Читать книгу Escribir en 21 días - Silvia Adela Kohan - Страница 12

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El estilo es la expresión de tu personalidad. Deja que asome tu propia voz sin interferencias. Abandona el pudor. Escribe lo que sientes y siente lo que escribes. Escribe por compulsión y créete lo que inventas.

De hecho, es un entrenamiento en un tiempo pautado para escribir un texto libre: frente a la tiranía del tiempo, la libertad del texto.

Concebí este libro con varios propósitos generales:

• que fuera un libro novedoso y rompedor, tanto por las citas como por la práctica;

• que en pocos días te permita dar con tu voz propia y «ver el libro en su conjunto»;

• que funcione como un amplificador de tus emociones y de tus decisiones y actos, y

• que te resulte una experiencia inesperada, por momentos insólita, siempre estimulante.

Más concretamente, en cuanto a la creación literaria, el objetivo es que escribas una buena novela y experimentes «lo impredecible» como escritor. De ese modo también se lo harás experimentar al lector.

Desde el punto de vista personal, este método te permitirá:

• reunir un material proveniente de tu zona emocional;

• reconocer la energía creativa que hay en ti, acotarla y dejar de compararte con los demás;

• en consecuencia, cambiar tu actitud frente al texto y frente a la vida;

• trazar los posibles caminos y reconocer el valor de lo inesperado, y

• sacar a la luz tu voz propia.

Debes conquistar al escritor o la escritora que llevas dentro. Gracias al tiempo límite de 7 minutos, cuando eliges un tema, olvidas lo que otros dijeron sobre este, conectas con tu interior (tu forma particular de pensar, tus deseos, tus inquietudes), que es el filtro por el que debe pasar el material.

Y, por supuesto, este método te servirá para superar definitivamente el molesto bloqueo (lo compruebo a menudo en mis talleres) y dejarse ir con naturalidad. Al dejarte ir, despides al censor interno y desaparece la autocrítica (una de las causas del bloqueo). Pasas de la parálisis a la acción.

DA UN PASO MÁS ALLÁ

No te sientas limitado por lo real. Trastócalo. Traspásalo. Créete lo que inventas, cree que esa gaviota que ves frente a tu ventana es la misma cada día, mírala fijamente hasta que percibas que te habla y cuéntalo como si estuviera ocurriendo. De eso también sabe mucho Murakami, que en una entrevista afirmaba que «todos vivimos en una especie de jaula que puede ser de oro y hermosa, pero es la jaula que supone ser solo uno mismo», y ha hecho de la literatura un modo para burlar ese encierro. Por otra parte, señala que «la vida es misteriosa y quizá ciertas cosas que cuento resulten extrañas para otros, pero son naturales para mí. Que un espíritu tome la forma de la figura de un cuadro o que haya personajes cuyas sombras se desdoblen son ideas habituales en mi vida, metafóricamente hablando. Como narrador pienso a nivel del relato; todo puede pasar». Eso sí, recalca que para él «escribir no es un trabajo liviano; escribo con la sensación física de darlo todo; administro mi energía como el aire en los maratones e intento ofrecer siempre algo nuevo».

Por consiguiente:

1. Adapta la realidad a ti

Al dar un paso más allá, alcanzarás el tesoro que se esconde en tu interior.

La persona creativa no se adapta a la realidad, sino que adapta la realidad a su circunstancia, como el protagonista de una anécdota inventada que el escritor Ricardo Piglia nos explicó en la Universidad de Buenos Aires: «Resulta que tanto él como su mujer nunca madrugaban, pero un día el médico lo citó a las siete de la mañana y tuvo que madrugar. Entonces, vio que había personas en todas partes, en la calle, en el autobús, en la sala de espera, de modo que a su regreso despertó a su mujer y le dijo: “No te imaginas, Amelia, la cantidad de gente que se levanta de madrugada para ir al médico”».

Escribe tus ocurrencias espontáneas, aunque te parezcan disparates, extravagancias o fantasías alejadas de la realidad. Haz como Julio Cortázar, entre otros, que supo amoldar las palabras a sus propósitos narrativos y utilizó como antónimos palabras que en la realidad no lo son: camiones y ciclistas, enfrentados por su tamaño, o «los famas son buenos y las esperanzas bobas» en su libro Historias de cronopios y de famas, del que este breve cuento es la muestra:

Cuando los cronopios cantan sus canciones preferidas, se entusiasman de tal manera que con frecuencia se dejan atropellar por camiones y ciclistas, se caen por la ventana, y pierden lo que llevaban en los bolsillos y hasta la cuenta de los días.

Cuando un cronopio canta, las esperanzas y los famas acuden a escucharlo aunque no comprenden mucho su arrebato y en general se muestran algo escandalizados. En medio del corro el cronopio levanta sus bracitos como si sostuviera el sol, como si el cielo fuera una bandeja y el sol la cabeza del Bautista, de modo que la canción del cronopio es Salomé desnuda danzando para los famas y las esperanzas que están ahí boquiabiertos y preguntándose si el señor cura, si las conveniencias. Pero como en el fondo son buenos (los famas son buenos y las esperanzas bobas), acaban aplaudiendo al cronopio, que se recobra sobresaltado, mira en torno y se pone también a aplaudir, pobrecito.

2. Inventa lo real

Bram Stoker jamás estuvo en Rumanía. Para describir la región de Transilvania, se valió de una antigua guía turística y de las conversaciones que mantuvo con un extravagante profesor magiar. Así consiguió una descripción minuciosa del país de origen del conde Drácula. De modo que, cuando los turistas cruzan el paso del Borgo —uno de los sitios de la novela—, creen repetir el itinerario descrito y suponen que el autor lo conocía bien.

3. Capta lo particular

A pesar de todo, si visitas los lugares sobre los que escribes y pasas un tiempo con la gente de allí, extrae lo que te llame la atención en lugar de ceñirte a los tópicos. Ten en cuenta que el lenguaje y la imaginación están siempre en movimiento, y te proponen nuevas combinaciones y asociaciones.

Escribir en 21 días

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