Читать книгу En voz alta y en silencio - Sofía Rodríguez Benítez - Страница 9

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A finales del siglo XIX, sólo 14% de la población mexicana estaba alfabetizada. Durante el Porfiriato, el gobierno comenzó a implementar algunas campañas de lectura un tanto más formales, pero fue hasta la época en que el filósofo, educador, escritor y político José Vasconcelos fungió como titular de la Secretaría de Educación Pública (1921-1924) cuando, por disposiciones suyas, se dio un verdadero impulso educativo que incluyó la enseñanza de la lectura.

Cuando sólo unos cuantos sabían leer, era una costumbre de familia y de círculos de amistad la lectura en voz alta, sobre todo de algunas obras literarias. Hoy en día se fomenta muy poco la lectura vocalizada, puesto que la mayoría de la población está alfabetizada. Aun así, en las prácticas poéticas y teatrales, en congresos y conferencias donde investigadores leen públicamente resultados de sus trabajos, y en los círculos de estudio, la lectura vocalizada es necesaria. Es decir, la lectura en voz alta sigue teniendo una importante utilidad social, además de ser la primera modalidad en que se aprende a leer.

Por ello, los primeros ejercicios que incluimos ponen énfasis en describir algunos aspectos de la lectura en voz alta, así como en practicarla.

En voz alta y en silencio

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