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Buenas obras

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Muchos sostienen que las “buenas obras” que nacen de la relación con Cristo, no se refieren a los mandamientos sino a “buenas obras” en general. Pero notemos que todas las buenas obras están abarcadas en los diez mandamientos. Cuando a Jesús le preguntaron cuál era el mandamiento más importante, respondió haciendo una síntesis de los diez mandamientos: “Amarás al Señor tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo”, porque los primeros cuatro mandamientos nos unen a Dios, y los seis restantes se cumplen por amor al prójimo.

De esta forma, la fe que justifica, la fe viva y verdadera, se manifiesta por medio de la obediencia. Y si Alguien insiste diciendo que las buenas obras no se refieren a los diez mandamientos, veamos de que buenas obras estaba hablando Santiago: “Porque cualquiera que guardare toda la ley pero ofendiere en un solo punto, se hace culpable de todos. Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley. Así hablad y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad” (Santiago 2:10–12). ¿A qué ley se estaba refiriendo? No cometer adulterio y no matar son dos de los diez mandamientos, y es justamente esta ley a la que llama “ley de la libertad”, ley por la cual seremos juzgados.

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