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INTRODUCCIÓN

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El mundo cristiano en general, entiende que la muerte de Jesús fue una provisión divina para procurar la salvación de los hombres. La Biblia es muy clara cuando dice que somos salvos por gracia, y no por obras: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8–9).

Pero, ¿Qué lugar ocupa la obediencia en el esquema establecido por el Nuevo Testamento? ¿Es suficiente para el cristiano convertido tan sólo creer en Cristo y su gracia para obtener la salvación, sin tener en cuenta la obediencia a los mandamientos de Dios? ¿Vivir bajo el “Nuevo Pacto” significa vivir en desobediencia?

La palabra de Dios, es la única norma que debe guiar a todo aquel que busca la verdad. Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento, de forma armoniosa y perfecta, muestran al hombre el mensaje de amor de Dios. Solo en ella encontramos el verdadero camino, la explicación del gran conflicto entre las fuerzas divinas y satánicas, y la segura promesa del segundo advenimiento de nuestro Señor Jesucristo. Solo el estudio de la Palabra de Dios guiado por el Espíritu Santo, puede darnos la clave para comprender los amorosos designios de nuestro creador. Jesús dijo: Santifícalos en tu verdad, tu Palabra es verdad(Juan 17:17)

Un estudio sincero, minucioso y personal de la Biblia nos revelará lo que Dios quiere de nosotros. Sin embargo, conocemos la gran cantidad de iglesias, denominaciones y sectas, que esgrimen la Palabra de Dios para fundamentar doctrinas que no son bíblicas. Ya en los tiempos apostólicos el surgimiento de las falsas doctrinas fue un problema que debió enfrentarse en forma directa.

¿Por qué estoy escribiendo este libro? Hace mucho tiempo, mi abuelo me obsequió un pequeño libro titulado “¿Por qué guardamos el domingo?”. Lo leí detenidamente, pero a medida que avanzaba en su lectura, encontraba incongruencias con versículos de la Biblia que yo conocía muy bien. Mi abuelo no aceptaba que yo pensara distinto, su único deseo era convencerme, y fue así como decidí escribir este libro a modo de respuesta.

El pequeño libro arriba citado, dice en su prefacio: “Conviene ser celosos de la pureza doctrinal… el más grave peligro del error consiste en que tiene apariencia de verdad”… y en este punto, coincido plenamente con el autor.

La ley y la gracia”, son dos términos a los que podemos considerar excluyentes, o por el contrario, descubrir la maravillosa concordancia que los envuelve en el contexto bíblico.

Todos los pasajes bíblicos citados, son de la versión Reina Valera 1960, salvo indicación en contrario. Los resaltados o subrayados, en citas bíblicas y literarias, me pertenecen salvo indicación en contrario.

Salvos por gracia

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