”. Solamente una cuarta parte de los estadounidenses catalogados como “ningunas” se describen a sí mismos como “ateos” o “agnósticos”; tres cuartas partes dicen que “no pertenecen a ninguna religión particular”. La “Encuesta sobre el Panorama Religioso en los E.E.U.U.” divide a estos últimos en dos subgrupos:

• Las “personas religiosas sin afiliación” incluyen a aquellos que dicen que la religión es importante o muy importante en su vida, pero que no se identifican con ninguna tradición religiosa en particular. Con frecuencia se trata de creyentes que no sienten que pertenecen a ningún grupo religioso.

• Las “personas seculares sin afiliación”comprenden a aquellos que declaran que la religión tiene muy poca importancia o ninguna importancia en su vida.

“PERSONAS RELIGIOSAS SIN AFILIACIÓN”

Estadounidenses para quienes la religión es importante o muy importante pero que no están afiliados con ninguna tradición o comunidad religiosa:

• 94% creen en Dios o en un “espíritu universal”

• 49% creen en un Dios personal

• 30% son miembros oficiales de congregaciones religiosas

• 11% asisten a servicios religiosos semanalmente; 46% asisten por lo menos una vez al año

• 17% participan en actividades religiosas por lo menos una vez al mes

• 65% oran por lo menos una vez a la semana fuera de los servicios religiosos; 44% oran todos los días

• 78% creen que los milagros todavía suceden en la actualidad

• 46% han compartido con otras personas sus ideas sobre Dios

Lo que sorprendió a los encuestadores de Pew fue lo religiosamente activas que pueden ser las personas “sin afiliación”. El 30% son miembros de una congregación. ¿Cómo puede una persona considerarse “sin afiliación” y formar parte de una congregación? Aunque los católicos practicantes normalmente no tienen una categoría mental para decir “yo soy miembro de la Parroquia de San Antonio, pero no soy católico”, muchas de las “ningunas” del siglo veintiuno sí piensan así. Para poder afrontar el punto medular de nuestro clima espiritual, es necesario saber reconocer esta importante distinción.

• No obstante, podemos deducir de este reporte que muchos estadounidenses sin afiliación están abiertos a tener una identidad religiosa de algún tipo. Esto es una buena noticia. Una tercera parte dice que están dispuestos a unirse a una religión, pero que no han encontrado la correcta. Lo que tal vez sea aún más significativo es que el 54% de los adultos estadounidenses quienes crecieron sin pertenecer a un grupo religioso deciden unirse a uno al llegar a la edad adulta. Así es que, sin importar si crecieron formando parte de una religión o no, lo más probable es que los estadounidenses del siglo veintiuno considerarán el asunto al llegar a la edad adulta y tomarán una decisión por sí mismos.

¿Quién va a Misa?

Lo anterior significa que durante los fines de semana, las parroquias de la Iglesia Católica en los Estados Unidos reciben un número importante de personas espiritualmente abiertas que no tienen una identidad Católica, aunque muchos de ellos hayan recibido los sacramentos de iniciación. Estamos pre-programados para asumir que si alguien asiste a Misa, es porque es católico. En la actualidad, esto no es verdad. Las “ningunas” y los indagadores espirituales con frecuencia entran y salen de nuestros santuarios por motivos personales. No sienten hostilidad hacia la Iglesia; por el contrario, están abiertos de manera sorprendente.

Un ejemplo perfecto de lo anterior es la experiencia de una mujer que escribe un blog bajo el seudónimo “Robin de Berkeley”. Robin describe su primera experiencia al asistir a un servicio religioso, la Misa de Nochebuena:

Encontré en Internet una Iglesia Católica en mi ciudad. Mi plan era llegar temprano y sentarme discretamente en la última fila… Esta vez no quería hacer el ridículo. Nunca había asistido a la iglesia y no sabía qué hacer. Una mujer me sonrió y se presentó; su nombre era Cathy. Ella me preguntó si yo sabía si el otro sacerdote ya se sentía mejor. Esta fue nuestra conversación:

Yo: No lo sé, nunca había venido a esta iglesia.

Cathy: ¿De veras? ¿A qué iglesia vas normalmente?

Yo (tartamudeando): Bueno, de hecho nunca había ido a la iglesia.

Cathy (desconcertada): Ah, ¿viniste a oír uno de los niños cantar?

Yo: No. (Quisiera darle una explicación, pero como ni siquiera yo sé qué estoy haciendo aquí, mi mente está en blanco).

Cathy (pensando): ¿Entonces nunca habías ido a la iglesia pero decidiste venir aquí en Nochebuena?

Yo: Sí. (Su explicación fue mucho más simple de la que yo le hubiera dado: “De hecho soy una judía de nacimiento que nunca ha ido a un templo, y luego practiqué el budismo durante veinte años, pero eso no incluía a Dios Ahora estoy rodeada de personas cristianas maravillosas, así es que decidí ir a Misa y los episcopales de Berkeley no me aceptaron, así es que aquí estoy”).

El proceso de inducción al catolicismo de Robin se volvió aún más interesante cuando le pidieron que repartiera las hojas de los villancicos de Navidad. Ella buscó a otra persona que también estuviera repartiéndolos, pero se dio cuenta de que era la única. Cuando por fin logró escaparse de ese encargo, se refugió en el vestíbulo de la iglesia, frente a una hermosa fuente. Luego se dio cuenta de que una fila de gente se había formado detrás de ella. Escribió en su blog: “Nota mental: no se debe bloquear la fuente de agua bendita en la iglesia”.

A pesar de los tropiezos, Robin descubrió que

fue una noche mágica. Más allá de la música y la solemnidad, lo que más me impactó fue estar entre cientos de personas que amaban a Dios. Quizás algunos de ellos cuestionaban su presencia o se sentían abandonados. Sin embargo estaban ahí, y eso era suficiente. Fue una noche emotiva para una judía que había viajado de este a oeste, de izquierda a derecha. Como escribía Hafiz, el poeta sufí, “En este momento en el tiempo, Dios ha tallado un lugar para ti”, y estando sentada en el santuario, pude sentirme ese lugar.7

Claro, la historia de una persona como Robin de Berkeley no es la misma historia de todas las personas sin afiliación religiosa que frecuentan nuestras iglesias. Algo que me llamó mucho la atención es que de todos los grupos encuestados por Pew, los que tuvieron más respuestas similares que cualquier otro par de grupos “religiosos” fueron las personas que se identificaron como católicos y las que dijeron no estar afiliadas a ninguna religión. Considero que esta similitud no es ninguna casualidad. Aunque ciertamente hay muchas personas sin afiliación que, como Robin, vienen de una experiencia fuera de la tradición cristiana, hay un gran número de personas que regresan a nuestras parroquias y cuya travesía religiosa comenzó en esa hermosa fuente que Robin estaba bloqueando cuando apenas eran unos bebés. El número de “antiguos” católicos en los Estados Unidos es tan grande que es muy probable que muchas de las “ningunas” que hemos descrito sean antiguos católicos que conservan una mezcla de idiosincrasia católica y creencias no católicas.

Ir y venir

Uno de los estudios de las estadísticas reveladas por Pew y que se refiere a los adultos que fueron educados en la fe católica es muy preocupante. Solamente el 30% de los estadounidenses que fueron educados en la fe católica continúan “practicando”; es decir, van a Misa por lo menos una vez al mes. Menos de la mitad de estos van a Misa cada fin de semana. Otro 38% conservan su identidad católica, pero casi nunca o nunca van a Misa. El 32% restante, es decir, casi una tercera parte de todos los adultos que fueron educados en la fe católica, ya no se consideran católicos: 3% forman parte de una religión no cristiana; 14% se consideran sin afiliación y 15% forman parte de la tradición protestante.8

Cuando tratemos de seguir los pasos de los antiguos católicos, debemos recordar que existen diferencias importantes entre las ramas principales del cristianismo protestante, sobre todo entre el protestantismo evangélico y el protestantismo tradicional. Esta distinción es importante, ya que la mayoría de los católicos que ingresan al mundo protestante se vuelven evangélicos.

Las iglesias de la tradición evangélica protestante comparten ciertas creencias religiosas (como la convicción de que la aceptación personal de Jesucristo es el único camino para obtener la salvación), costumbres (como el énfasis en atraer a otras personas a su fe) y orígenes (incluyendo movimientos separatistas entre instituciones religiosas establecidas). Por otro lado, las iglesias protestantes tradicionales comparten otras doctrinas (como una visión menos exclusivista de la salvación), costumbres (como un énfasis en la reforma social) y orígenes (como instituciones religiosas arraigadas).9

El significado de esta fluidez religiosa para la Iglesia Católica en los Estados Unidos es sorprendente. El 10% de todos los adultos en los Estados Unidos son antiguos católicos, mientras que el 2.6% son personas que se han convertido. En otras palabras, solamente han ingresado a la Iglesia Católica una cuarta parte del número de personas que la han abandonado. La transfusión de nuevos miembros hacia la Iglesia llega como un goteo constante, mientras que los que se alejan lo hacen como una hemorragia incontrolable. Últimamente, hasta ese goteo se ha vuelto más débil. Entre los años 2000 y 2009, el número de adultos que se unieron al catolicismo disminuyó en un 35%.10

VIENEN Y VAN

Adultos católicos en los E.E.U.U.

• 2.6% se han unido al catolicismo

— 178,533 adultos se unieron en el año 2000

— 115,194 adultos se unieron en el año 2009

• 10.1% han dejado el catolicismo

Adultos protestantes en los E.E.U.U.

• 8.4% se han unido al protestantismo

• 11% han dejado el protestantismo

Adultos “sin afiliación” o “ninguna” en los E.E.U.U.

• 12.7% se han unido a la “Tierra de Ninguna”

• 3.9% han dejado la “Tierra de Ninguna”

El flujo de estadounidenses hacia el protestantismo, en general, es más de tres veces mayor que el movimiento hacia el catolicismo. Casi cinco veces el número de personas que entra a la Iglesia Católica se convierten en personas “sin afiliación”. El único grupo religioso en los Estados Unidos que tiene un ritmo de crecimiento similar al de las “ningunas” es el de evangélicos sin denominación.

Hay un viejo dicho que captura de manera realista la situación que vivimos los católicos: Dios no tiene nietos. Los protestantes, sobre todo los evangélicos, son muy sensibles a la movilidad espiritual de los estadounidenses y constantemente buscan maneras para llegar hasta ellos. Una de las convicciones más arraigadas de la cultura evangélica es que cada persona, sin importar si ha sido educada en la tradición cristiana o no, tiene que tomar una decisión personal sobre si desea vivir como discípulo de Jesucristo. Por lo tanto, no debería sorprendernos que 49% de los adultos estadounidenses que ahora son evangélicos fueran educados fuera del evangelicalismo y 18% fuera del protestantismo en general.

CONVERSIÓN E IDENTIDAD RELIGIOSA EN LOS E.E.U.U.

Converso Educado en la fe
Católico 11% 89%
Judío 15% 85%
Ortodoxo 23% 77%
Mormón 26% 74%
Musulmán 40% 60%
Evangélico 49% 51%
Budista 73% 27%
Sin afiliación 79% 21%

Por el contrario, la práctica pastoral católica todavía asume que la identidad religiosa por lo general se hereda y que permanece estable durante la vida de una persona. Tan firme es nuestra idea de que el catolicismo es una “fe en la que una persona nace” que muchos católicos se sorprenden cuando descubren que millones de sus hermanos y hermanas en realidad son conversos. Lo que hemos considerado como la norma en realidad es el extremo de la curva de Gauss. El catolicismo tiene el segundo porcentaje más alto de miembros “por nacimiento” de todas las afiliaciones religiosas en los Estados Unidos. Todas las otras religiones, con excepción del hinduismo, tienen un porcentaje más alto de conversos, incluyendo el judaísmo, la ortodoxia, el islamismo, el protestantismo tradicional y el budismo.

Hacia dónde van

¿A dónde se van los católicos cuando dejan la Iglesia? Hay principalmente dos caminos que la mayoría toma. El 15% de las personas que con el tiempo se convierten en protestantes (Camino A) — que incluye al 9% que se unen a comunidades evangélicas — tienen diferentes razones para alejarse que el 14% que se convierten en “ninguna” o “sin afiliación” (Camino B).

Los católicos que se vuelven protestantes dicen que la razón más importante por la que lo hacen es porque “no sentían que el catolicismo satisfacía sus necesidades espirituales”. Curiosamente, tanto los protestantes de nacimiento que se unen a otro tipo de denominación protestante, como las “ningunas” que crecieron sin educación religiosa pero que se unieron a una fe como adultos, también respondieron en la encuesta de Pew que esta era la razón principal por la que se cambiaban de afiliación religiosa. Por lo tanto, los tres grupos comparten la misma motivación para iniciar su recorrido espiritual: “mis necesidades espirituales no están siendo satisfechas”.

PROTESTANTE CONVERSO: POR QUÉ DEJÉ EL CATOLICISMO

• 71%“La Iglesia Católica no satisfacía mis necesidades espirituales”
• 70%“Encontré una religión que me gustó más”
• 21%Escándalo por abusos sexuales
• 3%Separación o divorcio

PROTESTANTE CONVERSO: POR QUÉ ME UNÍ A LA FE PROTESTANTE

• 81%Disfrutan los servicios y cultos de adoración
• 62%Sintieron el llamado de Dios

“Camino A”: Convertirse al protestantismo

Los católicos que se han convertido al protestantismo dijeron que la razón principal que tuvieron para dejar la Iglesia es que esta “no satisfacía sus necesidades espirituales”. Los católicos que se convirtieron al protestantismo evangélico mencionan esta razón con mayor frecuencia (78%). La segunda razón más importante por la que dejaron el catolicismo es que “encontraron una religión que les gustó más”. Muy pocos católicos convertidos al protestantismo se alejaron debido al divorcio o separación. Y aunque un 21% de los encuestados dijeron que dejaron la Iglesia debido al escándalo de abuso por parte del clero, esta razón ocupa un tercer lugar muy distante de las primeras dos.

Hablando de ese tema, un estudio muy interesante realizado por el Dr. Daniel Hungerman de la Universidad de Notre Dame reveló que, como resultado de ese escándalo sexual, 2 millones de católicos dejaron la Iglesia (aproximadamente un 3%) y que 3 billones de dólares se destinaron a causas no católicas. Las congregaciones bautistas fueron las más beneficiadas ya que obtuvieron la mayoría de las ganancias, tanto de miembros como de recursos económicos.11 El 23% de los 2 millones de católicos que dejaron la Iglesia se unieron a congregaciones protestantes no tradicionales y el 51% pasaron a ser personas “sin afiliación”. Solamente el 2% se volvieron episcopales.12

Ya hablamos de las razones por las que estas personas decidieron dejar la Iglesia Católica. Cuando les preguntamos por qué se unieron a la fe protestante, la mayoría respondió que disfrutan más los servicios y el culto de adoración en sus nuevas congregaciones. El 62% de las personas que se volvieron protestantes y 74% de las que se unieron a la tradición evangélica dijeron que “sintieron el llamado de Dios”; esta respuesta es exasperante y difícil de creer para los católicos.

Sin importar lo frustrante que nos resulte como católicos escuchar una respuesta como esta, es de vital importancia que escuchemos cuidadosamente cuando las personas en búsqueda de identidad espiritual nos expliquen las razones que tuvieron para cambiar de afiliación religiosa. Es muy fácil proyectar nuestras convicciones teológicas y eclesiásticas en personas que actúan motivadas por cuestiones y preocupaciones completamente diferentes a las nuestras. He conocido a muchos católicos inteligentes que con frecuencia se refieren al culto evangélico como “puro entretenimiento” y que no comprenden lo que ha motivado a millones de sus hermanos y hermanas que antes formaban parte de la Iglesia Católica a aceptar ese estilo de culto.

Recientemente trabajé con un grupo de párrocos y líderes pastorales durante un taller diocesano de evangelización. Yo les hacía esta pregunta: “¿Cuál es la razón por la que los católicos dejan nuestra Iglesia?”. Recibí una gran cantidad de respuestas que me parecieron familiares: algunas personas no estaban de acuerdo con algunas enseñanzas de la Iglesia, dejaron de creer, buscaban un sentido de comunidad, tenían el deseo de recibir “alimento”, etc. Luego, una mujer dijo, “los servicios de las mega-iglesias evangélicas son un espectáculo. Estas personas solamente buscan eso, el espectáculo”, y muchos de los presentes asintieron con la cabeza.

Así es que le pregunté, “¿Esas son las palabras que utilizan las personas que conoces y que han dejado la Iglesia Católica? ¿Ellas te han dicho que les gusta el espectáculo? Nuestro objetivo es comprender lo que motiva a un católico a dejar la Iglesia, así es que debemos escuchar el lenguaje que utilizan”.

La mujer me miró confundida, por lo que repetí mi pregunta a todo el grupo: “¿Han escuchado a un antiguo católico decir que decidió unirse a una iglesia evangélica porque le gusta el ‘espectáculo’?”. Poco a poco comenzamos a comprender la verdad. La tesis del “espectáculo” refleja nuestros juicios sobre lo que asumimos que ha motivado a las personas que dejan la Iglesia Católica para unirse a una comunidad evangélica. Sin embargo, ninguno de nosotros había escuchado a un antiguo católico utilizar ese tipo de lenguaje. Definitivamente ningún antiguo católico que yo he conocido en el mundo evangélico me ha dicho que su motivación para dejar de asistir a Misa fue porque deseaba asistir a una iglesia que le permitiera ser parte de un “espectáculo”. De hecho, hay una gran diferencia entre la razón principal por la que los católicos se unen a la fe evangélica (que normalmente es “nunca conocí a Jesús de manera viva en la Iglesia Católica”) y los juicios infundados que muchos líderes pastorales católicos emiten sobre las razones por las que estas personas abandonan la fe de su infancia.

“Camino B”: Convertirse en una “ninguna”

A diferencia de aquellos que se unen a algún grupo protestante, los antiguos católicos que ahora no pertenecen a ninguna afiliación (los que tomaron el Camino B), con mayor frecuencia dicen que simplemente se distanciaron de la Iglesia. Todos conocemos a personas católicas que no aceptan o no creen en todas las enseñanzas de la Iglesia, pero que aun así practican su fe. Sin embargo, para aquellos que dejan la Iglesia para irse a la “Tierra de Ningunas”, la incredulidad se convierte en un motivador poderoso para dejar la cristiandad por completo.

PERSONA SIN AFILIACIÓN: POR QUÉ DEJÉ EL CATOLICISMO

(Muchas personas dieron más de una respuesta).

• 71%“Poco a poco me fui distanciando”.
• 65%“Dejé de creer en las enseñanzas de la Iglesia”.
• 27%Escándalo por abusos sexuales
• 3%Separación o divorcio

PERSONA SIN AFILIACIÓN: POR QUÉ ME CONVERTÍ EN UNA “NINGUNA”

• 42%No creen en Dios/enseñanzas de la Iglesia
• 33%No han encontrado la religión correcta

La mayoría de las “ningunas”, es decir, aquellos que no tienen una afiliación religiosa, dijeron que dejaron de creer ciertas enseñanzas de la Iglesia, incluyendo las que se refieren al aborto, la homosexualidad, el control de la natalidad, el divorcio y la posibilidad de volver a contraer matrimonio. En contraste, estas razones no fueron las que motivaron a la mayoría de los católicos que se convirtieron al protestantismo (Camino A). Por ejemplo, solamente el 16% de estos dijo que no estaba de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia sobre el control de la natalidad.

Menos de la tercera parte de los católicos que se convirtieron en “ningunas” dijeron que su fe era muy sólida durante su infancia. Cuando se les preguntó la razón por la que decidieron dejar de estar afiliados con un grupo religioso, 42% respondieron que “simplemente no creen en Dios y en la mayoría de las enseñanzas de la Iglesia”. Sin embargo, una tercera parte de ellos dejó muy claro que su itinerario espiritual no había finalizado y que “no han encontrado la religión correcta”.

Los problemas de los católicos que se alejan de la Iglesia y permanecen sin afiliación religiosa son problemas que muchos católicos reconocen y que debaten constantemente. Muchos católicos creen firmemente que las enseñanzas de la Iglesia sobre la homosexualidad y el control de la natalidad están relacionadas con el éxodo y que se debe hacer algo al respecto. Lo que es sorprendente es que las razones para dejar el catolicismo del 15% que terminan por convertirse al protestantismo (y que siguen siendo cristianos) son más difíciles de comprender para los católicos.

Los adultos jóvenes y el cambio de religión

Desde hace mucho tiempo, el cambio de religión sucede en los primeros años de la edad adulta. Los católicos que se alejan de la Iglesia lo hacen a temprana edad, sobre todo en la actualidad. Casi la mitad de las personas que nacieron en la Iglesia Católica y que se convierten en “ningunas” dejan la fe antes de los 18 años. Casi el 80% de estas personas se alejan antes de los 18 y el 71% lo hacen poco después de cumplir 20 años.

SE ALEJAN A TEMPRANA EDAD

Católicos que se convirtieron en personas “sin afiliación”

• 79% dejaron el catolicismo antes de los 23 años

— 48% se alejaron antes de los 18 años

— 71% se convirtieron en personas “sin afiliación”antes de los 23 años

Católicos que se convirtieron al protestantismo

• 66% dejaron el catolicismo antes de los 23 años

— 39% se volvieron protestantes antes de los 23 años

— 41% se volvieron protestantes antes de los 35 años

— 60% se volvieron evangélicos

En contraste, los católicos que se unen al protestantismo lo hacen a un ritmo más lento. Aun así, dos terceras partes de ellos dejan la Iglesia Católica antes de los veintitrés años. Con frecuencia, pasan varios años en una transición espiritual antes de adoptar la fe protestante cerca de los 30 años. Solo el 39% se convierte al protestantismo antes de los 23 años y 41% lo hace antes de los 35 años. La mayoría se une a las iglesias evangélicas. Es posible que los católicos que se convierten al protestantismo lo hagan más lentamente porque la mayoría de ellos se embarcan en una búsqueda espiritual personal.

Cuando lo que funcionaba en el pasado deja de functionar

Desde los siglos XVI y XVII, la estrategia que la Iglesia Católica ha utilizado para retener a sus miembros ha sido (a) la catequesis durante la infancia y (b) la iniciación sacramental. Hace cuatrocientos años, la Confraternidad de la Doctrina Cristiana (CCD por sus siglas en inglés) y el sistema de las escuelas católicas eran la respuesta vanguardista para afrontar la crisis de la Reforma Protestante. Dar a cada uno de los niños que eran miembros de la Iglesia un fundamento católico sólido era una visión extraordinaria que nadie había intentado anteriormente. Este esfuerzo estaba influenciado por un optimismo renacentista sobre el poder de la educación. La premisa era que si la identidad religiosa se adquiría y se alimentaba durante la infancia, iba a perdurar para toda la vida. El lema de los jesuitas decía: “Dame un niño de hasta siete años y te devolveré un hombre”.

Pero la evidencia sugiere que lo que funcionaba en el siglo XVII ya no funciona en el siglo XXI.

Los investigadores de Pew descubrieron que asistir a la Confraternidad de la Doctrina Cristiana no era un factor que determinaba si un adolescente católico estadounidense permanecía en la Iglesia Católica, se convertía al protestantismo o dejaba el cristianismo para convertirse en una persona “sin afiliación”.



Como podemos apreciar en la tabla anterior, el mejor predictor de la asistencia de los adultos a los servicios religiosos es tener una fe sólida durante la edad adulta. El incremento tan drástico en la asistencia de católicos que se han convertido al protestantismo tiene sentido debido al crecimiento tan importante en la fe entre su adolescencia (22%) y edad adulta (71%). El camino espiritual del adulto (que se construye sobre su experiencia como niño y adolescente) es el que resulta en una fe duradera y una participación religiosa activa y constante. Ciertamente, una de las mayores ironías de la situación tan difícil por la que atraviesa la Iglesia Católica es la siguiente: En el siglo XXI, la mejor garantía para que un estadounidense que creció siendo católico asista a la Iglesia en la edad adulta es convertirse al protestantismo.

La asistencia semanal a la Iglesia de las personas que continúan siendo católicas disminuye considerablemente en la edad adulta. La mayoría de aquellos que dejarán de tener una afiliación asisten a Misa en su niñez, pero su fe personal se reduce a niveles muy bajos en la adolescencia y nunca se recupera.

¿Y los sacramentos no los traerán de vuelta?

Nuestra práctica pastoral todavía se basa en la premisa de que, aunque la mayoría de los adolescentes católicos desaparecen después de recibir la Confirmación, volverán a la Iglesia cuando estén listos para casarse y sobre todo cuando tengan hijos. El problema con este paradigma es que las tasas de matrimonios católicos se están cayendo en picado. Entre el 1972 y el 2010, el número de matrimonios celebrados en la Iglesia disminuyó drásticamente en casi un 60%, mientras que el número de católicos se incrementó casi 17 millones.13

MATRIMONIO CATÓLICO

1972:415,487 católicos contrajeron matrimonio8.6 matrimonios/1,000 católicos79% adultos católicos contrajeron matrimonio69% adultos jóvenes católicos contrajeron matrimonio
2010:168,400 católicos contrajeron matrimonio2.6 matrimonios/1,000 católicos53% adultos católicos contrajeron matrimonio38% adultos jóvenes católicos contrajeron matrimonio14

Hay muchos factores en juego. En la actualidad, un porcentaje mucho menor de católicos decide casarse. El porcentaje de católicos que dijeron que estaban casados disminuyó en un 26% entre el 1972 y el 2010. Entre los adultos jóvenes (de 18 a 40 años), el porcentaje de católicos casados disminuyó en más de un 30% durante el mismo período de tiempo.15 Según la encuesta “El Matrimonio en la Iglesia Católica”, llevada a cabo en el 2007 por el Centro de Investigación Aplicada al Apostolado (CARA por sus siglas en inglés)16, 24% de los católicos encuestados que nunca habían estado casados dijeron que era muy poco probable que contrajeran matrimonio en el futuro. Además, los católicos jóvenes que continúan contrayendo matrimonio no siempre lo hacen dentro de la Iglesia. El 40% de los católicos casados que pertenecen a la Generación X y a la Generación Milenio no contrajeron matrimonio en la Iglesia Católica.17

La reducción de 35% en los adultos que se unen a la Iglesia mediante el Rito de Iniciación Cristiana para Adultos (RCIA por sus siglas en inglés) desde el año 2000 probablemente se debe a la reducción tan drástica en el número de matrimonios católicos. El RICA es esencialmente un proyecto para adultos jóvenes. Un 48% de los adultos que ingresan a la Iglesia Católica mediante el RICA lo hacen antes de los 29 años y 64% lo hacen antes de los 39 años.18 Según un estudio sobre el RICA llevado a cabo por los obispos estadounidenses, la mayoría de las personas que cursaban el programa de RICA eran adultos jóvenes de alrededor de 30 años y lo hacían por razones familiares. La mayoría de ellos tenían un cónyuge católico o planeaban contraer matrimonio con un católico.19 Sin embargo, si cada día menos adultos jóvenes católicos se casan o planean casarse, habrá menos cónyuges y personas comprometidas en matrimonio que ingresen a la Iglesia.

De cualquier modo, el número de adultos jóvenes católicos que practican su fe también ha disminuido. En el estudio sobre el matrimonio realizado en el 2007, CARA publicó unas cifras alarmantes sobre la asistencia a la Misa.

ASISTENCIA A MISA DOMINICAL, 2007

Generaciones
Generación Silenciosa +65 años 45%
Generación “Baby Boomer” 47-64 años 20%
Generación X 26-46 años 13%
Generación Milenio 18-25 años 10%20

Pensemos por un momento en el significado de estas cifras. Más del 50% de los adultos católicos son actualmente parte de la Generación X o de la Generación Milenio, y ese porcentaje seguirá creciendo.

Ambos grupos están a punto de llegar a cifras de un dígito en lo que se refiere a la asistencia semanal a Misa. Si los jóvenes católicos no asisten a Misa ni contraen matrimonio dentro de la Iglesia, ¿por qué habrían de preocuparse por educar a sus hijos en la fe? No podemos seguir confiando en la transmisión de la fe de generación en generación ni en la presión cultural o familiar para traer a la mayoría de los católicos de regreso a la Iglesia.

Si esta tendencia no cambia, dentro de diez años dejará de importar si tenemos una escasez de sacerdotes. La generación silenciosa ya habrá desaparecido en su mayoría, los Baby Boomers estarán jubilados y nuestras instituciones — parroquias y escuelas — estarán vaciándose a un paso alarmante. La práctica de los Sacramentos se desplomará a un ritmo peor que durante la era post-Vaticano II y el apoyo financiero a la Iglesia desaparecerá como el portafolio de inversiones de Bernie Madoff. Hablemos claro: En el siglo XXI, el catolicismo cultural ha dejado de existir como una estrategia de retención porque Dios no tiene nietos. En el siglo XXI, tenemos que promover el catolicismo intencional en lugar del catolicismo cultural.

El cambio de religión: no es exclusivo de los Anglosajones

La misma dinámica que afecta a la comunidad católica general también se hace evidente entre los hispanos. Según el Censo del 2010 de los Estados Unidos, hay 50.5 millones de hispanos en este país.21 El estudio realizado en el 2007 por el Foro Pew sobre la fe religiosa de los hispano-americanos reveló que 68% de los adultos hispanos se identifican a sí mismos como católicos, 8% dicen no tienen afiliación religiosa, y 1% no son cristianos.22 El resto pertenecen a otras denominaciones cristianas. La “Encuesta Estadounidense sobre Identificación Religiosa” reveló que, cuando se toma en cuenta solamente a los 31 millones de hispanos adultos, el número de católicos ha disminuido a un 60% y el porcentaje de personas hispanas sin afiliación es de un 12%.23 Aunque los números son ligeramente diferentes, la trayectoria de todos los estudios sobre la fe de los hispanos en general es la misma.

LOS HISPANOS Y LA FE, 2007

68%católicos
15%protestantes evangélicos
8%sin afiliación
5%protestantes tradicionales
3%testigos de Jehová/mormones
1%no cristianos

Según los encuestadores de Pew, el 13% de los hispanos se han convertido del catolicismo a otra denominación. Para colmo, el 21% de los hispanos que todavía son católicos contestaron que estaban abiertos a cambiar de religión y 5% no sabían o se negaron a contestar la pregunta. Es probable que muchos de ellos estén pasando por el período de insatisfacción y lucha que antecede la partida de la Iglesia Católica. Para los adultos jóvenes hispanos, la identidad religiosa también es cada día más cambiante. Una encuesta realizada en el 2010 por la Prensa Asociada-Univisión reveló que solamente el 55% de los jóvenes hispanos de 18 a 29 años de edad dijeron ser católicos.24

Es interesante descubrir que los hispanos que se convierten a otra denominación cristiana lo hacen por las mismas razones que los católicos estadounidenses, pero a un grado aún mayor. El 83% de los hispanos que dejan la Iglesia Católica se convierten a cualquier otra denominación cristiana y 90% de los hispanos convertidos al evangelicalismo dicen que lo hicieron porque buscaban una relación más cercana y personal con Dios. Esta preocupación tan seria por tener una relación personal con Dios tiene sentido si tomamos en cuenta que la mayoría de los hispanos católicos y los hispanos protestantes tienen una espiritualidad carismática.

La liturgia es un factor importante para muchas personas al tomar la decisión de quedarse en la Iglesia Católica o abandonarla. El 61% de los hispanos que abandonan el catolicismo dicen que la liturgia no es “dinámica y emocionante”, aunque nunca se ha definido lo que esto significa. Un 36% de los católicos hispanos que se convierten al protestantismo dicen que la liturgia fue un factor importante por el que decidieron volverse protestantes. Por otro lado, 71% de los hispanos que deciden permanecer en la Iglesia Católica dicen que para ellos la liturgia es “dinámica y emocionante”.

Otro factor que contribuye al cambio de identidad religiosa de los hispanos es su asimilación a la cultura de la mayoría. Los hispanos tienen más probabilidades de dejar la Iglesia Católica si han nacido en los Estados Unidos. De la misma manera, si el inglés es su idioma dominante, tienen el doble de probabilidades de no ser católicos. Si estos hispanos son de la segunda o tercera generación que ha residido en los Estados Unidos, lo más probable es que se conviertan al protestantismo o dejen la Iglesia Católica.

Multitudes en el valle de la decisión

Detrás de la cruda realidad que hemos estado analizando, se encuentran diversas oportunidades que nos sorprenden y nos llenan de esperanza. Por ejemplo, la “Encuesta sobre el Panorama Religioso en los Estados Unidos” reveló que la mayoría de los adultos estadounidenses que abandonan la fe de su infancia lo hacen de manera gradual y no de un día para otro. Esto sucede también con las personas que se alejan de la Iglesia Católica. Muy pocas personas se despiertan por la mañana y deciden, “Creo que hoy me voy a convertir en bautista”. La evidencia muestra que la gente se siente insatisfecha y considera la idea de dejar su fe por un par de años antes de tomar el primer paso, y que la mayoría pasa por dos o tres cambios de religión antes de establecerse en su nuevo hogar espiritual. La mayoría de las personas tienen sentimientos encontrados cuando consideran abandonar la fe de su infancia; no saben si deben dejarla y no están seguros de a dónde deben ir una vez que lo hagan. En otras palabras, para la mayoría de las personas, los cambios de religión son un camino y una búsqueda, no simplemente un abandono instantáneo de sus creencias.

La realidad es que en este preciso momento, millones de estadounidenses, incluyendo muchos antiguos católicos, están abiertos a abrazar la fe de Jesucristo y su Iglesia. Pensemos en aquellos que sabemos que están buscando activamente o que por lo menos están explorando sus alternativas espirituales:

• Aquellos que crecieron fuera de la fe y que están analizando sus opciones.

• Aquellos que dejaron la fe de su infancia pero que “no han encontrado la religión correcta”.

• Los millones de personas “sin afiliación religiosa” que saben que la religión es importante, que oran diariamente y que entran y salen de nuestras parroquias.

• Los católicos que se han alejado de la Iglesia pero que aún no se han unido a otra congregación religiosa y continúan en la búsqueda.

• Católicos insatisfechos que no han dejado la Iglesia pero que lo están considerando.

Estas personas están buscando activamente. Nuestra labor es llegar a ellos deliberada e intencionalmente para ayudarlos a encontrar la perla de gran valor.

Todo se reduce a una relación

Cuando los encuestadores de Pew hicieron una serie de preguntas a los adultos estadounidenses sobre el tipo de Dios en el que creían, surgió un patrón alarmante: Casi una tercera parte de las personas que se identificaron como católicos creen en un Dios impersonal.

Yo siempre había creído ingenuamente que cuando la gente decía que creía en Dios, estaba hablando de un Dios personal. ¿Qué otro tipo de Dios existe? Pues bien, solamente el 60% de los católicos creen en un Dios personal. Un 29% dijo que Dios es una “fuerza impersonal”. El 8% respondió que Dios era “otro” o “ambos” (persona e impersonal) y el 1% no creía en Dios.

Es particularmente preocupante descubrir que cuando los encuestadores de Pew hicieron la pregunta, “¿Qué se asemeja más a su idea sobre Dios: Dios es una persona con la quien se puede tener una relación o Dios es una fuerza impersonal?”, solamente un 48% de los católicos encuestados respondieron que estaban absolutamente seguros de que el Dios en el que creían era un Dios con el que podían tener una relación personal.

Por lo tanto, está claro que si alguien dice tener una identidad católica, no necesariamente quiere decir que esta persona cree en el Dios que se encuentra en el centro del catolicismo. ¿Cómo puede tener sentido nuestra fe para millones de católicos cuando la piedra angular —la creencia en un Dios personal que nos ama— simplemente no existe?

Encontré algo en los resultados de Pew que me hizo detenerme y reflexionar: para los católicos más jóvenes, el nivel de asistencia a los servicios religiosos está directamente relacionado con la certeza de que es posible tener una relación personal con Dios. Esto no ocurre con los católicos mayores, aquellos que tienen más de 69 años de edad. El 62% de la generación de mayor edad asisten a Misa, pero solo el 57% de ellos están seguros de que pueden tener una relación con Dios.

Tal y como el reporte de Pew lo afirma: los católicos tienen la mayor “brecha generacional” en comparación con cualquier otra comunidad religiosa en los Estados Unidos. El 62% de los católicos mayores de sesenta y cinco años de edad dijeron en el 2008 que asistían a Misa semanalmente, mientras que sólo el 34% de los jóvenes que pertenecen a la Generación Milenio lo hacían. Para los católicos más jóvenes que alcanzaron la mayoría de edad después de que el tsunami cultural de la postmodernidad arrasó el occidente en los años sesentas, el porcentaje de aquellos que asisten a Misa es menor que el porcentaje de los que tienen la certeza de que es posible tener una relación personal con Dios.

Relación personal con Dios y la Misa Asistencia
Todos: 48% 42%
Hombres: 43% 36%
Mujeres: 53% 45%
18-29 años: 40% 34%
30-49 años: 46% 36%
50-64 años: 54% 42%

Esta tendencia está presente en los tres grupos y en ambos géneros. Entre más joven es el grupo, más bajo es el número de personas que están seguras de que Dios es un Dios personal y que asisten a Misa semanalmente. Solamente un 40% de los católicos encuestados de entre 18 y 29 años dijeron estar seguros de que es posible tener una relación personal con Dios y sólo el 34% de ellos asisten a Misa semanalmente.

La misma correlación entre la certeza de que es posible tener una relación personal con Dios y la asistencia a la Iglesia parece estar presente fuera de la Iglesia Católica. El 73% de todos los evangélicos están convencidos de que es posible tener una relación personal con Dios y la asistencia semanal a sus servicios religiosos refleja esa certeza. Por ejemplo, el 71% de los evangélicos de la Generación Milenio creen que es posible tener una relación personal con Dios y 54% de ellos asisten a la iglesia semanalmente. La diferencia en los índices de asistencia a la iglesia evangélica entre los adultos de más de 65 años de edad (65%) y los jóvenes de alrededor de 20 años (54%) es menos de la tercera parte de la diferencia que encontramos entre estos dos grupos de católicos.

¿Cómo nos deja todo esto? Sin duda, uno de los desafíos más importantes que la Iglesia enfrenta es este: La mayoría de los adultos católicos ni siquiera tienen la certeza de que es posible tener una relación personal con Dios. En resumen, la realidad estadística confirma este pasaje profético de la exhortación apostólica del Papa Juan Pablo II Catechesi Tradendae (Sobre la Catequesis en Nuestro Tiempo): es posible que los católicos bautizados vivan “sin tener todavía adhesión alguna explícita y personal a Jesucristo, sino solamente la capacidad de creer puesta en ellos por el bautismo y la presencia del Espíritu Santo”.25

Vivimos en tiempos de grandes desafíos y de grandes oportunidades. Millones de adultos estadounidenses están en búsqueda de una identidad religiosa y están potencialmente abiertos a la fe católica. Asimismo, un gran número de personas que se dicen católicas ni siquiera están seguras de que sea posible tener una relación personal con Dios y esto se ve reflejado en sus acciones. La mayoría de los católicos en los Estados Unidos están sacramentalizados, pero no están evangelizados. No saben que tener una adhesión explícita y personal con Cristo es parte fundamental del catolicismo, tal y como lo enseñaron los apóstoles y lo han reiterado una y otra vez los papas, los concilios y los santos de la Iglesia.

Hace algunos años estaba desayunando con un promotor vocacional arquidiocesano. Impulsivamente le pregunté, “¿Qué porcentaje de los hombres con los que trabajas —hombres que consideran un posible llamado al sacerdocio— ya son discípulos de Cristo?”.

Su respuesta fue inmediata: “Ninguno”.

“¿A qué crees que se deba esto?”.

Él fue muy claro: “No saben cómo. Nadie les ha hablado sobre eso”.

¿Cómo puede un hombre discernir su llamado al sacerdocio si todavía no experimenta la relación que está en el núcleo de la fe? ¿Cómo pueden los hombres y mujeres que forman parte de su rebaño cumplir el llamado de San Pablo de “ir creciendo cada vez más para alcanzar a aquel que es la cabeza, Cristo” (Efesios 4, 15), si ni él ni ellos creen que tener una relación personal con Jesucristo en el corazón de su Iglesia es parte fundamental de la vida católica?

Para reflexionar sobre las numerosas preguntas y tendencias que se presentaron en este capítulo, debemos explorar lo que significa ser un discípulo de Jesucristo en el corazón de su Iglesia.

___________

1 G. K. Chesterton, La Inocencia del Padre Brown. (Ediciones Encuentro, 1995)

2 Todd M. Johnson, Kenneth R. Ross, eds., Atlas of Global Christianity: 1910–2010 (Edinburgh, Scotland: Edinburgh University Press, 2009), p. 61.

3 “Presentación del Anuario Pontificio 2012”, Oficina de Prensa de la Santa Sede: Vatican Information Service, 12 de marzo del 2012 (http://visnews-es.blogspot.com/2012_03_12_archive.html)

4 Johnson y Ross, Atlas of Global Christianity: 1910–2010, p. 61.

5 Ibíd.

6 Foro sobre religión y vida pública del Pew Research Center, “Encuesta sobre el Panorama Religioso en los E.E.U.U.”, 2008 (http://religions.pewforum.org/). Dos encuestas realizadas para el Foro sobre religión y vida pública del Pew Research Center se utilizan como referencia en esta obra para analizar la vida religiosa en los Estados Unidos. Estas encuestas son (1) “U.S. Religious Landscape Survey,” (Panorama Religioso en los E.E.U.U.) realizada en el 2007 y publicada en el 2008 y (2) “Faith in Flux”, realizada en el 2008 y publicada en el 2009. La autora ha realizado el análisis de la información.

7 www.robinofberkeley.com/2010/09/01/power-to-the-conservative-people/

8 La autora extrapoló estas cifras para incluir a todos los adultos que han sido católicos en algún momento de su vida y no solamente a los que aseguran tener una identidad católica en la actualidad. Esto incluye al 10% de los adultos estadounidenses que son antiguos católicos.

9 Pew, “Encuesta sobre el Panorama Religioso en los E.E.U.U.,” 2008

10 Conferencia de Obispos Católicos en los Estados Unidos (USCCB por sus siglas en inglés), The Catholic Church in the United States at a Glance, 2009.

11 “Catholic Sex-Abuse Crisis Boon for Baptists, Economist Dan Hungerman Shows,” Universidad de Notre Dame, College of Arts & Letters News, 11 de noviembre del 2011 (al.nd.edu/news/27380-catholic-sex-abuse-crisis-boon-for-baptists-new-research-shows/).

12 Motoko Rich, “Affiliation Before and After Scandal,” New York Times, 14 de noviembre del 2011.

13 Mark Gray, “Exclusive Analysis: National Catholic Marriage Rate Plummets,” Our Sunday Visitor, 26 de junio del 2011.

14 Ibíd.

15 Ibíd.

16 Mark M. Gray, Ph.D., Paul M. Perl, Ph.D., Tricia C. Bruce, Ph.D., Marriage in the Catholic Church, Center for Applied Research in the Apostolate (CARA), 2007, p. 106.

17 Ibíd.

18 Mark M. Gray, Ph.D., and Paul M. Perl, Ph.D., Sacraments Today: Belief and Practice Among U.S. Catholics, Center for Applied Research in the Apostolate (CARA), 2008, p. 25.

19 United States Conference of Catholic Bishops (USCCB), Journey to the Fullness of Life, Executive Summary, 2000.

20 CARA, El Matrimonio en la Iglesia Católica, 2007, p. 31. CARA ha adoptado un método de investigación que elimina la distorsión que sucede cuando la persona encuestada trata de aparentar algo que en realidad no es a los ojos del entrevistador. Cuando se realiza el conteo, las estadísticas de asistencia pueden ser hasta la mitad de lo que las personas encuestadas reportan. Esta es la razón por la que las cifras de asistencia a Misa que CARA presenta son menores a las que el Foro Pew recopiló; sin embargo, ambas muestran la misma trayectoria.

21 “Census Data Shows Hispanic Boom”, The Christian Science Monitor, 24 de marzo del 2011.

22 A menos que se especifique lo contrario, la información sobre los latinos y la vida americana ha sido obtenida de la encuesta “Changing Faiths: Latinos and the Transformation of American Religion,” realizada por el Centro Hispano Pew en el año 2006 y publicada en el 2007. Esta encuesta se realizó en conjunto con el Foro sobre la Religión y la Vida Pública del Centro de Investigaciones Pew. El análisis ha sido realizado por la autora de esta obra.

23 U.S. Latino Religious Identification 1990-2008: Growth, Diversity & Transformation, “Encuesta Estadounidense sobre Identificación Religiosa,” 2008.

24 “Encuesta: Young Hispanics Less Likely to Be Catholic,” USA Today, 10 de agosto del 2010.

25 Papa Juan Pablo II, Catechesi Tradendae (Sobre la Catequesis en Nuestro Tiempo), 19 (http://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_exhortations/documents/hf_jp-ii_exh_16101979_catechesitradendae.html).

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