Читать книгу Jaque a la Reina - Soledad Deza - Страница 5

Оглавление

Prólogo a la primera edición

InJusticia Reproductiva

Vanesa Vázquez Laba1

En la Argentina ya no corren sólo tiempos de denuncia, hace una década que se viene transformando la vida de las personas incorporándolas, nada más y nada menos, a un Estado de ampliación de derechos. Las leyes sociales sancionadas para la inclusión de los sectores más vulnerados y relegados de nuestra sociedad ha sido un primer gran paso de un proyecto de país. Ahora, el debate por la democratización de la justicia es la asignatura pendiente que debemos asumir de aquí en adelante para seguir aumentando los márgenes de equidad social.

Jaque a la Reina. Salud, Autonomía y Libertad Reproductiva en Tucumán es un libro que aporta argumentos sólidos a este debate necesario y absolutamente urgente de democratizar la justicia. Es un trabajo que compila investigaciones rigurosas que exponen cuantitativa y cualitativamente la situación de irrespeto que las mujeres tucumanas viven en torno a sus derechos sexuales, a sus derechos reproductivos y a sus derechos no reproductivos.

La falta de políticas en Derechos Humanos; el irrespeto a la vida, la salud y la libertad de las mujeres; el entramado de poderes que se juega desde lo institucional a la hora de disciplinar biopolíticamente los cuerpos; la denuncia de las mujeres violadas que se practican un aborto legal; la judicialización de abortos naturales y espontáneos; la criminalización de mujeres pobres; la objeción de conciencia desnudada en todos los actores estratégicos y políticos de esta realidad y el incumplimiento del secreto médico son algunos de los indicadores suficientes para visibilizar e impugnar la falta de responsabilidad y compromiso que el Estado provincial, la corporación médica y la sociedad tucumana tienen frente a los derechos humanos de las mujeres. Esto es lo que, con valentía, se han propuesto las autoras a partir del camino de hurgar, destapar y denunciar desde la búsqueda de documentos y la construcción de datos que validan sus hallazgos: dar cuerpo a un contra-relato focalizado en la verdadera justicia donde las mujeres deberíamos estar incluidas.

Ya desde el primer capítulo está presente la idea de responsabilidad del Estado frente a la inacción legislativa. La falta de legislación y el desobedecimiento a las leyes nacionales –como es el caso de la no adhesión a la Ley de Salud Sexual y Salud Reproductiva–, sumado al incumplimiento de otras instancias del poder gubernamental –como ha sido la desobediencia al fallo F.A.L. Declarado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en los caso de abortos legales–, muestran que la provincia incurre en la violación de los derechos de las mujeres tanto por el vacío normativo, como por el incumplimiento de todos los tratados internacionales en materia de erradicación de la violencia sobre las mujeres.

El segundo capítulo se profundiza de forma muy esquemática y llana la violación de estándares internacionales en materia de atención, judicialización y criminalización del aborto en un análisis meduloso sobre la jurisprudencia de los Tribunales Internacionales. Resulta alarmante comprobar cómo, a medida que se avanza en la lectura de la gran cantidad de fallos y recomendaciones que se han hecho sobre el tema, se descubre la forma nada ingenua en que sectores con poder de la sociedad tergiversan este tipo de información una vez que la misma sale del discurso exclusivamente jurídico para intervenir en otros escenarios.

La criminalización de las mujeres que abortan es otro tema importante en que focalizan los capítulos III, IV y V. Esta persecución del delito de aborto por parte de diferentes actores del Estado, es una constante que tiene presencia a lo largo de toda la obra. La judicialización del aborto ya fue erradicada a partir del fallo F.A.L para ciertos casos, pero también la Corte en ese fallo deja en claro que la interrupción de embarazos permitidos no debía ser criminalizada desde hace casi un siglo según nuestras leyes. Sin embargo, los diferentes trabajos realizados sobre las denuncias y la investigación penal de los abortos en la jurisdicción de de la ciudad de Tucumán muestran el incumplimiento de la norma y la manera en que desoyen los diferentes tratados internacionales, audiencias técnicas regionales, informes de comités de Derechos Humanos, y tantos otros organismos que velan por los derechos de las mujeres. La intencionalidad de un poder del Estado de desatender estos acuerdos nos conduce en línea recta a reflexionar sobre la capacidad productiva y disciplinadora que produce este control punitivo sobre los cuerpos de las mujeres.

Otro debate que atraviesa el libro refiere al dilema entre el derecho de las mujeres a decidir sobre sus propios cuerpos y vidas y el supuesto derecho del embrión. Si bien las autoras evidencian los debates morales y jurídicos en torno al embrión, concluyen que es una tensión en el orden del discurso que deshumaniza a las mujeres produciendo efectos dramáticos. Este supuesto dilema es una ficción ya que, en definitiva, se evidencia que subyace la idea de que no somos sujetos de derechos. Denunciadas y penadas por abortar, las mujeres jóvenes y pobres que ante un aborto mal hecho se ven obligadas a recurrir al sistema de Salud, se encuentran arrinconadas entre arriesgar sus vidas o ser sometidas a un proceso penal. Y, es en este sentido, que este libro se arriesga a denunciar las situaciones de violación de los derechos humanos de las mujeres por parte de la corporación médica y el Poder Judicial bajo argumentos que no se sostienen científicamente, al menos hasta el momento.

Este es un gran logro de las autoras, haber podido sistematizar en un solo libro casi todas peripecias que rodean a una circunstancia tan dolorosa como es el mal trato a quienes eligen alternativas diferentes. Esto está presente en el aire, no sólo tucumano. La resistencia a aceptar que algunas mujeres rechazan la maternidad, genera tan poca empatía o bien, tanto desagrado, que se busca castigar, infringir dolor, hacer sufrir, censurar moralmente y hasta encarcelar a quienes abortan.

Jaque a la Reina muestra con crudeza un abanico de posibilidades desarrollado por los sectores que se oponen al aborto, quienes despliegan con maestría toda su originalidad a la hora de desarrollar mecanismos para debilitar derechos sexuales y reproductivos y para “condenar” aquello que comparten. Barreras para el acceso, negligencia en legislar, vacío de políticas que doten de contenido derechos, objeción de conciencia desmedida, violación de confidencialidad y criminalización de mujeres pobres son muestras de estos mecanismos que las autoras advierten en la realidad y sistematizan en este libro. Queda el sabor amargo de que nada importa la ley o los derechos, sólo importan las convicciones personales y el intuicionismo de algunos/as, muchas veces oportunista, sobre lo que es o no correcto.

En válido recordar y aseverar que los avances en materia de salud sexual y salud reproductiva en nuestro país ya cumplieron 10 años de existencia y han podido calar hondo en la vida de las mujeres ampliando su ciudadanía sexual y reproductiva. El fallo F.A.L. ha sido de los últimos instrumentos necesarios para efectivizar un derecho que data de 1921 y que ha sido producto de sistemáticas obstaculizaciones por parte de la corporación médica, el Estado y el Poder Judicial. Sin embargo, a pesar de este importante avance frente al avasallamiento de un derecho las autoras se preguntan: ¿Qué pasa con el aborto no punible en Tucumán después del “FAL”? Las respuestas se las puede ir encontrando en los diferentes capítulos que demuestran magistralmente las estrategias invisibles y visibles, muchas veces, de su incumplimiento.

El capítulo VI sobre objeción de conciencia plantea otro de los debate fundamentales y sumamente necesario de sacar a la luz. Una objeción que no es usada exclusivamente por el sector de la salud, sino que con acciones y omisiones se ve en el vacío de leyes, la ausencia de Protocolos o Guías, en revuelos mediáticos que rodearon los casos que se hicieron públicos luego del fallo F.A.L, y en declaraciones públicas de referentes políticos de todas las extracciones. Y la autora se pregunta muy astutamente sobre las inmediatas implicancias de este derecho individual sobre los otros derechos: ¿Qué lleva a que una persona puede efectivizar su derecho y la otra no? ¿Qué una sea un médico/a y la otra mujer? ¿Qué es lo que puede legitimar que un profesional de la salud quede al margen de sus obligaciones de ley? ¿Cómo puede un profesional eludir sus obligaciones y dañar a terceras personas, en este caso a las mujeres?

Jaque a la Reina devela la injusticia reproductiva que viven las mujeres tucumanas. Lo ha podido demostrar con investigación y suspicacia frente a los episodios que se sucedieron durante el último tiempo y que tienen correlato con mecanismos convencionales del poder médico, político, jurídico y religioso de la provincia. Así es como uno de los artículos devela cómo el discurso católico interpeló de manera desfachatada al gobierno provincial solicitando desobediencia al dictamen de la Corte Suprema. ¿La sociedad tucumana acompaña esta ideología? Seguramente que parte de ésta sí, pero otra no. Las autoras, frente a estos hechos, se generaron interrogantes apropiados sobre si los valores de un sector de la sociedad se pueden tomar o, mejor dicho, imponer como valores colectivos. La respuesta es rotunda: No.

No, porque van en contra de los derechos humanos de las mujeres.

No, porque el Estado debe contemplar todas las creencias y libertades de culto pero no asumir ninguna.

No, existen los abortos no punibles desde 1921 y se fueron construyendo herramientas para efectivizar ese derecho.

No, porque debemos evitar que el Estado argentino resulte penable por violar los derechos humanos de las mujeres.

No, porque la función pública exige obligaciones y responsabilidades frente a las decisiones de los/as pacientes y sus vidas.

No, porque la objeción de conciencia es una herramienta política que utilizan las corporaciones médicas para impedir la libertad y autonomía de las mujeres.

No, porque las mujeres tenemos derecho a tener derechos sexuales, reproductivos y no reproductivos.

Jaque a la Reina también describe con compromiso cuál es la Reina que está en jaque con políticas y acciones de corte violento sobre las mujeres. La Reina que está en jaque cuando se criminaliza el aborto o cuando se deslegitima el aborto como opción legal, es una reina pobre. Todas las autoras coinciden en esta apreciación, el aborto como delito solo es una cuestión de clase social. Y la pobreza es suficientemente dañina en la vida de cualquier persona como para condicionar además el acceso a la salud. Ser pobre es una prisión para cualquier persona, pero en casos de aborto ser pobre es una amenaza que acerca la cárcel sólo a las mujeres vulnerables.

Aborto versus objeción de conciencia, pero con perspectiva de género es lo que propone esta obra. La idea de que no es un derecho total pone esta vez en jaque al Estado que deberá sincerar si cuenta o no con recursos humanos suficientes para implementar políticas que unan sexualidad y no reproducción. Y también pone en jaque a la corporación médica porque las mujeres somos esas terceras personas afectadas por la objeción de conciencia que, en situación de aborto legal en un hospital público, desvanece el discurso de la objeción de conciencia como derecho. Esta situación presenta la tensión de haber reconocido un derecho –que recordemos fue construido para proteger a las minorías frente a los abusos de la mayoría–, sin embargo, ahora es utilizado para dañar la autonomía y vida de terceras personas, es decir, las nuestras. Como lo demuestra el capítulo VI, todos los fallos sobre objeción de conciencia terminaron disponiendo límites y alcances porque afecta el ejercicio de libertades de terceros. No son libertades igualables. Las mujeres que recurren al hospital a que se les realice un aborto legal están solicitando su legítimo derecho de interrumpir un embarazo producto de una violación y/o porque corre riesgo su vida o su salud. No obstante, deben sortear la objeción de conciencia de las/os médicas/os que desde el fallo F.A.L. ha sido una práctica recurrente.

Este libro da argumentos contundentes y sumamente válidos para limitar la objeción de conciencia de la corporación médica y efectivizar los abortos legales en el sistema de salud público ya que, como lo plantean los últimos dos capítulos, en la práctica médica profesional ese derecho pierde estatus porque éste debe ser garante de la salud pública y la atención del paciente.

Jaque a la reina es la respuesta a preguntas que me suscitaron en un trabajo de campo que realicé en noviembre de 2011 en San Isidro de Lules en la provincia de Tucumán. Esta localidad se ubica a unos escasos 50 kilómetros de la capital provincial en una zona productora de frutillas, arándanos y limones trabajados por familias rurales e inmigrantes. La atención a la salud se distribuye entre el hospital Dr. Eliseo Cantón y los Centros de Atención Primaria a la Salud (CAPS) y Centros de Integración Comunitaria (C.I.C.).

En ese trabajo de campo visitamos de forma aleatoria uno de los C.I.C. de San Isidro de Lules, muy cerca del ex ingenio azucarero Mercedes –hito histórico del lugar. Nos entrevistamos con la Directora, la única ginecóloga de la institución y un equipo de enfermeras, trabajadora social y psicóloga con el objetivo de conversar sobre la situación de las usuarias de los servicios de salud sexual y reproductiva y el funcionamiento del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable. A lo largo de la entrevista la ginecóloga declaró abiertamente que era objetora de conciencia y que en su práctica cotidiana médica “informaba” sobre todos los métodos anticonceptivos pero recomendaba a sus pacientes que quisieran planificar sus embarazos sólo uno: la abstinencia sexual. Además, aclaró que no recetaba los métodos anticonceptivos ni ponía DIU a las mujeres que lo solicitaran en ese centro de salud

Este episodio excepcional para mí pero recurrente en las mujeres tucumanas, una vez más, demuestra cómo los Estados deben tomar cartas en el asunto y marcar una política clara en materia de derechos sexuales y reproductivos. No puede seguir existiendo en la provincia un vacío legislativo y el uso indiscriminado de la objeción de conciencia porque están desobedeciendo la ley y afectando la vida de terceras personas. En consecuencia, queda claro que las próximas políticas que debe asumir el Estado Nacional a través del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable será apuntar directamente a desarmar en el sistema de salud público la transferencia de la moral personal y las creencias religiosas de los efectores de salud a sus prácticas médicas, y que definitivamente cumplan con la ley. Este libro colabora en esta empresa.

Por último, es necesario destacar que los entramados de poder que se ciernen sobre las discusiones que tienen que ver con el aborto son muy fuertes. Pero este libro desarma, con argumentos, cualquier posición tajante que se quiera mantener y alienta a debatir sobre la legitimidad de las políticas dirigidas al cuerpo de las mujeres.

A todas luces, esta obra es expresión de discusiones actuales que abonan la reflexión colectiva dentro del movimiento de mujeres, feminista y académico sobre la autonomía de nuestros cuerpos, la justicia reproductiva, el derecho a decidir y la libertad que concentra el debate sobre aborto legal y aborto voluntario.

Los diferentes artículos muestran de forma meritoria la articulación entre marcos teóricos multidisciplinarios e investigaciones empíricas en escenarios concretos. De manera que el libro habiéndose concentrado en lo que sucede en la provincia y en escala de Tucumán, pero en matices en todas las provincias, constituye una sólida base empírica y de reflexión política en materia de derechos humanos, sexuales, reproductivos y no reproductivos.

Jaque a la Reina pone en jaque a los mecanismos que provocan injusticia en las mujeres. Jaque a la Reina pone en jaque a los posicionamientos morales y éticos de toda una sociedad que frente a la realidad del aborto, olvidan que hay una cuestión social y de justicia. Jaque a la Reina pone en jaque el crimen y el castigo como solución.

Por último, mi especial agradecimiento a Soledad Deza que pensó en mí para prologar este trabajo, lo que fue un gran desafío y un verdadero estímulo en mi camino que cruza lo profesional académico y la militancia feminista. Quiero también trasmitir que todos los trabajos de esta obra abonaron a mis reflexiones teóricas y políticas que, muchas veces, pareciera que sólo pueden resolverse con la abstracción de las teorías feministas pero que, sin embargo, una vez más, la investigación empírica devela lo invisible y naturalizado para las mujeres. Lo que me queda como aliciente es que los colectivos de mujeres, lesbianas y otros géneros debemos andar y desandar un camino sinuoso hasta llegar a concretar la humanidad de nuestros derechos.

1 Socióloga (UNSAM-UBA), Investigadora del CO.NI.CET.

Jaque a la Reina

Подняться наверх